Una carta de amor en im¨¢genes a ese Madrid vac¨ªo que hoy deber¨ªa estar a rebosar
Uno de nuestros fot¨®grafos de cabecera ha retratado la capital desierta. Hoy, 15 de mayo, cuando estas calles deber¨ªan estar llenas de m¨²sica y chulapos, las recorremos en silencio
El n¨²mero de mayo ya est¨¢ disponible en formato PDF, y es descargable de forma gratuita haciendo clic aqu¨ª.
Jam¨¢s antes habi?a podido escuchar mis propias pisadas sobre la acera de la Gran Vi?a. Ni en medio de un paso de cebra. Solo, con mi ca?mara. Disparando las fotos que deseo sin que ni los coches ni los peatones interfieran en mi trabajo. Hoy tengo Madrid para mi? solo, posando desnuda, iluminada por esa luz tan particular que la ban?a durante el atardecer. Y sin embargo, la sensacio?n no es precisamente de alegri?a. El vaci?o a mi alrededor resulta opresivo. Los teatros, los cines, los bares y las enormes tiendas de grandes cadenas esta?n cerrados. Es solo el primer di?a [15 de marzo] y la tristeza se ha apoderado de la calle.
He salido de casa, con los permisos en regla, por supuesto, nada ma?s conocerse que el Gobierno ha decretado el estado de emergencia. Estaba preparado para este di?a desde que sucedio? lo mismo en Italia, de donde provengo. He seguido las noticias con atencio?n, convencido de que este di?a iba a llegar, y hoy domingo he cogido la moto para recorrer la ciudad empujado por mi instinto de fotoperiodista. Au?n no se? cua?nto va a durar, si van a ser di?as o semanas, quiza?s meses, pero me arrastra la necesidad de documentar una situacio?n tan excepcional. Vivimos di?as tristes, tra?gicos en muchas casas, pero siento la necesidad de dejar constancia de estos momentos, aunque au?n no se? si algu?n di?a llegare? a publicar nada de este material.
Hay pocos coches. La mayori?a son de la Polici?a. Los conductores todavi?a no llevan mascarillas. Puedo ver en sus rostros la incredulidad ante una situacio?n que se antoja irreal. En el Museo del Prado y en el Palacio Real, las colas de turistas y visitantes han desaparecido. En el barrio de Malasan?a, que siempre respira vida y animacio?n, solo hay algunos chavales haciendo vi?deos con sus mo?viles para sus redes sociales. Ellos tambie?n necesitan inmortalizar lo que hace apenas unas semanas era impensable.
Llegue? a Madrid hace 15 an?os. Recuerdo la primera vez que, entre el genti?o, la recorri? con esta misma luz del atardecer. Veni?a de Na?poles, una ciudad de calles estrechas. La Gran Vi?a, con esos edificios tan altos, me parecio? un poco Nueva York. Sin sus terrazas y bares, no es lo mismo. Ma?s que ninguna otra, esta ciudad es toda la gente que corre por sus venas. Ojala? pronto vuelva a ser la misma.
Este art¨ªculo se public¨® en el n¨²mero de mayo que ya est¨¢ disponible en formato PDF, y es descargable de forma gratuita haciendo clic aqu¨ª.
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