Voluntarios a pesar de la cuarentena
Sergio y Juan son dos de los ciudadanos que reparten comida a familias vulnerables en esta ¨¦poca de confinamiento por el coronavirus. Tener a un familiar con discapacidad a?ade desaf¨ªos a esta situaci¨®n
Son las tres de la tarde de un lunes en el que ha empezado a nevar en Madrid. En plena cuarentena por el coronavirus, dos chicos cargan decenas de cajas de comida en una furgoneta en el barrio de Hortaleza. Llevan mascarilla y guantes. Por delante les espera una ruta de 20 casas por las que van a repartir comida y productos esenciales para soportar el confinamiento una semana m¨¢s. En esas viviendas viven algunas de las familias m¨¢s vulnerables: pocos ingresos, escaso acceso a ayudas sociales y viven con una o varias personas con discapacidad a su cargo.
?ngeles Ramos, una jubilada de 70 a?os con toda la energ¨ªa del mundo, supervisa la tarea. Es la fundadora de la ONG ?ngeles Urbanos, centrada en personas con discapacidad. Antes de que empezara la crisis del coronavirus, cada domingo medio centenar de familias acud¨ªan a la sede de la entidad para recoger alimentos donados. Pero desde que se decretaron las medidas de distanciamiento social, esto ya no es una opci¨®n, y la mayor parte de los beneficiarios tampoco pueden permitirse bajar al supermercado por falta de recursos. La soluci¨®n lleg¨® de la mano de Fundaci¨®n ONCE que les ha cedido una furgoneta y les ha destinado a dos voluntarios cada lunes. ¡°Los primeros d¨ªas, hasta que organizamos el reparto, no s¨¦ qu¨¦ hicieron las familias, supongo que algunos incluso pasar¨ªan hambre. Ahora tratamos de compensar lo que ellos pueden comprar, con productos m¨¢s caros, como el at¨²n, que les aporta prote¨ªnas¡±, recalca Ramos.
Con la furgoneta llena hasta los topes, empieza el recorrido. Al volante est¨¢ Sergio Moreno, recepcionista de 48 a?os. ¡°Llevo siendo voluntario un a?o y medio, me lo coment¨® un amigo y como tengo tiempo libre, me gust¨® la idea. Ahora tengo incluso m¨¢s porque me han hecho un ERTE¡±, explica. A su lado, Juan Tamames, estudiante de 21 a?os. ?l se ha hecho voluntario hace apenas unos d¨ªas porque quer¨ªa encontrar un modo de aportar algo. ¡°Mi padre es cirujano y, vi¨¦ndole llegar cada d¨ªa destrozado, pens¨¦ que yo tambi¨¦n necesitaba hacer algo para ayudar¡±, apunta. Por este motivo, hace unos d¨ªas levant¨® el tel¨¦fono y se apunt¨® en la Fundaci¨®n ONCE.
En apenas 15 d¨ªas, 126 personas se apuntaron como voluntarios en la Fundaci¨®n ONCE, cuando lo normal son unos cuatro por semana
Es el mismo gesto que han hecho, en apenas 15 d¨ªas, 126 personas. ¡°Para nosotros ha sido algo excepcional. Normalmente tenemos un goteo de unos tres o cuatro nuevos voluntarios por semana¡±, se?ala por tel¨¦fono Teresa Palah¨ª, secretaria general de la Fundaci¨®n. Como muchas de las actividades que realizan est¨¢n paradas, la organizaci¨®n se puso en contacto hace dos semanas con diversas asociaciones para establecer redes y poner a su disposici¨®n la fuerza de sus voluntarios. ¡°Nos hemos movido de manera r¨¢pida porque no quedaba otra¡±, apunta. Palah¨ª explica que ya les han solicitado apoyo 15 entidades y que colaboran con la plataforma de pacientes del Gregorio Mara?¨®n y el Cl¨ªnico, en Madrid, una de las comunidades m¨¢s afectadas por la pandemia.
La primera parada es el hogar de Daniel Nikolai, que vive de peque?os trabajos de alba?iler¨ªa; su mujer, natural de Rep¨²blica Dominicana, es limpiadora. Hace tres a?os pudieron por fin traer a la hija de ella, Cintia, que tiene s¨ªndrome de Down. ¡°Tratamos de explicarle qu¨¦ est¨¢ pasando, tambi¨¦n lo ve en la tele. Mi mujer ha tenido que salir a trabajar y le hemos explicado con calma que cuando vuelve a casa no puede abrazarla hasta que se quita la ropa y se ducha¡±, cuenta desde el portal. ¡°Esto para nosotros es fundamental¡±, dice apuntando a la pila de comida, ¡°a Cintia no puedes dejarla sola nunca. Una vez sal¨ª a hacer una chapuza para ganar 45 euros y cuando volv¨ª a casa, hab¨ªa roto el microondas¡±.
?scar Moral es presidente del Comit¨¦ Espa?ol de representantes de Personas con Discapacidad en la Comunidad de Madrid. En una llamada telef¨®nica explica los impedimentos extra a los que se enfrenta este colectivo en una situaci¨®n de emergencia como la actual: ¡°Los que acud¨ªan a centros de atenci¨®n o formaci¨®n han visto c¨®mo sus tratamientos y sus sesiones se han visto interrumpidos. Los que necesitaban ayuda a domicilio para poder desenvolverse ahora tienen muchas facetas del desenvolvimiento personal diario cercenadas. Hay muchas casu¨ªsticas, est¨¢n los que viven solos, los que tienen problemas de movilidad y viven con familiares mayores...¡±, comenta. Moral celebra que se hayan aprobado algunas excepciones como permitir salir a la calle a aquellas personas dentro del espectro autista, a los que les afecta especialmente el confinamiento.
Los primeros d¨ªas, hasta que organizamos el reparto, no s¨¦ qu¨¦ hicieron las familias, supongo que algunos incluso pasar¨ªan hambre
La temperatura sigue cayendo a medida que avanza la tarde y las manos de los voluntarios empiezan a congelarse. La siguiente parada es la casa de Bea Sandoval. Es estudiante en el centro de formaci¨®n de ?ngeles Urbanos, tiene una discapacidad, y son cinco en la misma casa. ¡°Tenemos miedo, lo primero que pensamos cuando decretaron el confinamiento es que no ¨ªbamos a pisar la calle. En casa somos tres con asma¡±, cuenta tras su mascarilla. La crisis sanitaria la ha dejado a falta de una asignatura para obtener el t¨ªtulo. Ella cobra menos de 300 euros de pensi¨®n.
Se despiden de Bea mientras sus perros ladran dentro de la casa. Los "¨¢ngeles urbanos" se meten en la furgoneta. Tienen por delante muchas m¨¢s puertas que tocar.
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