?bola: reflexiones tras el incendio congole?o
Una trabajadora de M¨¦dicos Sin Fronteras en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo repasa los aciertos y errores ante el final del brote de ¨¦bola y alerta de la autocomplacencia y la normalizaci¨®n de medidas coercitivas en las instalaciones sanitarias
"?Estamos siendo atacados en el centro de tratamiento del ¨¦bola!". Estas fueron las palabras que escuch¨¦ cuando descolgu¨¦ mi tel¨¦fono el 27 de febrero del a?o pasado. Estaba en Ginebra, acababa de regresar de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC), donde hab¨ªa coordinado la respuesta de M¨¦dicos Sin Fronteras al brote del virus del ?bola. La persona que me llam¨® estaba en el centro de tratamiento de Butembo, una instalaci¨®n con 96 camas, y llamaba en el mismo momento en el que hombres armados cruzaban la puerta principal y abr¨ªan fuego. Cuando dejaron de disparar, incendiaron el recinto.
En el momento del ataque, hab¨ªa m¨¢s de 50 pacientes en la instalaci¨®n. Huyeron todos. Los 60 empleados de MSF que trabajan all¨ª tambi¨¦n. Personal y pacientes se escondieron juntos en edificios vecinos y en el bosque cercano. Fue aterrador para todos. Debido a que desde MSF ya no pod¨ªamos garantizar la seguridad de nuestros pacientes ni de nuestro personal, tomamos la decisi¨®n de evacuar a todos nuestros equipos de Butembo y de las zonas cercanas el d¨ªa siguiente. Fue una medida dif¨ªcil, pero no nos qued¨® otra.
Tras el ataque, nos tomamos tiempo para reflexionar sobre qu¨¦ era lo que, hasta ese momento, no hab¨ªa funcionado correctamente en el brote de ¨¦bola. Por ello, le pregunt¨¦ a una compa?era congole?a por qu¨¦ hab¨ªa tanta ira dirigida a la respuesta humanitaria a la enfermedad.
"Mi esposo fue asesinado en una masacre en Beni. En aquel momento, anhelaba con todas mis fuerzas que alguna organizaci¨®n viniera a protegernos, pero ninguna acudi¨®. He tenido tres ni?os que murieron de malaria. Ninguna organizaci¨®n internacional vino nunca a esta zona a trabajar para asegurarnos atenci¨®n m¨¦dica o agua potable. Sin embargo, llega el virus y todas las organizaciones vienen porque el ¨¦bola les da dinero. Si se preocuparan por nosotros, nos preguntar¨ªan cu¨¢les son nuestras prioridades. La m¨ªa es la seguridad y que mis hijos no mueran de malaria o diarrea; no es el ¨¦bola, esa es la suya".
Es imposible saber cu¨¢ntas personas con otras enfermedades no recibieron atenci¨®n m¨¦dica adecuada debido al enfoque de la respuesta a la epidemia
Acordamos que, a partir de ese momento, escuchar¨ªamos y responder¨ªamos a las prioridades de salud de la poblaci¨®n y solo llevar¨ªamos a cabo actividades con el pleno respaldo de la comunidad. Comenzamos a construir pozos y brindamos tratamiento para otras enfermedades m¨¢s all¨¢ del ¨¦bola, como diarrea, malaria y neumon¨ªa que tambi¨¦n se cobraban vidas. Cuando erigimos centros de tratamiento nos aseguramos de que la comunidad participara en su dise?o y creaci¨®n.
Mientras que antes constru¨ªamos centros de aislamiento del ¨¦bola con carpas y lonas, nuestras nuevas estructuras fueron dise?adas de acuerdo con los deseos de las comunidades locales: algunas se asemejaban a chalets mientras que otras eran similares a los centros de salud a los que estaban conectadas.
El resultado fue que las comunidades comenzaron a interiorizar los centros y a sentir que eran copropietarias de los mismos. La poblaci¨®n dej¨® de rechazar las medidas de aislamiento y la gente comenz¨® a acudir a estas cl¨ªnicas tan pronto como se sent¨ªa enferma. Todo ello contribuy¨® a reducir enormemente el n¨²mero de casos en las comunidades.
Sin embargo, no hay nada innovador en todo esto. De hecho, una de las principales lecciones aprendidas del brote de ¨¦bola en ?frica Occidental de 2014 y 2015, donde el papel de MSF fue importante, fue que la participaci¨®n de la comunidad era esencial para detener un brote. Fue una lecci¨®n aprendida, pero olvidada de alguna manera, y no solo por nosotros.
La reacci¨®n al brote de ¨¦bola en RDC, conocida como "la respuesta", ha estado liderada por el Gobierno congole?o con el apoyo de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Todas las instituciones involucradas, incluidas organizaciones internacionales, han colaborado en ella. Al comienzo del brote en agosto de 2018, todos los actores saltaron directamente al modo de emergencia; desplegaron a cientos de empleados y establecieron actividades basadas en el enfoque cl¨¢sico para emergencias sanitarias de r¨¢pida evoluci¨®n.
No se invirti¨® tiempo para involucrar a las comunidades afectadas, generar confianza o considerar el hecho de que el brote ten¨ªa lugar en una zona plagada de enfrentamientos en los ¨²ltimos a?os y en la que la poblaci¨®n civil hab¨ªa sufrido numerosas masacres. Se invirtieron millones de d¨®lares en el sistema de respuesta al ¨¦bola y, sin embargo, el n¨²mero de casos continu¨® aumentando y el brote sigui¨® extendi¨¦ndose a nuevas regiones.
Con el tiempo, la respuesta comenz¨® a interactuar m¨¢s con la comunidad, pero tambi¨¦n mantuvo actividades y enfoques que las alejaban de la poblaci¨®n local, como el empleo de escoltas armados, el aislamiento a la fuerza de los pacientes, pr¨¢cticas de enterramientos obligatorias poco adaptadas a las costumbres locales o el despliegue de personal armado en las instalaciones de salud.
Estas t¨¢cticas no solo hicieron que fuera m¨¢s dif¨ªcil detener el brote, sino que tambi¨¦n contribuyeron a que las personas se mostraran reacias a acceder a servicios de salud "regulares" por temor al personal armado en los centros de salud y a ser identificados como posibles sospechosos. Es imposible saber cu¨¢ntas personas que padec¨ªan enfermedades no relacionadas con el ¨¦bola no recibieron la atenci¨®n m¨¦dica adecuada que necesitaban debido al enfoque de la respuesta a la epidemia.
Mi temor es que cuando esto termine, las organizaciones se felicitar¨¢n y dir¨¢n que el brote ha llegado a su fin por c¨®mo lo manejaron, cuando en realidad fue a pesar de ello
A pesar de todos estos problemas, el n¨²mero de casos ha ido disminuyendo y, con suerte, un d¨ªa, pronto, todo terminar¨¢.
?Deber¨ªamos celebrar el final del brote? ?Deber¨ªamos considerar la respuesta un ¨¦xito? No estoy muy segura. Mi temor es que cuando esto termine, las diversas organizaciones involucradas se felicitar¨¢n y dir¨¢n que el brote ha llegado a su fin por c¨®mo lo manejaron, cuando en realidad fue a pesar de ello. Esto podr¨ªa sentar un precedente preocupante para la gesti¨®n de brotes futuros al sistematizar el uso de la coerci¨®n, la escolta armada y la presencia de personal armado en instalaciones de salud, a expensas de tratar a las personas con dignidad e involucrarlas en las decisiones relacionadas con su salud.
Nunca olvidar¨¦ la llamada telef¨®nica de Butembo aquel 27 de febrero de 2019. Es insoportable y horrible escuchar a tu propio personal ¡ªal efecto, tu familia¡ª caer bajo los disparos. Tampoco olvidar¨¦ nunca el dolor de tener que evacuar a nuestros equipos, dejando atr¨¢s a las personas que tanto los necesitaban. De la misma forma, siempre me acompa?ar¨¢ el enorme impacto de los cambios que hicimos tras el ataque, cuando finalmente nos implicamos de forma adecuada con la comunidad y la hicimos parte de las acciones. Espero que estas lecciones aprendidas no se olviden ni se pasen por alto en el pr¨®ximo brote.
Trish Newport es coordinadora de emergencias de M¨¦dicos Sin Fronteras en Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo.
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