¡°No quiero un tratamiento especial por ser negra¡±
La directora Mati Diop es la primera mujer negra que compite por la Palma de Oro en una edici¨®n favorable para el cine africano
La juventud africana tambi¨¦n se pasea por la Croisette. Diez t¨ªtulos llegados de ese continente se proyectan en esta edici¨®n del Festival de Cannes, una proporci¨®n inusualmente alta que sirve de prueba emp¨ªrica sobre un conjunto de cinematograf¨ªas fr¨¢giles, pero muy prometedoras. Su principal abanderada se llama Mati Diop, cineasta francosenegalesa de 36 a?os que se acaba de convertir en la primera mujer negra que compite por la Palma de Oro. Su debut en el largometraje,?Atlantique, es un retrato colectivo de una juventud que sue?a con escapar de Dakar (Senegal) en busca de una vida mejor.
"Es una generaci¨®n fantasma, que vive en Senegal pero tiene la cabeza en otro sitio y que muere en el mar sin un ritual funerario, por lo que permanece v¨ªvidamente en la memoria de quienes se quedaron", relata Diop desde una terraza con vistas al Mediterr¨¢neo. Por ese motivo, su pel¨ªcula alterna un cariz documental con otro m¨¢s propio del cine de g¨¦nero, moneda corriente en un festival donde varios directores han resucitado al zombi como met¨¢fora del hombre contempor¨¢neo. Diop forma parte de ellos. "No s¨¦ cu¨¢l es la respuesta, pero me hace pensar en esa vieja cita de Gramsci: 'El viejo mundo est¨¢ muriendo y el nuevo todav¨ªa no ha logrado nacer'. Los monstruos suelen surgir en ese intervalo", comenta Diop.
La directora naci¨® y creci¨® en Par¨ªs, hija de un m¨²sico senegal¨¦s y una fot¨®grafa francesa, pero pas¨® temporadas en el pa¨ªs de sus ancestros paternos durante su infancia. A los 25 a?os, tom¨® la decisi¨®n de arraigar su cine en el territorio senegal¨¦s. ¡°Una manera de vivir como cineasta lo que no hab¨ªa vivido como adolescente¡±, afirma. Cuando se enter¨® de que su pel¨ªcula estaba seleccionada en la codiciada secci¨®n competitiva de Cannes, primera divisi¨®n del cine mundial, Diop no dio saltos de alegr¨ªa. ¡°Me sent¨ª esc¨¦ptica, porque me pregunt¨¦ si hab¨ªa contado m¨¢s mi pel¨ªcula o lo que yo representaba como mujer negra¡±, asegura. ¡°No quiero recibir un tratamiento especial. No me molesta que se hable del aspecto simb¨®lico, pero el primer tema de conversaci¨®n siempre deber¨ªa ser la pel¨ªcula¡±. Los buenos ecos obtenidos por su pel¨ªcula en el festival, del que Diop ya puede considerarse una de las principales revelaciones, han calmado su ansiedad.
La directora llevaba el cine en las venas. Es sobrina del cineasta senegal¨¦s Djibril Diop Mamb¨¦ty, el llamado Godard de Dakar, a quien rindi¨® homenaje en 2014 a trav¨¦s de un mediometraje titulado Mille soleils. ¡°Durante mucho tiempo me sent¨ª inc¨®moda con la etiqueta de cine africano. Sent¨ªa que mi cine era simplemente cine y no quer¨ªa que me metieran en esa casilla solo porque mis pel¨ªculas transcurr¨ªan en Dakar. Ahora prefiero no malgastar mi energ¨ªa en esas cuestiones", se resigna. En realidad, su propuesta tiene m¨¢s en com¨²n con autores franceses como Bertrand Bonello o Claire Denis, quien la hizo debutar como actriz en una de sus pel¨ªculas, que con esos t¨ªtulos africanos que se estrenan estos d¨ªas en Cannes, variopinta selecci¨®n de pel¨ªculas que poco tienen que ver entre s¨ª. ¡°Estoy de acuerdo. Los filmes deber¨ªan ser comparados en t¨¦rminos de estilo y de escritura, y no por motivos geogr¨¢ficos, pero no s¨¦ si puedo hacer algo al respecto¡±, agrega encogi¨¦ndose de hombros.
El delegado general del festival, Thierry Fr¨¦maux, ha citado a esa nueva generaci¨®n de mujeres cineastas surgidas del continente africano como uno de los hilos conductores de esta edici¨®n. Entre ellas se encuentra la argelina Mounia Meddour, que ha triunfado en la secci¨®n Una Cierta Mirada con un debut titulado Papicha, basada en la historia real de una estudiante de moda durante la guerra civil de los noventa. La marroqu¨ª Maryam Touzani ha presentado Adam, sobre una viuda y una madre soltera que deciden formar una peculiar familia en la Medina de Casablanca.
Para el cineasta y cr¨ªtico tunecino F¨¦rid Boughedir, que presenta una versi¨®n restaurada del documental Cam¨¦ra d¡¯Afrique (1983) en la secci¨®n Cannes Classics, la presencia de estas cintas en clave social y femenina se explica por el clima de los ¨²ltimos meses. ¡°En este contexto posWeinstein, el festival prioriza obras hechas por mujeres, incluso cuando no tienen la calidad art¨ªstica que uno espera de Cannes. Se opta por lo pol¨ªticamente correcto¡±, denuncia Boughedir en un rinc¨®n del puerto de la ciudad. Con todo, a Diop le da de comer aparte. Considera que Atlantique est¨¢ en Cannes por m¨¦ritos propios y que la directora se inscribe en la continuidad respecto a los cineastas pioneros que protagonizan su documental, una generaci¨®n de quijotes que, en plena descolonizaci¨®n, quisieron usar el s¨¦ptimo arte como instrumento de cambio social en el continente africano.
¡°Cuarenta a?os despu¨¦s, hay motivos para estar triste. Es innegable que su proyecto fracas¨®¡±, admite Boughedir, denunciando una excesiva dependencia del continente europeo, con Francia como primera productora, lo que cree que siempre condiciona los temas tratados. ¡°Existe el riesgo de un cine neocolonial, pero yo no pierdo el optimismo. Veo a nuevos directores como Mati Diop, que logran salir de ese esquema. Espero que los j¨®venes africanos entiendan que no se trata de rodar sitcoms con un iPhone, sino de transformar al hombre africano¡±, remata Boughedir. Aun as¨ª, opina que la pel¨ªcula m¨¢s africana de este festival lleva la firma de Pedro Almod¨®var. En Dolor y gloria, observa la huella de La memoria, una cinta de 1982 del egipcio Youssef Chahine. ¡°Part¨ªa de la misma idea: un gran cineasta que debe someterse a una operaci¨®n recuerda su vida y su carrera¡±, relata. ¡°No es una copia, claro que no. Pero me alegra comprobar que, por una vez, el sur se adelant¨® al norte¡±.
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