¡®El diablo viste de Prada¡¯ | El caos de la ropa de los ni?os, y de toda familia, en tiempos del coronavirus
D¨¦cima semana de confinamiento infantil y uno de los efectos m¨¢s inesperados fue nuestro cambio de moda s¨²bito. Ahora con los paseos, ?tenemos que hacerlo otra vez?
Uno de los efectos m¨¢s inesperados del confinamiento fue nuestro cambio de moda s¨²bito y dr¨¢stico. Los que no ten¨ªamos que trabajar presencialmente nos convertimos de golpe en esa Chenoa con ch¨¢ndal tan ic¨®nico que tanto nos represent¨® a todos.
Nos acostumbramos r¨¢pido al triple uniforme de pandemia: el pijama o el ch¨¢ndal para gastar en la intimidad de nuestra casa, porque total, hasta los repartidores te dejaban la compra en el ascensor y no ten¨ªan que verte, la ropa sin manchas para las videollamadas para que nadie pensara que nos pas¨¢bamos el d¨ªa en ch¨¢ndal, y la ropa sacrificable para el exterior, el traje de astronauta para salir a la gran aventura c¨®smica.
Ante este panorama, a nuestra hija la dej¨¢bamos vestir como le diera la gana. Vestido para dormir, camiseta de verano y botas de invierno para pasear por la escalera, o la bata del comedor para desayunar o cenar. Lo que fuera para darle m¨¢s vidilla y variedad a ese d¨ªa eterno que dur¨® semanas.
Como iba sobrada de energ¨ªa y de actividades, ella pas¨® a mancharse el doble que antes, pero las lavadoras casi las disfrutamos. S¨ª, segu¨ªamos limpiando y colgando pero sin la prisa para que la ropa del cole estuviera preparada a tiempo.
Pero con la vuelta infantil a las calles, volvi¨® tambi¨¦n el agobio paternal. ?C¨®mo hab¨ªa que vestir a los cr¨ªos? ?Con manga larga y zapato cerrado para que el virus no les salte encima como un puma? ?O con atuendo veraniego para que no se deshidraten? ?Con ropa limpia o ya con la que anda sola, porque total, se sentar¨¢n o se apoyar¨¢n en alg¨²n lado y habr¨¢ que hervirla a lo bestia?
Y por si fuera poco la evidencia era clara: la ropa se les ha quedado peque?a. Quiz¨¢ no todos han crecido una barbaridad pero necesitan zapatos o pantalones y las tiendas estaban cerradas.
Adem¨¢s, este par¨®n obligado de dos meses y medio tambi¨¦n ha interrumpido uno de los mayores flujos de circulaci¨®n de mercanc¨ªas del pa¨ªs, que r¨ªete t¨² del c¨¢rtel de Sinaloa: la cadena de ropa reutilizada que todas las madres van redistribuyendo con ganas de ayudar y de sacarse el muerto de encima.
Ahora mismo, en miles de hogares, molestando en el recibidor hay un mont¨®n de bolsas de ropa esperando que se pueda circular libremente con coche o que la gente pueda caminar m¨¢s de un kil¨®metro para recogerla.
Y mientras tanto, en grandes cadenas de supermercados ya han empezado las rebajas para la ropa¡ y se han agotado en el mismo d¨ªa. No veo que salgamos de esta trabajando por un mundo m¨¢s justo y sostenible si la gente pierde el culo cuando Lidl anuncia camisetas y pantaloncitos baratos. Tampoco s¨¦ si acabaremos vistiendo todos a lo Mad Max. Pero al menos siempre me quedar¨¢ el orgullo de no haber sacado nunca a pasear el perro en pijama.
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