Arriar banderas
La Uni¨®n Europea puede sentir lesionada su autoestima, no sus razones para avanzar
El Reino Unido ha consumado su ruptura con una Europa unida a la que se incorpor¨® a?os despu¨¦s de su creaci¨®n, intent¨® deliberadamente ralentizar mientras permaneci¨® dentro, y que, finalmente, ha abandonado con la convicci¨®n de haberle infligido una severa derrota. Remitir el acierto o el error de esta decisi¨®n a la evoluci¨®n que pueda experimentar en el futuro la econom¨ªa brit¨¢nica equivale a olvidar que el proyecto de la Uni¨®n Europea no se reduce a un mercado, y tambi¨¦n que el Reino Unido lo ha abandonado en virtud de argumentos entre los que no se distingue la verdad de la mentira. El coste actual de sustentar en falsedades una decisi¨®n de tanta trascendencia no lo est¨¢n pagando las instituciones comunes, sino estrictamente las brit¨¢nicas: la vida democr¨¢tica que estas albergaron, y que fue un ejemplo para el continente y para el mundo, ha abierto las puertas a partidos extremistas y l¨ªderes exc¨¦ntricos, en cuyas manos queda el futuro de un Reino Unido precipitado por propia decisi¨®n a la intemperie.
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Las alternativas que el Reino Unido se ha dejado a s¨ª mismo en el ¨¢mbito internacional se reducen a elegir un alineamiento con alguna de las tres grandes potencias mundiales frente a las que Europa aspiraba, y aspira, a actuar como factor de equilibrio, tanto en el plano pol¨ªtico como en el econ¨®mico y el social. La diplomacia brit¨¢nica, cuya historia estuvo unida a las mejores causas de Europa, tendr¨ªa dif¨ªcil ponerse al lado de los Estados Unidos de Donald Trump, la Rusia de Vlad¨ªmir Putin o la China del capitalismo de Estado. De la que ha conducido el divorcio con la Uni¨®n cabe esperar, en cambio, cualquier cosa, porque la ¨²nica evidencia de la que puede partir es que el Reino Unido de hoy no es el del Imperio, capaz de marcar un paso propio en el mundo. Y ello sin contar con la debilidad adicional que supondr¨ªa una implosi¨®n interna, provocada porque el sentimiento antieuropeo que ha llevado a la ruptura no es mayoritario ni en Escocia ni en Irlanda, y ni siquiera en territorios como Gibraltar. El eslogan reiterado por los l¨ªderes brit¨¢nicos partidarios del Brexit, presentado demag¨®gicamente como una liberaci¨®n, podr¨ªa traducirse m¨¢s pronto que tarde en irrelevancia internacional, y, por consiguiente, en una p¨¦rdida de autonom¨ªa, esta s¨ª verdadera.
La Uni¨®n que queda despu¨¦s del abandono brit¨¢nico puede sentir lesionada su autoestima, pero no cuestionados sus fundamentos ni comprometidas las razones para seguir adelante. Si algo ha fallado en la Uni¨®n durante una larga d¨¦cada de crisis ha sido olvidar que Europa no es un destino, sino un procedimiento, y que, por tanto, Europa se reafirma en cada ocasi¨®n en que un grupo de 28 Estados resolv¨ªan mediante el acuerdo diferencias que, en el pasado, habr¨ªan desencadenado conflictos. Incluso cuando ese acuerdo tiene por objeto la salida de uno de los miembros. Superada la dif¨ªcil prueba del Brexit, la Uni¨®n ha perdido europeos pero no ha renunciado a seguir siendo Europa, es decir, un proyecto en el que la pertenencia es voluntaria y se articula sobre la base de un compromiso con valores que son exactamente los contrarios a los exhibidos por los l¨ªderes brit¨¢nicos, impregnados de nacionalismo y de una falsa idea de superioridad. A efectos del futuro, importa menos que estos l¨ªderes hayan dejado al descubierto su verdadera ideolog¨ªa para conseguir la ruptura con la Uni¨®n que la voluntad europea de no dejarse arrastrar al terreno que han marcado.
Arriar la bandera de la naci¨®n brit¨¢nica en Europa era la tarea f¨¢cil para los partidarios del Brexit. La m¨¢s dif¨ªcil, y la m¨¢s arriesgada para todos, es que ahora tienen que elegir un nuevo lugar para izarla. Entretanto, la Uni¨®n deber¨¢ afrontar hasta fin de a?o la redefinici¨®n de la relaci¨®n a la que la ha obligado la decisi¨®n del Reino Unido, pero su objetivo se sit¨²a m¨¢s lejos: reforzar las instituciones y las pol¨ªticas comunes ya establecidas, as¨ª como responder a los nuevos desaf¨ªos del cambio clim¨¢tico, la revoluci¨®n digital y de una acci¨®n exterior m¨¢s definida y con m¨¢s y mejores instrumentos.
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