?D¨®nde quedaron los ODS y la Agenda 2030?
La pandemia ha expuesto debilidades fundamentales en nuestro sistema global. Ha demostrado c¨®mo la prevalencia de la pobreza, los sistemas de salud d¨¦biles, la falta de educaci¨®n y la falta de cooperaci¨®n global exacerban la crisis
El 2020 fue bautizado como "super a?o" para el activismo que acelerar¨ªa la consecuci¨®n de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS, SDGs, en ingl¨¦s, o Globalgoals). A principios de 2020, estas metas globales hab¨ªan ido calando m¨¢s y m¨¢s en las diferentes estructuras de la sociedad, y todas nuestras instituciones, en mayor o menor medida, hab¨ªan intentado analizar su papel en la agenda de desarrollo mundial. Cinco a?os despu¨¦s de su firma, parec¨ªa que por fin est¨¢bamos progresando. La conversaci¨®n se estaba produciendo y los primeros compromisos empezaban a llegar.
Y entonces, un virus, del que nunca se hab¨ªa o¨ªdo hablar, consigui¨® parar el mundo, literalmente. La covid-19 ha obligado a los pa¨ªses y entidades a restablecer sus prioridades y reasignar recursos para enfrentar la pandemia. Los ODS han pasado otra vez a un segundo plano, despu¨¦s de cinco a?os intentando que pasaran al primero.
El Instituto Mundial de Investigaci¨®n de Econom¨ªa del Desarrollo de las Naciones Unidas (UNU-WIDER) estima que la pobreza se podr¨ªa incrementar por primera vez desde 1990. En algunas regiones, los impactos adversos podr¨ªan generar niveles de pobreza similares a los registrados hace 10 o incluso 30 a?os. En su escenario m¨¢s negativo, una contracci¨®n del 20% en el ingreso o el consumo, el n¨²mero de personas que viven en la pobreza podr¨ªa aumentar entre 420 y 580 millones, en relaci¨®n con las ¨²ltimas cifras oficiales de 2018. Para los que llevamos m¨¢s de una d¨¦cada trabajando en desarrollo sostenible, esto supone m¨¢s que un jarro de agua fr¨ªa. No es s¨®lo empezar otra vez, es empezar desde un punto peor del que hab¨ªamos partido. D¨¦cadas de progreso en la lucha contra la pobreza totalmente perdidas. Ten¨ªamos puestas todas nuestras esperanzas en la consecuci¨®n en el 2030 del ODS 1: fin de la pobreza.
Y el problema no es s¨®lo que nos llevar¨¢ a la mayor crisis econ¨®mica en mucho tiempo (las estimaciones preliminares del Fondo Monetario Internacional lo sit¨²an en dos trillones de d¨®lares), ni que se perder¨¢ mucho de lo ganado, exacerbando los ya altos niveles de desigualdad dentro y entre los pa¨ªses, sino que volveremos a estar igual de mal o peor de preparados para la siguiente pandemia. Si hubi¨¦ramos de verdad invertido en los ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio) del a?o 2000 y en los ODS, hubi¨¦ramos tenido una base mucho m¨¢s fuerte para resistir estos choques.
Cumplir el ODS3 (salud y bienestar) hubiera implicado haber realizado inversiones encaminadas hacia un mundo con acceso a cobertura universal, atenci¨®n m¨¦dica de calidad y econom¨ªas m¨¢s inclusivas y sostenibles. En cambio, seg¨²n las Naciones Unidas, la mayor¨ªa de los pa¨ªses, han invertido poco; las instalaciones son insuficientes para niveles de demanda inesperada y dependen en gran medida de las importaciones. La mayor¨ªa de los pa¨ªses se caracterizan por sistemas d¨¦biles y fragmentados, que no garantizan el acceso universal y la capacidad necesaria para enfrentar la crisis.
Dadas las extensas interrelaciones econ¨®micas, sociales y comerciales en el mundo, somos tan fuertes como el sistema de salud m¨¢s d¨¦bil. Como ha dicho Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, "los pa¨ªses que est¨¢n luchando contra la pandemia en casa, tienen raz¨®n dando prioridad a las personas que viven en sus propias comunidades. Pero la dura verdad es que no proteger¨¢n a los suyos, si no act¨²an ahora para ayudar a que los pa¨ªses m¨¢s pobres se protejan a s¨ª mismos. Nadie est¨¢ a salvo hasta que todos est¨¦n a salvo".
La Unesco estima que unos 1.250 millones de estudiantes est¨¢n afectados, lo que representa un serio desaf¨ªo para el logro del ODS 4 (Educaci¨®n de calidad); y la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) estima que unos 25 millones de personas podr¨ªan perder sus empleos, sufriendo aquellos con empleo informal la mayor parte de la falta de protecci¨®n social. Desafortunadamente, estos datos son solo la punta del iceberg. En muchas partes del mundo, la pandemia y sus efectos se ven exacerbados por la falta de avance la provisi¨®n de agua limpia y saneamiento, el d¨¦bil crecimiento econ¨®mico y la ausencia de trabajo decente, las desigualdades generalizadas, y sobre todo, la pobreza arraigada y la inseguridad alimentaria.
Pareciera que, en plena crisis, no es l¨ªcito pensar en el largo plazo. Estoy de acuerdo que salvar vidas es inaplazable, pero ?qu¨¦ pasa en aquellos lugares d¨®nde en vez de morir del covid-19 van a morir de hambre?
La pandemia ha expuesto debilidades fundamentales en nuestro sistema global. Ha demostrado c¨®mo la prevalencia de la pobreza, los sistemas de salud d¨¦biles, la falta de educaci¨®n y de cooperaci¨®n global exacerban la crisis. La volatilidad, combinada en algunos pa¨ªses con la manipulaci¨®n del mercado y del almacenamiento, ha afectado los precios de los alimentos, con efectos nocivos sobre la nutrici¨®n de los m¨¢s vulnerables. A menos que las medidas se apliquen r¨¢pidamente, las interrupciones impuestas por la pandemia y las medidas adoptadas para suprimir el virus, empeorar¨¢n dram¨¢ticamente la situaci¨®n.
Pero existe tambi¨¦n un relato positivo. La sociedad civil ha tomado la batuta y alentados por un esp¨ªritu de solidaridad, las empresas, la sociedad civil, las organizaciones multilaterales y los gobiernos han podido recaudar miles de millones y en algunos casos trillones de d¨®lares, en un tiempo record para apoyar los esfuerzos para combatir esta pandemia. Algo sin precedentes en nuestra historia reciente. Si atribuimos el mismo nivel de importancia y urgencia a la lucha contra la pobreza, el hambre y el cambio clim¨¢tico, conseguir¨ªamos la consecuci¨®n de los ODS en los 10 a?os que nos quedan.
Si la agenda 2030 era cr¨ªtica, ahora es crucial. Sin embargo, parece que ha desaparecido del lenguaje p¨²blico. Pareciera que, en plena crisis, no es l¨ªcito pensar en el largo plazo. Estoy de acuerdo que salvar vidas es inaplazable, pero ?qu¨¦ pasa en aquellos lugares d¨®nde en vez de morir del covid-19 van a morir de hambre? O mejor dicho, ya lo hacen por las medidas impuestas para atajar la pandemia, sin que lo podamos contabilizar o analizar.
Como dije anteriormente, cumplir los ODS nos protege e implica estar mejor preparados para nuevas crisis, y a la postre vivir en un mundo mejor. Tenemos que invertir en que esto no vuelva a pasar, o no con esta magnitud. Para ello, mantener los compromisos adquiridos en la agenda 2030 es clave. La pandemia podr¨ªa convertirse en una oportunidad para unirse solidariamente y convertir la crisis en un catalizador. Si lo pensamos bien muchas de las decisiones que tomemos ser¨¢n infinitamente mejores, si las t¨®manos en base la agenda marcada. Nos quedan 10 a?os y acabamos de perder unos cuantos.
Ojal¨¢ se cumpla el refr¨¢n ¡°no hay mal que por bien no venga¡±, y tengamos la visi¨®n, el coraje, y la determinaci¨®n para que esta pandemia sirva tambi¨¦n para acelerar el camino a recorrer para acabar con la pobreza en 2030, como todav¨ªa so?amos algunos.
Mar¨ªa L¨®pez Escorial es profesora en el Instituto de Empresa desde 2002 y consultora independiente especializada en innovaci¨®n social, mercados de la base de la pir¨¢mide y soluciones empresariales para combatir la pobreza. Adem¨¢s, es presidenta de la Fundaci¨®n Compromiso y Transparencia. Elegida entre las top100 mujeres l¨ªderes 2018.
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