El ¨¦bola desde los ojos de un ni?o de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo
Dejar de ir al colegio, perder a sus padres o ser aislado del mundo exterior son algunos de los escenarios a los que se enfrentan los menores infectados por esta enfermedad en el pa¨ªs africano
Dejar de ir al colegio, perder a sus padres o ser aislado del mundo exterior son algunos de los escenarios a los que se enfrentan los menores infectados de ¨¦bola en el noreste de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC): atacados por un virus que se cobra mucho m¨¢s que vidas. "Esta es una enfermedad que da una vuelta de 360 grados a la vida de los ni?os y que a menudo devasta a familias enteras", explica Edouard Beigbeder, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en este pa¨ªs africano.
"Todo lo que es normal y rutinario cuando un ni?o enferma: ser cuidado, reconfortado y abrazado por sus padres se convierte en una sentencia de muerte cuando se trata de ¨¦bola", contin¨²a Beigbeder, quien recuerda que el contacto directo con fluidos de familiares ya infectados es "una de las principales formas de contagio".
Al menos 527 ni?os han fallecido a causa de esta enfermedad, casi un tercio de las muertes totales, que alcanzan ya las 1.888, seg¨²n las ¨²ltimas cifras del ministerio de Sanidad congole?o, a 10 de agosto.
El ¨¦bola no solo trastoca la relaci¨®n materno-filial de los afectados, sino que su impacto acarrea tambi¨¦n secuelas psicol¨®gicas y un fuerte estigma social; situaciones ambas m¨¢s dif¨ªciles de afrontar cuando se trata de menores.
Al menos 527 ni?os han fallecido a causa de esta enfermedad, casi un tercio de las muertes totales
"Un brote de sarampi¨®n, malaria o enfermedades transmisibles como la tuberculosis tienen una incidencia mucho mayor, pero el ¨¦bola es devastador desde un punto f¨ªsico y psicol¨®gico", se?ala el psiquiatra de M¨¦dicos del Mundo Ricardo Angora. Muchos ni?os son testigos de la muerte de sus hermanos, progenitores y abuelos, esto es, de las personas que normalmente les prestan atenci¨®n, alimentan y juegan con ellos. "[Otros] ven como se llevan a sus padres para recibir tratamiento y sufren un miedo y una ansiedad extremos al no saber cu¨¢l ser¨¢ el desenlace", concuerda Beigbeder en referencia al inevitable da?o psicol¨®gico.
Hasta la fecha, al menos 1.185 menores se han quedado hu¨¦rfanos a causa de esta epidemia ¡ªla d¨¦cima y m¨¢s mort¨ªfera en la historia de la RDC¡ª y otros 1.939 han sido forzosamente separados de sus progenitores.
Precario sistema sanitario
Pero m¨¢s all¨¢ del coste humano y psicol¨®gico, el ¨¦bola propina tambi¨¦n un duro golpe al sistema educativo y sanitario del Congo, donde ambas estructuras son ya de por s¨ª precarias y cuya atenci¨®n pedi¨¢trica es casi inexistente.
Por un lado, interrumpe la escolarizaci¨®n de muchos ni?os en las ¨¢reas afectadas, con escuelas cerradas de forma intermitente y padres reacios a enviar a sus hijos al colegio por temor a que se contagien o porque deben cuidar en casa de alg¨²n familiar ya enfermo. Por el otro, causa tambi¨¦n un grave impacto en unos servicios sanitarios escasos, restringiendo la atenci¨®n m¨¦dica regular ¡ªcomo el acceso a vacunas, por ejemplo, contra el sarampi¨®n¡ª pues la mayor¨ªa de recursos son movilizados para combatir el ¨¦bola.
"Cuando los ni?os manifiestan s¨ªntomas de ¨¦bola a menudo experimentan problemas para acceder a los servicios de salud, ya que el conflicto cr¨®nico ha cerrado muchos de estos centros", confirma Xavier Crespin, responsable de salud para Unicef en la RDC.
Este brote de ¨¦bola, localizado en las provincias congole?as nororientales de Kivu del Norte e Ituri, es tambi¨¦n el primero que abarca una zona en conflicto, donde operan un centenar de milicias armadas y grupos de delincuentes comunes. "Y cuando las instalaciones s¨ª que est¨¢n abiertas, vemos que los ni?os peque?os llegan muy enfermos y a menudo es demasiado tarde para salvarlos", lamenta Crespin, que asegura que la deshidrataci¨®n a causa de "los v¨®mitos y la diarrea severos" provocados por el ¨¦bola es m¨¢s r¨¢pida entre los ni?os.
El pasado 1 de agosto se cumpli¨® un a?o desde la declaraci¨®n de esta epidemia, que, con 1.888 muertos y 2.816 casos, personifica ya la segunda m¨¢s mort¨ªfera en todo el mundo, tras la vivida en ?frica Occidental en 2014-2016, que caus¨® m¨¢s de 11.300 muertos.
"Va en contra de cualquier instinto paternal no tocar a un hijo enfermo y, en cambio, confiar en extra?os para que curen a tus seres queridos", resume Beigbeder sobre el mayor obst¨¢culo al que todav¨ªa se enfrentan quienes cada d¨ªa intentan erradicar este brote.
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