M¨¢s que un menor migrante, un futuro lleno de sue?os
Los j¨®venes migrantes que llegan solos se enfrentan a pol¨ªticas migratorias que necesitan debatirse para mejorar su integraci¨®n social y desarrollo
La sociedad est¨¢ acostumbrada a normalizar la pobreza, as¨ª como a percibir que esta es natural. La pobreza no es ni normal ni natural ya que responde a la estructura social de nuestra sociedad. Normalizamos la existencia de personas que viven en la calle y tambi¨¦n de j¨®venes, algunos de los cuales han emigrado solos como menores. Tal como indica el polit¨®logo y soci¨®logo Albert Sales, el sinhogarismo es la expresi¨®n local de problem¨¢ticas de car¨¢cter global. El fen¨®meno migratorio de los j¨®venes migrantes solos responde tambi¨¦n a din¨¢micas globales, y en concreto, a l¨®gicas transnacionales que tienen una base estructural. Las circunstancias que los llevan a vivir en la calle no parten de problemas individuales, sino sociales, y no lo podemos normalizar ni naturalizar.
Los j¨®venes que migran solos son conocidos como ¡°mena¡± (menores extranjeros no acompa?ados), una categor¨ªa ampliamente estigmatizadora que sobre todo describe una situaci¨®n jur¨ªdica y simplifica la realidad. Esta asigna unos significados muy concretos a un colectivo muy diverso: naturaliza unos prejuicios y deshumaniza a ni?os y j¨®venes. ¡°Mena¡± es una categor¨ªa que quiere describir una situaci¨®n pero que asimismo designa c¨®mo un joven migrado solo debe sentirse y es aqu¨ª donde reside el conflicto.
La combinaci¨®n de conceptos como "joven", "menor", "extranjero" y "no acompa?ado" lleva a alimentar un imaginario colectivo que ¨²nicamente ve peligros y que centra el debate en los miedos que tenemos como sociedad. Existen unas percepciones en relaci¨®n con la juventud, con los menores y con los extranjeros (como son el riesgo, la diferencia o el peligro) que responden a generalizaciones llenas de prejuicios. Cabe a?adir la hipervisibilidad (ya apuntada por la investigadora Maru Trujillo de la Universidad de Granada en el 2010) de este colectivo en el espacio p¨²blico, hecho que a menudo genera una atenci¨®n de las instituciones m¨¢s ligada a la seguridad y al control que a la protecci¨®n de la infancia.
?Y si centramos el debate en los derechos vulnerados de la infancia y juventud migrada? La mayor¨ªa de los j¨®venes migran para mejorar sus condiciones de vida y buscan principalmente un futuro mejor porque no tienen las mismas oportunidades en sus pa¨ªses de origen. Los j¨®venes migrantes, que por diversos motivos viven en la calle, son un reflejo de un debate p¨²blico poco amplio y riguroso. Son reflejo del conflicto entre la Ley de Extranjer¨ªa, las normas de protecci¨®n al menor y de unas pol¨ªticas p¨²blicas insuficientes y/o a repensar.
?Y si centramos el debate en los derechos vulnerados de la infancia y juventud migrada??
Los j¨®venes migrantes solos tienen que aprender la lengua, formarse y obtener el permiso de residencia en un margen de tiempo m¨ªnimo cuando llegan a una edad cercana a los 18 a?os. A menudo, lo hacen despu¨¦s de un viaje migratorio largo y no ausente de dificultades. La fragilidad y la vulnerabilidad de un ni?o o joven con esta experiencia vital es grande y el esfuerzo que hacen para alcanzar los objetivos descritos es enorme.
Los equipos educativos de los centros de protecci¨®n trabajan sin el tiempo necesario y ligados a una burocracia fluctuante y llena de obst¨¢culos, tanto con respecto al marco jur¨ªdico como en cuanto a los criterios de aplicaci¨®n de dicho marco. Son sujetos migratorios tratados como objetos de protecci¨®n que padecen las contradicciones constantes entre la Ley de Extranjer¨ªa y la Ley de Protecci¨®n al Menor. Tampoco se pueden plantear las intervenciones socioeducativas necesarias sin tiempo o sin los recursos suficientes y adecuados para dar respuesta a las necesidades de ni?os y j¨®venes que est¨¢n en un proceso de duelo. Todos ellos est¨¢n asimilando un proceso migratorio, en un escenario incierto e inseguro y en un contexto hostil.
La fragilidad y la vulnerabilidad de un ni?o o joven con esta experiencia vital es grande y el esfuerzo que hacen para alcanzar los objetivos descritos es enorme.
Los esfuerzos inmensurables son cotidianos y representan la realidad m¨¢s frecuente pero m¨¢s invisible. En cambio, la existencia de delincuencia o el consumo de t¨®xicos sin la contextualizaci¨®n pertinente llenan titulares y ponen en alerta a la sociedad a partir conceptos como ¡°mena¡±. Por ello es necesario tratar las condiciones que la Ley de Extranjer¨ªa impone a los j¨®venes migrantes solos, as¨ª como el uso pol¨ªtico interesado en relaci¨®n con el fen¨®meno migratorio. Pero tambi¨¦n es imprescindible tratar la falta de coordinaci¨®n entre administraciones p¨²blicas y los recursos insuficientes para facilitar el acceso a la vivienda, especialmente fuera de ciudades como Barcelona (en el caso de Catalu?a), tanto para los j¨®venes migrantes solos como para el resto de la poblaci¨®n.
Las situaciones de los j¨®venes que pueden quedarse sin un recurso habitacional son diversas en funci¨®n de variables como el acceso al permiso de residencia. Tambi¨¦n est¨¢n las necesidades educativas, de salud y sociales, los factores de riesgo que afectan a los j¨®venes, etc. Habr¨ªa que tener en cuenta toda la diversidad de las casu¨ªsticas y la alta vulnerabilidad de estos ni?os y j¨®venes.
En resumen, tras un joven migrante solo que vive en la calle hay una concepci¨®n determinada sobre el colectivo, una legislaci¨®n vigente y unas pol¨ªticas p¨²blicas a transformar tanto en Catalu?a como en Espa?a y, por supuesto, en Europa.
Montse S¨°ria es coordinadora de Acci¨®n Social de la Fundaci¨® Pere Tarr¨¦s.
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