La doble crisis que est¨¢ viviendo Uganda: el coronavirus y las lluvias torrenciales
Los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos, que afectan a casi 1,5 millones de personas en ocho pa¨ªses de ?frica oriental con inundaciones, riadas o corrimientos de tierra, se han multiplicado en la regi¨®n
El 9 de mayo, una riada entr¨® en el hogar de Mariam Nakaisa (60 a?os) como un animal furioso. Era un mar inmenso de lodo. Mientras ella describe ese momento, la lluvia golpeando el techo de zinc interrumpe su relato. La mujer se acerca en silencio a la puerta de su casa, una ¨²nica habitaci¨®n que comparte con tres nietos, y no disimula su inquietud tras descubrir un cielo cubierto de nubes grises. ¡°No me gusta la lluvia. Las inundaciones son lo peor de vivir en este sitio¡±, dice Nakaisa. El sitio del que habla es Bwaise, una barriada informal de Kampala, la capital de Uganda. Nakaisa sabe que las riadas pueden regresar en cualquier momento, transformando estas callejuelas en r¨ªos de agua turbia.
Desde mediados de marzo, los chubascos intensos han causado inundaciones, riadas y desprendimientos de tierra en ocho naciones del este de ?frica: Burundi, Yibuti, Etiop¨ªa, Kenia, Ruanda, Somalia, Tanzania y Uganda. Seg¨²n la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en ingl¨¦s), las inundaciones han afectado a 1,3 millones de personas, y al menos 481.000 han tenido que abandonar sus hogares.
La familia de Nakaisa ha perdido casi todo: no ten¨ªa medios ni tiempo para rescatar sus muebles. Las paredes de su casa a¨²n muestran las marcas del barro: est¨¢n a un metro de altura. El suelo contin¨²a encharcado a pesar de que Nakaisa ha pasado muchas horas achicando agua con una cacerola met¨¢lica. Nakaisa dice que el agua lleg¨® por sorpresa, como una ola gigante, en mitad de la noche. Una masa oscura e incontrolable cubri¨® su hogar en cuesti¨®n de segundos. Los ni?os lloraban de miedo. La familia trep¨® hasta el techo con las cacerolas y algunas prendas, mientras escuchaba gritos de p¨¢nico. ¡°Lo ¨²nico que pod¨ªamos hacer era rezar y esperar¡±, dice.
Una emergencia humanitaria en tiempos del coronavirus
Uganda, uno de los primeros pa¨ªses africanos en imponer medidas estrictas para contener al coronavirus, como el cierre de los negocios excepto las tiendas de comestibles o la prohibici¨®n de los desplazamientos internos, ha confirmado 227 infecciones. El 98 por ciento de los contagiados registrados este mes eran transportistas procedentes de otros pa¨ªses de la regi¨®n. Hasta ahora, no se han anunciado muertes. Seg¨²n el ministerio de Salud, Uganda ha conseguido detener las transmisiones locales, pero las autoridades contin¨²an apostando por la cautela.
¡°El gobierno quiere que me quede en casa para protegerme del coronavirus, pero las inundaciones la han destruido y ni siquiera puedo trabajar para ganar un poco de dinero¡±, dice Adams Njagala, un vecino de Nakaisa de 32 a?os. Njagala vend¨ªa chucher¨ªas, galletas y peri¨®dicos en los costados de las carreteras. Como las medidas contra la covid-19 proh¨ªben su trabajo, ha perdido su ¨²nico medio de subsistencia. Para ¨¦l, de momento, el miedo de terminar en una celda es m¨¢s fuerte que el hambre. Ahora depende del dinero que le prestan sus amigos.
Seg¨²n Irene Nakasiita, la responsable de comunicaci¨®n de la Cruz Roja en Uganda, al menos 400.000 ugandeses necesitan asistencia a causa de las inundaciones. Pero la capacidad de respuesta del Gobierno y las oeneg¨¦s se ha reducido despu¨¦s de dos meses luchando para contener la pandemia. ¡°Tras concentrar todos los esfuerzos de la Cruz Roja para luchar contra la covid-19, esta cat¨¢strofe surgi¨® inesperadamente. Esto ha sobrepasado nuestras capacidades y recursos¡±, se?ala Nakasiita desde Kasese, en el oeste de Uganda.
Las necesidades son a¨²n m¨¢s numerosas en las regiones rurales. Las laderas empinadas de Uganda, donde los campesinos siembran sus huertos, han pasado de ser el origen de los alimentos de una buena parte de la poblaci¨®n a ser una amenaza aterradora. El 3 de mayo, los corrimientos de tierra mataron a al menos dos personas en el pueblo de Karengyere (oeste), y destrozaron decenas de casas.
Nakaisa dice que el agua lleg¨® por sorpresa, como una ola gigante, en mitad de la noche. Una masa oscura e incontrolable cubri¨® su hogar en cuesti¨®n de segundos. Los ni?os lloraban de miedo: "Lo ¨²nico que pod¨ªamos hacer era rezar y esperar¡±
La noche del 7 de mayo, un ruido parecido al de un trueno despert¨® al pueblo de Kilembe, en el oeste de Uganda. Era una tromba de agua que bajaba a toda prisa de la cordillera Rwenzori. Centenares de personas salieron de sus casas y ascendieron las monta?as para ponerse a salvo, en mitad de la oscuridad. No hubo muertos gracias a la reacci¨®n r¨¢pida de la gente. Pero las riadas derribaron 242 domicilios, y afectaron a m¨¢s de 173.300 personas, seg¨²n la Cruz Roja de Uganda.
Desde entonces, Mary Bambu, una campesina de 29 a?os, no puede dormir. El miedo y el sonido ensordecedor del agua le impiden descansar. Otros lugare?os usan los senderos de las monta?as para escapar de Kilembe y refugiarse en lugares m¨¢s seguros. Pero Bambu ha descartado esa opci¨®n porque no tiene mucho dinero. ¡°Creemos que el agua puede regresar en cualquier momento. Da mucho miedo¡±, dice Mary. ¡°Pero si me marcho, ?d¨®nde dormir¨¦? No tengo ahorros¡±.
?Un efecto del cambio clim¨¢tico?
En el barrio de Bwaise todos miran al cielo. Robinah Nabula, una mujer de 62 a?os, espera en la puerta de su casa, atenta a las nubes y la lluvia. Esta vecina tambi¨¦n ha sufrido las inundaciones. Seg¨²n ella, afectan solamente a los barrios de ugandeses empobrecidos porque ellos no tienen otra opci¨®n m¨¢s que dormir cerca de las ci¨¦nagas, donde los dem¨¢s no quieren estar. Los ricos, dice, pueden construir sus casas en las colinas de Kampala y redirigir el agua a las barriadas. A Nabula le gustar¨ªa mudarse de Bwaise. Sin embargo, para conseguirlo, necesita m¨¢s dinero. Es vendedora ambulante y gana menos de un euro al d¨ªa.
?frica es el continente m¨¢s golpeado por los impactos clim¨¢ticos, un escenario que, seg¨²n los pron¨®sticos del Banco Mundial, seguir¨¢ empeorando. En el 2050, 145 millones de personas habr¨¢n abandonado sus casas por fen¨®menos clim¨¢ticos extremos, y ?frica concentrar¨¢ el 60% de los desplazamientos.
¡°La pobreza, la degradaci¨®n ambiental, los sistemas de gobernanza, la capacidad limitada de las instituciones y la falta de acceso de la informaci¨®n de alerta temprana disponible han reducido la capacidad de las comunidades locales para enfrentarse a los impactos clim¨¢ticos¡±, explica la doctora Linda Ogallo, del Centro de la IGAD para la Predicci¨®n Clim¨¢tica y sus Aplicaciones (ICPAC), desde Nairobi, Kenia.
A finales del a?o pasado, los corrimientos de tierra e inundaciones afectaron a tres millones de personas en el este de ?frica y hubo 250 muertos. Las lluvias se achacaron al dipolo del oc¨¦ano ?ndico: los chubascos se concentraban en la regi¨®n occidental del ?ndico, donde las temperaturas eran inusualmente altas, mientras que, en Australia y el sudeste asi¨¢tico, con temperaturas m¨¢s fr¨ªas, hubo una sequ¨ªa.
En la actualidad, seg¨²n Michael J. Ventrice, un meteor¨®logo doctorado en climas tropicales, la superficie de una buena parte del oc¨¦ano ?ndico supera los 30 grados cent¨ªgrados. ¡°Estas temperaturas tan altas son an¨®malas y probablemente son el origen de las tormentas intensas que caen en el este de ?frica¡±, dice a EL PA?S el doctor Ventrice desde Boston, en Estados Unidos.
Desde mediados de marzo, los chubascos intensos han causado da?os en estas naciones del este de ?frica: Burundi, Yibuti, Etiop¨ªa, Kenia, Ruanda, Somalia, Tanzania y Uganda
El doctor Ventrice espera que las temperaturas del oeste del oc¨¦ano ?ndico se enfr¨ªen en verano, reduciendo las posibilidades de inundaciones en el continente. ¡°Las inundaciones no persistir¨¢n en el este de ?frica. Las variaciones climatol¨®gicas interanuales son normales. Pero dicho esto, es cierto que el cambio clim¨¢tico est¨¢ calentando nuestros oc¨¦anos, lo que ha aumentado la intensidad de dichas variaciones¡±, afirma.
¡°El clima del este de ?frica es muy cambiante, y en los ¨²ltimos a?os hemos registrado un aumento en la intensidad y frecuencia de fen¨®menos clim¨¢ticos extremos¡±, dice la doctora Ogallo. ¡°El monte Kilimanjaro tuvo su a?o m¨¢s seco en el 2019, y ahora est¨¢ registrando su a?o m¨¢s lluvioso. Por lo tanto, las comunidades tienen poco tiempo para recuperarse de las sequ¨ªas e inundaciones¡±. Para Gemma Connell, la directora de la OCHA en el este y el sur de ?frica, ¡°es vital que las comunidades afectadas por las inundaciones reciban asistencia y apoyos de inmediato para impedir un escenario a¨²n peor¡±.
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