Verano en la ciudad
Dec¨ªa Proust que el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos. Siete estrategias para vivir unas vacaciones sin salir de casa como una aut¨¦ntica aventura.
En 1970 un joven Wim Wenders produjo su primer largometraje, Summer in the City, como proyecto de graduaci¨®n de la Escuela de Cine y Televisi¨®n de M¨²nich. La pel¨ªcula, que no pudo exhibirse en cines porque el director no ten¨ªa los derechos de las canciones, describe las andanzas de Hans, que tras salir de la c¨¢rcel vaga sin rumbo por las calles de la ciudad, entrando en bares, jugando al billar y paseando sin prisa de un lugar a otro. Medio siglo despu¨¦s, el verano de muchas personas se parecer¨¢ al del protagonista de Wenders, que se har¨ªa famoso en 1984 con Par¨ªs Texas. Las limitaciones sobre los viajes y la incertidumbre econ¨®mica har¨¢n que m¨¢s de uno acabe haciendo vacaciones en su poblaci¨®n. Y eso puede ser una experiencia aburrida o una gran aventura. Todo depende de la actitud con la que abordemos nuestro propio ¡°verano en la ciudad¡±.
Veamos siete propuestas para hacer de las primeras vacaciones de la era covid una vivencia memorable:
Hacer de turista. Cuando conversamos con un visitante venido de lejos, a menudo nos habla de sitios de nuestra poblaci¨®n donde hace tiempo que no hemos estado, tal vez porque al tenerlos a mano no los apreciamos. En este sentido, seguir la ruta que har¨ªa un viajero, pasando por monumentos, museos, restaurantes o parajes naturales nos procurar¨¢ sorpresas, a la vez que adquirimos un estado de ¨¢nimo vacacional sin alejarnos de casa.
Descubrir la otra ciudad. M¨¢s all¨¢ de los hitos que hemos visto en el primer punto, es interesante perderse por barrios donde normalmente no ir¨ªamos porque no hay nada conocido. Al salir de la ruta m¨¢s trillada es cuando se encuentran las verdaderas sorpresas. Un buen plan: bajarse en una parada de metro o autob¨²s donde nunca hayamos estado y callejear con ojos de explorador a la b¨²squeda de lugares que no salen en los mapas.
Emular a ¡®Los Cinco¡¯. Quienes han alcanzado el medio siglo de vida recuerdan las novelas de Enid Blyton, en las que, entre aventura y aventura, sus j¨®venes h¨¦roes se entregaban a largas meriendas con tartas y cerveza de jengibre. Podemos seguir su ejemplo, en nuestro verano en la ciudad, organizando un p¨ªcnic con amigos en un parque o entorno natural, d¨¢ndonos tiempo para conversar y descansar.
Montar un cineclub casero. Para combatir la rutina, podemos invitar a amigos a ver un filme para disfrutar luego de una tertulia. E incluso programar un ciclo de varias pel¨ªculas, con una sala de cine itinerante por los hogares de los participantes.
Escuchar m¨²sica con atenci¨®n plena. ?Recuerda aquel tiempo en el que reproducir un disco era una experiencia casi m¨ªstica? Compr¨¢bamos el nuevo ¨¢lbum de nuestro artista favorito y nos encerr¨¢bamos en nuestra habitaci¨®n, tal vez a oscuras, a disfrutar de cada una de las canciones. Estas vacaciones diferentes pueden ser la ocasi¨®n de experimentar de nuevo los placeres del mindfulness musical.
Hacer dieta digital. Si no podemos escapar al mar o la monta?a, unas vacaciones mentales desconectando del m¨®vil ¡ªy de todas las redes¡ª buena parte del d¨ªa o de la semana es un regalo. Podemos restringir el horario de conexi¨®n a cuatro horas por jornada, o incluso silenciar cualquier clase de mensaje en un retiro de varios d¨ªas.
Escribir. Las mayores aventuras de todos los tiempos se han creado desde un cuaderno o la pantalla de un ordenador. Prueba de ello fue Julio Verne, que escribi¨® muchas de sus novelas de viajes sin apenas haber salido de su Amiens natal. Si la coyuntura obliga a quedarse en la ciudad, tal vez sea el momento de hacer realidad un proyecto ¡ªliterario o de otro tipo¡ª que excite nuestra imaginaci¨®n. ¡ªeps
Francesc Miralles es escritor y periodista especializado en psicolog¨ªa.
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