?C¨®mo acabar con los conflictos armados en ?frica?

Cuando ?frica se convierte en un tablero de juego, cada conflicto es una partida y siempre pierde la poblaci¨®n. En esa situaci¨®n, todos los organismos multilaterales deben trabajar juntos para encontrar soluciones. Ni la ONU ni la Uni¨®n Africana ni los Estados pueden hacerlo por s¨ª solos, seg¨²n Comfort Ero, directora del programa para ?frica de International Crisis Group. Esta organizaci¨®n, que Ero represent¨® en un encuentro con Javier Solana y estudiantes de Esade a finales de febrero, trabaja en la prevenci¨®n de conflictos y en el dise?o de pol¨ªticas para construir y mantener la paz.

Para la experta, todos los actores deben colaborar de manera comprometida, coherente y sostenida en el tiempo. ¡°Es una cooperaci¨®n inc¨®moda y dif¨ªcil, pero es vital¡±, dice. Y en esta colaboraci¨®n, la relevancia de la Uni¨®n Africana (UA) es incuestionable. ¡°Tanto la ONU como la UE tienen que contar con la legitimidad de la regi¨®n¡±, relata.

Establecida en 2002, la UA sustituy¨® a la Organizaci¨®n para la Unidad Africana y se concibi¨® con el fin de promover la solidaridad entre los Estados, estimular el desarrollo y fomentar la cooperaci¨®n internacional. A medida que su importancia crec¨ªa, tuvo que volverse m¨¢s responsable y asertiva, cuenta Ero. En los ¨²ltimos tres a?os, los pa¨ªses que la conforman han tenido que plantear reformas para optimizarla pero, sobre todo, para buscar la manera de que sea econ¨®micamente autosuficiente.

Dar soluciones africanas a problemas africanos es un enfoque que ha ido ganando fuerza en los ¨²ltimos 20 a?os gracias a sus defensores en el continente y en la comunidad internacional. Sin embargo, ¡°la pregunta no es tanto cu¨¢l es el camino, si no cu¨¢l es la capacidad y disposici¨®n de los Estados miembros para gestionar y encontrar una salida a las crisis¡±, dice.

Son conflictos complejos, con muchas aristas, en los que cada actor implicado tiene su propia agenda. Por eso, a sus ojos, ¡°que el proceso de paz est¨¦ liderado por ?frica no lo hace menos controvertido¡± que si tuviese otra organizaci¨®n o un Estado individual al frente. ¡°Son pa¨ªses que tienen intereses y deseos claros, con una perspectiva clara en pol¨ªtica exterior¡±, cuenta.

En los ¨²ltimos a?os, los conflictos africanos se han consolidado como un territorio en el que las fuerzas internacionales y regionales juegan sus bazas, seg¨²n explic¨® Ero a los alumnos de Esade, y donde sus impactos son evidentes. Estos se pueden ver, de acuerdo con la experta, en el n¨²mero de cumbres que se celebran en el continente y en la pol¨ªtica de EE UU, que extiende all¨ª su guerra con China y Rusia. Tambi¨¦n en la competici¨®n entre los Estados del Golfo, a la que se une Turqu¨ªa, para hacerse con el Cuerno de ?frica. As¨ª como en la militarizaci¨®n del Sahel, donde Francia, como fuerza excolonial, y sus socios europeos comparten espacio con otras dos misiones, la de la ONU y la regional G5S formada por Burkina Faso, Chad, Mal¨ª, Mauritania y N¨ªger.

En este contexto, hay conflictos que reciben mucha atenci¨®n por parte de la comunidad internacional porque sus consecuencias trascienden lo local. Ero pone como ejemplo la crisis del Sahel y la libia, por la preocupaci¨®n en materia de terrorismo y migraciones. Y hay otros, como el conflicto angl¨®fono en Camer¨²n, que son m¨¢s obviados a pesar de su coste humanitario. Es una cuesti¨®n de intereses ¡°hasta cierto punto¡±, dice, pero tambi¨¦n de cansancio a la hora de afrontar conflictos que se mantienen intratables.

Atajar la ra¨ªz para encontrar la soluci¨®n

Las soluciones deben pasar por el conocimiento y la acci¨®n sobre las ra¨ªces de los conflictos. ¡°Los grupos armados son muy buenos explotando el desorden, las quejas. Tambi¨¦n accediendo al sentimiento de no verse representado, de marginaci¨®n, a la sensaci¨®n de que los Gobiernos no responden a las necesidades¡±, cuenta.

Aunque considera que la estrategia militar es esencial, esta no puede triunfar en solitario. Y, de nuevo, pone como ejemplo el Sahel: ¡°A pesar de todas las intervenciones militares, hemos visto que las fuerzas yihadistas se mantienen movilizadas, ¨¢giles, capaces de responder y adaptarse a la presi¨®n¡±. Es necesario atajar la desafecci¨®n que sirve de tierra f¨¦rtil a la violencia, darle una oportunidad a la pol¨ªtica, construir consensos y apostar por el di¨¢logo siempre que sea posible.

A pesar de todas las intervenciones militares, hemos visto que las fuerzas yihadistas se mantienen movilizadas, ¨¢giles, capaces de responder y adaptarse a la presi¨®n

Otro de los pilares fundamentales para lograr acabar con los conflictos que se extienden por el continente, y que ocupan el 60% de la agenda del Consejo de Seguridad de la ONU, es la intervenci¨®n regional. Pero este tampoco es un asunto sencillo. ¡°A veces vemos que los propios pa¨ªses de la zona est¨¢n implicados en el conflicto cuando es necesario que la regi¨®n sea el primer paso para resolverlo¡±, asevera.

Que las soluciones rezumen tintes poscoloniales o neocoloniales puede ser otro obst¨¢culo para alcanzar consensos. ¡°Esa percepci¨®n siempre va a estar ah¨ª. Lo vimos el pasado diciembre y a inicios de este a?o, cuando el presidente [Emmanuel] Macron llam¨® a los representantes de cinco pa¨ªses del Sahel a mostrar p¨²blicamente su compromiso con Francia ante las protestas por su presencia all¨ª. Lo hicieron y eso fue un recuerdo claro de que fue una fuerza colonial¡±, comenta.

En su opini¨®n, no hay f¨®rmulas secretas para la paz: ¡°La clave siempre ser¨¢ la voluntad pol¨ªtica y c¨®mo manejar los intereses rivales de los actores locales, regionales y de la comunidad internacional y conseguir que caminen en la direcci¨®n correcta¡±.

En toda esta mara?a de intereses y alianzas la esperanza se abre paso, a veces, contra todo pron¨®stico. ¡°En febrero vimos algo que nos sorprendi¨®: el presidente Salva Kiir y el vicepresidente Riek Mashar pusieron sus rivalidades de lado y cerraron un acuerdo para un Gobierno unitario en Sud¨¢n del Sur¡±, dice Ero. Su organizaci¨®n espera que este a?o se cierre el conflicto que comenz¨® en 2013 y que est¨¢ marcado por la corrupci¨®n, la hambruna deliberada, la violencia sexual y los desplazamientos.

Tras varios intentos fallidos, este fue un acuerdo inesperado, pero esperanzador, del que todav¨ªa cuelgan muchos condicionantes e incertidumbres. Una soluci¨®n definitiva pasa por resolver los problemas en torno al acuerdo de seguridad, a la unificaci¨®n del ej¨¦rcito y a la gobernanza sobre los l¨ªmites estatales, entre otros puntos. ¡°Hay muchos ¡®si¡¯, pero si solucionamos estas cuestiones, si se mantiene el consenso y la presi¨®n de los pa¨ªses de la regi¨®n y si se sostiene la unidad entre China, la UE y EE UU, creo que podr¨ªamos cerrar este cap¨ªtulo¡±, reflexiona Ero.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.