La corte del rey J Balvin
Es el colombiano que hizo universal el reguet¨®n. Ha puesto a bailar al planeta entero con sus letras en espa?ol. Pero el hombre que canta a la fiesta salvaje es tambi¨¦n un treinta?ero atormentado que padece ansiedad y depresi¨®n. Esta es la cr¨®nica de varios d¨ªas junto a J Balvin en Miami para conocer las luces y sombras del ¨ªdolo musical del momento.
Al final de la ¨²ltima gala del Premio Lo Nuestro, gran cita anual de la m¨²sica latina celebrada hace unas semanas en Miami, el camerino del cantante colombiano J Balvin parec¨ªa la sala vip de la mejor discoteca del mundo. La estancia, decorada con pesadas cortinas color crema, un par de sof¨¢s de piel y una mesa a la que unos camareros llevaban y tra¨ªan bandejas con aperitivos y bebidas, rebosaba de fen¨®menos. La mayor¨ªa eran figuras del reguet¨®n que hab¨ªan estado entrando y saliendo antes, durante y despu¨¦s del evento al ritmo que un fornido guardi¨¢n apostado en la puerta iba decretando. Por all¨ª pululaban, entre muchos otros, Nicky Jam, el americano que conoci¨® el infierno y resucit¨® en Medell¨ªn; Jhay Cortez, rutilante protegido de J Balvin; el tambi¨¦n puertorrique?o Rauw Alejandro; la mexicana Gloria Trevi; el maestro Arc¨¢ngel¡ Hasta Raphael, que recib¨ªa el galard¨®n a la excelencia, vino a presentar sus respetos al rey de la velada. ¡°Ub¨ªcame¡±, le pidi¨® Raphael tras proponerle una colaboraci¨®n. J Balvin correspond¨ªa a los elogios juntando las palmas de las manos e inclinando la cabeza a modo de saludo oriental. Su reducido s¨¦quito, amant¨ªsimos padres y abuela materna incluidos, andaba repartido por la sala. Pero todos quer¨ªan llegar hasta el tipo vestido con traje oscuro y botines negros de Dior, ojos tapados con refulgentes gafas de sol plateadas modelo Millionaires de Louis Vuitton, barba de chivo y el cort¨ªsimo cabello pintado de rosa que se abrazaba estallando en carcajadas con decenas de colegas de oficio. La vibra y el bling bling de las joyas, los anillazos y las cadenas de oro macizo retumbaban por la estancia, cada vez m¨¢s abarrotada. ¡°?Ese look me encanta, cabr¨®n!¡±, dijo J Balvin a Arc¨¢ngel, que iba vestido con un traje tan extravagante como divino y ocultaba su rostro barbado tras unas grandes gafas oscuras. De camino a la puerta de salida, Arc¨¢ngel abandon¨® por un instante el flow con el que parece ir por la vida, me agarr¨® del brazo con una mano y se puso a gritar mientras con la otra se?alaba hacia J Balvin: ¡°?Ese es el exponente m¨¢s grande en la historia del reguet¨®n! Y es colombiano. Eso no te lo dir¨¢ nadie. Lo digo yo. Al g¨¦nero le hac¨ªa falta que viniera alguien que no sea de Puerto Rico. Sin ¨¦l, esta m¨²sica no estar¨ªa donde est¨¢ hoy¡±.
Poco antes, sobre el escenario del pabell¨®n deportivo American Airlines Arena, el puertorrique?o Daddy Yankee hab¨ªa entregado a J Balvin ¡ªpron¨²nciese ieibalvin¡ª el Premio Lo Nuestro al icono mundial, fundi¨¦ndose con ¨¦l en un abrazo interminable. ¡°El prop¨®sito de un l¨ªder siempre es crear nuevos l¨ªderes. Estoy bien orgulloso de ti¡±, dijo Yankee, el hombre que prendi¨® hace m¨¢s de tres lustros la gasolina del reguet¨®n: a saber, g¨¦nero que trufa para el perreo en la pista de baile sonidos provenientes del dancehall y el ?reggae jamaicanos con el hip-hop estadounidense, regados con otros ritmos del Caribe y letras bien calientes en espa?ol. El papito Yankee lo impuls¨® junto a otras estrellas de Puerto Rico, abriendo paso a nuevos enclaves como Medell¨ªn, cuna de J Balvin y actual meca de esta m¨²sica urbana tan exitosa como controvertida por el machismo imperante en sus letras.
J Balvin ha impuesto su ley huyendo de los t¨®picos. Puede ser grosero y sexy cuando canta, pero no denigra a las mujeres con sus letras. Defiende abiertamente al colectivo LGTBI. No bebe. No fuma. No se droga. A la hora en que la mayor¨ªa de sus colegas se acuestan con una buena curda, acompa?ados de bellezas que acaban convertidas en protagonistas de sus canciones, J Balvin amanece cada d¨ªa en soledad, antes de despuntar el alba, para practicar meditaci¨®n trascendental y ejercitarse un par de horas en el gimnasio. Mantiene hilo directo con un psiquiatra y un maestro espiritual que le ayudan en su complicada b¨²squeda de la paz mental. Es el mirlo blanco del reguet¨®n. El que lo llev¨® al mainstream. Y la contradicci¨®n hecha carne. Ha puesto a bailar al planeta con una f¨®rmula que mezcla ecos de R&B contempor¨¢neo y vanguardistas ritmos electr¨®nicos con los que ha dado glamour a un g¨¦nero sucio que viene de la calle, convirtiendo su m¨²sica en un rompepistas con efectos lubricantes para el deseo carnal entre quienes lo bailan. Pero el hombre que canta hoy como nadie a la fiesta y al hedonismo salvajes es tambi¨¦n una mente atormentada que padece depresi¨®n y ansiedad. Sobre sus muchas luces y sombras estuvimos hablando d¨ªas antes de la gala. Fue durante otro encuentro en este exuberante rinc¨®n estadounidense al sureste de la pen¨ªnsula de Florida.
La segunda avenida que atraviesa el Design District de Miami transcurre entre naves con muros grafiteados y manzanas cuadriculadas de casas bajas que hasta hace unos a?os conformaban un peligroso gueto de la ciudad. En la esquina de la Segunda Avenida con la 42 Noroeste se alza una de las edificaciones hipsterizadas por j¨®venes colonos que han ocupado estas calles en los ¨²ltimos tiempos. Los Film Studios de Miami se esconden entre los muros pintados por el artista urbano Pez Barcelona. Pasadas las cuatro de la tarde, el cantante terminaba de grabar en su plat¨® principal una entrevista para Apple TV con motivo de su nuevo disco. Bajo el t¨ªtulo de Colores, J Balvin acaba de lanzar un destilado de 10 canciones con sus 10 videoclips correspondientes, dirigidos por Colin Tilley, que componen un viaje crom¨¢tico a trav¨¦s de distintas bases reguetoneras empapadas con otros ritmos de vocaci¨®n universal. Su sexto ¨¢lbum, producido por Sky y Tainy, cuenta con el arte de Takashi Murakami, cuyas obras tambi¨¦n decoran la morada de J Balvin en Medell¨ªn. Escuchado de un tir¨®n, Colores dura poco m¨¢s de media hora y se parece a un largo tema ¨²nico que va modul¨¢ndose a trav¨¦s de los cortes para reventar el densflor de cualquier discoteca que se precie de serlo. ¡°Este disco est¨¢ pensado para globalizar m¨¢s el sonido del reguet¨®n¡±, me dijo el cantante tras salir del plat¨®. ¡°No tienes que ser un fan¨¢tico de esta m¨²sica para disfrutarlo. Quiero ver a abuelos en Alemania, y en ?frica y en Asia cantando las canciones de este ¨¢lbum. Aunque no sepan lo que dicen sus letras, pero que las canten. Y que se conecten¡±.
Pero aquella tarde en Miami, de lo que J Balvin menos ganas ten¨ªa de hablar era de los motivos para lanzar este disco. Tampoco de los colores que dan nombre a cada canci¨®n. Ni de los m¨¢s de 150 millones de visionados en YouTube que lleva acumulados el videoclip del pelotazo Blanco, adelantado el pasado noviembre. Ni de c¨®mo el verano pasado se convirti¨® en el artista m¨¢s visto en YouTube. Ni de sus ¨¦xitos en Spotify, donde ha sido el primer artista latino y cuarto global de 2019, aglutinando 56 millones de oyentes mensuales y m¨¢s de 6.000 millones de reproducciones. Ni de los m¨¢s de 65 millones de seguidores en sus redes sociales, donde expone todo lo bueno y lo malo que hay en su vida. Nada de todo eso pasaba aquel d¨ªa por su mente. De lo que el embajador mundial del reguet¨®n quer¨ªa hablar era de su deseo irrefrenable, y por el momento frustrado, de ser padre.
Sin ocultar su melancol¨ªa, tom¨® asiento en una silla alta junto a los espejos iluminados de una peque?a sala de maquillaje, empez¨® a meterse en la boca uno tras otro chicles de menta que sacaba de un bote y dijo mir¨¢ndome con sus ojos achinados: ¡°En 2016 tuve un accidente con el jet que en aquel momento rent¨¢bamos. Afortunadamente, salimos vivos. Lo ¨²nico que yo pens¨¦ mientras el avi¨®n se iba estrellando era: ¡®No tuve hijos¡¯. La prosperidad sin compartir no es lo mismo¡±.
"En 2016 tuve un accidente con un jet. Cuando el avi¨®n se estrellaba, lo ¨²nico que pens¨¦ era: 'No tuve hijos"
Jos¨¦ ?lvaro Osorio Balv¨ªn, alias J Balvin, es un antioque?o corpulento y de mediana estatura a punto de cumplir 35 a?os. Tiene un torso cincelado en el gimnasio y tatuajes que lo recorren hacia los brazos y el cuello. Su peque?a cabeza est¨¢ coronada con un cabello rapado que suele pintar de colores. El rosa era el elegido aquella tarde reciente en Miami. Vest¨ªa camiseta blanca, jeans negros, sudadera amarilla con capucha y zapatillas Air Jordan decoradas con diversos colores de su propia colecci¨®n para Nike. En la mu?eca izquierda brillaba un ostentoso cron¨®grafo Audemars Piguet con cuerpo de acero y brillantes. ¡°No s¨¦ ni cu¨¢ntos relojes tengo en mi colecci¨®n¡±, dijo haciendo un adem¨¢n con la mano izquierda. Tampoco concreta cu¨¢ntas casas tiene repartidas por el globo. ¡°Mi mam¨¢ me pela como diga eso¡±. Medell¨ªn y Nueva York son al menos dos enclaves fundamentales. De un tiempo a esta parte ha retomado la capital de Antioquia como base de operaciones. ¡°Regres¨¦ a vivir all¨ª porque quiero estar en contacto con mi pueblo, escucharlos y ver en qu¨¦ puedo yo ser la voz para que sean escuchados¡±, dice marcando siempre el acento paisa con su voz grave que llena cualquier habitaci¨®n. Su gran vivienda de estilo japon¨¦s a 20 minutos en carro desde el centro de Medell¨ªn est¨¢ decorada con obras de Murakami y otros artistas orientales. J Balvin es obviamente un millonario que se mueve en jet privado por el mundo. ¡°Tengo menos dinero de lo que cree la gente y m¨¢s de lo que yo pienso¡±.
¡ª?C¨®mo puede tener ¨¦xito un cantante de reguet¨®n que dice que no se droga, promueve que los j¨®venes no beban alcohol y no denigra a las mujeres con sus letras?
¡ªEl g¨¦nero ha evolucionado mucho. Las letras mis¨®ginas estaban ah¨ª. Fue una especie de marketing no planeado que hizo que sonara y la gente hablase. Pero yo siempre quise ser yo. Eso no quiere decir que sea ning¨²n santo. O que no tenga canciones sexys. O en las que haya dicho alguna groser¨ªa. Me gusta escuchar el reguet¨®n calle, calle¡ Pero cuando hago m¨²sica me gusta ser yo.
¡ªEl a?o pasado se pint¨® el pelo de colores el D¨ªa del Orgullo Gay. Mucha gente cuestiona su sexualidad por defender los derechos del colectivo LGTBI.
¡ªEstamos en el veinte-veinte. Si yo fuera gay, estar¨ªa el m¨¢s orgulloso de decirlo. Habr¨ªa m¨¢s impacto todav¨ªa. Pero no lo soy. Siempre he sido amante de la tolerancia y la unidad. Si puedo ser la voz para esa gente, lo voy a hacer.
¡°Si yo fuera gay, estar¨ªa el m¨¢s orgulloso de decirlo. Pero no lo soy. Siempre he sido amante de la tolerancia y de la unidad¡±
¡ªY le obsesiona cambiar el estereotipo que se mantiene asociado a los latinos.
¡ªVamos a ver muchos cambios. En 10 a?os la historia ser¨¢ diferente. Aqu¨ª, en Estados Unidos, durante ¨¦pocas de crisis nacen grandes oportunidades. Como yo hay miles de latinos diciendo: ¡°?Ah, s¨ª? Te voy a demostrar que s¨ª se puede¡±.
¡ª?D¨®nde quiere llegar con todo esto?
¡ªNo hay l¨ªmite. Los sue?os se reinventan. Y no todos son profesionales. Est¨¢ el esp¨ªritu, el ego¡ El ego es el ni?o que hay dentro de uno. El que nos hace so?ar. Y competir. Una persona sin ego es una persona sin sue?os.
¡ª?Cu¨¢nto se le dispara el ego?
¡ªPosiblemente he sido un pendejo en alg¨²n momento. O lo he sido y no me he dado cuenta. Pero nunca fuera de mi entorno. Tuve y sigo teniendo muchas batallas internas. Pero de ah¨ª no salen.
Al comienzo de la historia de J Balvin hay cero dramas. Lo que s¨ª hay es una casa grande en un barrio acomodado de Medell¨ªn, donde viv¨ªa con su hermana peque?a y sus padres, ?lvaro y Albita. La infancia transcurri¨® durante los a?os de plomo en Colombia. ¡°De peque?o se nos hac¨ªa normal escuchar de muertes, de ?asesinatos, bombas, secuestros¡ A mi familia no le afect¨® directamente. Pero aquella era una violencia contra los ciudadanos. La herida sigue abierta, pero tambi¨¦n nos ense?¨® c¨®mo no hacer las cosas. Y c¨®mo hacerlas bien. Hoy veo Colombia mil veces mejor de lo que estaba antes, en comparaci¨®n con aquellos a?os. Siempre habr¨¢ situaciones dif¨ªciles y tampoco conozco el pa¨ªs a la perfecci¨®n. Pero veo una juventud con esperanza, con una conciencia mucho m¨¢s elevada¡±.
En aquellos primeros a?os tambi¨¦n hay un colegio del Opus Dei. Y buenas notas, combinadas con un lado gamberro. Y una ambici¨®n incipiente que ha marcado su vida. ¡°Josesito, desde ni?o, siempre ha sido ambicioso¡±, recuerda hoy su padre, economista y empresario de 65 a?os. ¡°A los seis o siete a?os dec¨ªa cosas as¨ª: ¡®?C¨®mo voy a tener plata para mantener a mi familia?¡¯. ?l ve¨ªa mi lucha montando negocios. Por malos socios, en algunos fracas¨¦. Eso le sirvi¨® de acicate. Cuando empez¨® a hacer m¨²sica en serio, se pas¨® del rap al reguet¨®n por eso: es mucho m¨¢s comercial. Le marcaron las preocupaciones que ve¨ªa en casa¡±. As¨ª fue como aquel adolescente inquieto, que hab¨ªa empezado a padecer sobrepeso y ataques de p¨¢nico y ansiedad, que imit¨® a Nirvana y Metallica con una banda de rock antes de hacer rimas de rap, dirigi¨® sus pasos hacia el sonido reguetonero que se consolidaba en Latinoam¨¦rica. ¡°Una de las quiebras econ¨®micas de mi padre me sac¨® de la zona de confort¡±, dice hoy J Balvin. ¡°Me tuve que cuestionar qu¨¦ iba a hacer para ayudar a mi familia¡±.
Albita, una se?ora encantadora de 57 a?os, recuerda que ten¨ªa otros planes para su hijo. ¡°Yo quer¨ªa que mi Josesito fuera m¨¦dico. Hasta en la sopa de letras le pon¨ªa: ¡®Doctor¡¯. Empez¨® el semillero de Medicina en la Universidad de Antioquia. Pero al a?o me dijo: ¡®Esto no es lo m¨ªo. Lo m¨ªo es la m¨²sica¡¯. Cuando cont¨¦ que Josesito se iba a dedicar al reguet¨®n, todo el mundo se escandaliz¨®. Se cre¨ªa que la persona que se dedicaba a ese g¨¦nero no ten¨ªa cerebro, era casi decir que uno era delincuente. Pero decidimos apoyarle¡±. La formaci¨®n en otras m¨²sicas urbanas se hab¨ªa fraguado con una estancia durante la adolescencia tard¨ªa en Oklahoma, donde la se?ora de la casa donde viv¨ªa se encari?¨® peligrosamente con ¨¦l. Tambi¨¦n pas¨® una temporada en Nueva York. Y en Miami, donde pint¨® casas con un trabajo ilegal. Hasta que regres¨® a Medell¨ªn. Y un d¨ªa le dijo a Diana Osorio, su novia de entonces y hoy gran amiga: ¡°Quiero ser como Daddy Yankee¡±.
Aquello fue lo que precisamente chirri¨® a Juan David Rivera, DJ Pope, durante los primeros encontronazos con quien hoy es su socio, amigo y hermano. ¡°Yo lo ve¨ªa en las discotecas y dec¨ªa: ¡®?Este qui¨¦n se cree, Daddy Yankee o qu¨¦?¡¯, recuerda el medellinense de 37 a?os, casado y padre de dos hijos, que ejerce como deejay en los directos de J Balvin desde el inicio de su carrera. Se conocieron por amigos comunes en las zonas industriales de la capital de Antioquia donde se practicaba reguet¨®n callejero de estilo libre. Acabaron conectando. Y se lanzaron a la conquista del mercado colombiano. Medell¨ªn, Barranquilla, Cali¡ Hasta que llegaron a Bogot¨¢. ¡°All¨ª eran muy radicales contra este g¨¦nero¡±, dice DJ Pope. ¡°Nos dieron la espalda. Pero fueron rocas que dan opci¨®n a rendirte o seguir. Nuestro ideal era que nuestra m¨²sica la pudiera escuchar una persona de la tercera edad o un ni?o. Siempre fue un proyecto global. Una nueva cara del reguet¨®n. En Espa?a creo que a¨²n no lo han entendido del todo, pero se ha hecho el proceso¡±.
Para DJ Pope, lo m¨¢s complicado de ese proceso que arrancaron hace tres lustros ha sido convivir con la ansiedad y la depresi¨®n del rey J Balvin. ¡°Como amigo y hermano, lo ¨²nico que puedo hacer es estar ah¨ª y darle mi mejor energ¨ªa. En su caso, y se lo he dicho mucho, el detonante es el exceso de trabajo. Siempre le digo: ¡®?Si no tienes tiempo pa ti, huev¨®n!¡¯. Nosotros lo hablamos todo. Es la persona m¨¢s leal que conozco. Somos socios desde hace 15 a?os y no hay una servilleta firmada¡±.
Albita, la madre, sabe bien que su hijo no es perfecto. ¡°Y Josesito tambi¨¦n lo sabe. Es una persona ansiosa. Todav¨ªa tiene algunas cositas que corregir. Pero en medio de la oscuridad ha dado luz al mundo entero confesando que es depresivo. Al principio de su carrera alguien me dijo que hablase con ¨¦l porque estaba contando sus sentimientos en las redes sociales. Le dije que al parecer todo ten¨ªa que ser perfecto. Y ¨¦l me contest¨®: ¡®Ya, madre. Yo jam¨¢s voy a cambiar en eso. El mundo tiene que entender que yo no puedo tener una vida para J Balvin y otra para Jose. Somos el mismo. Los artistas sufrimos, lloramos, nos da rabia¡ No me puedo esconder, madre, en una perfecci¨®n que no tengo¡±.
El hijo de Albita convive hoy como puede con el perro negro del que hablaba Winston Churchill: ¡°Mi perro negro est¨¢ muy peque?o en este momento. Ni se ve. Y reconozco los factores que lo hacen crecer. He pasado por la ansiedad y la depresi¨®n. El perro negro me ha tragado y me ha vomitado mil veces. Pero terminamos siendo victoriosos. Te hace muy vulnerable, tanto como el amor. Entre el dolor y el amor, la vulnerabilidad se expone en su m¨¢xima expresi¨®n. Todos caemos presos de ambos. Sigo medic¨¢ndome. Creo en mi psiquiatra. Con la ansiedad sientes que no quieres vivir. Es el miedo al miedo. A no salir de ah¨ª. Soy muy abierto a hablar de estos temas. A cu¨¢ntos j¨®venes no les habremos salvado la vida con estos comentarios. Soy humano. No soy un superh¨¦roe¡±.
¡°El perro negro me ha tragado y vomitado mil veces. Con la ansiedad sientes que no quieres vivir. No soy un superh¨¦roe¡±
¡ª?Sigue teniendo miedo a la muerte, causa de sus ataques ocasionales de p¨¢nico?
¡ªS¨ª. Creo en la reencarnaci¨®n, pero le tengo miedo a la muerte. Si muriera ahorita, creo que fui buen hijo, buen hermano y buen amigo. Pero me quedar¨ªa lograr tener hijos, formar una familia. Mi sue?o hoy es ser padre. El problema es ser suficientemente consciente para construir una familia y unos seres humanos que no tengan los temores y las programaciones que me metieron a m¨ª mis padres sin querer queriendo.
¡ª?No ha tenido suerte con las mujeres?
¡ªPor contra, creo que las mujeres no tuvieron suerte conmigo. Lleg¨® un momento en que no s¨¦ si se calm¨® la libido, o como se llame eso, y empiezo a quemar facetas que pens¨¦ que no se iban a calmar y empiezan a calmarse. El deseo siempre est¨¢ ah¨ª. La conciencia nos va a decir si vale la pena o no hacerlo. Es una pelea muy perraca. Ahora que estoy soltero ando en aprender a conocer a Jose. A veces me provocar¨ªa irme pa Tailandia, o qu¨¦ se yo. Pero igual en Tailandia suena mi m¨²sica. Me da duro cuando siento que no tengo la compa?¨ªa de la pareja. Pero eso¡ va a llegar.
¡ª?La cultura oriental ha reconducido su vida?
¡ªCien por ciento. Soy cat¨®lico por tradici¨®n cultural. No soy del Opus Dei, aunque estudi¨¦ en un colegio del Opus. Tampoco soy el cat¨®lico m¨¢s practicante. Soy m¨¢s budista. Creo en Dios. En el universo, como le quieran llamar, Al¨¢ o Buda¡ Creo en esa energ¨ªa creadora, absolutamente superior. Cien por ciento.
¡ªA trav¨¦s de su creencia en la reencarnaci¨®n ha tenido recuerdos de pobreza durante la infancia que no se corresponden con lo que suced¨ªa en la casa de sus padres cuando era peque?o. ?Qu¨¦ vida cree haber vivido antes?
¡ªTengo recuerdos de vivir en la miseria, pero no fueron en esta¡ Recuerdos de estar debajo de un puente, en un apartamento con ratas¡ Como ni?o y como adulto.
¡ª?En qu¨¦ cree que se reencarnar¨¢?
¡ªQui¨¦n sabe. As¨ª pase la tarea en esta vida¡ Por eso trato de preparar la conciencia, porque para que me manden repetir esta¡ ?Qu¨¦ pereza!
Si se reencarnase en s¨ª mismo, volver¨ªa a vivir un bautismo reguetonero como el de 2004. Y tendr¨ªa que conquistar de nuevo su pa¨ªs como hizo con el disco Real en 2009. Y expandir su huella con el ¨¢lbum La familia y el resto de obras de la pasada d¨¦cada. Y colaborar con todas las estrellas del pop imaginables, desde Beyonc¨¦ hasta Pharrell Williams y Rosal¨ªa, con quien particip¨® en el bombazo del a?o pasado Con altura ¡ªlo que le atrae de ella es su misterio: ¡°Rosal¨ªa no se puede leer, bueno y no bueno, pero es sexy¡±¡ª. Y reventarla con Oasis, disco firmado a medias en 2019 con Bad Bunny ¡ª¡°es como un hermanito con el cual no hablo y me entiendo¡±¡ª. Y alimentarse de ecos que vienen desde la salsa de H¨¦ctor Lavoe y Celia Cruz hasta el rap de Mos Def y Nas de la Costa Este de Estados Unidos, pasando por una amalgama que enriquece su m¨²sica de vocaci¨®n universal. Y compartir m¨¢nager, Scooter Braun, con Ariana Grande y Justin Bieber. Y liderar a una generaci¨®n de artistas latinos que, tras la hornada de Ricky Martin, Jennifer Lopez (JLO) y Shakira ¡ªquienes a¨²n tuvieron que cantar en ingl¨¦s para conquistar mercados globales¡ª, hoy triunfan con letras cien por cien en espa?ol. Y reinar a la sombra de JLO en la ¨²ltima edici¨®n de la Super Bowl, donde su compadre Bad Bunny tambi¨¦n acompa?¨® a Shakira sobre el escenario en una reivindicaci¨®n del poder latino en Estados Unidos. Y tener la misma obsesi¨®n por las m¨¦tricas para analizar cada detalle de su marca, una marca global. Un producto que vende millones y se rifan las firmas de moda, con las que colabora habitualmente. Y caerse del cartel, como hizo en 2015, del evento de Miss USA por unas declaraciones de Donald Trump, entonces propietario del certamen, en las que llam¨® a los mexicanos mentirosos, violadores y narcotraficantes. ¡°Despu¨¦s no he coincidido con ¨¦l como presidente. Gracias a Dios, he podido convivir con Obama. Si tuviera delante a Donald Trump, mantendr¨ªa la mejor conversaci¨®n de mi vida. Quisiera saber cu¨¢l es su punto de vista, el porqu¨¦ de ese tipo de comentarios y c¨®mo ve la vida. ?Qu¨¦ le voy a decir, a tomar por culo? Al rev¨¦s, aprovechar¨ªa para entender por qu¨¦ su aparente inconsciencia funciona de esa manera¡±.
¡°Con Donald Trump mantendr¨ªa la mejor conversaci¨®n de mi vida. Aprovechar¨ªa para entender su aparente inconsciencia¡±
La noche de la reciente gala del Premio Lo Nuestro en Miami, el cantante lleg¨® con meticulosa puntualidad minutos antes del comienzo del espect¨¢culo. Cuando la pl¨¦yade de candidatos a los galardones ya hab¨ªa cruzado la alfombra roja, J Balvin baj¨® de una berlina Mercedes en mangas de camisa, dej¨® que uno de sus asistentes le acomodara la americana negra e inici¨® el pase¨ªllo con calculada parsimonia. Le segu¨ªa su s¨¦quito de m¨¢xima confianza. Rick y Maxi, asistentes; Fabio, m¨¢nager personal; la hija de Fabio, que colabora en la empresa; DJ Pope y su hijo adolescente, y un joven reguetonero llamado Matt Paris que estos d¨ªas se ha unido a la troupe. Entre los gritos de los fans apostados tras las vallas, el ¨ªdolo se hizo selfis con ellos y se par¨® para atender a todos los medios que le solicitaron unas palabras. El fot¨®grafo que nutre su cuenta de Instagram tom¨® varios retratos en la alfombra roja para su inmediata publicaci¨®n en las redes sociales. El s¨¦quito se par¨® y rode¨® la c¨¢mara del fot¨®grafo durante cinco tensos minutos hasta que el jefe aprob¨® dos instant¨¢neas. Acto seguido, sigui¨® caminando por las bambalinas del American Airlines Arena, cruz¨¢ndose con todo tipo de vigilantes forzudos, coristas y bailarinas despampanantes, t¨¦cnicos de sonido hist¨¦ricos y operarios llevando y trayendo platillos de bater¨ªa y contrabajos para mariachis. Impasible, la estrella saludaba a diestro y siniestro a todo el que se cruzaba en su camino. Sin dejar a nadie atr¨¢s. Controlando la puesta en escena hasta el ¨²ltimo detalle.
Cuando solo faltaban un par de minutos para que la cantante Thalia diera el pistoletazo de salida al show, la corte del rey irrumpi¨® en el interior del pabell¨®n donde el resto de colegas llevaban un rato sentados en diversas mesas circulares de ceremonia que ocupaban la cancha del recinto. Alguien grit¨® por megafon¨ªa: ¡°?Directamente desde Medell¨ªn acaba de llegar J Balvin!¡±. Un par de horas despu¨¦s actu¨® sobre el escenario con un medley de cuatro temazos y recogi¨® el premio al icono mundial. Regres¨® al camerino entre besos y abrazos a Becky G por aqu¨ª, Anuel por all¨¢, y se atrincher¨® en la sala donde le esperaba una variopinta tropa dispuesta a rendir pleites¨ªa. Antes de la medianoche, se larg¨® al hotel sin dejar de saludar a todo el que se cruz¨® en su camino.
Al d¨ªa siguiente, amaneci¨® a media ma?ana. A pesar de ser su ¨²nico d¨ªa libre en mucho tiempo, permaneci¨® fiel a su ritual. Maxi, uno de sus asistentes personales, le subi¨® un caf¨¦ a la suite en el Four Seasons de Miami Beach. ¡°Cuando me levanto, lo primero que hago es lavarme los dientes y la cara. Y a meditar. Luego, directo al gimnasio. Y despu¨¦s empiezo el d¨ªa¡±. Al bajar acompa?ado de su entrenador personal de camino al gimnasio del hotel, sus ojos a¨²n luc¨ªan somnolientos. Llevaba consigo una toalla y el tel¨¦fono m¨®vil con una funda roja del que no se separa jam¨¢s y con el que wasapea todo el rato. ¡°Me veo toda la vida en la m¨²sica, apoyando a nuevos talentos y vi¨¦ndolos crecer. Siento que puedo estar 10 o 15 a?os m¨¢s en el ring. Ahora, seleccionando uno con qui¨¦n pelea. La meditaci¨®n trascendental me ayuda mucho. Repitiendo el mantra, buscando siempre c¨®mo manejar todo esto¡ ?La vida!¡±.
¡ªLa vida, qu¨¦ cosa m¨¢s rara.
¡ªEsa es la palabra. La vida es rara. Y tambi¨¦n hermosa. Pero hay momentos en los que simplemente uno no entiende.
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