Una Econom¨ªa que mejore el mundo
El sistema econ¨®mico post coronavirus debe conllevar un modo de consumo y producci¨®n ecol¨®gicamente sostenible y capaz de generar justicia social
Hace 15 a?os hubiese sido impensable entrevistar a un economista en horario de m¨¢xima audiencia. La econom¨ªa, al igual que la pol¨ªtica, no suscitaba ning¨²n inter¨¦s en tiempos de bonanza. Del mismo modo que solo recurrimos a los m¨¦dicos cuando ya caemos enfermos nos pasa con la econom¨ªa preventiva, ?Qui¨¦n apuesta por reservas voluntarias cuando puede repartir dividendos? Somos poco dados a pensar a largo plazo. Carpe diem, tal vez porque muchos piensan que a largo plazo estar¨¢n otros en su lugar...
Los retos que nos depara el futuro son de ¨¢mbito global y a largo plazo. Por ello se deben tomar medidas econ¨®micas correctoras en el mismo sentido y con visi¨®n interdisciplinar (soci¨®logos, pedagogos, cient¨ªficos y economistas deben trabajar juntos para buscar soluciones).
Cada sistema econ¨®mico se ha visto precedido de un cambio en la filosof¨ªa de la sociedad. Adem¨¢s, dicho sistema ha respondido a una serie de necesidades e inquietudes propias de la ¨¦poca en la que fue creado.
Las necesidades se reflejan en prioridades que se fundamentan en nuestros valores. Ahora nos encontramos en una situaci¨®n preocupante donde parece que ninguno de los valores que nos ense?aron de peque?os, que deber¨ªan ser apol¨ªticos, se encuentran a salvo de ser cuestionados: justicia, igualdad, libertad, democracia, bien com¨²n... Parece que todo es negociable si est¨¢ en juego el inter¨¦s econ¨®mico de unos pocos.
Se necesita un equipo interdisciplinar para proponer medidas correctoras con visi¨®n de futuro
En 2011, St¨¦phane Hessel ya detect¨® que era imprescindible dar un toque de atenci¨®n a la sociedad. ?Qui¨¦n m¨¢s solvente internacionalmente que ¨¦l para poder hacerlo? ?l vio claramente que todo estaba en juego y nadie parec¨ªa reaccionar. Su libro Indignaos, llamando a la insurrecci¨®n pac¨ªfica, fue inspirador para muchos, pero no pas¨® de eso.
Todo forma parte de un proceso para el que hemos de parar y cuestionarnos primero individualmente. ?Cu¨¢les son nuestras prioridades? Una vez que las tenemos claras, cabe pensar que otros tengan las mismas. Una vez que sentimos formar parte de un colectivo todo cobra m¨¢s sentido y, utilizando la globalidad, vemos que en otros lugares se confluyen. Es gratificante y genera alternativas reales que nacen de prioridades comunes. Toca hacer el proceso inverso, de abajo a arriba, que reclame cambios en la Econom¨ªa que nuestra sociedad necesita para solventar nuestras prioridades actuales y sobre todo futuras. S¨ª, ahora toca ser generoso y pensar en las pr¨®ximas generaciones.
Si hay un cambio de filosof¨ªa en nuestra sociedad habr¨¢ un cambio en el sistema econ¨®mico para cumplir con nuevas necesidades e inquietudes, y de aqu¨ª nacen todas las econom¨ªas transformadoras actuales: del cuestionamiento individual al colectivo para proponer alternativas. La buena noticia es que hay muchas y se complementan. Reclamando un cambio de paradigma, que no solo se tenga en cuenta ratios econ¨®micos sino que garantice la Justicia Social, cumpliendo con los derechos humanos, basado en la solidaridad y que reparta los beneficios de manera m¨¢s equitativa y en armon¨ªa con el entorno natural del que formamos parte.
As¨ª como el capitalismo se fundamentaba en la riqueza como ¨²nico fin a partir del uso de materias primas ilimitadas, premiando el individualismo, ahora toca la cooperaci¨®n y la sostenibilidad. Alternativas como la Econom¨ªa Circular o la del objetivo residuo cero, sobre la que escrib¨ª en este mismo blog en 2015 cuando nos visit¨® uno de sus referentes, Ken Webster.
La Econom¨ªa feminista reclama la prioridad de poner la vida en el centro, evidencia c¨®mo el capitalismo prosper¨® a costa de no remunerar la econom¨ªa de cuidados y est¨¢ pensada para ser sostenida por las mujeres. Su mercantilizaci¨®n, soluci¨®n propuesta desde el capitalismo, no es para nada la soluci¨®n ¨®ptima. La econom¨ªa oficial solo tiene en cuenta el mercado, la producci¨®n, los servicios p¨²blicos y el sistema financiero.
Lo que se pretende poniendo como prioridad la vida es priorizar el bienestar por encima del inter¨¦s econ¨®mico, por lo que la reforma debe ser de base. Los cuidados deben ser asumidos socialmente, no de manera privativa, para que el bienestar de las personas pueda prevalecer por encima de la generaci¨®n de beneficios: ambas son incompatibles. La crisis sanitaria de la covid-19 tambi¨¦n ha puesto de manifiesto esta debilidad.
El nuevo sistema econ¨®mico debe conllevar cambios en nuestra forma de relacionarnos socialmente, fomentando la comunidad. Hay que proponer un modo de consumo y producci¨®n distinto, ecol¨®gicamente sostenible, que sea capaz de generar justicia social redistribuyendo la renta de manera m¨¢s equitativa y, en definitiva, que sea un reflejo de nuestras prioridades como sociedad. Que sea capaz de satisfacer nuestras diferentes necesidades vitales en cada fase de la vida (ni?ez, adolescencia, edad adulta y vejez). Por todo ello, se necesita un equipo interdisciplinar que proponga medidas correctoras que tengan en cuenta todas las casu¨ªsticas con visi¨®n de futuro. As¨ª podremos ser capaces de adaptarnos a todos los grandes cambios tecnol¨®gicos que vienen sin perder nuestros valores por el camino.
Nuestro papel como ciudadanos consumidores es de vital importancia. Somos la garant¨ªa del cambio de sistema y, para ello, debemos cuidar nuestra capacidad de Indignarnos.
Laura Alcubilla es experta en gesti¨®n de entidades no lucrativas
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