Karlos Argui?ano: ¡°Con los pantalones puestos, la ¨²nica forma de gozar es comiendo¡±
El televisivo cocinero cumple 30 a?os ante la peque?a pantalla con ganas de seguir en los fogones


No est¨¢ claro qui¨¦n juega con qui¨¦n. Karlos Argui?ano?(Beas¨¢in, Gipuzkoa, 71 a?os) corre delante de unas ocas cuyo graznar protege la casona que sirve de plat¨® y producci¨®n para el cocinero m¨¢s famoso, y perenne, de la televisi¨®n espa?ola. El buen humor que trasmite en Cocina abierta de Karlos Argui?ano, en Antena 3, el ¨²ltimo nombre de los programas que ha protagonizado, ha sido clave para que cumpla tres d¨¦cadas en la peque?a pantalla, donde se divierte y ense?a recetas ricas, ricas y con fundamento, como las conversaciones que mantiene.
Argui?ano sonr¨ªe ante el t¨¦rmino ¡°hombre del Renacimiento¡± para definir a alguien que ha combinado el delantal con la inversi¨®n en pelota vasca, las motos, las productoras televisivas e incluso las apuestas. ¡°Jam¨¢s imagin¨¦ que iba a hacer tantas cosas¡±, reflexiona, vestido de paisano, antes de lucir el mandil reglamentario. Ha vendido m¨¢s de cuatro millones de ejemplares de sus 50 libros, algo que le admira: ¡°Ahora estoy entre Rajoy y El Gran Wyoming como los m¨¢s vendidos. Eso nos dice c¨®mo va el pa¨ªs¡±.
La aventura del cocinero comenz¨® hace 30 a?os con un peque?o programa en la televisi¨®n vasca. Casi sin darse cuenta, en seis meses se emit¨ªa en La 1, algo que lo catapult¨® a una fama que cruz¨® el charco. Sin comerlo ni beberlo, se hizo un nombre en Argentina, donde estuvo cinco a?os en antena hasta que regres¨® en el 2000.
El sello Argui?ano ya es una referencia, aunque este prefiere mirar en derredor para atribuir los m¨¦ritos: ¡°Entre el restaurante, la cocina, los libros, la tele o la escuela somos casi 300 personas¡±. Varios empleados trabajan para preparar el ¨²ltimo programa antes del par¨®n navide?o. Sus hijos disfrutan en el plat¨®, una cocina donde rebosan marionetas, m¨¢scaras, gafas y el sinf¨ªn de aderezos con los que el cocinero ali?a sus intervenciones.

Pero no todo han sido luces y focos. ¡°La televisi¨®n me rescat¨®¡±, recuerda Argui?ano. Las primeras inversiones supusieron dificultades para el pago de su equipo y deudas millonarias, pero el salto a la fama alivi¨® las cuentas de una familia que no ha parado de crecer. Este abuelo orgulloso se r¨ªe al hablar del clan ¡ªsiete hijos y 11 nietos¡ª que se re¨²ne en su casa para comer los domingos, as¨ª que no se libra de preparar comida. ?l, encantado. El ¨²nico problema, confiesa entre carcajadas, es aprenderse los nombres de los peque?os: ¡°Hay una Uxue, otros con nombres de r¨ªos africanos, Kemen y Yua¡±. Uno de sus hijos se cas¨® con una tanzana, algo que provoca que los ni?os se apelliden Argui?ano Jackson: ¡°?A ver qui¨¦n lo supera!¡±.
El lugar donde se graban las emisiones, entre Orio y Zarautz, muestra una de las preocupaciones del cocinero: defender los recursos y productos de proximidad. La conciencia ecol¨®gica tambi¨¦n juega en este mundo de sartenes y cucharas, afirma. El restaurante Karlos Argui?ano, cerrado estas semanas en su sede frente a la brava playa de Zarautz, se nutre del entorno. Las aficiones de este personaje televisivo siguen esta l¨ªnea, pues invirti¨® en pelota vasca para darle visibilidad a un deporte que le encanta ¡°y que es muy sencillo de jugar¡±. El amplio cat¨¢logo de negocios de Argui?ano tambi¨¦n lleg¨® a las apuestas, mediante la instalaci¨®n de salas en Euskadi, si bien admite ¡°el peligro de la ludopat¨ªa¡± y destaca que sirvieron como forma de financiar?precisamente sus actividades en pelota vasca. Los patrocinadores, explica, han conseguido que lo econ¨®mico no descanse sobre el juego. El guipuzcoano se subi¨® asimismo al mundo de las motos, con un equipo que dur¨® pocos unos a?os, y sobre el que ahora dice que significa un gran gasto.
M¨¢s serio se pone al mencionar que los tiempos y la cocina, a la que varios de sus hijos se han dedicado, han cambiado. Hace unas semanas fue criticado por un chiste sobre violaciones. Argui?ano, que pidi¨® disculpas al d¨ªa siguiente, aplaude que haya ¡°una mayor sensibilidad¡± y que la sociedad avance, aun a costa de algunas de sus bromas ¡°que hace 20 a?os se pod¨ªan decir y hoy no, y con raz¨®n¡±.
La cara gamberra que muestra el chef ante las c¨¢maras es solo una porci¨®n de su vida desenfadada. La diversi¨®n nocturna, explica, es parte del oficio, puesto que ¡°al d¨ªa siguiente no nos despertamos a las ocho de la ma?ana¡±. Un recuerdo imborrable es cuando pag¨® 200 pesetas a los limpiadores de la madrile?a calle de Alcal¨¢ para que le dejaran usar la potente manguera. ¡°Ahora soy famoso y no puedo hacer esas cosas¡±, comenta, sonriente.
Los 71 a?os que adornan su DNI no son sin¨®nimo de bajar el ritmo, agrega. Le gusta lo que hace y c¨®mo lo hace, algo que los espectadores perciben cuando les habla de chipirones, legumbres o puerros. Atr¨¢s quedan esas ¡°incomibles¡± manos de cerdo que prepar¨® a su cuadrilla hace muchos a?os; este domingo cocin¨® un arroz con almejas para chuparse los dedos. ¡°Con los pantalones puestos, la ¨²nica forma de gozar es comiendo¡±, subraya. Argui?ano, que confiesa ponerse nervioso si no tiene un buen pan a mano, resume su trayectoria poco antes de maquillarse y grabar una nueva receta: ¡°Si me quedo callado, me mandan a casa¡±. Hasta entonces, seguir¨¢ salpimentando las ma?anas de la televisi¨®n.
Una saga entre fogones
Eneko, Zigor, Karlos, Mart¨ªn, Joseba, Amaia y Mar¨ªa son los siete hijos del cocinero televisivo y su esposa, Mar¨ªa Luisa, Luisi,?Ameztoy. Cinco de ellos se dedican al negocio familiar y llevan las riendas de todo el complejo, KA, ubicado en Zarautz y en el que comparten espacio tanto una cafeter¨ªa como un restaurante (en marcha desde 1979) y un hotel (abierto en 1990), un palacete de principios del siglo XX de 12 habitaciones que tiene cuatro estrellas.
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