Virus y remedio, ¡®Pharmakon¡¯ y la ciudad
Necesitamos aprender a integrar y construir juntos, enfermos y sanos, para enfrentar el presente y el futuro
Pharmakon es una construcci¨®n conceptual de la Grecia cl¨¢sica. Era un veneno y un remedio que coexist¨ªan al mismo tiempo, no como una oposici¨®n, sino como una complementariedad; uno actuando al mismo tiempo que el otro, luchando entre s¨ª y d¨¢ndose vida mutuamente. En el Di¨¢logo de Plat¨®n sobre Fedro, se describe Pharmakon como una droga que contiene tanto el poder del veneno, como el poder del remedio.
En Atenas, 370 a?os antes de Cristo, una persona llamada Pharmakos era utilizada en un ritual de sacrificio para purificar la ciudad que era amenazada por cualquier desgracia como una invasi¨®n, hambre, guerra o una plaga. Pharmakos pod¨ªa ser un esclavo, un lisiado o un criminal, en ocasiones un extranjero, quien era elegido para ser expulsado de la ciudad, y aparentemente golpeado, apedreado e incluso ejecutado. Pharmakon, como concepto, adquir¨ªa un tercer significado, el de chivo expiatorio.
Pharmakos pervivi¨® por a?os incluso cuando la filosof¨ªa cl¨¢sica se tradujo al ¨¢rabe y luego al persa. Sin embargo, cuando el concepto lleg¨® al mundo occidental, para los traductores latinos no era posible que una palabra poseyera dos significados diferentes y encontrados (veneno o remedio), y menos a¨²n tres (chivo expiatorio). Eso era a todas luces problem¨¢tico. Los traductores optaron por utilizar el significado positivo; es decir Pharmakon como medicamento o medicina, y Pharmakos como farmac¨®logo o m¨¦dico. La riqueza de la unidad de los opuestos, seg¨²n descrita por Her¨¢clito, se perdi¨®. En el mundo occidental, las cosas y los conceptos no pueden ser lo mismo y su contrario al mismo tiempo.
El Enciclopedismo de Denis Diderot, a mediados del siglo XVIII, ratific¨® solo el significado positivo de Pharmakon en el Diccionario Franc¨¦s, y lo catalog¨® como un remedio. Fue hasta el siglo XX que Jacques Derrida, fil¨®sofo franc¨¦s nacido en Argelia, reinstaur¨® el doble significado de Pharmakon en su idea de las oposiciones binarias que deben de sustentar la forma occidental de pensar: presencia/ausencia, hablar/escritura, etc. Derrida se?al¨® en su teor¨ªa de la deconstrucci¨®n que, de hecho, la metaf¨ªsica crea oposiciones dualistas que desafortunadamente en nuestro intento de simplificar el mundo terminamos por seleccionar solo el significado positivo. Sin embargo, la existencia de esta dualidad no debe de entenderse como una simple confrontaci¨®n de oposiciones, como blanco y negro o rico y pobre. El mundo moderno ha abusado del uso de estos contrarios, trabajando con narraciones simples de im¨¢genes contrastadas que se ven privadas de una construcci¨®n conceptual dualista como Pharmakon.
Lo mismo ocurre con la comprensi¨®n de la ciudad, que en realidad est¨¢ hecha de un dualismo complementario: armon¨ªa y conflicto; belleza y fealdad; racionalidad e irracionalidad. La ciudad es similar y diferente, una y muchas, est¨¢ en reposo y en movimiento y es, sobre todo, un Pharmakon como la llam¨® S¨®crates en el Fedro de Plat¨®n. No obstante, en nuestro loco delirio por simplificar y salubrizarlo todo, transformamos la ciudad en un remedio, y olvidamos que tambi¨¦n contiene el virus.
La ciudad post-covid ser¨¢ de hecho una ciudad covid. Necesitamos a aprender de nuevo a vivir con opuestos y binarios. Necesitamos integrar en nuestras vidas la indiferencia con la empat¨ªa, el desafecto con la uni¨®n, la malicia con la compasi¨®n y la ignorancia con la comprensi¨®n. Necesitamos "desenmascarar estas formas de pensamiento sedimentadas", como escribi¨® Derrida, e integrarlas en nuestras vidas.
En Fedro, la locura socr¨¢tica conlleva con ella la inspiraci¨®n del toque divino, que es una forma de glorificaci¨®n superior al sentido com¨²n, y tambi¨¦n un estado de enfermedad mental severa. La locura es un Pharmakon. De igual manera, la ciudad es caos y orden, contagio y enfermedad, pero tambi¨¦n cura, ant¨ªdoto y progreso. En la historia reciente de la humanidad nos esforzamos por olvidar esta dualidad, pero la covid-19 es un cruel recordatorio de la necesidad de vivir de manera creativa con esta dualidad, recreando la unidad de los opuestos y sus interacciones.
La nueva normalidad es una revelaci¨®n de cambio y aceptaci¨®n, y? un remedio para las plagas que seguir¨¢n afligiendo a la humanidad
La nueva normalidad debe ser as¨ª. Una forma de aprender a racionalizar de manera pr¨¢ctica m¨²ltiples significados, aceptando a vivir con opuestos que antes de la pandemia nos causaban miedo y confusi¨®n. La nueva normalidad es una revelaci¨®n de cambio y aceptaci¨®n, es el entendimiento de que la ciudad incuba el virus, pero al mismo tiempo, puede proporcionar un remedio para las plagas y pandemias que seguir¨¢n afligiendo a la humanidad.
A diferencia del Pharmakon de Atenas, nuestra concepci¨®n moderna de este concepto no requiere de un chivo expiatorio que hemos estado tratando de encontrar por m¨¢s de dos milenios. No necesitamos de un rito de purificaci¨®n, ni exponer o castigar a alguien, mucho menos expulsarlo de la ciudad. Necesitamos aprender a integrar y construir juntos, buenos y malos, enfermos y sanos. Este es el ant¨ªdoto para el presente y el futuro.
La covid-19 nos brinda la oportunidad de encontrar un orificio similar al que ofrec¨ªa el dios Kairos, a trav¨¦s del cual podemos escapar hacia un futuro mejor. Un lugar donde convive la amenaza y la posibilidad de superaci¨®n. La ciudad misma, con todas sus imperfecciones y contradicciones. Cuando entendamos y usemos esta dualidad, "entonces nuestras alas comenzaran a crecer y anhelaremos volar como un p¨¢jaro", como escribi¨® Plat¨®n en Fedro. Solo necesitamos tener el control de nosotros mismos, limitar las fuerzas destructivas y liberar aquellas que promuevan la bondad y la empat¨ªa. Tal vez entonces sabremos que podemos ser inmortales como la ciudad misma.
Eduardo L¨®pez Moreno es Jefe de Conocimiento e Innovaci¨®n y Director de la Oficina de M¨¦xico y Cuba de ONU-Habitat. Adem¨¢s, es autor de siete libros, coordinador y autor principal de las publicaciones emblem¨¢ticas de la ONU como el Estado de las Ciudades del Mundo (seis ediciones) y fot¨®grafo galardonado en temas sociales.
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