Al desnudo
En medio de las pandemias no solo quedan al desnudo los pol¨ªticos ahora convertidos en epidemi¨®logos a cobrarle a los de turno lo que ellos desde sus posiciones tampoco hicieron
La pandemia de la covid-19 ha dejado expuestas un sinn¨²mero de particularidades de los sectores empresariales, de la clase trabajadora y de los sistemas de salud globales. Los gobiernos de turno se enfrentan en todos los pa¨ªses y en Colombia a atender y fortalecer el sector salud y a preservar el aparato productivo. En ambos casos la dependencia estatal ha aflorado con una vulnerabilidad de espanto, tanto en las estructuras de contrataci¨®n y escasa formalizaci¨®n como en la constituci¨®n de ciento de empresas dependientes de la producci¨®n casi diaria para pagar sus n¨®minas. Los bancos convertidos en salvavidas generan aplazamientos autom¨¢ticos de los cr¨¦ditos existentes y otorgan nuevos solo con garant¨ªas de dinero p¨²blico.
En micros, peque?as y medianas empresas en Colombia trabajan 17,8 millones de personas y pagar sus salarios mensualmente vale 15,6 billones de pesos (4.000 millones de d¨®lares). 60% de la gente vive en la informalidad y la gran industria paralizada tiene en los aviones en tierra la imagen m¨¢s contundente de la situaci¨®n actual.
Mientras los epidemi¨®logos y la ciencia se ocupan de entender el virus y encontrar los medicamentos para atenuar la enfermedad y la vacuna para prevenirla, Gobierno y gremios buscan desesperadamente modelos de reactivaci¨®n de la producci¨®n para evitar un descalabro econ¨®mico que ya deja estallidos sociales por ahora aislados en algunas ciudades.
El entorno internacional por ahora no aparece como una alternativa solidaria. El precio del petr¨®leo no reacciona a pesar del acuerdo para disminuir la producci¨®n en 10 millones de barriles y las proyecciones de recesi¨®n dadas a conocer por el Fondo Monetario Internacional plantean un presente en cifras negativas que implica desaf¨ªos enormes a la hora de buscar soluciones que no pueden caer en la tentaci¨®n cortoplacista o sin priorizaci¨®n sectorial.
Consultando voces experimentadas de la pol¨ªtica p¨²blica, la academia y la empresa, encontr¨¦ la de Mar¨ªa Lorena Guti¨¦rrez, presidente de Corficolombiana, para quien es fundamental determinar los sectores que no tendr¨¢n una suerte de recuperaci¨®n en los pr¨®ximos seis meses, aquellos que no han resultado por sus caracter¨ªsticas auto sostenibles empresarialmente: servicios, turismo, log¨ªstica, restaurantes. ?Para qu¨¦? Para priorizar la intervenci¨®n en esos que no aguantar¨¢n dos meses la par¨¢lisis de sus negocios y por lo tanto mandar¨¢n al desempleo a millones de personas.
El Gobierno, como tantos otros a trav¨¦s del mundo, donde las vulnerabilidades han resultado ser las mismas, deber¨ªan echar mano de las estrategias probadas en Alemania desde 1910. Lo planteaba recientemente el economista Sergio Calderon Acevedo, se llama el concepto del trabajo corto en un pacto tripartito aplicado en 2008: menos horas laborales, recapacitaci¨®n de la fuerza laboral a trav¨¦s del Sena, y la empresa se compromete a sostener los empleos y a cambio el Estado los subsidia.
Eso, en lo que tiene que ver con los sectores que requieren con mayor urgencia los auxilios, y que con ese modelo pueden reactivarse con las precauciones de un aislamiento sanitario por horarios. Pero antes de estos, est¨¢n los sectores de la poblaci¨®n sin ingresos o de menores condiciones, los que las pol¨ªticas p¨²blicas no han sido capaces de incluir en el aparato productivo y si vamos m¨¢s atr¨¢s, no han sido capaz tampoco de educar a pesar de muchos avances en materia de movilidad social en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Solo en una ciudad como Bogot¨¢, el 48% est¨¢ por fuera del mercado laboral. Hoy reciben ayudas 350.000 familias en la pobreza.
Y para todos, el Estado no tiene m¨¢s opci¨®n que barajar las cartas fiscales y el endeudamiento. Terminamos obligados a mirar atr¨¢s para aprender, incluso a las ¨¦pocas de Franklin Delano Roosvelt, el presidente que emprendi¨® el m¨¢s ambicioso programa de grandes obras financiadas con d¨¦ficit. Y pensar en una alternativa como esa para que los territorios hist¨®ricamente abandonados, o seguir¨¢n siendo los territorios de nadie, de la guerra, y de la ilegalidad mientras termina la pandemia.
Dir¨¢n los sabios economistas que se trata de una visi¨®n keynesiana como soluci¨®n. Puede ser. Pero es que la realidad plantea una escasa auto sostenibilidad del aparato productivo, un ciudadano medianamente capacitado para construir sus propias salidas pues en ¨¦pocas de recesi¨®n, pocos espacios para emprendimientos individuales existen y menos cuando el aislamiento es una obligaci¨®n colectiva por nosotros mismos. As¨ª las cosas, toca retomar una respuesta de Milton Friedman: ¡°en un sentido, todos somos keynesianos, en otro, ya no lo es nadie. Se refer¨ªa a que la terminolog¨ªa se hab¨ªa universalizado, pero no su esencia.¡±
El sector salud y los m¨¦dicos, en la primera l¨ªnea de batalla, s¨ª que ha mostrado la porosidad del sistema, primero saqueado por la clase pol¨ªtica y ahora llamado a salvar las vidas de un pa¨ªs con una diversidad territorial y una desigualdad en su prestaci¨®n de servicio que hace a¨²n m¨¢s dif¨ªcil las soluciones macro. Casi que cada medida se debe atender con un dise?o particular. El actual sistema que viene de 1993, garantista en cobertura, con enormes avances en las ¨²ltimas d¨¦cadas para el control de medicamentos, termin¨® por convertirse en un sistema quebrado con deudas imposibles de pagar, que estaban camino a ser solventadas por una ley de punto final, hasta que lleg¨® el virus a postergar lo estructural y oblig¨® a atender lo inmediato. Pero tambi¨¦n en la inmediatez se logran soluciones de fondo.
Las falencias actuales por ejemplo se han hecho manifiestas en m¨ªnimos como que los m¨¦dicos carecen de la indumentaria para no contagiarse, equipos de protecci¨®n de bioseguridad que se exige a las administradoras de riesgos laborales, que entreguen sin que estas siquiera cuenten con el inventario del personal de los hospitales y cl¨ªnicas que lo requieren. Cierto es que el primer responsable de suministrarlo es el empleador, pero nuevamente, el tri¨¢ngulo empresa, estado, trabajador se hace visible en todas y cada una de las soluciones. El valor de la data de la que tanto hablamos en ¨¦pocas de ecosistemas digitales pareciera que no ha llegado realmente a los responsables de decisiones tan elementales como estas. M¨¦dicos sin protecci¨®n, y como si fuera poco la realidad queda al desnudo cuando escasean los suministros en el mercado mundial.
No podemos perder un d¨ªa m¨¢s sin el dise?o de una gobernanza global en salud, en la construcci¨®n de modelos de reactivaci¨®n con protocolos responsables como los que ya est¨¢n estudiando algunos gremios y ha propuesto en Colombia el Instituto de Pensamiento Pol¨ªtico Hern¨¢n Echavarr¨ªa En buena hora, Colombia cuenta con un Ministro de Salud responsable enfrentado tambi¨¦n a las carencias para hacer un modelo de pruebas masivas que garantice los aislamientos correspondientes y tambi¨¦n con una empresa privada solidaria que ha sido generosa en donaciones pero nada ser¨¢ sostenible si nos quedamos paralizados.
En medio de las pandemias no solo quedan al desnudo los pol¨ªticos ahora convertidos en epidemi¨®logos a cobrarle a los de turno lo que ellos desde sus posiciones tampoco hicieron. Y los corruptos de siempre a robarse las ayudas de los m¨¢s necesitados sin pudor. Y los gobernantes a aparecer en televisi¨®n cada d¨ªa a la misma hora a poner a la gente grabada previamente a agradecer lo que hace por ellos el pap¨¢ gobierno. Que no pierda el rumbo el Gobierno, que va bien. El aplauso ciego no permite ver el camino claro.
Muchas vulnerabilidades ha dejado al desnudo la pandemia pero hay que decir que tambi¨¦n enormes fortalezas para creer en el futuro y tienen nombre propio: tres universidades de Colombia: Universidad de Antioquia, Universidad de la Sabana y Universidad Nacional, desde sus emprendimientos construyendo ventiladores y respiradores y camas de aislamiento, para Colombia y para el mundo, donde la especulaci¨®n con las herramientas que se requieren para salvar vidas, es la cara de la condici¨®n humana negociando hasta que la enfermedad nos llega y como a Trump le da una lecci¨®n a su pol¨ªtica de muros, derrumbada por un virus que ahora amenaza su reelecci¨®n.
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