La berenjena viene de una familia de mala reputaci¨®n: las solan¨¢ceas. Y como en todas las familias, hay de todo. Algunas, como la belladona, la mandr¨¢gora y el bele?o, producen alcaloides t¨®xicos que, seg¨²n la dosis, pueden ser analg¨¦sico. Otras, en cambio, son comestibles. Entre ellas, el tomate, el pimiento, la patata y la berenjena.
Esta ¨²ltima es una hortaliza f¨¢cilmente reconocible: puede oscilar entre los cinco y 30 cent¨ªmetros de longitud y posee una forma esf¨¦rica o alargada. La piel es lisa, brillante y, normalmente, morada, aunque se conocen variedades menos frecuentes de color blanco, p¨²rpura, negro, amarillo y rojo. Incluso de colores mezclados, sobre todo con blanco, morado y verde. La pulpa suele tener un tono blanco cremoso o verde. Estas ¨²ltimas tienen un toque ligeramente picante y amarga. Aunque en el punto de venta se suelen denominar solo con su nombre de pila, existe una variedad aut¨®ctona con denominaci¨®n de origen: la Berenjena de Almagro, cultivada en la Comarca de Calatrava, en Ciudad Real.
En cuanto a su estacionalidad, es una hortaliza que lleva mal el fr¨ªo, as¨ª que su temporada natural abarca los meses m¨¢s c¨¢lidos. No obstante, la incorporaci¨®n de los cultivos de invernadero y la importaci¨®n hace que sea posible encontrarla todo el a?o sin problemas.
El¨ªgelas bonitas
La cara es el espejo del alma. Tambi¨¦n para las berenjenas: cuanto m¨¢s lisa y brillante sea la piel, mejor estar¨¢n. El tama?o tambi¨¦n importa, en este caso, ni demasiado grandes ni muy peque?as. Las m¨¢s jugosas y sabrosas tienen de cinco a ocho cent¨ªmetros de di¨¢metro.
Para saber si est¨¢ madura presiona ligeramente con los dedos sobre la piel. ?Cede suavemente? Est¨¢ en su punto. En cuanto a su conservaci¨®n en casa, mejor si la guardamos en el refrigerador y lejos de otras verduras y frutas, ya que es sensible al etileno y se echar¨¢ a perder antes. Siguiendo estas pautas, puede durar 10 d¨ªas sin perder cualidades.
Bocados discretos
Si en la foto con otros productos de la huerta destaca por su intenso color, en la cuenta de nutrientes queda en posiciones bastante rezagadas. El 92,2% de una berenjena es agua, aporta solo 20 kilocalor¨ªas por cada 100 gramos y 3,8 gramos de hidratos de carbono y es rica en fibra ( 2,4 gramos)
Este discreto valor nutritivo, no es una raz¨®n para dejar de disfrutar de su sabor y textura ¨²nicas. De hecho, es una guarnici¨®n excelente baja en calor¨ªas que evita la tentaci¨®n de a?adir en el plato otros alimentos menos recomendables. Adem¨¢s, aporta una amplia variedad de fitoqu¨ªmicos, entre ellos, las antocianinas, localizadas principalmente en la piel a la que dan ese t¨ªpico color morado. Estas sustancias se investigan por su potencial efecto beneficioso para la salud. En laboratorio han demostrado una alta acci¨®n antioxidante que podr¨ªa atenuar el da?o oxidativo causado por los radicales libres.
La ni?a bonita del Mediterr¨¢neo
El recetario mediterr¨¢neo cuenta con innumerables modos de prepararla. Es famosa la musaka griega, una especie de lasa?a donde las capas se elaboran con finas l¨¢minas de esta hortaliza. Puede llevar carne, otras verduras, salsa bechamel y queso para gratinar. La r¨¦plica italiana es la parmigiana, aunque a diferencia de la anterior no lleva carne y s¨ª tomates enteros. En Palestina tienen el maqluba de arroz, cordero y berenjena. Sin olvidar el baba ganoush, tambi¨¦n conocido como baba ghanoush, baba ganush, muttabal betinjan, crema de berenjenas o, simplemente, pur¨¦ de berenjenas. Se trata de un entrante muy extendido por Oriente Medio que se toma picoteando con pan de pita.
En Andaluc¨ªa un plato de berenjenas rebozadas con miel es gloria bendita. Tambi¨¦n pueden presentarse al horno, a la plancha, en tortilla o rellenas de carne y gratinadas. Sus matices amargos se apaciguan muy bien con los destellos dulces del pimiento, de ah¨ª el ¨¦xito asegurado de una escalibada. Tambi¨¦n hace buenas migas con los acordes ligeramente ¨¢cidos del tomate.
C¨®mela sin pelar
La piel de la berenjena es algo dura en crudo, pero f¨¢cil de digerir una vez cocinada. Adem¨¢s, es la responsable de esos matices picantes que la hacen ¨²nica en algunas preparaciones. Y aporta otros nutrientes interesantes, como la antocianina. Pi¨¦nsatelo dos veces antes de pelarla.
Indigesta, pero no letal
En ese peligroso or¨¢culo de Delfos que es Google es f¨¢cil encontrar art¨ªculos alarmistas que tildan a la pobre berenjena de venenosa. La causante de este malentendido es la solanina, una sustancia que act¨²a de plaguicida natural y que puede causar complicaciones digestivas (v¨®mitos, diarrea, n¨¢useas¡). Estas sustancias, muy comunes en vegetales que han sido descartados de la dieta habitual a lo largo de la historia, est¨¢n presentes en peque?as cantidades en algunos de los alimentos que llegan a nuestra mesa. Tranquilo: son muy vulnerables al calor, que no por casualidad, es como se consumen.
As¨ª se les quita el amargor
El sabor de la berenjena es suave, ligeramente t¨¦rreo y algo amargo. Precisamente este punto de amargor lleva a algunas personas a excluirla de la lista de la compra. Si quieres darle una segunda oportunidad, pero libr¨¢ndote del amargor, tienes tres trucos culinarios f¨¢ciles de que ya usaban las abuelas. El m¨¢s sencillo es cortarlas en rodajas, disponerlas sobre un escurridor y espolvorear con sal fina. Al cabo de media hora, se aclaran con agua fr¨ªa y ni rastro de la sal ni del amargor. Otra artima?a es darles forma de dados o rodajas y dejarlas en remojo con agua, leche (o harina) y sal. De nuevo, a la media hora, aclar¨®n y como nuevas. Tras pasarlas bajo el grifo, conviene escurrirlas bien antes de cocinar.
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