El modelo de vivienda post-covid: resiliente, colaborativo y ecol¨®gico
Los cuidados suponen una interrelaci¨®n entre los vecinos que permiten afrontar mejor una crisis como la actual
El futuro tras la covid-19 a¨²n est¨¢ por construir y cada uno de nosotros tenemos mucho que decir. Simplemente (y no es poco) debemos comenzar a reimaginarnos como guionistas de nuestras vidas en sus distintas facetas, una de las m¨¢s importantes: nuestros hogares. El porvenir no est¨¢ escrito y la vivienda no es solo lo que nos ofrece el mercado inmobiliario. Hay otras opciones, aunque parezcan ocultas a simple vista. Pero, ?por d¨®nde podemos comenzar a explorar estas posibilidades?
Es la resiliencia la que hace posible una rendija por la que escapar del determinismo. Es un canto a la libertad de imaginar que las cosas pueden ser de otra manera y que, solo si se sue?an, pueden hacerse realidad. Es por esta rendija de lo establecido por donde han brotado proyectos de cohousing, como las cooperativas de vivienda La Borda, Trabensol o Entrepatios, entre otros que est¨¢n germinando. Son cooperativas de vivienda colaborativa con un modelo de derecho de uso, que no es el alquiler ni la propiedad individual tradicionales.
?De qu¨¦ hablamos cu¨¢ndo hablamos de resiliencia? Se trata de un t¨¦rmino relativamente nuevo, con origen en la f¨ªsica; y que, posteriormente, ha sido aplicado a la psicolog¨ªa, la pedagog¨ªa y la sociolog¨ªa. Explica c¨®mo las personas somos capaces de sobreponernos a traumas, estr¨¦s y riesgos en un momento determinado de nuestra vida.
Si lo trasladamos a la sociedad y lo aplicamos en nuestro momento actual, encontramos ejemplos de resiliencia por todas las esquinas, ejemplos de colaboraci¨®n y de solidaridad, desde los Coronamakers ¡ªuna comunidad de 20.000 personas que dise?a y fabrica material sanitario en c¨®digo abierto¡ª hasta teatros o colegios cerrados que deciden convertirse en espacios donde se gestionan miles de comidas diarias para personas que se han quedado sin recursos. Como estos, podemos encontrar numerosos ejemplos que hacen a una sociedad m¨¢s solidaria y con mayor capacidad resiliente para el futuro.
Pero hay y habr¨¢ miles de otras historias resilientes an¨®nimas. Adem¨¢s de personas, actitudes o momentos resilientes, este concepto lo empezamos a utilizar en otras disciplinas como el urbanismo y la arquitectura. Comenzamos a hablar de ciudades resilientes, iniciativas como la Campa?a mundial de Ciudades Resilientes de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducci¨®n de Desastres Naturales o el Hub de resiliencia urbana de ONU H¨¢bitat.
?Ser¨¢ la resiliencia la palabra de moda en la recuperaci¨®n de la covid-19? "De la misma manera que la austeridad se convirti¨® en la palabra clave despu¨¦s de la crisis financiera, (...) creo que la palabra principal de postcovid es la resiliencia. ?Qu¨¦ implica la resiliencia? Cargas compartidas, solidaridad, comunidad sobre enriquecimiento individual", estas son palabras del exvicesecretario general de la ONU, Mark Malloch-Brown, en una reciente conferencia digital.
La resiliencia est¨¢ en las personas, pero se multiplica exponencialmente en las organizaciones y en los grupos
Al abordar la resiliencia en la vivienda, enmarcamos el concepto en dos dimensiones. La primera, mencionada al inicio, constituye una met¨¢fora regenerativa, que ofrece futuros posibles sobre la manera de vivir frente a la inercia que nos arrastra hacia las l¨®gicas establecidas. Estas l¨®gicas funcionan como la corriente de un r¨ªo que arrastra en una direcci¨®n concreta: poseer al menos un coche por hogar, vivienda en propiedad individual, que el edificio se construya en hormig¨®n o hierro, que el cr¨¦dito sea individual, que haya divisi¨®n horizontal o que el edificio emita contaminaci¨®n.
Hacer lo contrario requiere un ejercicio de resiliencia y perseverancia, entendi¨¦ndolo como un proceso ¡ªun proceso colectivo¡ª y no solo como una respuesta inmediata a la adversidad. Supone el esfuerzo de nadar contracorriente: desde hacer un edificio que funcione en propiedad colectiva y, por lo tanto, con garant¨ªa colectiva frente al cr¨¦dito, a registrar los estatutos en derecho de uso en las instituciones correspondientes y sin divisi¨®n horizontal. Pero no solo: tambi¨¦n lo es apostar por una arquitectura ecol¨®gica: con garaje preparado para movilidad sostenible, con m¨¢s bicis que coches, construyendo en madera (con lo que implica de lucha con las aseguradoras) o dise?ando edificios que no emiten CO2, que producen energ¨ªa y que reciclan sus aguas grises (esto ¨²ltimo, cuando la normativa lo permita).
Un edificio de consumo de energ¨ªa casi nulo, con dise?o Passivhaus y que produce buena parte de la energ¨ªa que consume, como el edificio Entrepatios - Las Carolinas en Madrid, resulta mucho m¨¢s resiliente frente a una crisis de agotamiento o escalada de precios de la energ¨ªa f¨®sil y frente a olas de fr¨ªo y calor, que cada d¨ªa son m¨¢s habituales e intensas. Tambi¨¦n al reciclar sus aguas y captar agua de lluvia ser¨¢ m¨¢s resiliente frente a una sequ¨ªa e incluso puede producir sus propios alimentos en un invernadero.
Pero no es esta la ¨²nica dimensi¨®n que se puede resaltar del concepto de resiliencia en un edificio de vivienda colaborativa o cohousing ecol¨®gico. El modelo tiene un fuerte car¨¢cter social. No solo debemos de tener en cuenta lo que la investigadora Helen Jarvis llama infraestructura dura (el hardware), es decir, la arquitectura, los espacios y todos los equipamientos asociados, sino tambi¨¦n la infraestructura blanda (el software), entendida como los sistemas sociales, significados, valores, pr¨¢cticas y relaciones entre las personas en esos espacios, es decir, los cuidados.
Los cuidados suponen una interrelaci¨®n entre los vecinos y vecinas que permiten afrontar mejor una crisis como la actual. Un claro ejemplo es el edificio intergeneracional de Plaza de Am¨¦rica en Alicante, donde conviven 20 j¨®venes y 70 mayores. Dos generaciones que se ayudan entre s¨ª y que se han convertido un modelo a seguir. Un fort¨ªn frente a la covid-19, m¨¢s si cabe si lo comparamos con las residencias de mayores en la Comunidad de Madrid. La gesti¨®n de los cuidados desde la inversi¨®n privada y el ¨¢nimo de lucro, cuyo ¨²nico objetivo es maximizar el beneficio, ha quedado en absoluta evidencia.
Cada vez vivimos m¨¢s juntos en ciudades y cada vez hay mayor ¨ªndice de soledad. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud ya ha catalogado la soledad como la epidemia del siglo XXI. No obstante, la introducci¨®n de lo com¨²n y de la cultura colaborativa no invalida lo privado, lo individual. El equilibrio entre el yo y el nosotros es la clave de cada comunidad y se debe entender como un valor a?adido. En este ajuste es donde se encuentra el secreto para tejer estructuras sociales que construyen resiliencia en el d¨ªa a d¨ªa. Las viviendas colaborativas persiguen colectivizar servicios para abaratar costes, respetar las individualidades en un contexto de bien com¨²n, generar apoyos en las necesidades cotidianas y cuidados livianos, mantener una vida activa en compa?¨ªa, evitar soledades impuestas, cuidar las soledades elegidas y, por supuesto, afrontar cualquier tipo de crisis.
La resiliencia est¨¢ en las personas, pero se multiplica exponencialmente en las organizaciones y en los grupos. Ese es el valor de un cohousing frente a una comunidad de vecinos desconectada, concebida como un almac¨¦n de individualidades. En este sentido, resulta esperanzador ver la cantidad de casos de personas que se han conocido desde sus balcones o a trav¨¦s de una nota en la escalera durante el encierro. Es el vivo ejemplo de que, durante el confinamiento, en una vivienda colaborativa tambi¨¦n funcionan los cuidados: juntos pero no revueltos, respetando las distancias, las medidas higi¨¦nicas y turnando los espacios comunes. Los cuidados pueden continuar porque van mucho m¨¢s all¨¢ del espacio.
La capacidad de nadar contracorriente, al introducir un modelo social y ecol¨®gico en la oferta de vivienda y, adem¨¢s, la capacidad de resistir condiciones adversas de crisis son los puntos primordiales que hacen del modelo de vivienda colaborativa, ecol¨®gica e intergeneracional un modelo resiliente de futuro. La vivienda ya no es una m¨¢quina de habitar, es un organismo de vida.
I?aki Alonso es arquitecto, fundador de sAtt Arquitectura y presidente de la asociaci¨®n Ec¨®metro
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