Carta a un corredor del pasado: "Todo ha cambiado tanto que ahora lo llamamos 'running"
Lo que anta?o fue un deporte de la clase obrera, hoy atrae a directivos de grandes multinacionales. Los grandes cambios de la disciplina deportiva con m¨¢s adeptos, en el pdf de abril
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En el ensayo autobiogr¨¢fico De qu¨¦ hablo cuando hablo de correr (Tusquets), el novelista Haruki Murakami relata: "Tengo la sensaci¨®n de que me est¨¢n pasando un cepillo oxidado de carpintero por todos los m¨²sculos". Tal cual describ¨ªa el eterno candidato al Nobel la impronta que hab¨ªa dejado sobre su cuerpo el recorrido desde Atenas a Marat¨®n (Grecia), atravesando ¡ªzancada a zancada¡ª pol¨ªgonos industriales, carreteras desiertas y puertos de monta?a. Un viaje solitario, sin cortes de tr¨¢fico, aplausos, avituallamiento ni l¨ªneas de meta, donde el escritor pretend¨ªa homenajear ¡ªa la inversa¡ª la primera gran carrera de la historia, aquella que dio nombre a la obsesi¨®n del corredor moderno y que se celebr¨® por el a?o 490 a.C. Con una longitud de 42 kil¨®metros y 195 metros, condujo a la muerte ¨Cseg¨²n el mito¨C al soldado Fil¨ªpides, que se desplom¨® s¨²bitamente despu¨¦s de anunciar la nike de los atenienses sobre los persas (pron¨²nciese niqu¨¦, "victoria", en griego).
En pleno siglo XXI, millones de corredores se funden en el paisaje urbano contempor¨¢neo, buscando convertirse en iconos parecidos (aunque con mejor final). En la historia reciente, tres episodios clave que explican su renovado auge: las campa?as de salud cardiovascular de Estados Unidos, que condujeron al esplendor de la disciplina a finales de los a?os sesenta, con la aparici¨®n de revistas especializadas y presidentes, como Jimmy Carter, haciendo de embajadores; el culto al cuerpo de los noventa, con famosas como Oprah Winfrey corriendo maratones en directo; y la crisis financiera de 2008, que oblig¨® a muchos a darse de baja en el gimnasio y empezar a hacer deporte en la v¨ªa p¨²blica. Tres momentos, por cierto, y tres nombres: jogging, footing y running, respectivamente. Por si te quedaban dudas: todos se refieren a lo mismo.
El antrop¨®logo Allen Abramson, del University College of London, estudioso de la relaci¨®n del ser humano con los deportes extremos, ha analizado a fondo la evoluci¨®n de esta actividad. Y rechaza la idea de que la proliferaci¨®n de runners sea hoy una moda pasajera, sino que la cataloga como una forma de ritual "socioc¨®smico", por su condici¨®n de global. Francesc Torralba, fil¨®sofo, te¨®logo y corredor popular desde hace m¨¢s de 30 a?os, se muestra cauteloso ante la hip¨®tesis del brit¨¢nico: "La pr¨¢ctica conlleva beneficios f¨ªsicos, mentales, emocionales y espirituales. Pero cada corredor los vive a su manera, por eso no conviene generalizar". E indica que la ¨²nica forma de entender el fen¨®meno es abandonando el mundo de las ideas y bajando al escenario de lo concreto.
Porque, en tiempos de jornadas laborales interminables y sedentarismo pertinaz, unas zapatillas para trotar por la v¨ªa p¨²blica dan la soluci¨®n a c¨®mo integrar de forma barata la actividad f¨ªsica sin ce?irse a un horario inflexible, o a la necesidad de depender de instalaciones, con su correspondiente pago de cuotas. Y esa ser¨ªa la fuerza motriz que mueve un negocio en constante crecimiento. Anna Vilanova Soler, profesora de Sociolog¨ªa e Historia del Deporte en el Instituto Nacional de Educaci¨®n F¨ªsica de Catalu?a (INEFC), apunta adem¨¢s a un contexto general en el que el 69% de las pr¨¢cticas deportivas en Espa?a son individuales. Una consecuencia, como ella misma se?ala, del fen¨®meno de sociedad l¨ªquida descrito por Zygmunt Bauman: con valores cada vez menos s¨®lidos y cambios vertiginosos, los v¨ªnculos humanos se debilitan.
Correr se ha convertido en una pel¨ªcula futurista. En este barrizal indaga el soci¨®logo Luis de la Cruz con su ensayo Contra el running (Piedra Papel), donde apunta a la hipercomercializaci¨®n de una actividad que ha llegado a ser algo m¨¢s que calzarse unas zapatillas. Sobre esta tendencia se ha construido una burbuja econ¨®mica donde conviven marcas de ropa deportiva, tecnol¨®gicas o de la industria del lujo, con las cada vez m¨¢s frecuentes carreras populares, patrocinadas a menudo por multinacionales. Entre tanta oferta, aparece la confusi¨®n. Y la cosa ha alcanzado incluso tintes dist¨®picos. Luis Pablo Coronado, medical coach de Adidas Runners Madrid, triatleta y fisioterapeuta, hac¨ªa recientemente esta reflexi¨®n en sus redes sociales: "Vete t¨² a contarle a un tipo que corr¨ªa hace 120 a?os que entrenas en una comunidad de runners, en la capital de Espa?a, tres d¨ªas a la semana, despu¨¦s de trabajar. Que nos juntamos casi cien personas, y hacemos cuestas, fartlek [del sueco, "jugar con la velocidad"], cambios de ritmo¡ Que no sabes si entrenar en ayunas o no, si es mejor estirar antes o despu¨¦s.' ?Gluten s¨ª o me hago celiaco? ?Has visto mi boost? Hay veces en que el GPS se me pira y no me marca bien los ritmos. ?A ti tambi¨¦n te pasa?'. Que vas al fisio una vez al mes, con su punci¨®n seca, su indiba y sus EPI [¡] Ahora viaja al futuro, otros 120 a?os, ?qu¨¦ crees que te encontrar¨¢s?".
Ya ni la calle es gratis: el marat¨®n como extensi¨®n del MBA. Contra el running tambi¨¦n se detiene en el aburguesamiento de la disciplina y su relaci¨®n con el distrito postal. La historia de las carreras de San Silvestre remite a eventos durante el tardofranquismo de asociaciones obreras en Bilbao, Vallecas, Gij¨®n o Ciudad Real, y demuestran que el corredor popular no naci¨® en la alta alcurnia. Pero la segregaci¨®n en las grandes ciudades se hace notar en la pr¨¢ctica actual, cuya mayor concentraci¨®n est¨¢ en las ¨¢reas de superior poder adquisitivo. La mejor dotaci¨®n de zonas verdes en estos barrios es uno de los motivos, pero no el ¨²nico. La soci¨®loga Anna Vilanova comenta: "Para hacer deporte, el requisito principal no es la accesibilidad ni el precio, sino el h¨¢bito. Y lo que nos dicen las encuestas es que hay una correlaci¨®n con el capital social". Porque las oportunidades de ocio o el tipo de jornada laboral no son iguales: f¨ªsicamente, no es lo mismo limpiar habitaciones de hotel o atender las mesas en un restaurante que trabajar en una oficina.
Acost¨²mbrate a que las mujeres ganen y ganen. Es otro de los grandes cambios en la historia de esta disciplina: las f¨¦minas se est¨¢n haciendo un hueco a golpe de sudor y trote. El primer gran cap¨ªtulo de su relato lo escribi¨® Kathrine Switzer, con su participaci¨®n en la Marat¨®n de Boston de 1967, a pesar de los esfuerzos de la organizaci¨®n por arrancarle el dorsal mientras compet¨ªa. Fue descalificada seg¨²n pis¨® la l¨ªnea de meta, pero sus fotos dieron la vuelta al mundo y convirtieron a Switzer en activista del deporte femenino. Un discurso que a¨²n es necesario, atendiendo a la realidad cotidiana de las corredoras espa?olas, cuya participaci¨®n est¨¢ todav¨ªa lejos de alcanzar la de los hombres. El motivo principal por el que la igualdad se resiste est¨¢ en los entrenamientos solitarios al aire libre, tal y como confirma un estudio de la edici¨®n espa?ola de Runner¡¯s World, seg¨²n la cual 9 de cada 10 mujeres perciben inseguridad cuando corren solas y un 28% asegura haber sufrido alguna agresi¨®n.
Y desecha esa vieja idea de que si no se sufre, no vale. Super¨¢ndonos hasta la muerte. Este era el titular de un art¨ªculo de la revista The New Yorker sobre c¨®mo la industria de autoayuda nos insta a ser cada vez m¨¢s eficientes, organizados y resilientes. Es el imperativo de la mejora personal que conectaba con parte del discurso del running. Coronado anima a derribarlo: "Se vende mucho el No pain, no gain ["sin dolor, no hay beneficio", en ingl¨¦s], pero la base de este deporte no est¨¢ en el sufrimiento, sino en la constancia".
Si quieres profundizar en los cambios que mencionamos en este reportaje, as¨ª c¨®mo saber cu¨¢l ser¨¢ la pr¨®xima revoluci¨®n del 'running', accede al reportaje completo en el n¨²mero de abril de BuenaVida, descargable gratis en este enlace.
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