Tener lo suficiente para comer en la era de la covid-19

La covid-19 lentamente se adentr¨® en nuestras comunidades. Mientras tratamos de garantizar la salud y seguridad de nuestras familias, para muchas personas los alimentos nunca han sido tan importantes, tanto como fuente de nutrici¨®n como, para muchos, de confort. La cuesti¨®n es si, mientras contin¨²an los trastornos en la econom¨ªa, podemos evitar una crisis alimentaria relacionada con la pandemia.

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Qu¨¦ comemos y c¨®mo lo hacemos afecta nuestra salud y bienestar. Dependemos de que los agricultores sigan trabajando en el campo, los cajeros de supermercado se presenten a trabajar y los conductores trasladen la comida a los mercados o hasta nuestras puertas. Pero hay tensiones. En algunos lugares, escasean los alimentos nutritivos. Adem¨¢s de otras cuestiones preocupantes, muchos productos est¨¢n siendo acaparados y poco queda en los estantes para los consumidores.

Todos debemos actuar. Debemos trabajar juntos para salvar vidas, cubrir las necesidades inmediatas con respuestas frente a las emergencias y planificar soluciones de largo plazo para apoyar la recuperaci¨®n y crear resiliencia. Los gobiernos y l¨ªderes responsables deben promover y proteger el aprovisionamiento de alimentos de confianza, seguros y asequibles, especialmente para los m¨¢s vulnerables en el mundo.

Antes del brote del coronavirus, la inseguridad alimentaria ya era un problema grave. M¨¢s de 820 millones de personas ¡ªuna cada nueve¡ª no tienen suficiente para comer. De ellas, 113 millones sufren un hambre tan grave que resulta una amenaza inmediata para sus vidas y sustento. El impacto econ¨®mico de la pandemia har¨¢ que esos n¨²meros aumenten. Entre los grupos m¨¢s vulnerables est¨¢n los pobres urbanos, los habitantes de zonas remotas, los inmigrantes, quienes tienen empleo informal y las personas en ¨¢reas de conflicto. Como se?al¨® recientemente la Global Alliance for Improved Nutrition (Alianza Mundial para una Mejor Nutrici¨®n), las personas desnutridas con sistemas inmunes comprometidos enfrentan un mayor riesgo y son m¨¢s susceptibles a la propagaci¨®n del virus.

Cualquier respuesta eficaz ante la crisis alimentaria relacionada con la covid-19 exige que estudiemos la forma de reestructurar nuestros sistemas alimentarios nacionales y globales. La meta es garantizar la estabilidad pol¨ªtica y financiera, proteger a nuestras comunidades contra los problemas de salud y la degradaci¨®n ambiental, y garantizar la vitalidad econ¨®mica. Al igual que con la atenci¨®n m¨¦dica, se debe permitir que los alimentos crucen libremente las fronteras. Los productores de alimentos deben garantizar la disponibilidad de comida saludable y nutritiva, y evitar su desperdicio.

Debemos ser solidarios con otras comunidades para que los pueblos ind¨ªgenas, las familias de agricultores y los peque?os productores rurales contin¨²en sembrando, cosechando, transportando y vendiendo alimentos

Como aprendimos durante la gran recesi¨®n de 2008 y 2009, los gobiernos ¡ªcon el apoyo de instituciones financieras, las Naciones Unidas y otros¡ª pueden mitigar el riesgo de la escasez mundial de alimentos y los altos precios. Los paquetes de est¨ªmulo estabilizaron el sector agr¨ªcola con programas de distribuci¨®n de semillas y fertilizantes, y subsidios para tractores y otra maquinaria. Los consumidores recibieron asistencia alimentaria y comidas en las escuelas.

Los gobiernos deben practicar un di¨¢logo transparente con las empresas, las agencias t¨¦cnicas, el ¨¢mbito acad¨¦mico y la sociedad civil para ocuparse de los riesgos emergentes. Debemos construir sobre los mecanismos mundiales existentes, como el Comit¨¦ de Seguridad Alimentaria Mundial para evitar una crisis de nutrici¨®n. Estos organismos brindan plataformas para discutir pol¨ªticas y un centro de intercambio de informaci¨®n para las herramientas de orientaci¨®n. Por sobre todas las cosas, los funcionarios deben promover la estabilidad, la transparencia, la responsabilidad, el Estado de Derecho y la no discriminaci¨®n a trav¨¦s de los marcos para la normativa regulatoria de los alimentos.

Adem¨¢s, los gobiernos deben establecer o fortalecer mecanismos de protecci¨®n social para cuidar a los m¨¢s vulnerables. Las personas de edad avanzada o con discapacidades, las mujeres embarazadas o lactantes, los ni?os peque?os y en edad escolar, y los prisioneros que dependen de programas de alimentaci¨®n son los m¨¢s susceptibles a la inseguridad alimentaria.

Es fundamental que aumentemos la resiliencia de nuestros sistemas alimentarios. Fortalecer la gesti¨®n de los mercados y crear redundancia para evitar interrupciones en la cadena aprovisionamiento ayudar¨¢ a que funcionen sin inconvenientes durante la crisis. No deben interrumpirse las actividades relacionadas con la producci¨®n, el almacenamiento, procesamiento, envasado, venta minorista y mercadeo de los alimentos. Las empresas deben seguir innovando y necesitamos medidas para proteger a los trabajadores del sector y evitar la propagaci¨®n de la covid-19.

No es momento de entrar en p¨¢nico, debemos ser solidarios con otras comunidades para que los pueblos ind¨ªgenas, las familias de agricultores y los peque?os productores rurales contin¨²en sembrando, cosechando, transportando y vendiendo alimentos sin poner en peligro la seguridad. Se puede lograr.

Ayud¨¦monos entre todos a superar esto. Antes del inicio de esta pandemia, el secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres program¨® una Cumbre sobre Sistemas Alimentarios para 2021, con el objetivo de fortalecer la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental. No podemos esperar; hay que actuar ya mismo.

Thanawat Tiensin es presidente del Comit¨¦ de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA). Agnes Kalibata es enviada especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de 2021. Martin Cole es presidente del Grupo de alto nivel de expertos en seguridad alimentaria y nutrici¨®n del CSA.

Copyright: Project Syndicate, 2020. Traducci¨®n al espa?ol por www.Ant-Translation.com

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