Dos presidentes gobiernan a M¨¦xico
En L¨®pez Obrador conviven dos dimensiones: el predicador y el hacedor. Veremos cu¨¢l de las dos termina prevaleciendo
M¨¦xico est¨¢ gobernado por dos presidentes: el hacedor y el predicador. Los dos est¨¢n dentro de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Por un lado, hay un pol¨ªtico transformador con enorme sentido pr¨¢ctico y una voluntad descomunal para sacar adelante sus proyectos. Est¨¢ investido de una conciencia social arraigada en su propia trayectoria y en el conocimiento del territorio y sus habitantes, particularmente los m¨¢s necesitados. Este personaje es un hacedor por naturaleza; como alcalde de la Ciudad de M¨¦xico dej¨® una impronta en la capital que a¨²n ahora la sigue definiendo, desde la renovaci¨®n del Centro Hist¨®rico y los segundos pisos, hasta los programas sociales que luego fueron imitados en buena parte del pa¨ªs. Ahora mismo, en calidad de jefe de la Naci¨®n, en apenas quince meses ha puesto en marcha una andanada de proyectos e instituciones que est¨¢n transformando las pr¨¢cticas pol¨ªticas y la vida p¨²blica: la Guardia Nacional, seguridad social universal, contrarreforma educativa, sistema universal de pensiones, reforma de la vida sindical y un largo etc¨¦tera. Podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con la bondad de muchos de estos proyectos, y solo el tiempo dir¨¢ si fueron los m¨¢s acertados, pero nadie puede acusarlo de inactividad. Por lo menos en lo que toca a la distribuci¨®n del ingreso o el combate a la corrupci¨®n, los primeros resultados son positivos, no as¨ª el desempe?o de la econom¨ªa o de la inseguridad, temas sobre los cuales el presidente pide un poco m¨¢s de tiempo. A¨²n cuando en la intimidad pueda tener reservas su pragmatismo le ha llevado a conciliar con el presidente Trump, con los grandes empresarios de M¨¦xico o con pol¨ªticas monetarias de austeridad y equilibrio presupuestal, ¨¢reas todas ellas naturalmente a contrapelo de su populismo de izquierda.
Pero tambi¨¦n habita en ¨¦l otro presidente. El predicador, el gu¨ªa espiritual de la naci¨®n, el sabio que conoce nuestro pasado y desentra?a el verdadero origen de nuestros males, aquel que d¨ªa a d¨ªa revela quienes son los malos mexicanos y los exhibe. Ese otro presidente tiene m¨¢s cerca de su coraz¨®n a Madero y su tr¨¢gica ejecuci¨®n hace m¨¢s de cien a?os que el crimen en contra de la ni?a F¨¢tima, que conmocion¨® al pa¨ªs, o la ola de feminicidios que tiene en pie de guerra a mujeres y hombres en los ¨²ltimos d¨ªas. Este presidente flota en alg¨²n punto entre Benito Ju¨¢rez y Madero (originalmente inclu¨ªa a L¨¢zaro C¨¢rdenas, pero ahora rara vez lo menciona); sus enemigos, los conservadores, son los mismos que enfrentaron sus dos h¨¦roes.
Me parece que las dos dimensiones siempre han estado presentes en L¨®pez Obrador e incluso se beneficiaban mutuamente. En esta amalgama, por as¨ª decirlo, sol¨ªa predominar el hacedor, enriquecido s¨ª por el horizonte de visibilidad del idealista. Pero tras escuchar cientos de Ma?aneras a lo largo de estos quince meses, tengo la impresi¨®n que el predicador poco a poco se est¨¢ imponiendo al pol¨ªtico pr¨¢ctico. Sus digresiones hist¨®ricas son cada vez m¨¢s extendidas y muchas de ellas sin venir al caso, sus llamados al bien y al amor universal son m¨¢s frecuentes, su dedo flam¨ªgero nunca se fatiga para denunciar las faltas morales de los villanos (prensa y columnistas a su juicio pregoneros de los conservadores).
La sesi¨®n de este martes es sintom¨¢tica. El presidente Manuel L¨®pez Obrador afirm¨® que su Gobierno desconfiaba de medidas puntuales e improvisaciones en materia de abusos contra las mujeres y que estaba convencido de que la ¨²nica soluci¨®n era acudir a la fuente de todos los males para resolverlos. El verdadero origen de calamidades como la inseguridad, la pobreza, la injusticia y la desigualdad es el neoliberalismo y el uso que hicieron de ¨¦l los conservadores. Este neoliberalismo deshumanizado hizo polvo los valores morales, prohij¨® el abuso y la deshonestidad, gener¨® la descomposici¨®n familiar, afirma el presidente. A pregunta expresa sobre acciones respecto al feminicidio asegur¨® que los conservadores eran la causa y para mostrarlo cit¨® a Lucas Alam¨¢n, el ide¨®logo de derecha que hace 150 a?os ofendi¨® a una mujer.
Y es all¨ª donde perdemos al presidente hacedor, al pol¨ªtico pr¨¢ctico, aquel que podr¨ªa haberse sensibilizado ante los cr¨ªmenes contra las mujeres (diez feminicidios al d¨ªa en las ¨²ltimas semanas), responder puntualmente con acciones y campa?as contra el machismo y ponerse al frente de la comunidad agraviada.
Por el contrario, el l¨ªder espiritual y pedagogo ha decidido poner la mira en los males de la sociedad moderna, como si M¨¦xico pudiese aislarse y convertirse en un Shangri-La. Si la soluci¨®n es salir del neoliberalismo y la sociedad de consumo deshumanizante, las posibilidades de sacar adelante al pa¨ªs est¨¢n rotas. Esto lo ver¨ªa el presidente hacedor, pero no el presidente predicador.
Vivimos en un mundo bajo el reino de la econom¨ªa de mercado; acabamos de confirmar un tratado comercial con Estados Unidos que nos integra y subordina a la l¨®gica del capital; y la iniciativa privada responde por el 75% de lo que el pa¨ªs produce, al margen de lo que quiera o diga el Gobierno. M¨¢s aun, la globalizaci¨®n omnipresente y creciente (desde los criterios est¨¦ticos y morales de las series que vemos en Netflix o en el cine, las aplicaciones que abrimos en nuestro tel¨¦fono o la publicidad de los productos exhibidos en los anaqueles del s¨²per, por poner ejemplos obvios), hace poco menos que imposible que la 4T y su pr¨¦dica logren revertir los valores que, a juicio del presidente, han provocado la descomposici¨®n de la familia tradicional o la moral de la comunidad. Una cosa es sanear pr¨¢cticas y normas para obstaculizar la corrupci¨®n y la impunidad en la administraci¨®n p¨²blica, y otra creer que podemos renovar los valores morales de la sociedad de consumo en la que vivimos.
El presidente hacedor tiene una buena oportunidad de sentar bases para conseguir un pa¨ªs menos desigual y menos corrupto, m¨¢s all¨¢ de aciertos y desaciertos, que los habr¨¢. En ese sentido M¨¦xico necesitaba a un L¨®pez Obrador y ahora que est¨¢ en Palacio estamos ante una oportunidad hist¨®rica. El presidente predicador, en cambio, tiene la batalla perdida de antemano si ignora al hacedor y pretende transformar al mundo en lo que no puede ser. Me preocupa su creciente inter¨¦s por Francisco Madero, el presidente m¨¢rtir, al que encomia porque fracas¨® por la perversidad de sus enemigos a pesar de que ten¨ªa de su lado a la verdad y a la raz¨®n hist¨®rica. Me encantar¨ªa que el saldo de su sexenio fuera lo que s¨ª consigui¨® a favor de un pa¨ªs m¨¢s justo y no el lamento de los grandes y sagrados objetivos que sus adversarios le impidieron lograr. Veremos cu¨¢l de los dos presidentes termina prevaleciendo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.