Ni amor ni obsesi¨®n: esto es lo que ocurre cuando no puedes olvidar a una persona
A veces la atracci¨®n es como una m¨¢quina tragaperras
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Lo hemos visto en el cine, escuchado en canciones, le¨ªdo en novelas y poemas, y pr¨¢cticamente todos lo hemos experimentado en nuestras propias carnes. Esos amores que nunca llegan a ser, en los que una de las partes sigue enganchada meses e incluso a?os despu¨¦s de que acaben. Se clavan como una espina en el coraz¨®n y su recuerdo da vueltas en la cabeza como un fantasma que se resiste a desaparecer. Atenci¨®n al spoiler de tu propia pel¨ªcula: lo que sientes no es amor, pero tampoco una obsesi¨®n. Es, m¨¢s bien, una adicci¨®n.
Empecemos por la ciencia del amor, que lejos de ser un sentimiento et¨¦reo, tiene toda una explicaci¨®n l¨®gica y comprobable. Desde el momento en el que cruzaste la mirada con esa persona, tu cuerpo puso en marcha una compleja maquinaria, una especie de cadena de montaje del amor que te lleva por las distintas fases del amor: la lujuria, que es el primer momento de deseo; la atracci¨®n, que ocurre durante el inicio de una relaci¨®n y es lo que se denomina "amor apasionado" o "amor rom¨¢ntico"; y la uni¨®n, que viene a ser cuando una pareja se asienta. El problema del que tienes que desengancharte ocurre en la segunda fase y es, literalmente, una atracci¨®n fatal.
Todo por un subid¨®n de neurotransmisores
Durante la atracci¨®n, esa segunda y traicionera etapa, el cuerpo se comporta como un aut¨¦ntico coctelero. Los ingredientes de su poci¨®n de amores son una serie de neurotransmisores capaces de revolucionar nuestra vida, seg¨²n el profesor de Psiquiatr¨ªa de la Universidad de Harvard Richard Schwartz. Aumentan los niveles de cortisol ¡ªconocida como la hormona del estr¨¦s¡ª, que har¨¢ que aumenten nuestros nervios y que aparezcan las cl¨¢sicas mariposas en el est¨®mago. Tambi¨¦n los de dopamina ¡ªla hormona de la felicidad¡ª, que estimula los centros de placer en el cerebro y, finalmente, los de serotonina ¡ªla del amor¡ª, que pone la guinda al pastel: una pizca de obsesi¨®n.
"Los neurotransmisores que act¨²an en esta fase, la del amor apasionado, hacen que te pases el d¨ªa pensando en la otra persona, que tengas una sensaci¨®n de energ¨ªa desbordante. Puedes hasta pasarte tres noches sin dormir y aun as¨ª ir como una moto por el efecto de las hormonas", explica la directora de Psicolog¨ªa Cl¨ªnica y Sexolog¨ªa del Instituto Lyx e integrante del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Madrid (COP Madrid), Miren Larrazabal. Vamos, como si flotaras en una nube. Si la relaci¨®n sigue pasando de fases, los niveles de cortisol, dopamina y serotonina se normalizan y llega la calma. Pero si algo ocurre y la relaci¨®n acaba en medio de esta vor¨¢gine es posible que te quedes enganchado, pero no precisamente a la otra persona, sino a este c¨®ctel explosivo. "Es como la adicci¨®n al tabaco. No est¨¢s enganchado al pitillo, sino a todas las sustancias que act¨²an en tu cerebro", dice la experta. En otras palabras, te has convertido en un yonqui de tus propias hormonas, la otra persona solo es el detonador de la explosi¨®n.
Romeo, Julieta y una m¨¢quina tragaperras
Para algunos la cosa no se queda simplemente en una adicci¨®n al bienestar qu¨ªmico de la atracci¨®n; al terminar la relaci¨®n y convertirse en imposible, se cuelgan todav¨ªa m¨¢s. Es algo que puede ocurrir incluso sin que nada hubiera empezado, es decir, cuando te rechazan de primeras. "Es lo que llamamos el efecto Romeo y Julieta, que representa el amor prohibido. Cuanto m¨¢s dif¨ªcil es, mejor. Cuantas m¨¢s dificultades haya, m¨¢s te aferras a ¨¦l", indica Larrazabal, quien a?ade que se trata de motor muy b¨¢sico del ser humano y que le ocurre a much¨ªsima gente: "En general, a los seres humanos nos motivan los retos y la transgresi¨®n, nos generan deseo y ganas de conseguirlos. En una relaci¨®n cuanto m¨¢s privaci¨®n me pongas m¨¢s voy a querer luchar". En resumen: los amantes de Verona se ten¨ªan tantas ganas por lo imposible de la situaci¨®n y, como ellos, el resto de seres humanos no podemos menos que excitarnos ante las relaciones prohibidas.
Rizando el rizo, la cosa puede complicarse todav¨ªa m¨¢s si, en lugar de haber un rechazo, la otra persona muestra inter¨¦s en algunas ocasiones y en otras pasa ol¨ªmpicamente de ti. Es "el efecto m¨¢quina tragaperras", seg¨²n explica la psic¨®loga. Todos tenemos en la cabeza la triste imagen de la t¨ªpica persona enganchada a un viejo artilugio colocado en un rinc¨®n oscuro de un bar. Le vemos meter dinero sin parar y la m¨¢quina responde aspavientos: luces, ruidos y colores que dan un poco de esperanza cada vez que aprieta los botones, con cierta rabia porque no saca nada de nada. Hasta que, de pronto, despu¨¦s de una veintena de intentos, cae una moneda. Y vuelta a empezar.
"Funciona como un programa de refuerzo intermitente y esto engancha much¨ªsimo a la gente", contin¨²a la experta, quien a?ade que se trata de una forma da?ina de relacionarse. "Estos comportamientos producen ideas obsesivas en la otra persona porque no logra entender por qu¨¦ un d¨ªa quiere y el otro no, o por qu¨¦ a veces dice una cosa y otras, la contraria", explica la sex¨®loga del?Instituto iberoamericano de Sexolog¨ªa y presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Sexolog¨ªa? Francisca Molero. Por si te surge la duda, es muy probable que la otra persona se d¨¦ cuenta de lo que est¨¢ haciendo. "Quiz¨¢ no sea de una forma completamente consciente de las consecuencias, pero sabe que la estrategia funciona. Lo ha hecho m¨¢s veces y le ha dado el resultado que quer¨ªa, que es tener el control de la relaci¨®n. Te tiene comiendo de la palma de su mano", contin¨²a la psic¨®loga. Y cuando por fin consigues desengancharte, lo m¨¢s probable es que desaparezca porque "lo que les llena es el patr¨®n de comportamiento, no la relaci¨®n", contin¨²a Larrazabal.
El amor rom¨¢ntico es el malo de la pel¨ªcula
Detr¨¢s de todos estos escenarios se esconde un concepto arraigado en nuestra sociedad, que ha sido transmitido por la cultura y las artes a trav¨¦s de una infinidad de historias: el del amor rom¨¢ntico, que "tendemos a considerar como el verdadero amor, el que est¨¢ unido al sufrimiento, el dolor y el sacrificio", indica Molero. Y eso que, en realidad, debe ser totalmente lo opuesto: "No debe doler ni hacer sufrir". Cuando una relaci¨®n genera este tipo de malestar se puede definir con el ya algo manido t¨¦rmino de "t¨®xica". No hay excusa para dejarla atr¨¢s: nadie est¨¢ a salvo de caer en ellas, pero todos somos capaces de salir. El tiempo que dure depender¨¢ de cu¨¢nto tardemos en tomar conciencia del origen de la adicci¨®n.
Al rescate de nuestra mente (que no del coraz¨®n, que no tiene nada que ver con el amor) llegan, una vez m¨¢s, las terapias cognitivo-conductuales, que har¨¢n las veces de adictos al amor an¨®nimos. Este tipo de metodolog¨ªa trata la forma en la que interpretamos las situaciones que vivimos, c¨®mo reaccionamos ante ellas y las emociones que nos generan. "No toca buscar el porqu¨¦, sino el para qu¨¦. Es decir, qu¨¦ recompensa buscamos con ese enganche, qu¨¦ nos proporciona o da esa relaci¨®n", indica la psic¨®loga. Hay que levantar la alfombra de nuestra conducta y mirar lo que hay debajo. A veces logramos hacerlo de manera inconsciente y otras puede que necesitemos ayuda. Sea como sea, con el tiempo, cuando hayamos comprendido los motivos, lograremos desengancharnos y una buena ma?ana nos daremos cuenta de que llevamos mucho sin pensar en esa persona. Al fin, limpios.
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