Del guerrero past¨²n al predicador, todos necesitan buenos datos

Pakist¨¢n, uno de los pa¨ªses en desarrollo m¨¢s poblados del mundo, ha registrado hasta la fecha m¨¢s de 34.000 casos confirmados de contagios por el nuevo coronavirus, con m¨¢s de 737 muertes. La regi¨®n m¨¢s afectada es Punjab, con casi 12.000.

Seg¨²n los medios de comunicaci¨®n, el virus lleg¨® a Pakist¨¢n desde Ir¨¢n a trav¨¦s de los peregrinos chi¨ªes (rama isl¨¢mica) que hab¨ªan viajado a Ir¨¢n por un rito religioso y, a su vuelta, lo dispersaron por las distintas provincias del pa¨ªs. Igualmente, se ven como responsables de la expansi¨®n del virus a quienes volvieron de Arabia Saud¨ª tras participar en el umrah (peregrinaje religioso entre la Meca y Medina). El movimiento religioso isl¨¢mico Tablighi Jamaat tambi¨¦n se considera uno de los responsables de la expansi¨®n del virus en el pa¨ªs al haber celebrado un evento multitudinario en Lahore (capital de la regi¨®n pakistan¨ª de Punjab).

Para parar la propagaci¨®n del virus hacia otras regiones, el Gobierno impuso un confinamiento total en las principales ciudades del pa¨ªs. Lugares de reuni¨®n, como colegios, universidades, centros religiosos, mezquitas y lugares pol¨ªticos han sido cerrados y se ha prohibido su acceso. Sin embargo, el Gobierno no solo debe lidiar con un virus mortal, sino tambi¨¦n con ideas potencialmente peligrosas sobre la afecci¨®n del coronavirus.

Personalmente, diferenciar¨ªa cuatro tipos de personas con ideas diversas sobre la pandemia.

Primero est¨¢ la clase social culta, que es consciente de los riesgos y sigue las medidas recomendadas por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud o las autoridades locales. Prefieren quedarse en casa para evitar el contagio.

Despu¨¦s, encontramos la clase social religiosa que cree que este coronavirus es un castigo divino. Consideran que esta pandemia terminar¨¢ tan pronto como empecemos a rezar y dejemos de lado las malas obras. Este grupo desoye las normas aconsejadas por la OMS y prefiere creer en la misericordia divina como ¨²nica soluci¨®n.

Los pastunes se consideran bravos guerreros y no creen que ning¨²n virus les afecte

En tercer lugar, hay un grupo de gente que piensa que el virus no existe y que es el propio Gobierno quien ha creado el p¨¢nico para recibir ayudas millonarias de la OMS y de donantes internacionales. Creen que, una vez llegue el dinero, el "supuesto" coronavirus desaparecer¨¢.

El cuatro tipo pertenece a la etnia past¨²n, originaria de la zona fronteriza entre Pakist¨¢n y Afganist¨¢n. Los pastunes se consideran bravos guerreros y no creen que ning¨²n virus les afecte y, mucho menos, les mate. De hecho, para ellos ser¨ªa una deshonra el temer algo que no es siquiera visible.

En mi pueblo, una mujer falleci¨® d¨ªas despu¨¦s de volver de celebrar el umrah en Arabia Saud¨ª el 17 de marzo. Los m¨¦dicos le diagnosticaron covid-19. Poco despu¨¦s de su muerte, unas 11 personas de su familia fueron detectadas como positivo por coronavirus. Como resultado, el pueblo entero fue puesto en cuarentena.

Muchos otros pueblos, como el m¨ªo, han sido puestos en aislamiento por las autoridades locales para detener la expansi¨®n del virus. En este aspecto, se deben apreciar los esfuerzos del primer ministro, Imran Khan, para facilitar la cuarentena. Por ejemplo, hay equipos m¨¦dicos visitando constantemente los pueblos confinados y se ofrece comida, medicinas y hospitales de campa?a para los m¨¢s pobres. Adem¨¢s, el 27 de marzo, Khan present¨® un programa de pol¨ªticas que prove¨ªa de 12.000 rupias pakistan¨ªs (unos 66 euros) mensuales a todas las personas en necesidad y a aquellos que no pod¨ªan trabajar a causa de la pandemia. Asimismo, los m¨¢s ricos del pa¨ªs est¨¢n enviando donaciones. Los partidos pol¨ªticos y religiosos tambi¨¦n est¨¢n trabajando para ofrecer comida y medicinas a las personas m¨¢s necesitadas de los pueblos en cuarentena.

Sin embargo, todav¨ªa hay mucho trabajo que hacer con los refugiados afganos que se encuentran en Pakist¨¢n (alrededor de 1,4 millones seg¨²n la Agencia de la ONU para los refugiados, Acnur). Seg¨²n unos amigos del campo de refugiados de Timergara, situado en el distrito de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, la maquinaria del Gobierno y los partidos pol¨ªticos est¨¢n ocupados ayudando a "su gente" (los pakistan¨ªes) y se han olvidado de los afganos de los asentamientos. Los mercados locales y bazares que ofrec¨ªan trabajo y una remuneraci¨®n diaria a los refugiados est¨¢n cerrados. As¨ª, hay un riesgo muy alto de escasez de comida y material m¨¦dico en estos lugares, ya que la atenci¨®n del Gobierno solo se centra en los pakistan¨ªes.

Para evitar los contagios, ser¨ªa necesario aumentar el nivel de concienciaci¨®n de la poblaci¨®n a nivel local informando sobre la mortalidad del virus. La mayor¨ªa de los pakistan¨ªs son analfabetos (un 57% de los mayores de 15 a?os, seg¨²n la ONU) y no cree en la informaci¨®n de la gente blanca. La mejor estrategia para el Gobierno ser¨ªa educar a los predicadores religiosos y convencerles para que difundan las medidas de seguridad en las mezquitas, ya que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n cree y acepta lo que se dice en ellas. Si el Gobierno quiere abordar este asunto, debe apoyarse en las figuras religiosas pero, para ello, debe educarlas primero.

Saqlain Hassan es investigador predoctoral del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra.