1. La Claudia y otras 200
Existen m¨¢s de 200 variedades. La m¨¢s apreciada es la ciruela Claudia, llamada as¨ª en honor a la reina Claudia, primera esposa del rey Francisco I de Francia. Otras son la Golden Japan, Anna Gold, Sapphire, Fortune, October Sun, Black Amber o la Stanley. Las hay amarillas, de sabor ¨¢cido y abundante jugo, rojas, muy jugosas y de sabor m¨¢s dulce, negras y verdes. La Claudia pertenece a este ¨²ltimo grupo. Las de piel m¨¢s oscura tienen matices amargos y suelen usarse para confituras, mermeladas y gelatinas. Tambi¨¦n pueden utilizarse para preparar deliciosas salsas agridulces con las que acompa?ar carnes y cr¨ºpes.
2. Se produce aqu¨ª
Siempre que sea posible, es mejor consumir productos de kil¨®metro 0 que otros tra¨ªdos de la otra punta del planeta, con la huella de carbono que eso supone. En Espa?a, el ciruelo es el segundo ¨¢rbol frutal de hueso en producci¨®n, por detr¨¢s del melocot¨®n y nectarina. La temporada natural de la ciruela en Espa?a se extiende de julio a octubre. Lo ¨²ltimo en cultivos son fincas de cultivo invernadas que permiten adelantar el calendario de producci¨®n. De esta forma, se pueden empezar a cosechar a principios de mayo. Fuera de esos meses, si las encuentras en tu fruter¨ªa ser¨¢n de importaci¨®n.
3. El eterno laxante natural.
Antes incluso de Internet y de los divulgadores cient¨ªficos sobre alimentos, cualquier madre sab¨ªa que la ciruela era mano de santo cuando el chiquillo andaba estre?ido. Y, al rev¨¦s, que no deb¨ªa darle esa fruta si andaba un poco suelto de la tripa. As¨ª que durante siglos la ciruela fue la medicina natural por excelencia para regularizar el tr¨¢nsito intestinal o, en raciones generosas, directamente como laxante casero.
No iban desencaminadas: cada 100 gramos de ciruelas con piel aportan 2,3 gramos de fibra. En caso de tomarla pelada, la cantidad apenas se altera y se queda en 2,1 gramos. Adem¨¢s de la fibra, la ciruela contiene sorbitol (un tipo de az¨²car) y derivados de la hifroxifenilxantina, sustancias que estimulan la actividad de los m¨²sculos del colon. Vamos, que su fama estaba y est¨¢ totalmente justificada. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reconoce que ¡°las ciruelas secas contribuyen al normal funcionamiento del intestino¡±, pero tambi¨¦n hace la apreciaci¨®n de que, para que esto pueda aplicarse, hay que tomar al d¨ªa 100 gramos de ciruelas pasas.
4. No pasa nada si las compras poco maduras
?Las compraste demasiado verdes? D¨¦jalas unos d¨ªas a temperatura ambiente para que maduren. Ahora bien, si ya est¨¢n en su punto exacto de maduraci¨®n, no tardes en consumirlas. Fuera del refrigerador no durar¨¢n m¨¢s all¨¢ de tres d¨ªas. En la nevera les dar¨¢s algunos d¨ªas m¨¢s de vida. No obstante, algunas variedades no evolucionan bien una vez recolectadas. En estos casos, si no est¨¢ madura al comprarla, as¨ª se ir¨¢ deshidratando sin llegar a estar nunca realmente madura.
5. Peladas o sin pelar
La piel de las ciruelas es fina y perfectamente comestible. Solo tienes que lavarlas bien y proceder a hincar el diente (recuerda que tienen hueso). De esta forma, puedes tomarlas como tentempi¨¦, postre o incorporarlas a macedonias o ensaladas. En caso de querer pelarlas, por ejemplo, para hacer mermelada o batidos, lo mejor es blanquearlas (escaldarlas levemente y meterlas a continuaci¨®n en hielo). De esta forma, la piel se suelta de la carne. Intentar hacerlo salt¨¢ndose ese paso es opositar a acabar con una fruta espachurrada entre los dedos.
6. En guardia frente a los radicales libres
Cada 100 gramos de porci¨®n comestible de ciruelas aportan 12 gramos de carbohidratos y 54 kilocalor¨ªas. Entre las vitaminas, ninguna alcanza una cantidad significativa, pero destacan la A (20 mcg) y la C (6 mg), que protege del da?o oxidativo causado por los radicales libres. A esta tarea tambi¨¦n contribuyen las antocianinas de las ciruelas rojas, concentradas, sobre todo, en la piel de las que tienen colores vivos azulados
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