Kasai, un tsunami de pobreza, privaciones y conflicto
La violencia amaina en esta regi¨®n de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, pero el hambre, la falta de acceso a sanidad, escuelas poco seguras y el reclutamiento en el conflicto amenazan a la infancia
La regi¨®n de Kasai, en el centro de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC), no consigue levantar la cabeza, a pesar de que se ha producido una tregua de los combates y que algunos desplazados est¨¢n empezando a regresar a sus comunidades. La zona est¨¢ sumida en la violencia desde finales de 2016 y la situaci¨®n humanitaria, denuncian las organizaciones internacionales, se mantiene muy grave, sobre todo para la infancia. Malnutrici¨®n, ataques a escuelas, reclutamiento de ni?os por parte de grupos armados y falta de acceso a cuidados m¨¦dicos son algunos de los problemas a los que tienen que enfrentarse los m¨¢s peque?os.
Desde que el l¨ªder tradicional Jean Pierre Pandi Kamuina Nsapu decidiera rebelarse al poder central, los enfrentamientos han causado m¨¢s de 3.000 muertos. M¨¢s de 1,4 millones de personas tuvieron que huir de sus hogares y la mayor¨ªa de ellos se dirigi¨® hacia el interior, acampados en condiciones precarias en el h¨¢bitat inh¨®spito de la sabana, expuestos a falta de alimentos y enfermedades. Entre los 3,8 millones de congole?os en esta regi¨®n que necesitan ayuda humanitaria, hay 2,3 millones de ni?os. El conflicto y el siguiente desplazamiento han privado a la infancia durante meses de servicios b¨¢sicos como atenci¨®n sanitaria, agua potable y educaci¨®n.
Pese al descenso de la violencia desde la segunda mitad de 2017, sigue existiendo el riesgo de que se reanuden los combates y en la zona rige la inseguridad, con lo cual los movimientos de poblaci¨®n no se han detenido. Aunque el acceso a los servicios b¨¢sicos est¨¢ mejorando, las consecuencias para la infancia son devastadoras.
El hambre amenaza la vida de al menos 400.000 menores de cinco a?os que sufren desnutrici¨®n severa
Al menos 770.000 ni?os, la mitad de todos los menores de cinco a?os de la regi¨®n, sufren desnutrici¨®n aguda, denuncia el informe Kasai: una crisis para los ni?os, publicado este viernes por Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. El hambre amenaza a la vida de 400.000, una cifra que podr¨ªa dispararse si no se toman medidas de manera r¨¢pida, alerta el estudio. La malnutrici¨®n cr¨®nica es la causa de que la mitad de los menores de cinco a?os de la regi¨®n sufra un retraso en el crecimiento.
Esta situaci¨®n no representa una excepci¨®n en un pa¨ªs con uno de los ¨ªndices de desnutrici¨®n m¨¢s elevados del mundo, donde seis millones de ni?os padecen desnutrici¨®n cr¨®nica y otros dos millones, aguda, seg¨²n los ¨²ltimos datos de Unicef. ¡°La desnutrici¨®n cr¨®nica siempre se ha mantenido muy elevada¡±, explica In¨¦s Lezama, jefa de nutrici¨®n de la organizaci¨®n en RDC. ¡°La aguda, en cambio, se hab¨ªa reducido entre 2007 y 2013¡±.
Las tierras, abandonadas tras la fuga de la poblaci¨®n, se han dejado de cultivar y, en algunas zonas de Kasai, se han perdido ya tres cosechas agr¨ªcolas. ¡°Si bien el conflicto est¨¢ retrocediendo y empieza a haber m¨¢s productos en los mercados, la inseguridad alimentaria sigue en niveles de emergencia y muchas familias no disponen de los recursos econ¨®micos para acceder a los alimentos¡±, asegura la experta desde una de las regiones m¨¢s pobres del pa¨ªs. ¡°Hay que actuar de manera r¨¢pida¡±.
M¨¢s de un ni?o de cada diez muere antes de celebrar su quinto cumplea?os. ¡°A menudo, las necesidades de los m¨¢s peque?os est¨¢n desatendidas, ya que las mujeres cuentan con una sobrecarga importantes de trabajo, al tener que ocuparse del hogar y de la agricultura¡±, a?ade Lezama. ¡°Si necesitan ir al campo, dejar¨¢n a los hijos solos en casa¡±.
Otro desaf¨ªo para la regi¨®n reside en subsanar el colapso del sistema de salud. A pesar de que mejora el acceso a los centros, alrededor de 200 de estas estructuras han sido saqueadas, quemadas o destruidas durante el conflicto. ¡°Si las instalaciones sanitarias no disponen de suficiente material o de personal, las familias dejar¨¢n de acudir¡±, destaca Lezama. Por el momento, no se han registrado brotes de c¨®lera y sarampi¨®n, pero la experta de Unicef advierte que no se puede bajar la guardia; despu¨¦s de la fase de emergencia m¨¢s aguda, es crucial asegurar una asistencia continua.
M¨¢s de 400 escuelas de Kasai han sido atacadas o utilizadas con fines militares desde el comienzo del conflicto y 100 han sido destruidas. El a?o pasado, casi medio mill¨®n de ni?os no pudieron acabar el curso escolar. Unicef prev¨¦ que esta situaci¨®n se mantendr¨¢ inalterada a lo largo de este 2018.
Miles de ni?os han sido, adem¨¢s, reclutados por grupos armados activos en la regi¨®n. Durante el auge de la crisis (entre oto?o de 2016 y el verano de 2017), m¨¢s de la mitad (60%) de los milicianos ten¨ªa menos de 18 a?os, seg¨²n estimaciones del Grupo Mundial de Protecci¨®n y el Grupo Mundial de Educaci¨®n. La mayor¨ªa de ellos, incluso no llegaba ni a los 15 a?os. Kate Shaw, asesora de World Vision para la respuesta de emergencia a la crisis de Kasai, sostiene haber hablado con exni?os soldados que le han informado de la presencia entre las milicias de menores de cinco a?os.
Mientras que los m¨¢s j¨®venes se emplean en las cocinas o en otras tareas dom¨¦sticas, los mayores se pueden ver obligados a matar o se utilizan como escudos humanos. Sea cual sea su edad, se?ala el informe de Unicef, tienen que someterse a ritos de iniciaci¨®n que incluyen beber brebajes que pueden contener alcohol o huesos humanos molidos, o comer carne humana para adquirir supuestos poderes que les proteger¨¢n en los combates.
Un pa¨ªs al borde del abismo
A Kasai, se suman otros focos de violencia e inseguridad del pa¨ªs, como las zonas de Kivu, Tanganica e Ituri. En la ¨²ltima conferencia de donantes, organizada por Naciones Unidas y celebrada el pasado mes de abril, se recalc¨® que las necesidades de la RDC est¨¢n aumentando y que para hacer frente a la crisis se necesitar¨ªan casi 1.700 millones de d¨®lares este a?o (1,4 millones de euros), el doble de la suma pedida para el a?o anterior.
Sin embargo, las autoridades de la RDC no acudieron a Ginebra al considerar que el encuentro ofrec¨ªa una mala imagen del pa¨ªs y que el Estado puede hacerse cargo de las necesidades humanitarias internas.
¡°La mayor¨ªa de estos ni?os fueron obligados a unirse a los combatientes por parte de sus familiares u otros co¨¦taneos¡±, explica Shaw. ¡°Se les amenazaba, de lo contrario, con matar a sus padres o a ellos mismos¡±. Aunque las milicias est¨¢n poniendo en libertad a los soldados m¨¢s j¨®venes desde el pasado verano, muchos de ellos necesitan apoyo para la reinserci¨®n y superar los traumas que han vivido. ¡°A menudo, se sienten culpables por lo que han sido obligados a hacer o siguen con el miedo a ser perseguidos, pero tienen que lidiar solos con ello¡±.
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