En Malta uno se siente como en casa
No hay mejor ejemplo de hospitalidad y multiculturalidad. Arte, puertos encantadores para comer pescado y los precios son imbatibles. ?Hay algo mejor?
Es la protagonista de la Lonely Planet m¨¢s delgada que he tenido nunca en las manos. Y su superficie es, aproximadamente, la mitad de Ibiza. Tiene, qui¨¦n no lo recuerda, un lugar importante en la historia de nuestro f¨²tbol. En los ¨²ltimos a?os suena por ser el ed¨¦n de los Erasmus, con clima perfecto, marcha y copas a buen precio. Se intuye que tiene que disfrutar de buenas playas y, aunque sin googlear para confirmarlo, percibo cierto aroma de para¨ªso fiscal. Ya se sabe que una importante cantidad de personajes p¨²blicos alojan en la isla sus fortunas gracias a una fiscalidad reducida. Pero miremos a su lejana historia desde donde llegan rumores de asedios: el de los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial, o el de los turcos mediado el siglo XVI, cuando la Orden de los Caballeros de San Juan habitaba la isla, dominada entonces por la Corona de Arag¨®n, que Carlos I les cedi¨® a cambio de un halc¨®n al a?o. Esto no es de Google; me lo contaron en cuanto puse el pie all¨ª. Si de algo est¨¢n orgullosos los malteses es de la presencia de la Orden en su archipi¨¦lago.
Malta, se nota enseguida, es lo que hay al sur del sur de Europa. La sensaci¨®n es muy familiar en las calles y plazas de Senglea, una de las "tres ciudades", donde he encontrado mi fonda a la que apenas llegan turistas. Sentado en las mesas de las terrazas de los bares se ve jugar a los ni?os sin control y a los vecinos hablar a voces de una ventana a otra. Senglea o L'isle (que aqu¨ª muchas ciudades llevan dos nombres) es donde doy mis primeros pasos, como un pueblo del sur de Espa?a, de Italia o un suburbio de Marrakech, pero con balcones malteses, muchas iglesias y un pecaminoso olor a pastizzis (empanada t¨ªpica rellena de reques¨®n, pur¨¦ de guisantes... u otras variantes m¨¢s osadas). Para m¨ª es, sin dudarlo, estar como en casa. Sus calles estrechas est¨¢n llenas de leyendas y palacetes. Cada uno conserva su nombre: Villa Mimosa, Mar¨ªa Bambina, Lone Wolf¡ ?Qui¨¦n vivir¨¢ ah¨ª?
Hay algo maravilloso en todo este archipi¨¦lago que roza al sur con Sicilia y al norte con Libia: la presencia constante del mar. La isla principal, Malta, apenas mide 25 kil¨®metros de largo por 12 de ancho. Muchas de sus ciudades m¨¢s importantes se levantan en peque?as pen¨ªnsulas en las que es f¨¢cil, desde las calles m¨¢s elevadas, contemplar el mar mirando a la izquierda o a la derecha. La vista principal de Senglea, una de las localidades m¨¢s peque?as, hay que buscarla en los Gardjola Gardens, unos jardines proyectados en 1551, casi suspendidos sobre el agua. Bajando al puerto, los hombres pescan sentados tranquilamente, sin las urgencias del paso del tiempo, y hablan en su lengua materna.
En las tropas de la Orden se juntaron soldados de todas las naciones cristianas y cada una dej¨® su huella en el malt¨¦s, que mezcla sin pudor palabras francesas, italianas, espa?olas o, m¨¢s modernas, inglesas. Pero el sustrato, a lo que suenan los gritos de los ni?os en las calles, es el ¨¢rabe. Las palabras para las cuestiones m¨¢s antiguas, y las m¨¢s importantes, son en ese idioma: sol, pan, casa, bienvenido. El ingl¨¦s es la segunda lengua oficial. Con esta se habla con el visitante, y con ella los ni?os en las escuelas aprenden las matem¨¢ticas; pero, la historia, se imparte en malt¨¦s, que es la lengua con la que tambi¨¦n se pesca.
Una capital callejera con obras de Renzo Piano
Frente a Senglea se encuentra Birgu (o Vittoriosa), la ciudad hero¨ªna del asedio del turco en 1565. Queda como testigo el Fuerte de San ?ngel. A sus pies, por un camino un poco escondido, se llega a una playita de rocas donde unos pocos turistas y alguna pareja de enamorados miran hacia La Valeta, la capital de Malta, emplazada sobre una fortificaci¨®n incrustada directamente en la roca. Con la luz del amanecer parece una ciudadela dorada y al caer la tarde cumple perfectamente con todo aquello que se le supone a eso que llamamos "un rinc¨®n con encanto".
Ferrys y dghajsas (peque?as barcas tradicionales) conectan por poco dinero, y en poco tiempo, la pen¨ªnsula de Birgu con el paseo Valletta Waterfront, en La Valeta, desde donde uno puede conocer la hist¨®rica ciudad a trav¨¦s de sus callejuelas. Antes de chocarse con su barroco b¨¦lico, hay que cruzar las puertas de la urbe, que, junto con el Parlamento, el arquitecto Renzo Piano levant¨® a base de caliza color miel en 2015. A partir de ah¨ª, la calle principal, la de la Rep¨²blica, culmina en una plaza hom¨®nima que preside (?a modo de venganza?) una estatua de la reina Victoria. All¨ª mismo, bajo la mirada de una soberana que jam¨¢s pis¨® la isla, se plantan cada ma?ana las sillas del caf¨¦ Cordina, uno de los m¨¢s antiguos y perfecto para sentarse al sol y disfrutar de un pastizzi y un kinnie, el refresco local, que consiste en una soda de naranja amarga y ajenjo.
La Valeta es una sucesi¨®n de coloridas gallarijas (t¨ªpicos balcones malteses) que llevan directamente hacia el mar. Por el camino, escaleras y pendientes llenas, en muchos casos, de peque?as mesitas de los abundantes bares y restaurantes. Gente comiendo, bebiendo, charlando, riendo o jugando al ajedrez. Esta ciudad vive en la calle y no es extra?o que, tras una larga tarde de paseos, los visitantes se sienten a cenar pasadas las diez.
La comida es una sorpresa. En sus muchos restaurantes se mezclan, como en la lengua, las presencias de cuantos han pasado por la isla. Pero ¨Cresumiendo¨C, la cocina ¨¢rabe, italiana y siciliana dejan sus marcas en los platos malteses. La pasta y la pizza, un recurso desesperado o de turista delicado en cualquier parte del mundo, son aqu¨ª una opci¨®n de alta cocina, aunque lo malt¨¦s por excelencia, lo que se cocina en todas las casas, es el conejo. Alison Azzopardi es la chef de Trabuxu, uno de los locales de moda: "Malta no ha sido bendecida con gran cantidad de materias primas, pero lo mejor que tenemos son las verduras, esp¨¢rragos, alcachofas, habas¡ Y el cerdo. S¨ª, tenemos buenos cerdos por aqu¨ª. Tambi¨¦n algo que a mucha gente no le gusta comer, como son los caracoles: extraordinarios. Y, por supuesto, la comida nacional, el conejo", apunta. Frito o estofado, este siempre aparece en los men¨²s de cada restaurante. Y sus h¨ªgados se consideran un manjar.
Amarillo por doquier
El paisaje es sorprendentemente uniforme. Domina un tono amarillento en la tierra y en las construcciones. Yvette Ellul Falzon es h¨²ngara, licenciada en Historia, y lleva m¨¢s de 25 a?os viviendo en Malta: "Todas las piedras para construir todos los edificios de la isla salieron de las mismas canteras. No podemos importar materiales de construcci¨®n, as¨ª que todo tiene el mismo color".
Mdina, la antigua capital medieval y mezcla de barroca, responde a ese patr¨®n crom¨¢tico y todos sus palacios, monasterios e iglesias tienen una sorprendente, por no decir inquietante, uniformidad. En esta ciudad amurallada, en pleno centro de la isla de Malta y su capital antes de que fuera sustituida por La Valeta, los coches no circulan por sus calles m¨¢s que para acercar a los novios al altar de la catedral. Hasta tres bodas llegu¨¦ a ver en la ma?ana que pas¨¦ aqu¨ª, donde se respira el dinero y el poder que la Orden atra¨ªa a la isla desde los siglos XVI al XVIII. Esta es una ciudad de piedra, anclada en un dulce pasado, en la que la plaza Mezquita, la catedral y el parque de la Fontanella, desde donde en los d¨ªas claros se divisa toda la isla, son esos lugares que no hay que dejar pasar.
A tan solo 12 kil¨®metros, subiendo desde Mdina hacia el norte, se encuentra el puerto de Cirkewwa, de donde parten los ferrys que cruzan hacia Gozo, la otra isla principal del archipi¨¦lago. Es el peque?o para¨ªso natural malt¨¦s, un espacio en el que, seg¨²n Yvette, "la gente va con mucha calma, hay menos coches y puedes disfrutar de un bonito d¨ªa de campo".
La ciudad fortificada de Victoria se erige en el centro de esta peque?a isla. "Los caballeros decidieron construir todas sus ciudades lejos de la costa para evitar que la poblaci¨®n fuera tomada para esclavizarla en las incursiones de los turcos", explica Yvette. Caminando se advierte enseguida que gran parte de ella est¨¢ entregada a San Jorge. A ¨¦l est¨¢ dedicada una hermosa iglesia en cuya plaza hay unas terrazas de lo m¨¢s agradable; con la bebida adecuada pueden hasta llegar a ser espirituales.
Abundan las casas bautizadas con el nombre del santo, adornadas con alg¨²n dibujo o relieve de Jorge y el drag¨®n. La confianza de la gente en su santo es tal que, en muchas casas, se dejan las llaves puestas. "El origen de esta costumbre no tiene nada que ver con San Jorge", corrige Yvette: "Viene de cuando los esposos sal¨ªan a faenar en los barcos. Como las familias no sab¨ªan cu¨¢ndo iban a volver, para no tener que estar siempre pendientes, dejaban las llaves en la cerradura, as¨ª cuando el hombre volv¨ªa del mar pod¨ªa entrar aunque no hubiera nadie en casa". Hoy la costumbre contin¨²a. Parad¨®jicamente, el ferry que lleva a Gozo tiene varios anuncios de la empresa de seguridad local (ser¨¢ para que no le roben a uno).
'Juego de Tronos' (c¨®mo no) tambi¨¦n anda por aqu¨ª
La Azur Window, la foto m¨¢s famosa de Malta (donde se casaron Daenerys Targaryen y Khal Drogo en la celeb¨¦rrima Juego de Tronos), se vino abajo en 2017 por la brutal fuerza de un temporal. Parec¨ªa que el encanto natural del archipi¨¦lago se hab¨ªa roto, pero fue solo el l¨®gico shock. Las costas de Malta tienen tantos atractivos para reponerse del golpe que pormenorizarlos convertir¨ªa el final de este reportaje en un fr¨ªo listado. Lo dejo en dos, uno para la salida y otro para la puesta del sol. Por la ma?ana temprano, la luz inunda, al norte de Gozo, Wied Il-Miela?, otra ventana de roca natural que se asoma al Mediterr¨¢neo. Al caer la tarde, el sitio para ver esconderse del sol es la Bah¨ªa Dorada (Golden Bay), al oeste de la isla principal: tanto abajo en la playa, como arriba, junto a la torre G?ajn Tuffie?a, la imagen sobre el agua resulta espectacular. No olvide incluir la silueta de la torre cuando haga la foto. Esta ser¨¢ el sello de su pasaporte malt¨¦s en Instagram.
Enclave deportivo en el Mediterr¨¢neo
Sus rutas pueden discurrir por colinas, campi?as, acantilados, piedras¡ o en el fondo del mar.
Imprescindible: unas deportivas c¨®modas para ir al palacio
Los 316 kil¨®metros cuadrados de Malta son un terreno f¨¦rtil para las actividades deportivas de todo tipo. Empezando por lo m¨¢s sencillo, no conviene olvidar un calzado confortable para patear algunas de las rutas senderistas, accesibles para todos. Quiz¨¢ la m¨¢s interesante parta de Mdina, la antigua capital, hacia los acantilados de Dingli. A la vuelta, se puede optar por pasar por el Palazzo Verdala, residencia de verano del presidente de la Rep¨²blica, o alargar el recorrido para llegar a los templos de Mnajdra y Hagar Qim. La isla de Gozo, al norte de Malta, es la reserva natural del archipi¨¦lago. Sus senderos llevar¨¢n al caminante por las campi?as, colinas y acantilados de los exiguos 67 kil¨®metros cuadrados de la isla.
'Runners' cuesta abajo
Aunque el tr¨¢fico en las ciudades es denso, es posible encontrar caminos placenteros para correr. Saliendo de la puerta principal de La Valeta, hacia el norte, se llega, despu¨¦s de seguir la l¨ªnea de puertos y atravesar las poblaciones de Paceville y Pembroke, a un bonito camino que recorre la costa. En total, unos 16 kil¨®metros que servir¨¢n de buen entrenamiento para completar, por ejemplo, el Marat¨®n de Malta. La pr¨®xima edici¨®n tendr¨¢ lugar el 1 de marzo de 2020. El mismo d¨ªa se
celebra una media marat¨®n. Ambas carreras cuentan con la ventaja de celebrarse con un perfil ligeramente cuesta abajo y el suave clima del final del invierno malt¨¦s.
Aventuras para todos los gustos
La escalada tiene en el archipi¨¦lago un para¨ªso lleno de paredes y acantilados de roca caliza en los que se puede practicar bouldering, deep water soloing o escalada de altura con m¨¢s de 1.300 v¨ªas abiertas para todos los niveles. Por supuesto, los buceadores tambi¨¦n encontrar¨¢n enclaves fant¨¢sticos en los 250 kil¨®metros de costa de las islas principales. Cirkewwa, la Bah¨ªa del Ancla o el Blue Grotto son algunos de los lugares donde es posible realizar inmersiones durante todo el a?o. Las aguas cristalinas ayudan a disfrutar de espectaculares paisajes submarinos, plagados de flora y fauna de gran diversidad
Y para descansar: noche en hotel de lujo o lubina en pueblo pesquero
Desde Madrid operan, dependiendo de la ¨¦poca del a?o, cuatro o cinco vuelos semanales directos al aeropuerto internacional. Desde Barcelona, salen cuatro a la semana durante todo el a?o. Para dormir en un hotel enclavado en el m¨¢s genuino ambiente local, The Snop House (22 Triq Il - Vitorja, L-Isla). Regentado por Olivier, un franc¨¦s que lleg¨® a Malta hace m¨¢s de 20 a?os, cada una de sus seis habitaciones hace referencia a un hecho cultural malt¨¦s. El lujo se encuentra en el Xara Palace Relais & Chateaux de Mdina (Misrah Il Kunsill, Mdina), donde no hay posibilidad de error. Otro hotel interesante, tipo boutique, es el Palais Le Brun (101 Old Bakery Street, Il-Belt Valletta), situado en una callejuela del centro de la capital. Para comer hay docenas de restaurantes interesantes. En Legligin Wine Bar (17/119, Santa Lucia Street, La Valeta) es necesario reservar para disfrutar de su men¨² degustaci¨®n. Trabuxu (8, 9 South St, Il-Belt Valletta) es otro local de moda, especializado en conejo y caracoles. Capo Mulini (Xatt is-sajjieda) lleva abierto tan solo desde febrero en el pueblo pesquero de Marsaxlokk. Lo mejor, claro, es el pescado que llega fresco cada ma?ana. Pez espada y lubina son apuestas seguras. Pero d¨¦jese aconsejar sobre las piezas de cada estaci¨®n.
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