?Trabajar como un negro? C¨®mo responder a este y otros microrracismos de la lengua espa?ola

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La muerte de George Floyd ha hecho que la poblaci¨®n estadounidense tome las calles contra el racismo. Es el ¨²ltimo ejemplo de un problema que viene de lejos en Estados Unidos, pero tambi¨¦n en el resto del mundo. Solo que la huella del racismo a veces solo se deja ver en peque?as dosis, en insidiosas, da?inas ofensas que destilan gota a gota, sin levantar protestas. Quiz¨¢ no te des cuenta, pero es probable que habitualmente caigas en el microrracismo. Si no, piensa en todas las veces que has usado frases como "llevo toda la semana currando como un negro".

"A lo largo de la historia, se han ido transmitiendo una serie de expresiones que hacen referencia a determinados colectivos y los califican de forma negativa. Si bien durante mucho tiempo fueron consideradas como normales, con el paso de los a?os y los cambios sociales han empezado a generar pol¨¦mica por su carga ofensivas", explica el secretario general de SOS Racismo Mikel Mazkiaran. En el espa?ol, sobran los ejemplos: "la oveja negra de la familia" es aquella persona inadaptada o problem¨¢tica; "un negro literario", el escritor que redacta la obra de una persona que la firma y se lleva la fama; "merienda de negros" significa desorden y confusi¨®n, y viene de los momentos en los que los esclavos paraban para comer, charlar y cantar; "no hay moros en la costa" se refiere a que no hay peligro a la vista¡­

De forma oficial, quienes velan por el buen uso de nuestra lengua, han llegado a incluir entre las descripciones de nombres de ciertos colectivos palabras sin lugar a dudas ofensivas. Un claro ejemplo fue la pol¨¦mica que se dio cuando la Real Academia Espa?ola incluy¨® en su edici¨®n de 2014 el t¨¦rmino "trapacero" ¡ªuna persona que act¨²a de forma enga?osa, es falsa, mentirosa¡ª dentro de los significados de la palabra "gitano". Hoy en d¨ªa permanece aunque con una aclaratoria que indica que se trata de un "uso ofensivo o discriminatorio". Al igual que ocurre con la palabra "jud¨ªo" al ser usada como sin¨®nimo de "avaricioso o usurero", que la RAE denomina como "despectivo". A pesar de esto, muchas personas siguen d¨¢ndole este sentido a las palabras a la hora de mantener conversaciones distendidas.

Estereotipo y prejuicio: la f¨®rmula de la discriminaci¨®n

Todo parte de los estereotipos. "Esto es algo que tenemos todos, un proceso normal del ser humano en el que se realizan valoraciones reduccionistas sobre qui¨¦nes son los dem¨¢s", explica el profesor de psicolog¨ªa social de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundaci¨®n Psicolog¨ªa Sin Fronteras, Guillermo Fouce. El problema empeora, dice, cuando pasa a convertirse en un prejuicio, "que es cuando esa imagen se carga de negatividad. Entonces, esta carga nos predispone a actuar o responder de determinada manera ante esas personas". Inevitablemente, "todo esto se ha filtrado en el lenguaje cotidiano, en las frases hechas... Y al haber estado en nuestro sustrato cultural desde hace tanto tiempo, se ha convertido en una de las cosas m¨¢s dif¨ªciles de cambiar".

Nada de esto es inocuo. Distintos estudios han demostrado en numerosas ocasiones el poder que tienen los estereotipos sobre las personas. Ejemplo de ello es el historial de trabajos del profesor de psicolog¨ªa de la Universidad de Stanford (EE UU) Claude Steele, quien ha constatado que cuando le repites a una persona negra que por su color de piel es menos lista, termina obteniendo peores resultados en pruebas relacionadas con la inteligencia. Tambi¨¦n si le dices a una estudiante negra que por su etnia y g¨¦nero no es igual de capaz que sus compa?eros de clase, saca peores notas en las evaluaciones.

Empat¨ªa y humor para mejorar

La ciencia tambi¨¦n ha podido observar que muchas ocasiones, como es el caso de las frases coloquiales que forman parte de nuestro lenguaje, este tipo de trato no solo no es intencionado sino que quienes lo perpet¨²an ni siquiera se dan cuenta de lo que est¨¢n haciendo. Se puede observar en los trabajos de los psic¨®logos Jack Dovidio de la Universidad de Yale (EE UU) y Samuel Gaertner de la Universidad de Delaware (EE UU), que concluyen que personas blancas que no solo no se consideran racistas sino que creen en la igualdad act¨²an de forma racista en determinadas circunstancias. Por supuesto, no es excusa ni justificaci¨®n. Corregirlo y mejorarlo es algo que est¨¢ en mano de todos. Y, aunque, seg¨²n dice Fouce "es dif¨ªcil", es posible conseguirlo. Ejemplo de ello son los avances que se han ido consiguiendo con el tema del g¨¦nero en el lenguaje gracias al feminismo, coinciden ambos expertos.

Si formas parte de una conversaci¨®n en la que surge una de estas frases, no te quedes callado. "La manera de corregir este tipo de lenguaje, expresiones y adjetivos debe ser de forma constructiva. Quien emplea esos t¨¦rminos normalmente no lo hace de una manera consciente y en absoluto subyace una intencionalidad de ofender. Lo tiene normalizado en su habla, lo cual no quiere decir que no deba ser corregido", aclara Mazkiaran. Nada de reproches, "lo que hay que hacer es una reflexi¨®n sobre si procede usar determinados t¨¦rminos o no".

Y ponerse en la piel del otro. "Tiene que hacerse desde el punto de vista emocional, hay que activar la empat¨ªa. Con ni?os se hace por ejemplo convirtiendo al patito feo en el agresor de sus hermanos. As¨ª el agresor se siente agredido y entiende lo que es", indica Fouce. Tampoco est¨¢ de m¨¢s plantear c¨®mo le sentar¨ªa a una persona de ese colectivo si estuviera delante. ?Y si lo est¨¢? "Tambi¨¦n deber¨ªa transmitirlo. Y lo mejor es que intente canalizar el sentimiento y reaccione de forma amable, con cierta iron¨ªa o humor para hacer ver lo absurdo que suena", dice Mazkiaran. Vamos, quitarle hierro al asunto y no olvidar que "son correcciones que tenemos que hacer todos y que va a hacer falta paciencia, concluye Mazkiaran.