Estamos en la sala de partos m¨¢s grande del mundo
El mundo se encuentra en el fragor de la batalla m¨¢s importante. De lo que resulte en estos d¨ªas se configurar¨¢ el mundo y nacer¨¢ una nueva era
Una nueva era est¨¢ naciendo v¨ªa streaming, a trav¨¦s de una webcam o de mensajes mete¨®ricos en redes sociales. Nace en el sal¨®n de una casa, en una UCI de un hospital, en una tienda que sigue abierta. Nace detr¨¢s de una mascarilla, nace embadurnada de gel hidroalcoholico, nace entre las manos callosas de aquellos que atacan varias veces al d¨ªa a un enemigo invisible.
La sala de partos a ratos se traslada a los despachos d¨®nde se deber¨ªa hacer alta pol¨ªtica, pero no, no quiere nacer all¨ª. Probablemente sabe que nacer all¨ª, la condenar¨¢ desde sus primeros d¨ªas de vida a ser como la era anterior, y no quiere eso. Este ser¨¢ el parto con m¨¢s matronas de la historia, pues toda la humanidad est¨¢ mirando, esperando a que asome la cabeza para respirar aliviada cuando rompa a llorar y sepamos que sus pulmones se llenaron de aire.
Una nueva era quiere nacer en el coraz¨®n de la sociedad, en lo m¨¢s profundo del alma de cada uno. Por eso es cruel, por eso nos da miedo. La nueva era empezar¨¢ con tantos padres y madres volviendo a salir todos los d¨ªas a trabajar o a buscar trabajo, y acord¨¢ndose a cada minuto del tiempo que pasaron en casa y de lo mucho que compartieron con sus seres queridos; nadie est¨¢ preparado a¨²n para eso. Tambi¨¦n nacer¨¢ del dolor de muchos que perdieron seres queridos y de la alegr¨ªa de los que se recuperaron; nacer¨¢ en cada l¨¢grima, sin importar lo que la provoc¨®.
Nacer¨¢ en los reencuentros, en los saludos y abrazos de las familias y amigos que no se han podido ver, aunque al principio gatear¨¢ con distancia social. La nueva era nace de la mano de nuevas palabras: curva, inmunidad comunitaria, desescalada. Tambi¨¦n de frases que tienen el poder de entristecer y darnos esperanza a la vez: ¡°Hoy hay 399 fallecidos, la cifra m¨¢s baja desde hacer un mes¡±.
Dicen que la oxitocina es la hormona del amor, que estimula el apego, la conexi¨®n con los dem¨¢s y que nos predispone al afecto. Para este parto necesitaremos oxitocina a grandes dosis, pues si la nueva era no nace de los principios b¨¢sicos y del amor, que es y seguir¨¢ siendo la energ¨ªa que mueve el mundo, todo este dolor de parto, habr¨¢ sido en vano.
Ahora hablamos de lo que ser¨¢ la nueva normalidad¡ Y as¨ª, como los padres primerizos sue?an con el porvenir de su hijo o hija: cu¨¢l ser¨¢ su personalidad, d¨®nde estudiar¨¢, que ser¨¢ de mayor¡, ahora nos toca a toda la sociedad so?ar esta nueva era, es hija de todos nosotros.
Cada uno tendremos la oportunidad de ser parte de la educaci¨®n, de los valores y de los ideales que queramos inculcar en ella, seremos responsables de sus triunfos, pero tambi¨¦n de sus fracasos.
(La nueva era) nacer¨¢ en los reencuentros, en los saludos y abrazos de las familias y amigos que no se han podido ver, aunque al principio gatear¨¢ con distancia social
Tambi¨¦n podremos elegir como de ¡°nueva¡± queremos que sea esta ¨¦poca, cuan sostenible, cuan solidaria. Las primeras bocanadas que d¨¦ en sus primeros d¨ªas ser¨¢n de un aire m¨¢s limpio. De cuanto dure ese frescor y pureza tambi¨¦n seremos responsables.
De momento, y desafortunadamente, en Espa?a no nos hemos puesto de acuerdo. Cada lado pol¨ªtico tira de un bracito, quiere elegir el nombre y la ropa. La falta de generosidad de la clase pol¨ªtica puede dejar una huella imborrable en el peque?o coraz¨®n, aun en formaci¨®n de la nueva era. Las primeras discusiones que escuchar¨¢ ser¨¢n dolorosas, habr¨¢ mentiras, ataques, delitos. Ser¨¢ tan dif¨ªcil lo que viene, que aplanar la curva nos habr¨¢ parecido f¨¢cil. No hay un solo camino, y ninguno es confortable, pero todos parten del mismo punto: humildad y perd¨®n.
Ninguna sociedad se puede sanar de una herida tan grande si no hay humildad, si nadie pide perd¨®n, y si nadie perdona. La clase pol¨ªtica, como dirigentes y gobernantes tienen la obligaci¨®n y la responsabilidad de invitarnos a todos a iniciar el tr¨¢nsito por este nuevo mundo. Del talante y generosidad con la que lo hagan depender¨¢n los pr¨®ximos cien a?os. Mientras tanto, como humanidad, seguiremos esperando ansiosos al momento preciso, en la sala de partos m¨¢s grande del mundo.
Rafael Moyano G¨®mez es director ejecutivo de la Corporaci¨®n Educacional Escuelas del Cari?o.
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