La maldici¨®n de las pioneras
El 8 de marzo las mujeres espa?olas, pioneras siempre y ahora m¨¢s que nunca, tenemos que volver a hacer Historia
LA DESCUBR? HACE tres a?os. En febrero de 2017, Nuria Varela me invit¨® a participar en la presentaci¨®n de su ¨²ltimo libro. El t¨ªtulo, Cansadas, me pareci¨® inmejorable. ?C¨®mo est¨¢s? Cansada. Muy cansada. Estoy agotada. Esas son las respuestas que se repiten con m¨¢s frecuencia cuando las mujeres describen su estado con sinceridad. Nuria desarrolla en su libro la suma de muchos cansancios acumulados. El f¨ªsico, derivado de la doble jornada laboral que existe todav¨ªa por m¨¢s que los televisores est¨¦n repletos de buenos chicos que ponen lavadoras; el profesional, porque una mujer tiene que esforzarse m¨¢s para que valoren su trabajo igual que el de los hombres; el mental, porque nosotras no podemos bajar la guardia, dejar de justificar cada una de nuestras decisiones, andar por la calle tranquilamente, y tambi¨¦n el cansancio intelectual. Una mujer no puede destacar en ning¨²n aspecto sin que su presencia se interprete como una amenaza al orden establecido, un desaf¨ªo que estimula una producci¨®n de testosterona que fluye a chorros para marcar el terreno donde nunca deber¨ªa haberse aventurado. Con ser todo esto impresionante, ninguna variedad del cansancio me impresion¨® tanto como el relacionado con una observaci¨®n de la autora.
Yo pertenezco a una generaci¨®n de pioneras, le¨ª, y me qued¨¦ perpleja. Nuria es siete a?os m¨¢s joven que yo. A simple vista, no parece gran cosa, pero cuando se acab¨® la dictadura yo ten¨ªa quince. Hab¨ªa sido educada para vivir en un pa¨ªs que, por fortuna, ya no exist¨ªa cuando me matricul¨¦ en la Universidad. Nuria, desde los ocho a?os, hab¨ªa vivido en democracia. Entre su formaci¨®n y la m¨ªa se extend¨ªa ese feliz abismo. Por eso no entend¨ª su afirmaci¨®n. ?Pioneras vosotras?, me pregunt¨¦. Ni hablar, pioneras nosotras, que hemos tenido que improvisarnos como mujeres, salir al mundo sin manual de instrucciones, sinti¨¦ndonos tan alejadas de nuestras madres como de los modelos de un feminismo ausente en nuestra infancia, una cultura que no pod¨ªamos entender¡ Antes de completar este razonamiento, que he enunciado en p¨²blico muchas veces, record¨¦ otra perplejidad. ?Pioneras vosotras?, me hab¨ªa preguntado mi t¨ªa Lola una vez, a la salida de un acto en el que hab¨ªa desgranado la peripecia de las mujeres de mi generaci¨®n. Ni hablar, se contest¨® a s¨ª misma, pioneras nosotras, las del 68, que tuvimos que hacerlo todo solas, en plena dictadura. ?Pero entonces qu¨¦ pasa?, pens¨¦ para m¨ª misma, ?es que aqu¨ª vamos a ser todas pioneras?
Esa es la maldici¨®n del feminismo espa?ol, la maldici¨®n de las mujeres espa?olas. Estamos condenadas a ser perpetuamente pioneras porque nuestros logros no se consolidan, porque los avances no pasan de la fase de experimentaci¨®n. Cuando parece que ya estamos llegando, que ya estamos ah¨ª, tocando el cielo de la igualdad con las manos, algo se mueve en la base, alguien mueve la escalera, y nos desequilibra para hacernos perder pie. Y es cierto que no volvemos al suelo. Pero tambi¨¦n lo es que cuando nos recomponemos, estamos en un pelda?o que ya subimos hace tiempo y que jam¨¢s cre¨ªmos que tuvi¨¦ramos que superar otra vez. Para decirlo con la gracia que derroch¨® Rosana Torres la ¨²ltima vez que nos citamos para ir a una manifestaci¨®n a favor del aborto ¡ªcuando el tren de la libertad lleg¨® a Madrid, en febrero de 2014¡ª, mis amigas y yo ni siquiera podemos seguir gritando nosotras parimos, nosotras decidimos, porque ya estamos todas menop¨¢usicas.
M¨¢s all¨¢ de la fertilidad de cada cual, creo que la maldici¨®n de las pioneras nunca ha sido tan evidente, tan desoladora y frustrante como ahora mismo. Todos los d¨ªas leemos noticias inveros¨ªmiles que resultan ser asombrosamente ciertas. No es s¨®lo la irrupci¨®n de Vox. Es el tir¨®n que ese partido pol¨ªtico, orgulloso de practicar un machismo ultramontano y cavernario, ejerce sobre otros que parecen dispuestos a cualquier cosa con tal de recuperar los votantes que Vox les arrebat¨®.
En esta situaci¨®n, s¨®lo existe una respuesta posible. Tiene nombre, tiene fecha, representa un compromiso ineludible. Aunque caiga en domingo, aunque no hagamos huelga, el 8 de marzo las mujeres espa?olas, pioneras siempre y ahora m¨¢s que nunca, tenemos que volver a hacer Historia.
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