Hait¨ª, la hambruna que viene
As¨ª ven la situaci¨®n y el futuro del pa¨ªs caribe?o, ya sumido en una crisis socioecon¨®mica antes de la pandemia, un grupo de religiosas que regentan una escuela que ha tenido que cerrar
¡°Los haitianos, en general, no creen en la covid-19 y se han tomado la pandemia muy?folcl¨®ricamente y, aunque el Ministerio de Salud ha decretado medidas para evitar el contagio, poco se est¨¢n notando¡±. La hermana Gloria In¨¦s Gonz¨¢lez, misionera colombiana afincada en Hait¨ª desde hace m¨¢s de 20 a?os, conoce bien el proceder del pueblo haitiano y tambi¨¦n el de sus gobernantes: ¡°Ellos (los haitianos) tienen otras creencias, visitan poco al m¨¦dico y es habitual que recurran a sus remedios caseros... Adem¨¢s, como siempre pasa, el gobierno juega con nosotros. Dicen que lleg¨® el dinero para la covid-19, pero ?d¨®nde est¨¢? Ya no queda ni un centavo porque, como suelen decir aqu¨ª, el Estado se parti¨® la torta¡±.
Recientemente la radio anunciaba que m¨¢s de 150 personas han fallecido por la enfermedad en el pa¨ªs, una cifra que la misionera recibe con optimismo: ¡°Si nos comparamos con nuestros vecinos, la Rep¨²blica Dominicana, estamos muy bien¡±. Y a?ade despu¨¦s con ese toque de humor que caracteriza su hablar, que ¡°en Hait¨ª no avanza ni la covid-19¡±. Y esto es ¡°un regalo de Dios, porque no podemos sufrir m¨¢s de lo que sufrimos¡±, afirma la religiosa.
Olvidados por la mayor¨ªa de los pa¨ªses
La pandemia ha tra¨ªdo consigo da?os que van mucho m¨¢s all¨¢ de lo meramente sanitario. ¡°El costo de la vida se ha disparado y el d¨®lar, que hace dos meses estaba a 92 gurdas, se cambia ahora a 115 gurdas¡±, informa la hermana Gloria In¨¦s. ¡°Y la vida tan cara est¨¢ ahogando a estas personas tan pobres que, encima, se han quedado sin ingresos al haber sido despedidos de sus empleos¡±, explica la religiosa.
La situaci¨®n solo parece sostenerse gracias a la ¡°incre¨ªble capacidad de resistencia y aguante de esta gente¡±, en palabras de Gloria In¨¦s, quien no alberga muchas ilusiones sobre un gobierno que, aun pareciendo consciente de la crisis, no es en su opini¨®n ¡°ni serio ni seguro para tomar decisiones permanentes y firmes capaces de hacer avanzar un pueblo que se debate entre la pobreza, la miseria, el hambre, la corrupci¨®n, la violencia entre bandas y manifestaciones callejeras por parte de la oposici¨®n¡±.
En Hait¨ª se vive, desde hace un a?o, una crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y social que es ¡°casi peor que el temblor de tierra¡±, denuncia la hermana Gonz¨¢lez. Esta crisis comenz¨® a finales de septiembre de 2019 y hasta diciembre estuvieron cerradas las escuelas, las universidades y otras instituciones. ¡°Est¨¢bamos como prisioneros; metidos en casa y sin podernos desplazar por miedo a las grandes manifestaciones y al vandalismo¡±, explica. ¡°Pero el mundo no se dio cuenta. Hemos sido olvidados por la mayor¨ªa de los pa¨ªses¡±, lamenta.
No obstante, con su caracter¨ªstico optimismo y haciendo tambi¨¦n suya la suerte del pueblo haitiano, la hermana asegura que la situaci¨®n le sirvi¨® para habituarse a estar en casa. ¡°Logrando vivir sin angustias, asumiendo la realidad que llega como tantos haitianos y pensando c¨®mo afrontar las dificultades¡±.
Cerrar la escuela
Esa experiencia previa le ha servido para sobrellevar las medidas de confinamiento decretadas y mantener activa la escuela maternal Marie Poussepin, regentada por las hermanas Dominicas de la Presentaci¨®n, congregaci¨®n a la que pertenece Gloria In¨¦s. La disciplina y el inter¨¦s de los padres, sumados a una buena estrategia y a algunas aplicaciones de tel¨¦fono, han dado grandes resultados en un pa¨ªs sumido en la oscuridad por la huelga de los trabajadores de la empresa el¨¦ctrica y en el que no hay plataformas digitales ni ordenadores para todas las familias.
¡°Tuvimos una ma?ana de formaci¨®n con los profesores y el personal que acompa?a a los ni?os y pronto empezamos a producir material did¨¢ctico y hacerlo llegar a las casas para que los ni?os trabajasen en compa?¨ªa de sus padres o tutores¡±, explica la religiosa.
Adem¨¢s, como suele suceder entre los que menos tienen, la solidaridad entre los padres fue una de las claves. ¡°Creamos en WhatsApp un grupo de padres por cada clase. A los que no ten¨ªan les hac¨ªamos llegar la comunicaci¨®n a trav¨¦s de otro padre de familia¡±, describe. ¡°Fue una especie de cadena de comunicaci¨®n, que en Hait¨ª se pone en marcha con facilidad¡±, explica la hermana, sorprendida a¨²n por lo positivo de la respuesta. ¡°Acudieron a las reuniones la mayor¨ªa de los padres o madres (140 de 157 ni?os). Mantener el orden y usar las mascarillas result¨® complicado al principio, pero en la segunda reuni¨®n todos hab¨ªamos entendido los protocolos¡±, relata Gloria In¨¦s. ¡°Entreg¨¢bamos las nuevas tareas, recog¨ªamos las anteriores y aprovech¨¢bamos para repartir los kits de aseo, alimentos y material escolar que pudimos conseguir con la ayuda que nos envi¨® Manos Unidas¡±. Asimismo, comenta que hicieron publicidad para sensibilizar a toda la comunidad educativa y las personas de los diferentes barrios, entregando m¨¢s de 6.000 mascarillas.
Desgraciadamente, las circunstancias han empujado a la hermana Gloria In¨¦s a cerrar la escuela hasta nueva orden por falta de financiamiento para pagar a los profesores, al personal y el desayuno y almuerzo que dan a los peque?os, una comida que, a veces, resultaba la ¨²nica que com¨ªan en todo el d¨ªa. ¡°Los padres que se han quedado sin trabajo no han podido pagar y, aunque el gobierno prometi¨® una ayuda a las instituciones, hasta el momento no ha llegado nada¡±, denuncia.
Gloria In¨¦s se muestra muy preocupada por las consecuencias que la situaci¨®n va a tener en el pa¨ªs. ¡°En unos dos o tres meses la realidad ser¨¢ m¨¢s alarmante, el pa¨ªs sufrir¨¢ hambruna y habr¨¢ pillaje, vandalismo, robo, asesinatos y falta de medicamentos¡±, vaticina. ¡°La frontera con Rep¨²blica Dominicana est¨¢ todav¨ªa cerrada y a Hait¨ª no est¨¢n llegando los productos de mayor necesidad¡¡±.
Ante este escenario, sin electricidad, sin comida y sin medicamentos, la religiosa se pregunta c¨®mo es posible vivir en un pa¨ªs as¨ª. Y encuentra la respuesta en los propios haitianos con los que convive y ante quienes se descubre: ¡°?Chapeau pour le peuple haitienne!¡±.
Marta Carre?o es miembro del equipo de comunicaci¨®n de Manos Unidas.
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