Hernani, paisaje despu¨¦s de ETA
Fue durante dos d¨¦cadas s¨ªmbolo de la tragedia vivida en el Pa¨ªs Vasco. Un lugar donde no se pod¨ªa hablar con libertad por miedo a las represalias.Ocho a?os despu¨¦s del fin del terrorismo, recorremos la localidad guipuzcoana que en gran medida inspir¨® la novela Patria para escuchar diferentes voces y sensibilidades. Entre pintadas de homenaje a miembros locales de ETA y ecos del pasado violento, el ¨²ltimo gran basti¨®n de la izquierda abertzale busca su lugar en el presente y su camino hacia el futuro.
Hernani se sit¨²a a 10 minutos de la capital guipuzcoana, San Sebasti¨¢n, introduci¨¦ndose desde la costa al interior. En su casco viejo peatonalizado destacan casas de piedra, solariegas, flanqueadas por bares y comercios. Cruzado por el r¨ªo Urumea, rodeado de monta?as, en sus afueras se erigen bloques de viviendas, levantados con la inmigraci¨®n de los sesenta en pleno auge industrial. De aquella eclosi¨®n quedan Papelera Zicu?aga y Orona, uno de los grandes fabricantes europeos de ascensores y escaleras mec¨¢nicas. Se respira prosperidad. ¡°La reconversi¨®n industrial redujo el tama?o de las empresas. Hoy predominan las pymes de nuevas tecnolog¨ªas. Incluso tenemos una gran firma japonesa, Krosaki AMR. Tambi¨¦n se han potenciado las empresas de servicios. FCC tiene aqu¨ª su central para la comarca de San Sebasti¨¢n¡±, se?ala un empresario local. Las cifras avalan el bienestar econ¨®mico de un municipio de 20.300 habitantes: 9% de paro, cinco puntos por debajo de la media espa?ola; 10% de inmigrantes, la mayor¨ªa latinoamericanos, y solo 20% mayores de 60 a?os, de los que un 80% entiende el euskera.
Adem¨¢s de haber inspirado en gran medida la novela Patria, de Fernando Aramburu, Hernani es la patria de dos grandes de la cultura, el poeta Gabriel Celaya y el cineasta El¨ªas Querejeta. Celaya, antes de fallecer en Madrid en 1991, pidi¨® a su compa?era, Amparo Gast¨®n, que aventara sus cenizas en Hernani, donde naci¨® en 1911. Un centro educativo decidi¨® darle su nombre y erigirle un busto. Pero aquel reconocimiento a un hijo predilecto, que durante el franquismo llam¨® a salir a la calle ¡ª¡°que ya es hora¡±¡ª, se convirti¨® en centro de un espect¨¢culo lamentable.
Era abril de 1991 y la kale borroka local se moviliz¨® no tanto contra Gabriel Celaya, al que ignor¨®, sino por la anunciada asistencia del consejero de Educaci¨®n del Gobierno vasco, el socialista Fernando Buesa ¡ªuna d¨¦cada despu¨¦s asesinado por ETA¡ª, y del nuevo alcalde, Joxan Rekondo, de Eusko Alkartasuna, que hab¨ªa desalojado a la izquierda abertzale del poder municipal tras pactar con el Partido Socialista de Euskadi (PSE) y el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Aunque, finalmente, Buesa no acudi¨®, la kale borroka mantuvo el boicoteo. Los mayores del lugar recuerdan con bochorno a Amparo Gast¨®n, llorosa, abrazada al busto de Celaya, mientras la kale borroka lanzaba huevos y la insultaba como a todos.
El boicoteo lo dict¨® la izquierda abertzale porque no digiri¨® la p¨¦rdida del poder en Hernani, que era su municipio emblem¨¢tico. Hoy lo sigue siendo y adem¨¢s lo gobierna. Lugar de residencia de sus dirigentes, aqu¨ª est¨¢n las sedes de las Gestoras Pro Amnist¨ªa y de Etxerat, asociaci¨®n de apoyo a los presos de ETA. Estuvo tambi¨¦n la de Egin, su peri¨®dico clausurado por el juez Baltasar Garz¨®n. ¡°Lo sucedido con Celaya fue en la etapa m¨¢s conflictiva, entre 1991 y 1997. Coincidi¨® con la campa?a de ETA contra representantes no nacionalistas¡±, constata Javier Buces, autor con el forense Francisco Etxeberria del denominado Informe sobre vulneraciones de derechos humanos en Hernani entre 1960 y 2018, un estudio de 400 p¨¢ginas publicado recientemente por la Sociedad de Ciencias Aranzadi, especializada en memoria hist¨®rica, por encargo un¨¢nime del Ayuntamiento.
Han pasado ocho a?os desde el final del terrorismo. Pero la sensaci¨®n que predomina en un forastero al pe?netrar por las calles del casco viejo hacia el ayuntamiento y la iglesia de San Juan Bautista es de extra?eza, sobre todo si viene de San Sebasti¨¢n, abarrotada de turistas. En Hernani no hay turismo. Sus calles est¨¢n poco transitadas, excepto a media tarde, cuando los ni?os salen de las escuelas. Sorprenden sus fachadas pintadas, algunas en puntos estrat¨¦gicos, como la plaza del ayuntamiento, con referencias a los presos de ETA y en algunos casos al independentismo catal¨¢n. En el front¨®n y en la calle de Nafarroa, donde est¨¢ la herriko taberna ¡ªcentro neur¨¢lgico de la vida social de la izquierda abertzale¡ª, aparecen marcadas las siluetas de los 18 presos de ETA locales. Tambi¨¦n est¨¢ grabada la imagen de Argala, l¨ªder de ETA asesinado por la guerra sucia en 1978. Se percibe cu¨¢l es la influencia predominante en Hernani. Pero refleja tambi¨¦n los restos de un pasado conflictivo cuyas compuertas ha abierto el informe de Aranzadi. Hay un paisaje despu¨¦s de la batalla.
A diferencia del pasado, hoy concejales socialistas pueden chiquitear en un bar del casco viejo. El tabernero bromea con Ricardo Crespo y Pablo Pe?acoba sobre la conflictividad pol¨ªtica¡ en Catalu?a. Recuerdan c¨®mo en la pasada campa?a electoral repartieron propaganda a 10 metros de los militantes de Bildu, en la calle del mercado. ¡°Muy pocos te dec¨ªan que no. Antes la gente no se atrev¨ªa y hasta te insultaba. Esta conversaci¨®n aqu¨ª hubiera sido imposible hace unos a?os. Pasear por el casco viejo era peligroso. Hab¨ªa amigos que evitaban saludarnos. A nuestros militantes m¨¢s conocidos, los vecinos les ped¨ªan que se fueran. La Ertzaintza estaba desbordada. ?ramos el ¨²nico partido no nacionalista. El PP tuvo concejales en los noventa, pero viv¨ªan en San Sebasti¨¢n. Solo acud¨ªan a los plenos, acompa?ados por nosotros. Algunos vecinos llegaron a pedirnos que dej¨¢semos gobernar a HB para que hubiera tranquilidad¡±, se?ala Pe?acoba.
Joxan Rekondo, el alcalde nacionalista que desplaz¨® a la izquierda abertzale del poder en 1991, circula con normalidad. La gente le trata con respeto. ¡°Me saluda gente de la izquierda abertzale que antes ni me miraba. Ha desaparecido el miedo. Cuando ETA se vio forzada a abandonar el terrorismo, la izquierda abertzale le sigui¨®. Estaba cansada¡±, cuenta en una cafeter¨ªa del centro.
Rekondo, que fue recibido como alcalde con el lanzamiento de hasta 10 kilos de piedras, estuvo a punto de ser linchado en noviembre de 1996. La kale borroka, que protestaba por una redada policial contra ETA, asalt¨® el ayuntamiento y la Ertzaintza le rescat¨® in extremis. ¡°Sol¨ªa tener dos escraches semanales, sobre las ocho de la tarde. Sub¨ªa la televisi¨®n para que mis ni?os no oyeran los gritos. Luego estaban las cartas y llamadas telef¨®nicas amenazadoras¡±, recuerda. En una ocasi¨®n, la esposa de Rekondo fue apedreada cuando paseaba con sus ni?os por el casco viejo. Una vecina lo recuerda: ¡°Me indign¨¦, pero fui incapaz de acercarme a protegerla. Tuve mucho miedo¡±.
Hoy en el paseo de los Tilos, junto a la iglesia de San Juan Bautista, se puede contemplar a un grupo de inmigrantes conversando al sol. Un Hernani distinto. Ignoran que all¨ª, el 28 de junio de 1995, ¨²ltimo d¨ªa de las fiestas, fue linchado por la kale borroka local el concejal socialista Jos¨¦ Morcillo. Es una de las 55 agresiones documentadas en el informe de Aranzadi sobre Hernani. Cuenta Morcillo: ¡°Han pasado 24 a?os, pero lo recuerdo como si fuera ayer. Pase¨¢bamos Jos¨¦ Ram¨®n Checa y yo y nos salieron una quincena de j¨®venes. Nos dec¨ªan: ¡®?Vais a morir!¡¯. Nos dieron pu?etazos y patadas. Fue una cadena de agresiones por todo el cuerpo. Nos derribaron e intentaron rematarnos. Gracias a unos militantes de IU, que se interpusieron, puedo contarlo¡±.
M¨¢s dolorosa fue a¨²n para Morcillo la agresi¨®n a su hija Estefan¨ªa, en mayo de 1996: ¡°Iba en el autob¨²s a San Sebasti¨¢n. Un grupo de j¨®venes la reconoci¨® e increp¨® todo el trayecto. Poco antes de apearse, uno de ellos le dijo: ¡®?A ver si hablas euskera!¡¯. Como Estefan¨ªa le respondi¨® en euskera, le propin¨® un pu?etazo en la boca, parti¨¦ndole el labio y movi¨¦ndole los dientes. Lo m¨¢s doloroso para mi hija fue que nadie se inmut¨®, aunque el autob¨²s estaba lleno¡±.
El drama de Morcillo no acababa ah¨ª. Dos hijos, Antton y Gracia, de su primo hermano Antonio eran militantes de HB. Antton fue dirigente. Se rompi¨® la convivencia familiar y se levant¨® un muro de silencio. ¡°No retir¨¦ el saludo a Antonio, que ya falleci¨®. Pero las relaciones se deterioraron¡±, se?ala Morcillo. No fue una excepci¨®n dram¨¢tica. El primer presidente del PSE de Hernani, Juan Sanchiz, ya fallecido, era t¨ªo de un militante local de ETA. Son s¨ªmbolos del grave deterioro que alcanz¨® la convivencia y que destroz¨® la solidaridad que hubo contra el franquismo entre trabajadores, fueran nacionalistas o no.
Hoy Morcillo, jubilado, pasea tranquilamente por sus calles. Nos cita delante del cuartel de la ?Ertzaintza y paseamos durante media hora por una barriada nueva, salpicada de zonas verdes, hasta la sede del PSE. Todos le saludan y algunos bromean con ¨¦l sobre su jubilaci¨®n. ¡°Hace poco, un exmilitante de la kale borroka se dirigi¨® a m¨ª para agradecerme haber aguantado el acoso sin irme ni cambiar de chaqueta. Nunca me hab¨ªa pasado¡±, comenta Morcillo.
¡°Fue una ¨¦poca tremenda. Gesto por la Paz aqu¨ª fue recibido a pedradas¡±, recuerda una vecina de Hernani
La sede del PSE, a cuya inauguraci¨®n acudi¨® el alcalde de Bildu, es nueva y acogedora. Nada que ver con la anterior, un b¨²nker situado en la calle de Elcano. Fue atacada 15 veces. El informe de Aranzadi constata tambi¨¦n 75 casos de amenazas graves contra 51 personas; 21 secuestros, 18 de ellos retenciones temporales para sustraer veh¨ªculos; 5 v¨ªctimas de extorsi¨®n y 24 escoltados.
Un vecino recuerda: ¡°Fue una ¨¦poca tremenda. Gesto por la Paz aqu¨ª fue recibido a pedradas. Nadie se atrev¨ªa a llevar el lazo azul solidario con las v¨ªctimas. Tuvimos ataques, secuestros, mobiliario urbano y autobuses quemados. Pas¨® de todo. Evit¨¢bamos acudir al casco viejo, y menos con nuestros hijos¡±.
Juan Jos¨¦ Ur¨ªa, alcalde por HB entre 1979 y 1983, nos cita en una cafeter¨ªa moderna de la calle Mayor. Mucha gente le saluda y la mayor¨ªa le habla en euskera. Siendo alcalde, la ultraderecha coloc¨® un explosivo en su veh¨ªcu?lo que la polic¨ªa desactiv¨®. ¡°Me dijeron que, si estalla, hubiera volado m¨¢s lejos que Carrero¡±, cuenta. Aranzadi subraya que Hernani y Astigarraga ostentan el r¨¦cord de asesinatos de la guerra sucia, todos en la Transici¨®n. En 1980 y 1981, el Batall¨®n Vasco Espa?ol asesin¨® a cinco vecinos, y en 1984 y 1985, el GAL a otros dos, militantes de ETA, en Francia. ETA asesin¨® a cinco personas entre 1975 y 1983, y al sexto, el ertzaina I?aki Totorika, en 2001.
Ur¨ªa recuerda tambi¨¦n que siendo alcalde fue detenido, trasladado a Madrid y, tras estar incomunicado 10 d¨ªas, fue liberado sin cargos ni explicaci¨®n. Aranzadi constata que 184 vecinos denunciaron torturas o malos tratos bajo custodia policial entre 1983 y 2010. Buces considera ¡°cre¨ªbles¡± la mayor¨ªa de los testimonios. Pero el exalcalde de HB manifiesta una reveladora posici¨®n cr¨ªtica con ETA. ¡°Gente importante del mundo abertzale le reclamaba a ETA terminar porque estaba inc¨®moda con su actividad armada. ETA lo sab¨ªa desde 1979, pero no escuch¨®¡±.
La sede de Aranzadi se encuentra en el Alto de Zorroaga, a 10 minutos de Hernani. All¨ª estuvo ubicada la Universidad del Pa¨ªs Vasco durante la Transici¨®n, cuando Fernando Savater y un grupo de profesores j¨®venes quisieron poner en pie un aut¨¦ntico templo de saber y tolerancia. Buces nos recibe en Zorroaga. Antes de charlar, nos presenta al forense Francisco Etxeberria, que muestra restos de una investigaci¨®n reciente en Navarra sobre la Guerra Civil.
Buces cuenta que el Ayuntamiento un¨¢nimemente encarg¨® a Aranzadi un informe sobre las v¨ªctimas de la Guerra Civil y el franquismo. Al finalizarlo, tambi¨¦n un¨¢nimemente, le pidi¨® una radiograf¨ªa de las violaciones de derechos humanos desde 1968, cuyo borrador acaba de publicar. Buces constata que la actividad de la guerra sucia en Hernani concentrada en la Transici¨®n ¡ªsiete asesinatos¡ª tuvo que ver con su radicalizaci¨®n. ¡°Sus v¨ªctimas eran muy conocidas en Hernani y tuvieron un gran reconocimiento social¡±.
Pero ¡°la etapa m¨¢s conflictiva en Hernani, que enfrent¨® a los vecinos, transcurri¨® entre 1991 y 1998¡±, la de la socializaci¨®n del sufrimiento de ETA. El ¨²ltimo ataque de la kale borroka en Hernani, precisa Buces, fue el 27 de junio de 2009, dos a?os antes de que ETA anunciara el final del terrorismo: el incendio de dos cajeros del Banco Guipuzcoano y de La Caixa. Durante el proceso de di¨¢logo del Gobierno de Zapatero y ETA, los j¨®venes de la lucha callejera hab¨ªan reducido mucho sus ataques: dos en 2005, tres en 2006, tres en 2007 y tres en 2008.
La pasada conflictividad apenas ha dejado huellas en la econom¨ªa local. ¡°Fue importante en la industria durante el franquismo. Luego, muy poco. El comercio local sufri¨® algo m¨¢s en algunas personas se?aladas pol¨ªticamente. Hoy, como en todas partes, el problema es la competencia de las grandes superficies¡±, se?ala un comerciante local.
Hernani hace tiempo que no es noticia por hechos conflictivos. Frecuentemente aporta noticias sobre acogidas solidarias a inmigrantes. La sede de la ONG Amher, con apoyo municipal, est¨¢ en las afueras de Hernani. A su entrada puede verse a mujeres negras vestidas con t¨²nicas multicolores que contrastan con la sobriedad de las vestimentas tradicionales de las vecinas. Son inmigrantes que, cuando se les pregunta, exteriorizan su agradecimiento a la instituci¨®n por la acogida y ayuda que reciben. La ONG Amher ha colocado a Hernani en la agenda solidaria y muchos vecinos la citan con orgullo.
La Casa de Cultura ¡ªconstruida sobre las viejas escuelas, en la calle de Elcano¡ª es el principal centro cultural de Hernani, donde tambi¨¦n destaca la Escuela de M¨²sica y de Bertso, del que ha salido Maialen Lujanbio, campeona de Euskadi de bertsolaris. En ella, el pasado a?o, la asociaci¨®n Elkarbizi (Vivir Juntos) dedic¨® un ciclo a la trilog¨ªa del cineasta hernaniarra El¨ªas Querejeta sobre el conflicto vasco: Asesinato en febrero (2001), sobre el de Fernando Buesa; Perseguidos (2004), sobre los concejales acosados por ETA, y Al final del t¨²nel (2011), donde tantea las posibilidades de convivencia del posterrorismo.
El reconocimiento a una figura como Querejeta, que se refer¨ªa a Hernani como su patria, fue otro signo del nuevo tiempo. Con el local lleno, Juan Bautista Querejeta desvel¨® que su hermano El¨ªas ¡°estuvo amenazado y cuando visitaba Hernani tomaba medidas de seguridad¡±. En el coloquio participaron tres destacados exetarras: Joseba Urrusolo, Carmen Guisasola y Kepa Pikabea. Este ¨²ltimo, vecino de la localidad, lament¨® haber puesto la libertad de su pueblo ¡°por encima de la dignidad humana¡±. Con Querejeta no hubo que lamentar el bochorno vivido con Gabriel Celaya cuando el Ayuntamiento, por iniciativa de sus amigos, le dedic¨® una plaza cercana a su casa natal al fallecer en 2013.
Tras la apariencia de normalidad existe una huella del pasado que no pasa inadvertida al forastero y que sigue pesando. Lo muestra el desinter¨¦s de la izquierda ?abertzale gobernante por explotar las posibilidades culturales que brindan oriundos como Celaya y Querejeta por razones ideol¨®gicas, coinciden algunos vecinos.
Pero la expresi¨®n m¨¢s clara de que Bildu es reh¨¦n del pasado de ETA est¨¢ en su temor a afrontarlo, en su ausencia de autocr¨ªtica. Se percibe en la pol¨ªtica municipal. ¡°Ya no estamos en los a?os noventa. Nuestras relaciones con los concejales de Bildu son normales, pero al precio de eludir su pasado. Siempre que ha habido mociones en el Ayuntamiento de condena de la guerra sucia y favorables al acercamiento de presos etarras a c¨¢rceles vascas, hemos votado un¨¢nimemente. Pero en los dos intentos de reconocer a las v¨ªctimas de ETA, en junio de 2017 y febrero de 2019, Bildu se opuso¡±, coinciden el socialista Crespo y el peneuvista Andoni Amonarraiz.
Los 18 presos hernaniarras de ETA sobre 250 ¡ªun porcentaje muy alto para una poblaci¨®n de 20.300 habitantes¡ª pesan. Sus efigies est¨¢n en bares y lugares estrat¨¦gicos. ¡°Es significativo que el programa oficial de fiestas siga convocando una manifestaci¨®n de apoyo a los presos. O que el Ayuntamiento coloque en el m¨¢stil de su plaza una reivindicaci¨®n de su acercamiento¡±, se?alan Crespo y Amonarraiz. Algunos vecinos precisan: ¡°Ha bajado mucho la participaci¨®n en la manifestaci¨®n semanal. No concedemos la importancia que se dio al recibimiento, en agosto, a Javier Zabaleta, Baldo, tras 29 a?os de prisi¨®n. Fueron unas decenas de afines junto a la herriko taberna. Hernani no se volc¨® como cuando regresaron los presos de ETA encarcelados durante el franquismo¡±.
¡°Vivimos m¨¢s tranquilos, pero hay miedo social a significarse¡± (Andoni Amonarraiz, concejal del PNV)
Desaparecido el miedo f¨ªsico, permanece otra huella del pasado: el miedo social. Los vecinos eluden hablar del pasado y, si finalmente hablan, al insistirles, piden que no se les cite. Siguen sin querer significarse. Lo explica Amonarraiz: ¡°Vivimos m¨¢s tranquilos, pero existe miedo social a significarse porque Hernani es un feudo de la izquierda abertzale. Yo, como concejal del PNV, no pondr¨ªa un comercio. No van a atentar como antes. Pero, dado el control de la izquierda abertzale, tengo dudas de que funcionase¡±. El miedo a significarse se traduce tambi¨¦n en dificultades para el PNV y el PSE en elaborar sus listas municipales. Existe una sensaci¨®n de derrota social en los disidentes de la izquierda abertzale gobernante; de que, finalmente, Bildu ha logrado imponerse.
Bildu mantiene un importante control sobre la vida asociativa. ¡°No sucede como hace a?os cuando el club de f¨²tbol local jug¨® alg¨²n torneo para recaudar dinero para los presos. Ahora la izquierda abertzale es menos beligerante, pero si su control entra en riesgo, cierra el paso. Ha sucedido con el movimiento de pensionistas, que empez¨® muy abierto, pero han puesto al frente a militantes y lo han debilitado. Algo parecido ha pasado con el movimiento feminista¡±, se?ala Pe?acoba.
La presencia de esteladas en algunos balcones es m¨¢s simb¨®lica que efectiva. ¡°Existe una solidaridad emocional con Catalu?a. Pero Hernani no quiere regresar a su pasada conflictividad¡±, se?ala Rekondo. Tras la sentencia del proc¨¦s, Bildu present¨® una moci¨®n cr¨ªtica que ni fue al pleno municipal al no contar con unanimidad, constata Crespo.
En Hernani sigue habiendo dos mundos. ¡°Circulamos libremente. Pero no se me ocurre ir a la herriko taberna o a algunos bares. S¨¦ que no me va a pasar nada, pero ellos se sentir¨ªan inc¨®modos y yo tambi¨¦n¡±, se?alan los concejales socialistas y peneuvistas. Hernani no ha resuelto su convivencia porque es prisionera de su pasado ante la ausencia del reconocimiento del da?o injusto infligido por quienes lo causaron.
Algunos se?alan la educaci¨®n como causa. Un profesor apunta: ¡°En Hernani, la izquierda abertzale ha socializado la idea de que los de ETA son h¨¦roes. Hubo un tiempo en el que algunos padres sacaban a los hijos de la escuela para ir a manifestaciones. En las fiestas se entonaban con naturalidad canciones de exaltaci¨®n a alg¨²n miembro de ETA. Falta un an¨¢lisis cr¨ªtico del sufrimiento que han generado, incluso a ellos mismos¡±.
Algunos vecinos recuerdan c¨®mo hubo un tiempo en el que se recib¨ªa en el balc¨®n del ayuntamiento como h¨¦roes a j¨®venes liberados tras ser detenidos por kale borroka, con la complacencia de sus padres en bastantes casos. Un psic¨®logo experto se?ala: ¡°Ha existido una ¨¦tica muy permisiva hacia j¨®venes que practicaron la kale borroka. Hay una perversi¨®n de valores, como cuando la gente cree que quienes est¨¢n en la c¨¢rcel luchaban por una Euskadi mejor y se sienten solidarios con ellos. Se produce la paradoja de gente que ayuda generosamente a inmigrantes y considera h¨¦roes a los presos etarras. Hay mucha confusi¨®n¡±.
Un maestro constata: ¡°A diferencia de otros municipios, aqu¨ª ni siquiera ha habido encuentros de v¨ªctimas del terrorismo en las aulas. Nuestros alumnos desconocen su pasado. El Ayuntamiento siempre busca excusas para dilatarlo¡±.
En Hernani se habla mucho de Errenteria, el otro municipio que comparti¨® el r¨¦cord de conflictividad de Euskadi. Su anterior alcalde, Julen Mendoza, de Bildu, fue pionero en reunir a v¨ªctimas de ETA y de la guerra sucia y reconocer a los concejales renteriarras del PSE y PP asesinados por ETA. Tambi¨¦n organiz¨® el primer homenaje a un polic¨ªa asesinado por ETA en Errenteria. Amonarraiz precisa: ¡°Aqu¨ª la izquierda abertzale local quiere avanzar, pero el n¨²cleo duro lo frena¡±.
Xabier Lertxundi, de 36 a?os, de Bildu, es alcalde de Hernani desde junio pasado y tiene mayor¨ªa absoluta (11 concejales de 21). La izquierda abertzale ha gobernado 28 de los 40 a?os de democracia. Una clave de su permanencia es que sus alcaldes y ediles no est¨¢n identificados con la kale borroka. Los vecinos hablan bien de Juan Jos¨¦ Ur¨ªa y de Ricardo Mendiola, al que recuerdan impidiendo pasar al ayuntamiento a la kale borroka cuando quiso linchar a los concejales socialistas tras un asesinato del GAL.
Lertxundi nos recibe en su despacho municipal. No oculta que ¡°Hernani es un Ayuntamiento de la izquierda abertzale que lucha por la independencia y los derechos sociales por v¨ªas pol¨ªticas¡±. No tiene vivencias de la etapa negra de Hernani y le duele su imagen de ¡°ciudad sin ley¡±. Sobre las responsabilidades del pasado, no se sale del guion de la izquierda abertzale: ¡°Ha habido v¨ªctimas de varias violencias. No podemos decir qui¨¦n ha sufrido m¨¢s. Est¨¢ el sufrimiento de familias que perdieron a los suyos y el de otras que viajan lejos para visitar a sus presos. A las v¨ªctimas no hay que calificarlas por qui¨¦n haya ejercido la violencia, sino por ser v¨ªctimas¡±.
Subraya su compromiso con Aranzadi de avanzar del conocimiento de la memoria a reparar a todas las v¨ªctimas. A la pregunta de por qu¨¦ Bildu no apoy¨® las mociones de reconocimiento a las v¨ªctimas de ETA, se aferra a una formalidad. ¡°Bildu no promovi¨® ninguna moci¨®n. Fueron colectivos sociales. No tengo inconveniente en reconocer que la violencia de ETA ha causado sufrimiento¡±. Pero evita pronunciarse sobre su injusticia.
Buces confirma que el informe de Aranzadi sobre la verdad es el primer paso para abordar la reparaci¨®n de las v¨ªctimas. A su vez, la Secretar¨ªa de Derechos Humanos del Gobierno vasco tiene previsto plantear en el pr¨®ximo curso encuentros de alumnos con v¨ªctimas en las aulas, as¨ª como la incorporaci¨®n en la asignatura de Historia de los horrores provocados por el terrorismo en Euskadi.
Hoy es posible juntar en Hernani a representantes de las tres principales corrientes hist¨®ricas, enfrentadas en el pasado, para hablar sobre su atormentada historia y su futuro. Lo hicimos y citamos en la Casa de la Cultura, con ayuda de Buces, al exalcalde de HB Ur¨ªa; a Morcillo, exconcejal del PSE, y a Amonarraiz, edil del PNV. Durante una hora mostraron una clara voluntad de convivencia y no faltaron momentos de emotividad, como cuando Morcillo narr¨® su sufrimiento y el de su familia, y Ur¨ªa insist¨ªa en que hab¨ªa que reconocerlo.
Amonarraiz (PNV): ¡°Es imprescindible conocer qu¨¦ ha pasado¡±.
Morcillo (PSE): ¡°Ha sido un buen paso para la convivencia hacer memoria de la ¨¦poca tan terrible que vivimos. Hernani est¨¢ hoy bastante normalizado. Me siento muy a gusto aqu¨ª¡±.
Ur¨ªa (Bildu): ¡°Estoy de acuerdo con Jos¨¦. Me alegra coincidir en que se est¨¢n poniendo las bases para una reconciliaci¨®n. Hernani es un pueblo serio, trabajador, que tropez¨® con la violencia¡±.
Morcillo: ¡°La peor ¨¦poca de Hernani fue cuando nos agredieron a nosotros, a nuestras familias, a mi hija¡±.
Ur¨ªa: ¡°Hay que reconocerlo. Un buen camino es hacer una memoria realista para tener un buen futuro¡±.
Morcillo: ¡°Veo una buena persona [por Ur¨ªa]. El d¨ªa que todos alcancemos un com¨²n denominador, este pa¨ªs habr¨¢ dado un gran salto adelante. No olvidamos, pero tampoco vivimos del recuerdo¡±.
Ur¨ªa: ¡°La izquierda abertzale ha dado pasos, que deben culminar en reconocer el sufrimiento. Deber¨ªa ser m¨¢s rotunda en reconocer el da?o causado por ETA. Quisiera tambi¨¦n que otros condenaran el franquismo, la guerra sucia y las torturas. Algunos franquistas se hicieron dem¨®cratas en tres minutos. Me gustar¨ªa que se dieran las condiciones para que el lendakari y Otegi se abrazaran¡±.
Morcillo: ¡°Llegar¨¢ el momento en que habr¨¢ coaliciones de Gobierno con la izquierda abertzale¡±.
Amonarraiz: ¡°Para llegar a eso, los n¨²cleos duros [de la izquierda abertzale] tienen que abrirse y reconocer el sufrimiento de las v¨ªctimas de ETA, algo que no hacen¡±.
Ur¨ªa: ¡°Ayudar¨ªa mucho aliviar el tema de los presos. Sus familias sufren mucho¡±.
Morcillo: ¡°Es el momento de iniciar una pol¨ªtica distinta con los presos. Acercarlos a Euskadi y lo que sea porque lo necesita la convivencia. Quisiera que Hernani fuese conocido no por su pasado conflictivo, sino como el pueblo de Celaya y Querejeta¡±.
Ur¨ªa: ¡°Hernani debe sentirse muy orgulloso de tener a Celaya, a Querejeta, a Lujanbio y la obra de Chillida¡±.
El gaztetxe (centro social de j¨®venes abertzales) est¨¢ en el casco viejo. Hoy no tiene la vitalidad de los a?os ochenta y noventa, cuando numerosos j¨®venes hernaniarras acud¨ªan a las masivas concentraciones pol¨ªticas y l¨²dicas de Jarrai (juventudes de Batasuna). ¡°El gaztetxe est¨¢ muy politizado. La mayor¨ªa de los j¨®venes est¨¢n desencantados de la pol¨ªtica y no acuden. Les preocupa su futuro. No les interesa el pasado. No tienen buenas referencias de lo que vivieron sus padres. Es verdad que muchos no saben siquiera qui¨¦n fue Miguel ?ngel Blanco. Pero saben que hubo conflictos que no trajeron nada bueno, tampoco a quienes los provocaron, y rechazan masivamente la violencia¡±, se?ala un profesor.
¡°Ha existido una ¨¦tica muy permisiva hacia j¨®venes que practicaron la kale borroka¡±, explica un psic¨®logo
Algunos j¨®venes que practicaron la kale borroka han pasado por crisis profundas que les han llevado a detestar lo que hicieron. ¡°A esa generaci¨®n de j¨®venes se le hizo un da?o inmenso al considerar que el asesinato estaba justificado por causas patri¨®ticas. En algunas cuadrillas se hab¨ªa instalado la idea del sacrificado por la patria. Hoy algunos se han dado cuenta de que se les utiliz¨®, se sienten enga?ados y rechazan su pasado. Pero otros siguen refugi¨¢ndose en que la polic¨ªa, los pol¨ªticos y la prensa exageran o no dicen la verdad¡±, se?ala un psic¨®logo.
El exalcalde Rekondo cree necesaria una autocr¨ªtica del pasado de la c¨²pula de la izquierda abertzale que sirva de lecci¨®n para las generaciones j¨®venes. ¡°No estoy esperando que alguien nos pida perd¨®n. La izquierda abertzale no tiene que escudarse detr¨¢s de Errenteria o de Aranzadi. La convivencia pasa porque aquellos dirigentes que ordenaron actuar a otros hagan autocr¨ªtica de su pasada complicidad con ETA, porque hay que recuperar los valores perdidos. No lograr¨¢n gobernar Euskadi mientras no la hagan. Tambi¨¦n est¨¢ pendiente la condena del franquismo, de la guerra sucia y de las torturas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.