Un veto parental de pin y pon
La educaci¨®n es la esencia de la democracia, quiz¨¢s por ello la ultraderecha busque condicionarla de la manera que lo hace
La ultraderecha de Vox, con el benepl¨¢cito de la derecha del PP y Ciudadanos, impone un veto (denominado por ellos pin) para poner sus ideas ¡°a salvo¡±. Sin duda, deben tener poca confianza en sus propios valores, creencias y capacidad para educar a los hijos, si piensan que una actividad extraescolar y puntual que se da en la ESO puede hacer cambiar la educaci¨®n que se da en casa cada d¨ªa.
Esta medida, como otras similares, demuestra la falacia que representa su modelo de sociedad y la debilidad de sus argumentos, incapaces de soportar el contenido de una clase de secundaria. Debilidad y falacia que no se limitan a los contenidos acad¨¦micos, y que vemos a diario en las instituciones cuando tienen que utilizar datos falsos sobre la violencia de g¨¦nero, los extranjeros, la unidad de la naci¨®n o la idea de patria para poder defender sus propuestas.
Su mundo es una burbuja falsa donde ellos obtienen y han obtenido muchos privilegios, tantos como que a pesar de las mentiras que vierten vuelven a estar en las instituciones. Por eso su estrategia se basa en evitar confrontar sus ideas y planteamientos con otras ideas, de ah¨ª que al igual que hacen en los colegios con el veto parental, lo intenten en las instituciones con sus propuestas de ilegalizar determinados partidos y as¨ª hacer callar lo que a ellos no les gusta.
Imagino que el siguiente paso ser¨¢ el ¡°pin parlamentario¡± para que sus diputados y diputadas puedan faltar a las sesiones y no escuchen a quienes la democracia les da la palabra, como hicieron en el debate de investidura al abandonar el hemiciclo cuando el portavoz de Bildu subi¨® al estrado.
La derecha y la ultraderecha se equivocan con ese tipo de propuestas, y, al margen del significado de este tipo de iniciativas, tienen dos referencias claras para entender su inutilidad.
La primera de ellas es el fracaso de cualquier proyecto que intente imponer unas ideas al margen de la realidad. Las condiciones que har¨ªan falta para adoctrinar a un grupo amplio de la sociedad requerir¨ªan tal nivel de aislamiento del entorno, una homogeneidad en el mensaje, una constancia en el tiempo y una intensidad en el contenido, que es algo imposible de alcanzar en una actividad extraescolar que se organice de manera puntual sobre determinadas cuestiones. Y no tienen que irse muy lejos. Imagino que recordar¨¢n la educaci¨®n que se daba durante la dictadura, una educaci¨®n con mensajes rotundos, sin fisuras, constantes y mantenidos en el tiempo, y sin embargo, no fue capaz de desplazar los ideales democr¨¢ticos.
La segunda es que olvidan que la responsabilidad del Estado es educar para la convivencia en la pluralidad de ideas y creencias, y en la diversidad de las personas que forman esa sociedad plural. La educaci¨®n es la esencia de la democracia, quiz¨¢s por ello busquen condicionarla de la manera que lo hacen, y sigan dando pasos hasta llegar a la ley que aprob¨® el pasado noviembre el Parlamento de Ohio para que los alumnos puedan responder mal las preguntas de los ex¨¢menes cuando el contenido est¨¦ relacionado con la religi¨®n y sus creencias.
La ultraderecha lo tiene claro y sabe que este tipo de propuestas no les desgasta y que les da aliento entre sus votantes, pero PP y Ciudadanos se equivocan por seguirle el juego. La ultraderecha los utiliza como mu?ecas, como esos PinyPon tan peque?itos que se pod¨ªan manipular sin problema y ponerlos en cualquier lugar. Quiz¨¢s no sean conscientes, pero pagar¨¢n un precio alto en votos y credibilidad al apoyar o silenciar esta y otras muchas medidas relacionadas con la igualdad.
Quiz¨¢s, lo que deber¨ªa plantearse es ponerle un veto (o pin como ellos dicen) a la ultraderecha.
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