¡®Prostituci¨®n¡¯: Carolina Yuste, una actriz en el burdel
Un a?o despu¨¦s de ganar el premio a mejor actriz de reparto por 'Carmen y Lola', incendia la escena en la obra 'Prostituci¨®n'
ESTA MUJER MORENA de mirada taladradora y anarqu¨ªa en el verbo est¨¢ sentada a bordo de un platazo macrobi¨®tico, seg¨²n se mira al fondo a mano derecha en un local de aire hippy en el madrile?o Barrio de las Letras (olor a incienso y tiempo suspendido). La primera vida de Carolina Yuste (Badajoz, 1991) atiende al v¨ªa crucis habitual del c¨®mico de la legua perdido en la gran ciudad sin arte ni parte. Veamos. Sin cumplir los 20 subi¨® a Madrid desde su ciudad natal, donde hab¨ªa sido una adolescente ¡°buenamente mala que se ten¨ªa que defender de la vida¡±, para estudiar teatro gestual. En las pruebas de acceso le pusieron un 2. Tuvo que acabar estudiando teatro textual. ¡°Yo que nunca hab¨ªa pensado en darle al pico y que lo ¨²nico que quer¨ªa era bailar¡±, dice.
Quer¨ªa comerse el mundo esc¨¦nico y acab¨® trabajando en un Cortefiel. La echaron por sindicalista. Pact¨® con sus padres que seguir¨ªa currando con tal de poder quedarse y asistir a las clases de la Escuela de Arte Dram¨¢tico. Las pas¨® canutas. Super¨® el p¨¢nico a las c¨¢maras para acabar convertida en la ¨²nica actriz profesional en una pel¨ªcula interpretada por ama?teurs. Y la ¨²nica paya en una pel¨ªcula protagonizada por gitanos. Gitanos que le dec¨ªan a la directora Arantxa Echevarr¨ªa: ¡°?Oye, pero esta chica ?de qu¨¦ barrio sale, que no la tenemos controlada?!¡±. Y ahora est¨¢ haciendo de prostituta que seduce a los caballeros del patio de butacas. Ella que reconoce no llevarlo bien con la seducci¨®n ni siquiera como concepto.
A Carolina Yuste, sabedora de que el actor es un fingidor, le das una piltrafa de trapo y te hace un mundo. As¨ª que con aquel papel¨ªn de educadora social de barrio gitano en la pel¨ªcula Carmen y Lola gan¨® el a?o pasado un Goya a la mejor actriz de reparto. Y con este papel¨®n de puta seductora y sufriente en la obra teatral Prostituci¨®n ha reventado el patio de butacas. El domingo 23 de febrero terminan las funciones en el Teatro Espa?ol antes de que el montaje dirigido por Andr¨¦s Lima salga de gira por varias ciudades espa?olas. La obra de la temporada, a golpe de ¡°No hay billetes¡± d¨ªa tras d¨ªa.
M¨¢s contradicciones: es la hora de Carolina Yuste, pero ahora que ha llegado a donde tanta gente quiere llegar, se suelta la coleta, ataca la hamburguesa vegetal (¡°ser¨ªa incapaz de comerme un animal, me sentir¨ªa culpable¡±) y avisa: ¡°No s¨¦ si dentro de 10 a?os esto seguir¨¢. Es que una de las cosas que m¨¢s me apetecen es tener una casa con huerto. Y entonces no s¨¦, a lo mejor llega un d¨ªa que digo: pues mira, me voy a vivir al campo y me hago mis cursos de macram¨¦¡±. Aseguran quienes la conocen que no tiene filtro y es muy posible que por eso se le caigan frases as¨ª: ¡°Esta profesi¨®n es muy social, y yo a veces eso no¡ Est¨¢s todo el rato en contacto con mucha gente, con muchas maneras de hacer, con muchas almas. A m¨ª Madrid no es una ciudad que me fascine, estoy aqu¨ª porque trabajo aqu¨ª; si no, qu¨¦ te crees, estar¨ªa en la playa, en el mar o leyendo debajo de un ¨¢rbol, soy por naturaleza un bicho de campo¡±.
O sea, que estamos ante una especie de triunfadora del ¡°s¨ª, pero¡¡±. S¨ª, he triunfado, pero¡; s¨ª, ahora me conocen, pero¡; s¨ª, gan¨¦ un Goya, pero¡ Donde mucha gente ve el vaso medio lleno antes de tiempo, Carolina Yuste lo ve medio vac¨ªo aunque el tiempo le haya dado la raz¨®n. Y eso que desde peque?ita, bajo las s¨¢banas, por las noches, una actriz estaba naciendo a la vida. Su padre se le sentaba en la esquina de la cama y le le¨ªa El sue?o de una noche de verano, El caballero de Olmedo, La Celestina, cosas as¨ª. ¡°Y empezaron a fliparme los cl¨¢sicos, y probablemente en ese momento¡, a ver, que no me dec¨ªa a m¨ª misma: ¡®Voy a ser actriz¡¯, pero intuyo que algo empez¨® a moverse¡±.
Y hasta hoy. Con aquella ni?a convertida ya en m¨¢quina de interpretar ¡ªy, por tanto, fingir; y, por tanto, sufrir¡ª, Andr¨¦s Lima, que la ha travestido en esa prostituta feroz y vulnerable de taconazo ilimitado y escote de v¨¦rtigo, habla sobre la que considera ya una de las grandes actrices de su tiempo: ¡°Carolina es un hacha y donde pone el ojo pone el filo. Le dices por d¨®nde quieres que vaya y ella escucha con atenci¨®n y ejecuta con precisi¨®n. No solo tiene el talento, tambi¨¦n tiene la inteligencia. Yo la resumir¨ªa diciendo que es una actriz que hace en todo momento lo que tiene que hacer¡±.
La actriz y el autor y director de Prostituci¨®n se conocieron directamente en una prueba. Lima no dud¨®. Era ella. Y ¨¦l ten¨ªa ya en la cabeza el esbozo de un arranque, de ese decisivo momento de incertidumbre en el que una obra de teatro ha empezado pero no del todo, esos segundos en los que hay que conquistar al p¨²blico en apenas un fogonazo. Ese primer fogonazo es Carolina Yuste: ¡°Le propuse que deb¨ªamos arrancar con un striptease. En realidad es un striptease extra?o: se desnuda como actriz, pero se viste de prostituta. As¨ª que nos fuimos a un local que hay en Madrid y hablamos con las chicas, y ella las estuvo viendo, charl¨® con ellas. Yo creo que todo lo que es teatro, ya sea un local de striptease, un cabar¨¦ o el Teatro Espa?ol, a Carolina le apasiona, como a cualquier teatrero. Y de ah¨ª bebi¨® para su personaje, claro¡±, explica Andr¨¦s Lima.
La sobreexposici¨®n f¨ªsica de la actriz en la encarnaci¨®n de esa buscona cabreada es de alto voltaje. Un cimbreo, un contoneo, una insinuaci¨®n, una oferta carnal, una transacci¨®n econ¨®mica, un culo en pompa, unas piernas infinitas, la puta y el putero, y el p¨²blico acojonado, y todo en cosa de segundos. Las cartas est¨¢n echadas nada m¨¢s empezar: ¡°Una funci¨®n es siempre completamente distinta a la del d¨ªa anterior y a la del d¨ªa siguiente, y en obras como Prostituci¨®n, m¨¢s. Aqu¨ª est¨¢s interpelando al p¨²blico y hay muchos ojos que te est¨¢n mirando, y hay veces que te miran con m¨¢s cari?o y veces que te miran con menos cari?o. Y hay veces que les ves que se est¨¢n incomodando, y entonces t¨² tambi¨¦n te incomodas. Y hay veces que ves que el p¨²blico est¨¢ m¨¢s entregado desde el principio. Y otras que ves que desde el principio est¨¢ m¨¢s reticente. Es una exposici¨®n brutal, y a m¨ª me ha costado mucho porque me cuesta todo lo que tenga que ver con la seducci¨®n. No es que yo tuviera un pudor con respecto a desnudarme, no lo tengo. Nunca he sido una persona pudorosa en ese sentido. Me importa tres leches. Lo dif¨ªcil para m¨ª no era el qu¨¦, sino m¨¢s bien el c¨®mo se hace¡±. Palabra de actriz.
En esos momentos de reto y miedo, Carolina Yuste saca a relucir una de sus armas m¨¢s valiosas, seg¨²n algunas de las personas que mejor la han conocido en su vida profesional: el arrojo. ¡°Carol es, sobre todo, muy valiente. La conozco desde que ten¨ªa 19 a?os y la he visto pasando por etapas de trabajo muy duras y desagradables en las que nos hemos re¨ªdo y hemos llorado, y puedo decir que ella siempre las ha afrontado con mucha pasi¨®n y mucha tenacidad, porque es valiente y enormemente trabajadora¡±, explica Carlos Silveira, que fue su primer profesor en Madrid, en la escuela de teatro experimental La Manada, y a quien la actriz pacense considera su maestro.
Silveira fue al Teatro Espa?ol para comprobar la evoluci¨®n de su antigua pupila. Sali¨® impresionado. ¡°Me di cuenta de algo: cuando hace Prostituci¨®n, yo creo que ella es consciente de, adem¨¢s de interpretar, tener detr¨¢s a todas las prostitutas que est¨¢n sufriendo en la calle. O sea, es consciente de la implicaci¨®n que tiene su trabajo. Ella est¨¢ retando al espectador a sentirse como un putero. Y toda la pasi¨®n que le pone al tema se impone a la verg¨¹enza que ella siente¡±.
Para componer su personaje, Carolina Yuste ¡ªlo mismo que sus compa?eras de reparto, Carmen Machi y Nathalie Poza¡ª ech¨® mano de la vida real; en otras palabras: de la puta vida; en otras palabras: de la vida de las putas. Era algo que ten¨ªan claro Andr¨¦s Lima y Albert Boronat, quienes de hecho cimentaron su texto sobre la base de entrevistas con prostitutas reales, a las que sumaron extractos de intervenciones o escritos de autoras y activistas como la francesa Virginie Despentes o la rumana Amelia Tiganus. ¡°Cuando poco a poco me iba viendo con prostitutas, cada una me hablaba de sus clientes, de lo que les piden habitualmente, y entonces a m¨ª no me quedaba otra que callarme. Callarme, escuchar y aceptar que yo he tenido el privilegio de no verme en esa situaci¨®n, de no tener una necesidad tan grande y econ¨®mica, porque al final es una necesidad econ¨®mica tener que prostituirme para sobrevivir. Hay otras que te dir¨¢n que ellas lo hacen porque quieren. Yo dudo mucho sobre esa libre elecci¨®n¡±, comenta la actriz, quien se hace las siguientes preguntas en torno al debate abolici¨®n/legalizaci¨®n: ¡°?Queremos legalizar la explotaci¨®n sexual? ?Estamos hablando de que los proxenetas y los traficantes van a pasar a ser empresarios? Eso es una movida. Pero tambi¨¦n lo es el hecho de que muchas mujeres, por el hecho de que esto hoy no sea legal, acaben cayendo en las redes de trata y que no denuncien porque tienen miedo¡±.
Sabedor de que su antigua alumna ha roto la pana y se ha convertido en mucho m¨¢s que una esperanza, el director de La Manada expone su mayor preocupaci¨®n en relaci¨®n con el futuro de Carolina Yuste: ¡°Lo que m¨¢s me preocupa de ella es el tema de c¨®mo encarar una carrera profesional. Se va a enfrentar a papeles muy distintos, y tambi¨¦n al encasillamiento, y a las buenas o malas elecciones¡ Ella ya ha ganado un Goya, y el respeto de la profesi¨®n¡, pero ahora viene el circo. Aunque tiene la cabeza muy bien amueblada¡±, asegura Carlos Silveira.
Desde luego que demostr¨® tenerla cuando fue elegida por Arantxa Echevarr¨ªa para el papel de Paqui, una educadora social de barrio incrustada en un microcosmos de racismo, machismo e intolerancia, para Carmen y Lola. Echevarr¨ªa gan¨® el Goya a la mejor direcci¨®n novel, y Carolina Yuste, el de mejor actriz de reparto. La directora no ha olvidado aquellos d¨ªas dif¨ªciles en compa?¨ªa de la actriz: ¡°Aquello fue todo un reto para ella porque era la ¨²nica actriz profesional, y los dem¨¢s, que no lo eran, no ten¨ªan que saberlo. Me enamor¨¦ de ella nada m¨¢s conocerla. Hizo una prueba que me dej¨® conmocionada. Carolina es fuego, es vendaval, es verdad por los cinco costados, con ese punto de Extremadura, de la dureza, del barrio bajo, que de repente te deja conmocionada. Y, por si le faltaba algo, es una persona maravillosa¡±. La directora bilba¨ªna constata una evidencia y luego lanza un pron¨®stico: ¡°Ella era como una olla a presi¨®n que ya estaba pitando¡ y ahora, con Prostituci¨®n, ha explotado. Yo ya lo esperaba. Y nos queda mucha Carolina, ha venido para quedarse y para romper. Yo creo sin duda alguna que va a ser una de las grandes figuras del cine espa?ol. Ya lo ver¨¢s, ya hablaremos de ella dentro de 5 a?os, de 10, de 15¡¡±.
Frente a la retah¨ªla de piropos que le regalan quienes mejor la han conocido en su trayectoria, la interesada opone un discreto: ¡°Bueeeeno¡, algo habr¨¢ hecho bien para estar aqu¨ª¡±. Para ella es el momento de acordarse de seg¨²n qu¨¦ cosas. El ¨¦xito es un buen momento para rescatar el fracaso en forma de recuerdos, ejercicio al que se libra Carolina Yuste con cierto deje de nostalgia, mal que le pese. Por ejemplo, el recuerdo de aquel desenga?o, de aquellos sinsabores y despu¨¦s de aquel triunfo sobre sus propios miedos: ¡°Pues s¨ª. Hoy es el d¨ªa que yo doy gracias a aquel 2 que me pusieron en la prueba de acceso para estudiar teatro gestual en la RESAD, porque claramente me marc¨® el camino. Pero cuando, de repente, lleg¨® el momento de la verdad y me sub¨ª a un escenario por vez primera y vi que hab¨ªa p¨²blico, mucho p¨²blico, me dije: ¡®?Qu¨¦ hago aqu¨ª? ?Yo me quiero ir!¡¯. Pero enseguida me puse tremendamente cachonda y me dije a m¨ª misma: ¡®?Bueno, vale!¡±.
Y rebobina a¨²n m¨¢s hacia atr¨¢s y se ve a s¨ª misma en Badajoz, una bellotera adolescente dando clases de baile, su pasi¨®n, y luego actuando de pueblo en pueblo. ¡°En agosto a 45 grados, y sal¨ªamos a actuar all¨ª, delante de la gente tom¨¢ndose sus vinos y sus cosas¡±, recuerda entre melanc¨®lica y muerta de risa.
Todo eso, todos esos recuerdos, muy probablemente fortalecen una idea que viaja en ella sin desmayo: el teatro es desde siempre y es para siempre. S¨ª, de repente se le cruza el cable rural y ermita?o de irse un d¨ªa a vivir al campo y dejarlo todo y vivir del huerto. ?Seguro? ¡°Yo no voy a dejar de hacer teatro nunca, porque es que es la casa, es la catarsis, es lo m¨¢s, te conecta con la vida. En el cine y en las series a veces eligen para el papel a una actriz por el n¨²mero de seguidores que tiene en su cuenta de Instagram. Es incre¨ªble, ?no? Eso en el teatro no pasa. ?A que no?¡±.
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