Dos fotos intrigantes sobre el duelo entre Bolsonaro y Moro
El 2020 abre la pregunta sobre qu¨¦ papel puede desempe?ar el ministro de Justicia brasile?o en la nueva fase del bolsonarismo, que llega m¨¢s desafiante que nunca
La popularidad del ministro brasile?o de Justicia, S¨¦rgio Moro, sorprende cada vez m¨¢s. Y si no fuera por su solvencia, ser¨ªa dif¨ªcil aceptar el ¨²ltimo sondeo de Datafolha. En este, Moro aparece como el pol¨ªtico con mayor credibilidad del pa¨ªs, nada menos que sobre Jair Bolsonaro, Lula da Silva, Ciro Gomes, y el resto de los 12 posibles candidatos a las elecciones presidenciales de 2022.
Lo curioso es que Moro sigue insistiendo en que es un t¨¦cnico y que no piensa medir su fuerza en las urnas. Tambi¨¦n sostiene que si Bolsonaro se presenta a la reelecci¨®n lo votar¨¢. Y, sin embargo, si hay una posibilidad de que Moro entre en la puja electoral, esta depende del dif¨ªcil equilibrio en su relaci¨®n con el presidente brasile?o.
Este 2020 ser¨¢ definitivo para descifrar la figura de Moro en su juego con Bolsonaro y viceversa. Ambos personajes son como Jano, el dios de dos caras de la mitolog¨ªa romana, y al mismo tiempo como dos as¨ªntotas de hip¨¦rbola, las l¨ªneas que se aproximan cada vez m¨¢s a la hip¨¦rbole, pero sin llegar a tocarse.
En el ambiente period¨ªstico se suele decir que una foto dice m¨¢s que mil palabras. Esto, algunas veces, es cierto. Un ejemplo son dos im¨¢genes de Bolsonaro y Moro que se presentan como un juego de intrigas.?
La primera parece un juego de humor, aunque evoca las sombras de una tragedia. Fue tomada durante una ceremonia de izado de la bandera, por lo que reviste, por contraste, cierta solemnidad y seriedad. En ella, Bolsonaro aparece haciendo su ya emblem¨¢tico gesto de disparar un rev¨®lver. Moro, apuntado por el presidente, reclina la cabeza imp¨¢vido, como esperando el disparo fatal. En la escena la presencia Paolo Guedes, el importante ministro de Econom¨ªa, con una expresi¨®n que parece ir de la risa a la sorpresa. La foto es de Gabriela Bil¨® y fue portada del diario O Estado de S?o Paulo, el 16 de octubre del a?o pasado.
La otra foto es, si cabe, m¨¢s intrigante, aunque pueda parecer m¨¢s simple. Apareci¨® el 3 de enero de este a?o, ilustrando un art¨ªculo de Folha de S?o Paulo sobre Moro. En ella, el ministro de Justicia aparece caminando por el palacio de Planalto como un gigante delante de Bolsonaro, que lo sigue. El presidente aparece con la mitad de la estatura de su ministro, y lo mira desde atr¨¢s con un gesto serio y preocupado. Moro, al contrario, camina como un gigante en pie, ri¨¦ndose. La imagen es del fot¨®grafo Adriano Machado y abre una pregunta: ?de qu¨¦ se r¨ªe el ministro?
Bolsonaro que r¨ªe en el gesto de disparar a la cabeza de un Moro cabizbajo, y un Moro que camina firme con sonrisa ir¨®nica delante de Bolsonaro. Ese es el juego de espejos que llevamos viendo entre dos personajes que se necesitan para cumplir con sus designios de poder actuales y sobre todo futuros, que a¨²n son dif¨ªciles de descifrar.
Todav¨ªa nadie es capaz de apostar c¨®mo acabar¨¢ la relaci¨®n entre los dos personajes m¨¢s populares y m¨¢s discutidos de la pol¨ªtica brasile?a. Dos personalidades que deber¨ªan caminar juntas, en un mismo proyecto, pero que lo hacen como con miedo de pisar los huevos, diciendo sin decir, alab¨¢ndose cuando est¨¢n frente a frente y dispar¨¢ndose por la espalda cuando est¨¢n lejos.
Esas dos im¨¢genes podr¨ªan servir como una radiograf¨ªa de lo que se mueve en el interior de los dos personajes: caliente y sin contenedores, el presidente Bolsonaro; herm¨¦tico, fr¨ªo y enigm¨¢tico, el ministro Moro.
Bolsonaro ya ha dicho que si en 2022 fueran juntos a las elecciones, la pareja ser¨ªa invencible de contra la izquierda, incluso con Lula libre haciendo campa?a por su partido o present¨¢ndose ¨¦l mismo si se lo permite la justicia. Y Moro sabe que, por ahora, para mantener su coeficiente de popularidad, superior ya a la de Bolsonaro, necesita no perder de vista ese 30% de bolsonarismo puro, es decir, de la extrema derecha que a¨²n ve en ¨¦l un luchador contra la vieja pol¨ªtica corrupta.
Por otro lado, Bolsonaro necesita de Moro porque, si lo pierde, no le conviene ser¨ªa como enemigo. El m¨ªtico exjuez de Lava Jato es, para Bolsonaro, la misteriosa cabellera de Sans¨®n con el poder especial de destruir a los filisteos enemigos de Jahv¨¦. El presidente sabe que, sin Moro, perder¨ªa su fuerza. Pero si su ministro de Justicia, ante la incompatibilidad de actuar con ¨¦l, buscara abrigo en alg¨²n otro partido para intentar su propia escalada al trono. Y m¨¢s de uno ya lo est¨¢ esperando.
El a?o que acaba de empezar ser¨¢ definitivo para poder intuir lo que llegue a suceder con esa relaci¨®n entre misteriosa, interesada e intrigante, en la que Bolsonaro sigue desafiante, queriendo crear un partido nuevo, todo suyo, bendecido por el gur¨² extremista, Olavo de Carvalho, que represente la esencia del bolsonarismo m¨¢s duro que pretende ramificarse por el continente.
La pregunta es qu¨¦ papel puede desempe?ar el ministro Moro en esa nueva fase de bolsonarismo desafiante. ?l, que al mismo tiempo pretende mantener su postura mediadora, pero que aparece cada vez m¨¢s contagiado de los arrobos autoritarios y contradicciones de su jefe. Esa es la encrucijada dif¨ªcil de superar para dos personajes a los que el destino ha querido escoger tan distintos y a la vez, quiz¨¢s, tan parecidos, algo que probablemente sigan reflejando en el espejo de nuevas fotos emblem¨¢ticas.
Las fichas est¨¢n echadas. Todo desenlace aparece a¨²n como una inc¨®gnita en este amanecer de 2020, que trae unas elecciones municipales que medir¨¢n, una vez m¨¢s, como un aperitivo de las presidenciales, la potencia popular de la extrema derecha dura de Bolsonaro con la izquierda light de Lula, en un duelo en el que la derecha civilizada y el centro conciliador parecen no encontrar un espacio. Ni que se diga la izquierda radical.
Volveremos a ver a Brasil, seguramente, enfrentado entre dos fuerzas que se contraponen y se odian, esta vez sin disfraces. Dos Brasil?en guerra, a¨²n irreconciliables, que volver¨¢n a medir fuerza en las urnas, ojal¨¢ sin tentaciones dictatoriales abiertas o disfrazadas de falsa democracia.
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