Rompamos juntas el silencio

Desde hace miles de a?os convivimos con una vulneraci¨®n de los derechos humanos que tiene dimensiones de pandemia global: la violencia de g¨¦nero, que afecta a 1.200 millones de mujeres en todo el mundo. Por eso, aliento a todas las que est¨¢n siendo maltratadas a que usen su valor y su fuerza, no para resistir el confinamiento con sus maltratadores, sino para pedir ayuda y comenzar una vida nueva. El 016 y el 112 siguen activos, hay casas de acogida abiertas y la polic¨ªa la va a ayudar a salir sanas y salvas de esta situaci¨®n. Que el estado de alarma sea una se?al que les haga romper el silencio, porque se merecen ser felices. Pero nunca, nunca, nunca les dig¨¢is a vuestros maltratadores que los vais a abandonar. Este consejo os puede salvar la vida.

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Mi se?al fue el 11 de septiembre y la tragedia de las Torres Gemelas de Nueva York. Mi marido sol¨ªa decirme que me pegaba porque me quer¨ªa y le cre¨ª durante 11 a?os en los que me violaba y me tapaba la boca para que no hiciera ruido: ¡°Aguanta, aguanta y no llores que ya voy a acabar¡±. Me prohib¨ªa leer libros, bailar, ver mi Semana Santa de Sevilla y besar a mis familiares. Incluso el d¨ªa de mi boda con la mirada me indicaba a quien pod¨ªa besar y a quien no; me exig¨ªa estar a menos de tres metros de ¨¦l en cada momento y darle un recibo de todo lo que comprara, o pedirle autorizaci¨®n previa, aunque fuese una barra de pan.

Si mis amistades llamaban, ¨¦l dec¨ªa que yo era una mujer casada y que no ten¨ªan que molestarme. Dejaron de llamarme. Mi hermana me vio cardenales en el cuello, me invent¨¦ que me los hac¨ªa mi beb¨¦ d¨¢ndome pellizcos cuando le amamantaba y ella se lo crey¨®. Nadie me rescat¨®. Yo era invisible como la mayor¨ªa de las mujeres maltratadas en Espa?a. Solo dos de cada 10 mujeres son beneficiarias de los recursos porque el resto no rompe el silencio.

La ca¨ªda de las Torres Gemelas fue mi se?al para decidir separarme. A lo que ¨¦l contest¨®: ¡°No chiquita no, t¨² nunca te separar¨¢s de m¨ª porque lo nuestro es amor o muerte¡±. La agresi¨®n fue tan violenta que de rodillas rezaba temiendo por mi vida y ¨¦l me increpaba: ¡°Reza, reza, que te va a hacer falta, que esta pelea la va a ganar quien de los dos quede vivo¡±. Salv¨¦ mi vida. Comet¨ª el error de decirle a ¨¦l que le iba a dejar. Nunca hay que dec¨ªrselo al maltratador porque es el momento que m¨¢s peligra nuestra vida. Esa noche us¨¦ mi miedo para llamar y preguntar si yo pod¨ªa separarme aunque mi marido no quisiera. Me contestaron que ten¨ªa que acudir a una cita con una asesora jur¨ªdica que me iba a explicar el procedimiento. ¡°No puedo ir¡±, les dije. ¡°?Tienes coche, tienes la llave de tu casa?¡±. ¡°S¨ª¡±. ¡°?Por qu¨¦ no puedes venir?¡±. Y mi respuesta con 29 a?os fue: ¡°Porque no puedo salir de mi casa sola y sin que ¨¦l sepa d¨®nde voy¡±.

Cuando las mujeres somos maltratadas es como convivir cada d¨ªa en estado de alarma confinadas con los hombres que nos maltratan. M¨¢s de un mill¨®n y medio de hombres en Espa?a siguen maltratando a sus parejas. Me escap¨¦ con mis cuatro hijos, denunci¨¦, estuve en una casa de acogida y he vuelto a ser feliz. Ahora dedico mi vida a ayudar a otras mujeres, sobre todo a las invisibles, a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Ana Bella.

Estos d¨ªas estamos recibiendo cientos de mensajes de mujeres que nos piden ayuda para soportar el confinamiento con sus parejas: ¡°Me persigue por toda la casa mir¨¢ndome fijamente, han aumentado las agresiones sexuales, me raciona la comida, me ha encerrado en el cuarto, no me deja ir al ba?o. Tengo miedo de que explote; me comporto lo m¨¢s sumisa que puedo para no alterarle, pero tengo m¨¢s miedo que cuando me pegaba¡±.

Nadie me rescat¨®. Yo era invisible como la mayor¨ªa de las mujeres maltratadas en Espa?a. Solo dos de cada 10 mujeres son beneficiarias de los recursos porque el resto no rompe el silencio.

Las supervivientes voluntarias de la fundaci¨®n las acompa?an d¨ªa y noche para que vean en el estado de alarma una oportunidad para librarse de esa relaci¨®n que las est¨¢ consumiendo. No hay que ser asesinada para ser una v¨ªctima de violencia de g¨¦nero, una vida de maltrato es una vida perdida. Cuando somos maltratadas nos roban los instintos para poder reaccionar ante los malos tratos y necesitamos que la gente de alrededor nos ayude a salir de esa relaci¨®n abusiva. Todos y todas podemos actuar como agentes de cambio frente a la violencia de g¨¦nero en el estado de alarma.

Nosotras usamos nuestro tiempo, nuestra experiencia, nuestro amor, pero tambi¨¦n nos hacen falta recursos econ¨®micos para lograr que m¨¢s mujeres recuperen sus vidas, no como v¨ªctimas dependientes de un subsidio, sino como mujeres supervivientes con una vida nueva.

Ana Bella Est¨¦vez es emprendedora social y fundadora de la Fundaci¨®n Ana Bella que ayuda a mujeres maltratadas.