?Por qu¨¦ es urgente la cooperaci¨®n internacional?
La humanidad se encuentra frente a una encrucijada. Un camino conduce a la cooperaci¨®n. El otro, a la extinci¨®n
A Zhong le preocupa la tos y la fiebre alta. Est¨¢ en Mil¨¢n, pero consulta en su tel¨¦fono celular a un m¨¦dico en Shangh¨¢i. Ariel es diplom¨¢tico argentino, est¨¢ en cuarentena en Pek¨ªn y necesita alimentos. Usa el pago m¨®vil de la cadena BingoBox con 300 locales abiertos las 24 horas en 29 ciudades. En ninguno puede verse dinero en efectivo ni empleado humano. En Espa?a, cierran las escuelas, pero los ni?os asisten a aulas virtuales. Los l¨ªderes del G20 convocan a una reuni¨®n para abordar en teleconferencia la emergencia sanitaria y econ¨®mica. Sin foto ni apret¨®n de manos. En tiempos normales, la tecnolog¨ªa nos comunica. En estado de excepci¨®n, nos ayuda a mantener el distanciamiento f¨ªsico. La nueva normalidad de la globalizaci¨®n.
Entre las principales causas de la diseminaci¨®n r¨¢pida del coronavirus o COVID19, como llam¨® la Organizaci¨®n Mundial de la Salud a la nueva pandemia, est¨¢n la falta de coordinaci¨®n internacional y la ausencia de memoria hist¨®rica sobre las lecciones de enfrentar recientemente otras pandemias de influenza como la aviar y el SARS en 2003 y la influenza A en 2009. La situaci¨®n l¨ªmite, asimismo, ha acelerado las tendencias hacia la crisis de la globalizaci¨®n y del multilateralismo. La respuesta tard¨ªa o dilatada de los Estados ha profundizado enfoques de seguridad nacional como el cierre de fronteras, la prohibici¨®n de reuniones sociales, la movilizaci¨®n de los ej¨¦rcitos, el bloqueo sanitario y los toques de queda. Globalizados y confinados.
A ello se ha sumado el recrudecimiento de la disputa geopol¨ªtica entre Estados Unidos y China por el origen y la propagaci¨®n del virus. Para Trump, la amenaza de seguridad nacional proviene de un virus chino, o el Kung-flu, como lo llam¨® ir¨®nicamente un senador republicano. Por otro lado, una teor¨ªa conspirativa se extiende por China. Se acusa al ej¨¦rcito norteamericano de introducir el virus durante los Juegos Mundiales Militares de Wuhan en octubre de 2019. La batalla que se viene es sobre la narrativa ganadora. China, mientras tanto, persuade con ayuda humanitaria y compasi¨®n. Lo que se ha viralizado, sin embargo, es el esp¨ªritu hobbesiano del s¨¢lvese quien pueda.
Entre las principales causas de la diseminaci¨®n r¨¢pida del coronavirus est¨¢n la falta de coordinaci¨®n internacional y la ausencia de memoria hist¨®rica
Un mundo en peligro, as¨ª se llama el informe que public¨® la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparaci¨®n junto con la OMS. ?Cu¨¢ndo? Septiembre de 2019, un mes antes de la propagaci¨®n del virus. Valga la iron¨ªa, aquellos que se hab¨ªan apurado en declarar la defunci¨®n del multilateralismo o rechazar sus acuerdos pasaron ahora a citar las recomendaciones de cuidado de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. ¡°La salud no tiene precio¡±, dijo el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, y conquist¨® a todos. Tambi¨¦n la emergencia pone en aprietos a los detractores del Estado, sin otra alternativa que confiar en la salud p¨²blica. Los anuncios de paquetes econ¨®micos expansivos en casi todas las econom¨ªas parecieron rememorar las recetas de gesti¨®n del riesgo de Lord John Maynard Keynes. ?Qui¨¦n dijo que todo est¨¢ perdido? Yo vengo a ofrecer mi Estado de Bienestar.
En un interesante art¨ªculo acad¨¦mico, Christian Enemark sostiene que las respuestas a una pandemia de influenza pueden caer en dos categor¨ªas: las no farmac¨¦uticas (control de infecciones, cuarentenas y distanciamiento social) y las farmac¨¦uticas (vacunas y drogas antivirales). Hasta ahora los gobiernos se concentraron en las primeras, donde las acciones van desde la coerci¨®n o supresi¨®n hasta la contenci¨®n o mitigaci¨®n. El caso t¨ªpico de coerci¨®n podr¨ªa ser China. Construcci¨®n de 14 hospitales de campa?a en 10 d¨ªas y confinamiento de 50 millones de personas en Wuhan. El caso emblem¨¢tico de contenci¨®n podr¨ªa ser Corea del Sur, con m¨¢s test y transparencia en el manejo de datos. En ambos pa¨ªses, baj¨® la tasa de infectados, pero el virus no ces¨®. Si algo est¨¢ claro es que el problema de salud global solo se resolver¨¢ definitivamente con medidas farmac¨¦uticas que los Estados por s¨ª solos no pueden implementar. El desarrollo de una vacuna o de un paliativo contra la Covid-19 necesita coordinaci¨®n global. Los Estados pueden ser eficaces en hacer m¨¢s lento el contagio, pero la cooperaci¨®n internacional es la ¨²nica estrategia para ponerle fin.
Otra de las lecciones que est¨¢ dejando la batalla contra la Covid-19 es la importancia del aprovechamiento de plataformas digitales. Menor presi¨®n para el personal sanitario y mayor eficacia, sin contar los tiempos de espera reducidos y las ventajas de no desplazarse. En Asia, las plataformas de telemedicina ayudaron a frenar la demanda sobre los hospitales. WeDoctor lanz¨® en enero una secci¨®n espec¨ªfica para Covid-19 y recibi¨® en febrero alrededor de 1,5 millones de consultas en l¨ªnea. Su competidor, AliHealth, con m¨¢s de 1.000 m¨¦dicos asociados, asegur¨® atender a m¨¢s de 3.000 pacientes por hora. La telemedicina no alcanza, pero descomprime.
Sin embargo, a¨²n falta para que la telemedicina sea eficaz globalmente. Seg¨²n un art¨ªculo de Moritz Lehne et al (2019), los sistemas de salud aislados son el principal escollo para el intercambio, an¨¢lisis e interpretaci¨®n de datos. La inteligencia artificial para diagn¨®sticos remotos de enfermedades, la Internet de las cosas con sensores de epidemias, el an¨¢lisis de macrodatos para servicios de geo-referenciaci¨®n en detecci¨®n de problem¨¢ticas, y las cadenas de bloques para historia cl¨ªnica digital y autorizaci¨®n de compra de medicamentos, no podr¨¢n alcanzar su m¨¢ximo potencial sin la integraci¨®n de grandes vol¨²menes de datos. Las medidas para fortalecer la infraestructura de conexi¨®n son urgentes.
La Covid-19 ha demostrado cu¨¢nto m¨¢s necesaria es la tecnolog¨ªa digital en la emergencia global. Es imposible asegurar cuando comenzar¨¢ nuevamente a arrancar el mundo, pero ya puede descontarse que las tendencias hacia la digitalizaci¨®n en la salud, la educaci¨®n y el mercado de trabajo se acelerar¨¢n. Pa¨ªses como B¨¦lgica, Dinamarca, Alemania y Reino Unido, por ejemplo, han desarrollado planes de digitalizaci¨®n de la cooperaci¨®n y podr¨ªan compartir sus experiencias con Am¨¦rica Latina y ?frica. En los pa¨ªses en desarrollo, existen m¨¢s personas con un tel¨¦fono m¨®vil que en condiciones de acceso a la salud. Esto marca que si el acceso a lo digital es anterior al acceso a la salud es necesario contar con una visi¨®n estrat¨¦gica que permita vincular ambos campos. Como se?alaba Zigmunt Bauman en La sociedad sitiada, el mundo est¨¢ en una era en la que caduc¨® la certeza. M¨¢s que en ning¨²n otro momento de la historia, la humanidad se encuentra frente a una encrucijada. Un camino conduce a la cooperaci¨®n. El otro a la extinci¨®n total.
Bernab¨¦ Malacalza es internacionalista e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y T¨¦cnicas (CONICET). Profesor del Doctorado en Desarrollo Econ¨®mico, Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.
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