De mujeres, ni?as y el derecho a la ciudad metropolitana
Su temor a participar, vivir y apropiarse del espacio p¨²blico urbano, indiferente a sus necesidades y vivencias cotidianas, es una constante en todo el mundo
El espacio p¨²blico urbano es el lugar f¨ªsico en el que se reflejan y se escenifican las desigualdades sociales y, una de las m¨¢s acuciantes a d¨ªa de hoy, se produce en el derecho a la ciudad de mujeres y ni?as. En las ¨¢reas metropolitanas de todo el mundo, ven restringida cada d¨ªa su libertad de movimiento, as¨ª como el acceso a oportunidades y disfrute de vivencias. Una brecha de g¨¦nero que se manifiesta, entre otros, a trav¨¦s del acoso sexual en el espacio p¨²blico, o la ausencia de perspectiva de g¨¦nero en la planificaci¨®n de la movilidad asociada a las tareas de cuidados, problem¨¢ticas que la crisis del coronavirus ha exacerbado, m¨¢s a¨²n si cabe.
Los llamados trayectos de cuidados ¡ªcomo hacer la compra, acompa?ar a personas dependientes, visitar y cuidar a personas enfermas¡ª, especialmente esenciales en los ¨²ltimos meses, se caracterizan por ser recorridos cortos, m¨²ltiples y complejos ¡ªentre barrios y hacia municipios perif¨¦ricos¡ª, desarrollarse fuera de las franjas horarias establecidas, a pie o en transporte p¨²blico. Precisamente, por motivos relacionados con los cuidados, son las mujeres entre los 29 y 49 a?os quienes representan el grupo de poblaci¨®n con la tasa de movilidad m¨¢s alta en las vastas ¨¢reas metropolitanas.
Y hay m¨¢s. En el contexto de una pandemia como la de la covid-19, donde la mayor¨ªa de trabajos esenciales de las ciudades ¡ªen hospitales, residencias de personas mayores, servicios de limpieza y alimentaci¨®n¡ª los estaban sosteniendo las mujeres, su situaci¨®n se ha ido agravando. El transporte p¨²blico se ha restringido, impactando la subsistencia de mujeres trabajadoras informales que viven en las periferias de las ciudades, y para las cuales un transporte p¨²blico accesible y seguro es su medio de vida.
Los espacios urbanos se han construido como producto de modelos y pr¨¢cticas sociales concebidas por solo una parte de la sociedad: hombre, cauc¨¢sico, joven, sin responsabilidades de cuidados y con acceso privilegiado a los recursos econ¨®micos y el poder pol¨ªtico
Sabemos que, a pesar de ser los m¨¢s sostenibles y suponer el 40% de los desplazamientos en las grandes metr¨®polis versus al 20% de la movilidad por trabajo productivo (el restante se distribuye entre trayectos de estudios, ocio y gestiones personales), los trayectos de cuidados dif¨ªcilmente se incorporan a las estrategias de movilidad masivas.
Y es que, hist¨®ricamente, los espacios urbanos se han construido como producto de determinaciones, modelos y pr¨¢cticas sociales concebidas por solo una parte de la sociedad: hombre, cauc¨¢sico, joven, "saludable", sin responsabilidades de cuidados y con acceso privilegiado a los recursos econ¨®micos y al poder pol¨ªtico, quedando excluidas todas aquellas visiones diferentes de la suya en cualquier proceso de construcci¨®n del derecho a la ciudad. De esta manera, el actual modelo de movilidad? ¡ªpretendidamente universal¡ª reproduce una visi¨®n masculina, de transporte privado y vinculada al trabajo productivo, excluyendo la movilidad femenina, de transporte p¨²blico, sostenible y asociada a las tareas de cuidados.
?Qu¨¦ significa esto en la pr¨¢ctica? Esa es la pregunta que tratan de contestar desde la Asociaci¨®n Mundial de las Grandes Metr¨®polis (Metr¨®polis) en la colecci¨®n "Claves de g¨¦nero", una serie de publicaciones breves que abordan la incorporaci¨®n de la perspectiva de g¨¦nero en la planificaci¨®n urbana de las metr¨®polis. En su ¨²ltimo n¨²mero, "Movilidad y g¨¦nero: como construir el derecho a la metr¨®polis", analizan la necesidad de incorporar la vida cotidiana, sus necesidades, patrones y motivos en la formulaci¨®n de toda pol¨ªtica, estrategia e instrumento de movilidad, como ya reclam¨® en su momento el acad¨¦mico David Harvey.
?Qu¨¦ sucede cuando, adem¨¢s, el espacio p¨²blico metropolitano no es seguro?
Miedo a las agresiones sexuales
La violencia sexual contra mujeres y ni?as (VAWG, por sus siglas en ingl¨¦s) representa un cap¨ªtulo aparte. Sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos m¨¢s graves ¡ªy m¨¢s toleradas¡ª en todo el mundo. Aunque tiene lugar mayormente en el hogar, ocurre tambi¨¦n en las plazas, parques, mercados, calles, ba?os y transportes p¨²blicos de nuestras urbes. Y,?seg¨²n ONU Mujeres, la organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la igualdad de g¨¦nero y el empoderamiento de las mujeres, sigue siendo un problema en gran medida desatendido, con pocas leyes o pol¨ªticas para acometerla y prevenirla.
Hay lugares, parques y barrios adonde no van a partir de determinadas horas, simplemente por el hecho de ser mujeres
Debido a las amenazas cotidianas que van desde la agresi¨®n sexual, incluyendo acoso y tocamientos, hasta la violaci¨®n y llegando al feminicidio, las mujeres y ni?as de todo el mundo todav¨ªa temen participar, vivir y apropiarse del espacio p¨²blico. A partir de ah¨ª, el miedo restringe sus libertades y, obstaculiza el acceso a oportunidades y el disfrute de vivencias en los espacios y tiempos urbanos: hay lugares, parques y barrios adonde no van las mujeres a partir de determinadas horas, simplemente por el hecho de ser mujeres.
La buena noticia es que los gobiernos, a distintos niveles, han ido incorporando en su agenda pol¨ªtica iniciativas para combatir esta violencia. Un compromiso reafirmado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 2015? ¡ªla Agenda 2030 consolida los compromisos mundiales para poner fin a la violencia contra mujeres y ni?as en los ODS 5 y 11¡ª y en la Nueva Agenda Urbana (NAU) aprobada en Quito en 2016.
El derecho a la ciudad, tal y como lo plante¨® el fil¨®sofo franc¨¦s Henri Lefebvre, hac¨ªa referencia a dos factores: primero, ser capaz de apropiarse del entorno urbano y, segundo, de participar en ¨¦l. En este sentido, la violencia sexual contra mujeres y ni?as no solo impacta en ambos aspectos, sino que lo hace con un claro sesgo de g¨¦nero, tanto en sus causas y caracter¨ªsticas, como en las consecuencias que tiene en sus vidas.
En los ¨²ltimos tiempos, muchos gobiernos metropolitanos han venido ofreciendo soluciones y movilizando al resto de actores para reducir tanto los casos de violencia sexual contra mujeres y ni?as, como la percepci¨®n de inseguridad en el espacio p¨²blico, desde el concepto del pleno derecho a vivir la ciudad.
En Lyon, por ejemplo, el sistema p¨²blico de transporte ¡ªSYTRAL¡ª formul¨® recorridos exploratorios donde distintas representantes de mujeres indicaban las zonas donde se sent¨ªan inseguras, para poder recomendar cambios en el sistema. Tambi¨¦n encontramos el caso de Toronto que, con la campa?a de la Comisi¨®n de Tr¨¢nsito (TTC, por las siglas en ingl¨¦s), #ThisIsWhere, buscaba concienciar sobre el acoso sexual y las agresiones que tienen lugar en el transporte p¨²blico.
Si consideramos el escenario de la covid-19 como el momentum para acelerar ciertas medidas que acaben con la brecha de g¨¦nero a¨²n existente en nuestras urbes, hag¨¢moslo incluyendo los aprendizajes de estos meses. Sin ir m¨¢s lejos, el derecho a la ciudad y su valor de uso, le¨ªdos desde un enfoque de g¨¦nero, son especialmente relevantes para pensar las ciudades metropolitanas de manera inclusiva, y la movilidad metropolitana se convierte as¨ª en la herramienta democratizadora por excelencia para garantizar el pleno derecho a la ciudad de mujeres y ni?as.
Aunar esfuerzos con las organizaciones de mujeres, vehicular espacios de participaci¨®n e incorporar las vivencias cotidianas en la planificaci¨®n urbana, es adem¨¢s de efectivo, justo. ?Ser¨¢ este momento de crisis una oportunidad para conseguirlo?
Marta Briones Hern¨¢ndez es periodista especializada en Relaciones Internacionales. Comprometida con temas de justicia global, derechos humanos y cooperaci¨®n internacional, trabaja actualmente como t¨¦cnica de comunicaci¨®n en Metropolis, Red mundial de grandes ciudades y ¨¢reas metropolitanas.
Silvia Llorente S¨¢nchez es polit¨®loga especializada en temas de g¨¦nero y urbanismo. En la actualidad, es oficial de proyectos responsable de la estrategia de transversalizaci¨®n de g¨¦nero en Metr¨®polis, Red mundial de grandes ciudades y ¨¢reas metropolitanas.
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