¡°Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales¡±
La arquitecta y activista feminista Ana Fal¨² reivindica la necesidad de repensar las ciudades desde una perspectiva de g¨¦nero para que sean m¨¢s seguras y habitables para la poblaci¨®n femenina
Miedo a transitar calles oscuras, al acoso callejero, a tocamientos indeseados en el transporte p¨²blico, a ser violadas. Estos son algunos de los temores que experimentan las mujeres de muchas ciudades del mundo. Las que viven en barrios informales sin electricidad, agua o saneamiento lo tienen peor. Para ellas es m¨¢s dif¨ªcil tambi¨¦n encontrar empleos formales dignamente remunerados o alcanzar cotas de poder en las instancias locales. La red global Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) estima que solo el 20% de los concejales y el 5% de los alcaldes del mundo son mujeres.
Por todo esto, Ana Fal¨² (San Miguel de Tucum¨¢n, Argentina, 1947) lleva d¨¦cadas reivindicando el enfoque de igualdad de g¨¦nero en la planificaci¨®n urbana, la legislaci¨®n y el desarrollo para lograr la inclusi¨®n y la integraci¨®n plena de las mujeres y las ni?as en la vida econ¨®mica, social, pol¨ªtica y cultural de las urbes. "Las mujeres sabemos que nuestras experiencias cotidianas en las ciudades son distintas de las de los hombres", reflexiona en una conversaci¨®n tras su participaci¨®n en la Cumbre Mundial de L¨ªderes Locales y Regionales, organizada por CGLU en Durban, Sud¨¢frica, el pasado noviembre.
Fal¨² se define como "activista social y por los derechos humanos desde siempre". Aunque reconoce que tiene "muchos sombreros". Esta arquitecta de formaci¨®n es profesora en la Universidad Nacional de C¨®rdoba e investigadora cient¨ªfica, forma parte del grupo asesor de mujeres de ONU H¨¢bitat y apoya activamente en la Red de Mujer y H¨¢bitat de Am¨¦rica Latina.
"Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales. Tenemos que hacer que se conozcan las diferencias porque se ocultan de alguna manera. No se visibilizan porque la planificaci¨®n urbana ¡ªla mirada sobre la ciudad, los territorios, el barrio¡ª est¨¢ pensada bajo un concepto de neutralidad. Se planifica para familias, aunque en Am¨¦rica Latina entre un 30 y 40% de hogares est¨¢n a cargo de ¨²nicamente una mujer", argumenta.?
Entre esas particularidades invisibles de la vida urbana de las mujeres, Fal¨² recuerda que la pobreza es predominantemente femenina. Las que viven en condiciones de precariedad, adem¨¢s, son mayor¨ªa en el mercado laboral informal, muchas son cabeza del hogar, tienen m¨¢s del doble de hijos que las ricas y viven en la periferia de ciudades fragmentadas, segregadas y complejas.
Las ciudades compactas como las europeas, en las que se puede caminar y con un transporte excelente, sin duda son m¨¢s amigables para las mujeres que las latinoamericanas
"Por otro lado, hay que destacar el trabajo invisibilizado de las mujeres: el de cuidados", analiza. Algo que recientemente el movimiento del 8 de marzo ha expuesto en Argentina, Am¨¦rica Latina y el mundo, seg¨²n Fal¨². Hace falta, agrega, que tal reconocimiento se traduzca en pol¨ªticas p¨²blicas y una planificaci¨®n urbana adecuada.
"Las ciudades compactas como las europeas, en las que se puede caminar y con un transporte excelente, sin duda son m¨¢s amigables para las mujeres que las latinoamericanas", considera. "Pensemos en urbes como Buenos Aires, Sao Paulo o M¨¦xico, en donde los traslados les toman entre dos y cuatro horas al d¨ªa a las m¨¢s pobres que residen en la periferia. Y en condiciones p¨¦simas, en un transporte que no es seguro, que las expone al acoso sexual", continua.
Pero hay soluciones, algunas muy debatidas y contestadas, como el transporte seguro de M¨¦xico, exclusivo para mujeres o con zonas habilitadas solo para ellas. Fal¨² fue una de las encargadas de evaluar junto a un equipo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) su efectividad. "Realmente, las mujeres dicen que pueden ir tranquilas en las horas punta y volver a sus hogares cargadas de bolsas, incluso con ni?os, y dormir una siestita porque nadie les mete mano", relata la experta. Otra iniciativa muy extendida es la creaci¨®n de aplicaciones para los tel¨¦fonos m¨®viles en las que las vecinas marcan las zonas peligrosas para que otras usuarias puedan evitarlas.
M¨¢s all¨¢ de este tipo de experiencias y con una mirada m¨¢s amplia, Fal¨² cree que las soluciones contra las desigualdades ¡ªde g¨¦nero, pero tambi¨¦n de ingresos¡ª en las ciudades pasan por "redistribuir m¨¢s". Los gobiernos locales tienen esa responsabilidad, dice. En la pr¨¢ctica, significa que haya servicios de cuidado infantil y de adultos mayores distribuidos en los territorios, "privilegiando aquellos en los que hay menos ingreso per c¨¢pita", aclara. Con ello, las mujeres, sobre todo las j¨®venes en edad reproductiva, podr¨¢n tener la posibilidad de buscar empleo, educarse o hacer vida pol¨ªtica.
La clave es descentralizar, resume. "Y tener en cuenta la vida cotidiana en esos barrios, la calidad de los servicios, de la calle, de las aceras. As¨ª como privilegiar a las personas sobre los veh¨ªculos. Las mujeres son las que m¨¢s usan el espacio p¨²blico, casi siempre con otros: ni?os, personas con discapacidad, mayores¡ Ese espacio p¨²blico tiene que estar pensado en clave feminista", reclama.
Para Fal¨², las mujeres han tenido la capacidad de resistir los temores y transitar un entorno urbano hostil. "As¨ª hemos construido nuestra ciudadan¨ªa, no es que nos quedemos encerradas atemorizadas". Si bien, dice, hay muchas que se recluyen en lo privado por miedo a los peligros que representa la ciudad, al menos, en Am¨¦rica Latina. "Como si el hogar fuera m¨¢s seguro y es donde m¨¢s violencia se ejerce contra el cuerpo de las mujeres", aclara.
Para dar respuesta a las necesidades, temores y reclamos de las mujeres no hay una receta ¨²nica. Cada sociedad es distinta. Pero las ciudades hablan y escuchan, solo hay que estar atentos, opina Fal¨². "Cuando las muchachas ocupan las calles de Argentina pidiendo igualdad de oportunidades, la ciudad est¨¢ hablando, est¨¢ demandando derechos. Y las autoridades tienen que escuchar y plantear pol¨ªticas", apunta.
Cuando tengamos mujeres mediocres en lugares de toma de decisi¨®n, habremos alcanzado la igualdad
Pero adem¨¢s de esas grandes manifestaciones urbanas, la experta propone generar en cada barrio "oportunidades de escucha para saber qu¨¦ agenda proponen las mujeres y cu¨¢les son sus prioridades". Es lo que hace el programa Voces de Mujeres Diversas por Ciudades Seguras, Inclusivas y Sostenibles, de la Red Mujer y H¨¢bitat de Am¨¦rica Latina. Esta iniciativa busca "enriquecer debates en torno a los derechos de las mujeres a la ciudad, sistematizando sus demandas para la elaboraci¨®n de propuestas que permitan incidir en las pol¨ªticas p¨²blicas locales", en palabras de la organizaci¨®n de la que forma parte Fal¨².?
"Una de esas prioridades es el cuidado infantil. Otra, la seguridad, la no violencia que les permita recorrer las calles o usar el transporte p¨²blico con tranquilidad", enumera la especialista. "En Argentina asesinan a 27 mujeres al mes, es una locura el feminicidio". Un problema que no solo tiene que ver con los gobiernos locales, que tomar¨¢n medidas parciales, matiza. "Terminar con la violencia contra las mujeres por el hecho de serlo, nos va a llevar tiempo".
Otro de los ejes de acci¨®n para construir ciudades feministas es que m¨¢s mujeres se dediquen a la pol¨ªtica local. Para eso, afirma Fal¨², lo que mejor funciona son las leyes positivas como las de cuotas. En los cuerpos legislativos ha habido avances en este sentido, asevera, "pero no lo hemos conseguido en los ejecutivos y t¨¦cnicos". Incluso cuando llegan al poder, las mandatarias enfrentan mayores dificultades para ejercerlo. "Cuando estamos en un lugar de responsabilidad en cualquier ¨¢mbito, la tarea se hace de excelencia. Si no, eres juzgada. Los hombres pueden ser mediocres. Cuando tengamos mujeres mediocres en lugares de toma de decisi¨®n, habremos alcanzado la igualdad", zanja.
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