Lo que aprend¨ª sobre los incendios forestales australianos viviendo en el desierto del Sahara
Si no actuamos sobre las causas del cambio clim¨¢tico, nos comprometemos a un modelo perpetuo centrado en apagar incendios
Entre 1981 y 1999, mi familia y yo vivimos en la Rep¨²blica de N¨ªger, una zona fronteriza del desierto del Sahara. Estaba al cargo de un peque?o proyecto de reforestaci¨®n. Las lecciones duramente adquiridas durante ese per¨ªodo me han servido hasta hoy. Cuando llegu¨¦ en 1981, me enfrentaba a un entorno al borde del colapso ecol¨®gico. El pa¨ªs estaba en crisis no declarada. En 1984, N¨ªger se enfrent¨® a la hambruna. La sequ¨ªa severa y la p¨¦rdida de cosechas el a?o anterior precipitaron esta debacle. La deforestaci¨®n y la degradaci¨®n de la tierra durante las d¨¦cadas anteriores exacerbaron significativamente el impacto.
Nuestro mensaje no fue popular
La destrucci¨®n de casi toda la cubierta arb¨®rea hab¨ªa provocado la p¨¦rdida de la fertilidad del suelo y la capacidad de este para almacenar y liberar lentamente la humedad. Si bien nuestra primera prioridad era llevar alimentos a familias necesitadas, no rehuimos abordar una de las principales causas del problema: la deforestaci¨®n.
No fue una decisi¨®n popular, pero hay que llamar a una crisis por lo que es. Ninguna otra designaci¨®n dar¨¢ como resultado la acci¨®n correctiva necesaria para resolver el problema. La deforestaci¨®n hab¨ªa contribuido a la degradaci¨®n de la tierra y la desertificaci¨®n.
Todav¨ªa no se hablaba del cambio clim¨¢tico en ese momento, pero no era suficiente declarar que la sequ¨ªa era una parte normal del ciclo clim¨¢tico. Se hab¨ªa superado un punto de inflexi¨®n que requer¨ªa un nivel de intervenci¨®n m¨¢s intensivo.
En relaci¨®n con la situaci¨®n en Australia, solo el negacionista m¨¢s ciego se aferrar¨ªa a la fantas¨ªa de que la sequ¨ªa actual y el escenario de incendios forestales sin precedentes son una parte normal del medio australiano.
Estamos en una crisis clim¨¢tica
Desafortunadamente, no es solo una guerra de palabras. Si no se declara una emergencia clim¨¢tica, no se tomar¨¢n medidas. En N¨ªger, los individuos y las comunidades en su mayor parte no estaban particularmente interesados en nuestras propuestas. La mayor¨ªa no quer¨ªa cambiar nada. Por eso, con paciencia y respetuosamente, combinamos actividades de ayuda humanitaria con actividades agresivas de reforestaci¨®n. Est¨¢bamos ense?ando, pero tambi¨¦n aprendiendo con ellos acerca de los mejores m¨¦todos, las mejores especies o el mejor ¨¢rbol de cultivo.
El resultado fue una transformaci¨®n ambiental que se ha descrito como quiz¨¢s uno de los cambios ambientales positivos m¨¢s significativos en todo el Sahel, si no en toda ?frica. Hoy N¨ªger cuenta con m¨¢s de seis millones de hect¨¢reas de tierras de cultivo con una densidad promedio de 40 ¨¢rboles por hect¨¢rea (unos 240 millones de ¨¢rboles), en comparaci¨®n con cuatro ¨¢rboles por hect¨¢rea en 1980. Si hubi¨¦ramos esperado hasta despu¨¦s de la crisis para abordar la deforestaci¨®n, habr¨ªa sido demasiado tarde.
Y eso es lo que me preocupa sobre la respuesta actual a la crisis de incendios forestales en Australia: los llamamientos a tratar son solo el s¨ªntoma y no las causas subyacentes. La gran mentira es que ahora no es el momento de hablar sobre el clima. Es hora de abordar las causas. Hoy, a pesar de que N¨ªger sigue siendo un pa¨ªs propenso a las sequ¨ªas y los desastres, los agricultores est¨¢n cultivando 500.000 toneladas adicionales de grano cada a?o sin ayuda externa. El ingreso bruto anual que va directamente a 4,5 millones de los agricultores m¨¢s pobres del mundo se estima en 900 millones de d¨®lares.
El proyecto que gestion¨¦ fue min¨²sculo en tama?o y presupuesto. Solo ten¨ªa unos pocos empleados y trabajamos en solo 12 aldeas al comienzo de la hambruna, pero la hambruna impact¨® en millones. Ocho meses despu¨¦s, hab¨ªamos comprado 1.800 toneladas de grano y lo hab¨ªamos distribuido en 100 aldeas, ayudando a m¨¢s de 50.000 personas. En los siguientes 20 a?os, la t¨¦cnica de reforestaci¨®n introducida durante ese per¨ªodo se volvi¨® viral en N¨ªger. Hoy se est¨¢ extendiendo por ?frica y m¨¢s all¨¢.
No hay excusas para no tomar medidas
Podr¨ªamos habernos rendido porque ¨¦ramos demasiado peque?os, demasiado insignificantes. Podr¨ªamos haber dicho: ¡°Hemos puesto nuestro granito de arena; deja que los grandes hagan el resto". El problema era, al menos inicialmente, que los tipos grandes no se interesaban por el problema y la gente pasaba hambre. Los ni?os se estaban muriendo.
A pesar de que las emisiones de Australia son peque?as a escala mundial, esto no es excusa para no tomar medidas respecto a las reducciones de emisiones y la explotaci¨®n sin restricciones de las reservas de combustibles f¨®siles para obtener ganancias r¨¢pidas. Necesitamos reducir nuestra dependencia del carb¨®n y reducir dr¨¢sticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que son la causa de los cambios clim¨¢ticos que han contribuido a la sequ¨ªa sin precedentes, a las altas temperaturas y a que se extiendan los incendios. No hacerlo ser¨ªa comprometernos con un modelo perpetuo centrado en apagar incendios.
Viviendo al borde del desierto del Sahara aprend¨ª que ser ambientalmente responsable y tener crecimiento econ¨®mico y prosperidad no son excluyentes. La prosperidad verdaderamente sostenible es codependiente con la responsabilidad ambiental. Se ha se?alado que si bien hay muchos entornos sin econom¨ªa, no hay econom¨ªas que no dependan del medioambiente.
Siempre fue dif¨ªcil convencer a las familias en apuros, muchas de las cuales viv¨ªan regularmente al borde del hambre, de que administrar el paisaje de manera diferente, trabajar con la naturaleza en lugar de luchar contra ella, les dar¨ªa una mayor prosperidad y seguridad alimentaria. Y esto ha demostrado ser cierto en un pa¨ªs tras otro en el que he trabajado. Se necesit¨® una crisis severa para lograr un cambio positivo.
Lamentablemente, Australia est¨¢ pasando por una grave crisis en este momento. La pregunta es: ?Vamos a continuar lidiando con los s¨ªntomas? ?O nos vamos a enfrentar a decisiones dif¨ªciles y abordar por fin las causas profundas? Conocemos la respuesta y hemos escuchado todos los argumentos. Ahora es tiempo para la acci¨®n.
Tony Rinaudo es asesor principal de Acci¨®n Clim¨¢tica de World Vision Australia.
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