Violencia de g¨¦nero en tiempos de coronavirus
Las mujeres nunca han salido ganando de los tiempos dif¨ªciles, en ¨¦pocas de guerras, de hambrunas
*Todos los nombres que aparecen en el relato son ficticios para mantener el anonimato, preservando as¨ª la intimidad tanto de las usuarias como de la abogada de atenci¨®n a v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, que narra la historia.
Llevo d¨ªas intentando contactar con Mar¨ªa, es de las que m¨¢s me preocupa, y la ¨²ltima llamada me la ha cortado, otras veces no responde, y en alguna ocasi¨®n me salta el "apagado o fuera de cobertura". Es cierto que al principio la llamaba desde n¨²mero oculto, pero las ¨²ltimas veces lo hice desde mi m¨®vil personal. Hoy por fin me ha devuelto la llamada.
¡ªHola, ?qui¨¦n eres?
¡ªAna, del Servicio de Atenci¨®n a la Mujer.
¡ªYa, me lo imaginaba¡Te agradezco la llamada, pero no te preocupes. Yo estoy bien, ?sabes? Me porto bien y hago todo lo que me pide, casi no hablo por tel¨¦fono¡ ?l est¨¢ tranquilo, ahora ha bajado a la compra. Como me tiene aqu¨ª todo el d¨ªa, no se mosquea, y voy tirando.
¡ªBueno, pero esto va a durar Mar¨ªa, acu¨¦rdate de todo lo que hablamos, si quieres podemos sacarte de ah¨ª, tenemos una casa de acogida, lo sabes.
¡ªNo, no te preocupes, yo no tengo miedo, y ahora en esta situaci¨®n no es plan. Est¨¢ mi hijo, y adem¨¢s el tema econ¨®mico. Mira, de momento vamos a dejarlo as¨ª, y no me llames, que a veces me revisa el tel¨¦fono. Si te necesito te llamo, de verdad. Y gracias.
Ah¨ª me qued¨¦, con mi angustia y con la suya, sobrecogida ante el terrible escenario que me hab¨ªa perfilado en la breve conversaci¨®n.
Nos estamos topando con una realidad desconocida para una gran parte de la poblaci¨®n: la capacidad de adaptaci¨®n al medio que desarrollan las mujeres, su resiliencia
As¨ª cuando todo el mundo esperaba un repunte inmediato de asesinatos y agresiones de mayor o menor entidad, nos estamos topando con una realidad desconocida para una gran parte de la poblaci¨®n: la capacidad de adaptaci¨®n al medio que desarrollan las mujeres, su resiliencia. La gravedad de la situaci¨®n las ha obligado a replantearse las prioridades, y desde luego ellas no lo son nunca, y menos ahora.
La salud, la situaci¨®n econ¨®mica, la familia, la prole, las personas mayores y dependientes se anteponen siempre a su bienestar. El confinamiento en un espacio reducido con peques correteando por doquier y la amenaza latente de un paro forzoso sine d¨ªe, se suman a la lista de problemas de envergadura a solucionar. Desde luego que las necesidades de Mar¨ªa, Sandra, Francisca y tantas otras no son ellas ni su propia supervivencia, ellas se relegan, se diluyen y desaparecen una vez m¨¢s.
La resignaci¨®n con la que viven la situaci¨®n es demoledora: no hay peligro, seremos sumisas, obedientes, indulgentes, no hablaremos con nadie y estaremos dispuestas a la complacencia. El resto, el aislamiento, viene de fuera, impuesto por Real Decreto. La tormenta perfecta para el machismo, la emergencia ha sido desactivada.
No es necesaria la violencia, porque ellas en estos momentos no piensan en la separaci¨®n, en la ruptura, al menos no la verbalizan. Ellos no se sienten amenazados, las tienen bajo vigilancia permanente, saben que no hay otro, que no hay nadie m¨¢s, ni familia, ni amistades, ni compa?eros de trabajo y relajan as¨ª la necesidad de control. A ver c¨®mo y cu¨¢nto soportan en estas condiciones, esperemos que el aislamiento no sea demasiado largo, porque algunas no resistir¨¢n.
No es necesaria la violencia, porque ellas en estos momentos no piensan en la separaci¨®n, en la ruptura, al menos no la verbalizan
Desde que se decret¨® el Estado de Alarma la tarea fundamental que la Red de Atenci¨®n a Mujeres V¨ªctimas de Violencia de G¨¦nero lleva a cabo es el seguimiento de las usuarias, que en mayor o menor medida sufren esta violencia. En el Servicio de Atenci¨®n a Mujeres prestamos asesoramiento legal y apoyo psicosocial a todo tipo de mujeres que sufren todo tipo de violencia y cada caso es ¨²nico, cada mujer te relata su historia tan particular y personal como ella misma.
Las conocidas y controladas, las que tienen ya una orden de protecci¨®n o una sentencia condenatoria con medida de alejamiento son las que han atravesado el largo camino hacia la recuperaci¨®n de su autoestima. Han pasado por un calvario: el maltrato, la violencia. A veces han sufrido el infierno del proceso penal, la revictimizaci¨®n en sede policial y judicial, y ahora enfrentan su nuevo estatus: v¨ªctimas oficiales de violencia de g¨¦nero.
Esta nueva situaci¨®n les confiere, al menos durante la vigencia de las medidas de alejamiento y no comunicaci¨®n, una seguridad presuntamente garantizada por la polic¨ªa, pero es un hecho que la vigilancia y los seguimientos no son infalibles, y el miedo de las v¨ªctimas se intensifica dependiendo de la peculiar casu¨ªstica de cada una de ellas.
Recuerdo a Sandra, que llama temprano, est¨¢ inquieta porque acaban de comunicarle que su agresor saldr¨¢ de prisi¨®n el pr¨®ximo 14 de abril, pese a que la condena de alejamiento y no comunicaci¨®n tiene una vigencia de dos a?os, ella teme que al salir de la c¨¢rcel, se persone en su casa.
¡ªS¨¦ que vendr¨¢, lo conozco y no me va a perdonar que lo metiera en prisi¨®n. Lo s¨¦, lo ha jurado muchas veces, me va a matar.
¡ªNo te preocupes, ahora no sabe d¨®nde vives, y adem¨¢s, Sandra, t¨² no lo has metido en prisi¨®n, fue un juez quien dict¨® una condena de privaci¨®n de libertad por las lesiones que ¨¦l te caus¨®. Que casi te mata.
¡ªYa, eso es lo que dices t¨², pero ¨¦l piensa que yo soy la responsable de que ¨¦l est¨¦ en la c¨¢rcel y va a venir a por m¨ª.
De nuevo la angustia. Me invade la inquietud y el desvelo, porque es posible que la realidad sea su pensamiento y no el m¨ªo. Le tramitamos un dispositivo de seguridad (teleasistencia gestionada por Cruz Roja) hablamos con la polic¨ªa, con su abogada. Toda precauci¨®n es poca. Quiz¨¢s el confinamiento en esta ocasi¨®n se convierta en un aliado, que frene los movimientos de quien busca venganza.
Las decisiones aplazadas
Tambi¨¦n est¨¢n las que, como Mar¨ªa, sufren y padecen este brutal confinamiento con su maltratador, 24 horas al d¨ªa, solas o con hijos, convencidas o no de dar el paso, de denunciar, tal vez de iniciar un divorcio. Con ellas trabaj¨¢bamos en este sentido, antes de la pandemia que ahora sufrimos. La psic¨®loga trataba de evidenciarles el maltrato, enfrentarlas a su realidad. Nunca es sencillo y se precisa tiempo.
Actualmente, debido al confinamiento, las perdemos, se interrumpe la terapia, el trato cercano, la charla amistosa, la confianza ganada. Todo ello queda ahora muy lejos y es tiempo de incertidumbre. La violencia rebaja su nivel, ya no es necesaria, no es preciso atemorizar, ellas mismas han claudicado, al menos temporalmente, de iniciar batalla alguna. La ruptura es ahora secundaria, el maltrato, ya conocido e interiorizado, es m¨¢s asumido que nunca.
La ruptura es ahora secundaria, el maltrato, ya conocido e interiorizado, es m¨¢s asumido que nunca
Con Roc¨ªo hablo por las tardes, su marido trabaja y es entonces cuando puede desahogarse. A ella el confinamiento la ha pillado en pleno divorcio, en principio amistoso, fue todo lo que conseguimos porque nunca quiso denunciar, pese al maltrato incluso f¨ªsico que lleva a?os soportando. Sus dos ni?as son su bien m¨¢s preciado y el miedo a perderlas que ¨¦l se encarga de infundirle, su mayor pesadilla.
¡ª?C¨®mo vas?, cu¨¦ntame.
¡ªBueno, pues no muy mal. Hemos hablado y ¨¦l quiere que nos demos un tiempo, quiere que lo paremos todo, que las cosas van a cambiar, me dice.
¡ª?Cu¨¢ntas veces te ha prometido lo mismo, Roc¨ªo?
¡ªYa lo s¨¦. A estas alturas no conf¨ªo en cambios, pero necesito un poco de tiempo, las ni?as son muy peque?as. Nunca les he hablado mal de su padre, no lo entender¨ªan. Adem¨¢s, estos d¨ªas est¨¢ muy bien con ellas, es cari?oso y parece que hasta tiene paciencia.
Noelia, la hija peque?a de Roc¨ªo, tiene 6 a?os, reproduce conductas violentas hacia su madre y en el colegio ya han detectado problemas de socializaci¨®n. Ella es consciente de la situaci¨®n, pero incapaz de abordarla, ha aplazado su decisi¨®n. Sabe c¨®mo actuar para conseguir que ¨¦l se calme en la confianza de que nada va a suceder, ahora ¨¦l est¨¢ a salvo, la tiene a ella que es su soporte vital, y ella tiene tanto miedo que ha claudicado.
Las desconocidas, a las que no llegamos
Las an¨®nimas, las que nunca se han acercado a consultar, las que ni ellas mismas se perciben como v¨ªctimas, las olvidadas, las excluidas del sistema, la multitud silenciosa (de las que no hablan las estad¨ªsticas) constituyen un peligro potencial imposible de predecir.
Son aquellas v¨ªctimas de las que los titulares de prensa tras un asesinato destacan en negrilla: ¡°Nunca hab¨ªa presentado denuncia¡±, ¡°Delegaci¨®n de Gobierno no tiene constancia ni registro de malos tratos anteriores¡±. Est¨¢n fuera del sistema, fuera de control, a ellas no llegan los recursos, no llegamos.
Son las mujeres que sufren y padecen violencia y no lo cuentan ni lo comparten, est¨¢n aisladas, muchas de ellas no rompen porque no pueden hacerlo solas, necesitan empuje para dar el paso, apoyo, y por qu¨¦ no decirlo, cari?o y empat¨ªa, sobre todo mucho de esto ¨²ltimo, necesitan ser cre¨ªdas, no juzgadas. Se averg¨¹enzan de su situaci¨®n, de consentir, de no tener valor para salir corriendo, que en realidad es lo que demanda la sociedad. Sienten miedo de su propia familia, la reprobaci¨®n, el reproche. Y as¨ª siguen perdidas, enganchadas en relaciones letales sin encontrar la salida.
Ellas son nuestra asignatura pendiente, y ser¨¢n ellas las v¨ªctimas m¨¢s propicias y donde se cebe el mayor n¨²mero de casos del esperado repunte.
Las mujeres nunca han salido ganando de los tiempos dif¨ªciles, en ¨¦pocas de guerras, de hambrunas. Muy al contrario ellas siempre se han llevado la peor parte. Sin duda ahora ocurrir¨¢ lo mismo, y cuando todo esto pase, las escucharemos a ellas y sus relatos nos ofrecer¨¢n la radiograf¨ªa de la tragedia. Entonces podremos tomar conciencia de la magnitud de su desolaci¨®n, porque en tiempos de pandemia las mujeres diluyen su drama individual en la tragedia colectiva.
As¨ª se nos presenta la violencia de g¨¦nero en tiempos del coronavirus: inquietante.
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