¡°Cobarde¡±, ¡°tonto¡±, ¡°impotente¡±... ?Qu¨¦ hizo Carlos II para ser el rey m¨¢s repudiado de la historia de Espa?a?
Su reinado estuvo eclipsado por sus problemas de salud y peculiaridades f¨ªsicas. Sin embargo, el ¨²ltimo monarca de los Austrias qued¨® reducido a una caricatura que no fue muy justa con la realidad
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Sobre el ¨²ltimo monarca de los Austrias -rama espa?ola de los Habsburgo- que rein¨® en Espa?a se ha dicho que solo ten¨ªa un test¨ªculo, que era deforme, impotente e intelectualmente discapacitado. La historia lleva siglos ceb¨¢ndose con Carlos II (Madrid, 1661-1700), un hombre al que el adjetivo m¨¢s ben¨¦volo que le han dedicado es el de hechizado. Sin embargo, el que fuera rey de Espa?a, N¨¢poles, Sicilia y Cerde?a, duque de Mil¨¢n, soberano de los Pa¨ªses Bajos y del Imperio Espa?ol de ultramar (desde M¨¦xico a las Filipinas), adem¨¢s de conde de Borgo?a y alg¨²n t¨ªtulo m¨¢s que ni ¨¦l pon¨ªa por escrito de tantos que eran, no fue el despojo que las fake news de su ¨¦poca retrataron con ah¨ªnco.
Un rey fr¨¢gil encajaba muy bien en un pa¨ªs sumido en una crisis
Por qu¨¦ la figura de Carlos II ha trascendido hasta nuestros d¨ªas como la de un pusil¨¢nime que parec¨ªa estar viviendo siempre el que pod¨ªa ser su ¨²ltimo d¨ªa en este mundo tiene en gran medida su raz¨®n de ser en el rey de Francia Luis XIV, su eterno rival. Como explica a Icon el doctor en Historia Eduardo Ju¨¢rez, Francia se encontraba en pleno auge y esplendor, mientras Espa?a estaba sumida en la decadencia. Durante el reinado de Carlos II se vivi¨® un proceso de transformaci¨®n y el monarca espa?ol estaba sometido a una gran presi¨®n por parte del rey Luis XIV. "El franc¨¦s apretaba para derribar la hegemon¨ªa espa?ola, siguiendo con la lucha hasta que logr¨® la paz de los Pirineos, consiguiendo derechos din¨¢sticos sobre el trono de Espa?a, adem¨¢s de otras ventajas pol¨ªticas y econ¨®micas en Europa", apunta Ju¨¢rez.
Por su parte, el doctor en Historia Moderna Jos¨¦ Calvo Poyato asegura que la imagen de monarca d¨¦bil le ven¨ªa muy bien a la historiograf¨ªa cl¨¢sica. "Un rey fr¨¢gil encajaba a la perfecci¨®n en el marco de un pa¨ªs sumido en una crisis", indica. Los Borbones, contin¨²a el historiador, eran los grandes enemigos de los Austrias y trataron de denigrar la casa de los Habsburgo de todas las formas posibles. La propaganda borb¨®nica contrapuso el ¨¦xito reformista de los Borbones espa?oles frente al fracaso de Estado liderado por los Habsburgo y se encarg¨® de desprestigiar al monarca espa?ol desde su nacimiento. El franc¨¦s Jacques Sanguin, al que Luis XIV envi¨® a Madrid para que diera parte sobre el estado de salud del beb¨¦ describi¨® a Carlos II as¨ª: "El pr¨ªncipe parece extremadamente d¨¦bil, ambas mejillas tienen una erupci¨®n de tipo herp¨¦tico, la cabeza est¨¢ cubierta de costras y debajo de la oreja derecha se ha formado un tipo de drenaje supurante".
Campa?a de desprestigio: la historia de Espa?a no fue escrita por espa?oles
Entre los siglos XVII y XIX la historia de Espa?a no fue escrita por espa?oles. Todo lo relacionado con esta ¨¦poca que se ha colado en el imaginario colectivo fue fruto de la visi¨®n subjetiva que dieron narradores extranjeros. "Nos escribieron la historia y lo hicieron a su manera", reconoce Calvo Poyato. De ah¨ª que, tal y como explica Eduardo Ju¨¢rez, Carlos II quedara reducido a una caricatura que no fue muy justa con la realidad.
Es cierto que el rey padec¨ªa el s¨ªndrome de Klinefelter, una alteraci¨®n cromos¨®mica que se da cuando se tiene un cromosoma X de m¨¢s y que esto le provoc¨® infertilidad. Tambi¨¦n que sufr¨ªa de raquitismo, falta de concentraci¨®n y el prognatismo mandibular caracter¨ªstico de los Austrias. "Sus niveles de testosterona era muy bajos y sus genitales peque?os", a?ade Ju¨¢rez. Unas anomal¨ªas, con mucha probabilidad derivadas de la consanguinidad acumulada -sus padres, Felipe IV y Mariana de Austria, eran t¨ªo y sobrina-, que no hicieron m¨¢s que despertar una buena ristra de creencias carentes de fundamento en una sociedad ultrarreligiosa como era la espa?ola del siglo XVII.
No lo hizo tan mal: durante su reinado se recuper¨® la natalidad y se reaviv¨® el comercio
El reinado de Carlos II estuvo eclipsado por sus problemas de salud y peculiaridades f¨ªsicas, sin embargo, supuso el inicio del proceso reformista que dio los primeros pasos hacia el nuevo Estado en el que se basa la reforma borb¨®nica. "Carlos II busc¨® el fortalecimiento de la imagen del valido como ministro real, as¨ª como la presencia del secretario del despacho universal, tratando de volver al gobierno de los funcionarios frente a la nobleza", apunta Ju¨¢rez.
Durante su mandato, el pa¨ªs inici¨® una notable remontada: a partir de 1685 se recuper¨® la natalidad y la confianza en la moneda, lo que ayud¨® al comercio. La catedr¨¢tica de Historia Moderna?Magdalena de Pazzis Pi Corrales coincide y destaca que en el ¨²ltimo cuarto del siglo XVII se produjeron mejoras econ¨®micas gracias a las medidas de sus validos, Oropesa y Medinaceli. Tambi¨¦n se dio una recuperaci¨®n cient¨ªfica de la mano del movimiento Novator que impuls¨® la actividad cient¨ªfica (matem¨¢ticas, cartograf¨ªa, astronom¨ªa, navegaci¨®n...) y se sum¨® a las actividades cient¨ªficas europeas.
No estaba hechizado, era torturado
A Carlos II se le ten¨ªa por un hombre d¨¦bil, adem¨¢s de por su apocado aspecto, porque no fue capaz de tener descendencia con ninguna de sus dos mujeres,?Mar¨ªa Luisa de Orleans y Mariana de Neoburgo. Para?fortalecerle y ponerle remedio a su esterilidad fue sometido a m¨²ltiples torturas que lejos de lograr su objetivo minaban la salud del rey. "Cuando sal¨ªa de la corte mejoraba notablemente. Hoy sabemos que es porque las torturas se llevaban a cabo en palacio, de ah¨ª que cuando estaba fuera, alejado de los brutales experimentos, recuperara fuerzas. Sin embargo, no es lo que entend¨ªan en esa ¨¦poca, pues le llamaban El Hechizado porque cre¨ªan que el monarca se encontraba bajo un embrujo que le enflaquec¨ªa y solo cuando sal¨ªa de la ciudad y se alejaba de ¨¦l lograba mejorar", cuenta Eduardo Ju¨¢rez.
Antepuso el Estado a sus sentimientos personales
Jos¨¦ Calvo Poyato recuerda que, al no tener descendencia, Carlos II decidi¨® nombrar como heredero del trono al Borb¨®n Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, con la intenci¨®n de asegurar as¨ª la unidad del reino espa?ol. "Prim¨® en ¨¦l mantener la herencia unida para que los dominios de la monarqu¨ªa hisp¨¢nica perdurasen. Antepuso el Estado a sus sentimientos personales. No tuvo que ser nada f¨¢cil darle el reino a un descendiente de su rival pero lo hizo porque pens¨® que era lo mejor para la corona y esto es algo a destacarle como monarca", matiza.
No fue tan d¨¦bil, es que las comparaciones son odiosas
La realidad es que, a pesar de lo que pudiera transmitir su apariencia f¨ªsica, Carlos II fue uno de los monarcas m¨¢s longevos. Accedi¨® al trono con cuatro a?os, rein¨® 35 ("una barbaridad para la ¨¦poca", reconoce Ju¨¢rez) y vivi¨® 38, edad que era dif¨ªcil alcanzar en el siglo XVII. Tanto dio de s¨ª que es el rey de Espa?a m¨¢s retratado. Pero el del ¨²ltimo?Habsburgo que rein¨® en Espa?a es el claro ejemplo de que las comparaciones son odiosas. Como se?ala Ju¨¢rez, le toc¨® competir contra el m¨¢s poderoso, el gran rey de Francia Luis XIV. Al lado de ¨¦l, los defectos de Carlos II se magnificaban exponencialmente.
No fue el mejor rey que ha tenido Espa?a, pero tampoco ha sido el peor
Carlos II no fue un gran rey, pero tampoco fue el peor. Desde luego, como asegura Eduardo Ju¨¢rez, fue mejor que su padre, que arruin¨® al pa¨ªs y tuvo m¨¢s de una veintena de bastardos, y mucho mejor que su abuelo (Felipe III). El problema es que apenas se sabe nada de ¨¦l m¨¢s all¨¢ del clich¨¦ porque, reconoce Ju¨¢rez, "en Espa?a nos encanta la?maledicencia de lo nuestro y celebramos las derrotas en vez de las victorias".
* En el libro ¡®La monarqu¨ªa al desnudo: del rey que naci¨® en un retrete al soberano playboy¡¯, Sara Navas descubre las verdades, las mentiras y las f¨¢bulas que han perseguido a veinte reyes y reinas de Espa?a a lo largo de la historia.
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