Un futuro digital para Burkina Faso
'OuagaLab¡¯ lleva ocho a?os fabricando prototipos tecnol¨®gicos y dando alas a la imaginaci¨®n de j¨®venes autodidactas, en la capital de un pa¨ªs en el que m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n tiene menos de 30 a?os
¡°Con una impresora 3D podemos hacer infinitas impresoras 3D¡±, dice riendo Gildas Guiella, el fundador de primer FabLab ¡ªlaboratorio de fabricaci¨®n digital¡ª en ?frica Occidental. La primera impresora de OuagaLab en Uagadug¨², Burkina Faso, fue una donaci¨®n an¨®nima y, a partir de entonces, el entusiasmo de los j¨®venes del laboratorio digital hizo el resto. ¡°Ahora, simplemente, compramos algunos componentes e imprimimos los dem¨¢s, y entonces ensamblamos nuevas impresoras 3D; ya contamos con unas nueve y, con ellas, proveemos de pr¨®tesis a la industria biom¨¦dica y construimos prototipos de m¨¢quinas bajo pedido. Hemos llegado a hacer una mano ortop¨¦dica¡±, cuenta Guiella, a su paso por Madrid, donde particip¨® del taller Grigri Pixel en torno a la hospitalidad.
Gildas, que estudi¨® ingenier¨ªa electr¨®nica e inform¨¢tica, empez¨® a ilusionarse con un laboratorio participativo cuando todav¨ªa estaba en la universidad y asisti¨® a un evento de InnovAfrica. En aquel encuentro se habl¨® de los FabLabs y el concepto se materializ¨® en m¨¢quinas que, enseguida, ¨¦l y algunos compa?eros comenzaron a montar. De ah¨ª que, en 2011, Guiella reuniera a otros amigos y conocidos para esparcir la idea de que no solo estaba en sus manos discutir sobre su destino sino tambi¨¦n construir cosas que ayudaran a hacer realidad cualquier idea. Ahora tiene 35 a?os y es el mayor del equipo que lleva adelante el laboratorio?OuagaLab, compuesto por unos siete integrantes, de los que el menor tiene 19 a?os.
Lo principal es el inter¨¦s. Hay j¨®venes que no saben leer porque no fueron a la escuela y utilizan internet porque han desarrollado la imaginaci¨®n y diferentes capacidades para retener la informaci¨®n?
De aquellos d¨ªas inspiradores sali¨® tambi¨¦n la convicci¨®n de que ten¨ªan que crear ¡°un modelo de laboratorio que fuera posible de sostener¡± en su contexto y para afrontar su ¡°problem¨¢tica espec¨ªfica¡±. Porque si algo no elude Guiella es el hecho de saber que vive y trabaja en un pa¨ªs con escasa escolarizaci¨®n, situado entre los ¨²ltimos del mundo en desarrollo humano y, al mismo tiempo, con el 60% de la poblaci¨®n de menos de 30 a?os: ¡°Empezamos por formar gente en electr¨®nica, cartograf¨ªa y programas inform¨¢ticos de c¨®digo abierto, d¨¢ndoles herramientas con las que los chicos podr¨ªan trabajar en el futuro, en el ¨¢mbito digital. Y entonces se cre¨® una comunidad en torno a ese aprendizaje, una comunidad ¨¦tica con las mujeres y donde no importaba la formaci¨®n acad¨¦mica de cada uno, sino sus ganas y su compromiso¡±.
Con el componente humano predispuesto,?OuagaLab necesit¨® un espacio f¨ªsico en el que funcionar y convocar a nuevos participantes. As¨ª, arrancaron con un terreno cedido por la familia Guiella y pudieron construir los tres edificios con los que cuentan hoy en la capital de Burkina Faso, gracias a una acci¨®n de crowdfunding, en 2013, en la que consiguieron algo m¨¢s de siete mil euros para levantar las primeras paredes con sus propias manos. Entonces, el OuagaLab tuvo su primera sede: ¡°Un FabLab, m¨¢s all¨¢ de la definici¨®n cl¨¢sica, es para m¨ª un espacio que da esperanza y competencias, sobre todo, de vida comunitaria, que trae consigo transformaci¨®n intelectual y social. Un laboratorio de fabricaci¨®n no son las m¨¢quinas, sino las personas de esa comunidad. Ponemos el acento en el trabajo colaborativo y en el do it yourself, pero para dar soluciones adaptadas a nuestro contexto¡±, seg¨²n la definici¨®n de su fundador.
Quiz¨¢ sea cierto que las m¨¢quinas son la excusa por la cual se acerca la gente a hacer cosas con otra gente. Hoy, los que encabezan la asociaci¨®n son cinco varones y dos chicas, de los cuales tres no han ido a la universidad: Son gente apasionada que aprende de manera autodidacta. Por ejemplo, el principal art¨ªfice de los ensayos en impresi¨®n 3D es un chico que no termin¨® el bachillerato: ¡°Lo principal es el inter¨¦s. Hay j¨®venes que no saben leer porque nunca ha ido a la escuela y utilizan internet porque han desarrollado la imaginaci¨®n y diferentes capacidades para retener la informaci¨®n a su manera¡±.
?Cu¨¢les son esas otras particularidades de Burkina Faso a las que se refiere el inventor? ¡°Por ejemplo, en el ¨¢mbito educativo, ning¨²n maestro o profesor puede mandar a sus alumnos a buscar informaci¨®n en Internet, porque eso ser¨ªa un castigo: la conexi¨®n a Internet es car¨ªsima con respecto a los ingresos medios de la poblaci¨®n. Tener datos puede costar unos 17 euros por mes, frente a un salario b¨¢sico que apenas alcanza los 50 euros mensuales. Tampoco hay Red en las casas ni en la calle. Solo las empresas tienen acceso a un router. Y en la universidad, s¨ª hay conexi¨®n WiFi, pero es tanta la cantidad de gente intentando conectarse que el sistema colapsa¡±, explica Gildas.
Tener datos en el m¨®vil en Burkina Faso puede costar 17 euros por mes, frente a un salario b¨¢sico que apenas alcanza los 50 euros mensuales
Frente a este panorama, la respuesta del OuagaLab fue desarrollar una caja educativa para los estudiantes, provista de una tarjeta electr¨®nica y una antena WiFi, y que contiene contenidos pedag¨®gicos de todos los niveles que han sido cargados en el laboratorio. Los usuarios pueden, as¨ª, conectarse a esos dispositivos para, a su vez, descargar la informaci¨®n all¨ª disponible.
Estos j¨®venes innovadores financian sus propios proyectos a trav¨¦s de la provisi¨®n de soluciones tecnol¨®gicas para el tercer sector (organizaciones que trabajan en servicios, como la educaci¨®n o la agricultura, entre otros). Por un lado, elaboran sus propios planes y, por otro, facturan servicios como la fabricaci¨®n y los ensayos de un secador a energ¨ªa solar, o el desarrollo de una aplicaci¨®n para que los apicultores comercialicen la miel. ¡°Somos un espacio de innovaci¨®n y de intermediaci¨®n¡±, recalca el fundador.
Otras posibilidades de financiaci¨®n son los proyectos conjuntos con Naciones Unidas en materia de agricultura, reciclaje, energ¨ªa o salud, o el patrocinio con los fondos de la francofon¨ªa, que aporta el estado franc¨¦s. ¡°Nosotros elegimos¡±, advierte Guiella. Y as¨ª, eligiendo bien, han llegado a consolidar tres espacios: un edificio de coworking, una incubadora de empresas y el FabLab, que es un espacio abierto a los j¨®venes y en el que se factura a las empresas externas que quieran desarrollar all¨ª sus prototipos tecnol¨®gicos. El objetivo ahora es la autonom¨ªa financiera.
Gildas, que ha acompa?ado tambi¨¦n el nacimiento de otros FabLabs en Mali, Togo, Ben¨ªn, N¨ªger, Costa de Marfil y Chad, se prepara para un encuentro conjunto de laboratorios de fabricaci¨®n del continente, en noviembre, en Ben¨ªn. Su lema es no perder la esperanza, esa que nota que escasea entre los migrantes africanos que llevan tiempo dando vueltas por Europa. ¡°Yo les confirmo que las cosas se mueven y que hay mucho por hacer all¨ª, en casa, pero no les digo que vuelvan, porque puede que a ellos les resultar¨ªa muy dif¨ªcil volver a enraizarse. Lo que s¨ª hay que hacer es recuperar la esperanza, donde quiera que uno viva¡±.
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C¨®mo salir de las trampas del oro
Del OuagaLab original se desprendi¨® un hermano menor, a 80 kil¨®metros de Uagadug¨², en una zona rural muy castigada, parad¨®jicamente, por las minas de oro: "Es un FabLab humanitario que hemos desarrollado, en un proyecto conjunto con la ONG Terres des hommes ¨Ccomenta Gildas Guiella, el fundador¨C; all¨ª se extrae oro con m¨¦todos precarios y se lava el metal con qu¨ªmicos que son muy nocivos para la salud. Hay ni?os que abandonan la escuela para meterse en galer¨ªas angostas, de 60 metros. Si muere una persona en la mina, un mes despu¨¦s, hay otra haci¨¦ndolo en las mismas condiciones".
En el FabLab humanitario que dirige un colega de Guiella, llegado del vecino pa¨ªs de Togo, ense?an a los chicos de la zona otros oficios. Hay talleres de agricultura urbana, energ¨ªas renovables, mec¨¢nica aplicada con la utilizaci¨®n del 3-D y dispositivos digitales, e inform¨¢tica para que los j¨®venes puedan alejarse de las peligrosas condiciones de la explotaci¨®n del oro."Tambi¨¦n estamos desarrollando una tecnolog¨ªa para lavar el metal sin riesgos para la salud. Es un tipo de m¨¢quina que ya existe, pero que estamos adaptando a los materiales de los que disponemos en esa regi¨®n. Queremos producirla nosotros. Es una m¨¢quina espiral, que conserva el oro en la superficie y elimina la suciedad sin necesidad de utilizar productos qu¨ªmicos", concluye el responsable.
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