Biograf¨ªa del cad¨¢ver de una mujer (II): Adriana
La ¨²ltima vez que vieron con vida a esta mujer en Marconi fue una tarde del mes de julio de 2019. El 2 de diciembre encontraron su cuerpo dentro de una funda de colch¨®n en un descampado
La biograf¨ªa de un cad¨¢ver podr¨ªa percibirse como un concepto contradictorio, ya que contiene a la vez la idea de vida y la de muerte. Sin embargo, la historia de la vida de un cuerpo muerto tendr¨ªa siempre una narraci¨®n propia, ¨²nica e intransferible, que relatar¨ªa c¨®mo lleg¨® ese cuerpo a estar muerto sin que ya no importe, aparentemente, lo que vivi¨® y c¨®mo lo vivi¨®.
El cad¨¢ver de Marconi es el de una prostituta que llevaba cinco meses sin ser vista
Hallada prostituta asesinada en Marconi
A la prensa, por lo visto, la ¨²nica parte que le interesa de la biograf¨ªa de ese cad¨¢ver hallado en Marconi [en el distrito madrile?o de Villaverde] es el morbo de su condici¨®n de prostituta. El asesinato de una mujer en situaci¨®n de prostituci¨®n casi siempre es violento, muy violento, y esa noticia amarillista, que al menos vende por un d¨ªa, por supuesto no suele aparecer en las portadas de los peri¨®dicos ni tampoco en los grandes titulares de los informativos. Hablamos de una mujer de segunda y, por lo tanto, de un cad¨¢ver segund¨®n.
Hace falta poner su nombre, aunque sea a modo de homenaje, para que no caiga como todas las de su especie, las prostitutas, en el olvido. Porque, aunque desde 2009 los asesinatos de mujeres prostituidas se consideran violencia de g¨¦nero, esto es tan solo papel mojado. En la realidad no est¨¢n en el mismo plano ni tienen los mismos derechos que las mujeres asesinadas en el ¨¢mbito de la pareja o en manos de sus exparejas.
Como cualquier otro homicidio
La situaci¨®n no es la misma, y no solo en la parte policial o judicial, donde recibe el tratamiento de cualquier otro homicidio: un protocolo determinado en el escenario y en la investigaci¨®n, en el que no se contempla, por ejemplo, que por ser prostituta pudiera estar en una situaci¨®n de trata o explotaci¨®n sexual que ha acabado con su asesinato. Al contrario, se recogen las pruebas seg¨²n el protocolo habitual y se podr¨¢ llegar a esa conclusi¨®n o no. Incluso, puede que se condene al asesino y no se le relacione jam¨¢s con temas de prostituci¨®n o trata.
Hasta 2018, ni siquiera se recog¨ªan los nombres de las mujeres prostituidas en ning¨²n lugar. Tampoco de sus hijos e hijas, porque al igual que sus madres son consideradas v¨ªctimas de segunda, parecen no importarle a nadie.
Fue precisamente la hija de Adriana quien denunci¨® la desaparici¨®n de su madre, una mujer espa?ola de 54 a?os que llevaba desaparecida cinco meses. Una hija que la amaba y sufr¨ªa su ausencia.
Adriana era toxic¨®mana y ejerc¨ªa la prostituci¨®n, aunque no naci¨® drogadicta ni puta, que es algo que debemos considerar siempre. Simplemente, era una m¨¢s de las mujeres supervivientes de una generaci¨®n con muchas menos oportunidades y tan machista, que hasta el nombre de la ONG que podr¨ªa haberla ayudado con su adicci¨®n se llamaba Proyecto Hombre. Porque tanto los anuncios televisivos para sensibilizar contra el consumo de las drogas, as¨ª como las campa?as de los distintos ministerios que luchaban contra la toxicoman¨ªa cuando Adriana ten¨ªa 20 a?os iban dirigidos a los hombres.
Eran ellos quienes protagonizaban todas las campa?as y no se ten¨ªa en consideraci¨®n que el 20% de las personas drogodependientes en aquella ¨¦poca eran mujeres. Adriana estaba enganchada desde muy joven y estuvo sola luchando contra ese monstruo desde el principio.
Clubs, pisos, Marconi
Adriana era una mujer fuerte y valiente, ten¨ªa voluntad y as¨ª fue como ella sola, por un periodo largo de tiempo, logr¨® dejar el veneno que cada d¨ªa era m¨¢s y m¨¢s voraz con ella. Se enamor¨® y tuvo a su hija, pero la vida no la trat¨® nada bien y acab¨® por necesidad en la prostituci¨®n: para sacar a su ni?a adelante, para intentar alejarla de todo lo malo que ella hab¨ªa vivido en sus carnes desde muy peque?a.
Adriana fue de club en club y despu¨¦s pas¨® a los pisos; de estos, a la calle, para acabar en la Colonia Marconi de Villaverde, que no es otra cosa que el cementerio de elefantes de la prostituci¨®n, donde van a parar las mujeres que son desechadas de los locales de alterne por su deterioro f¨ªsico y mental, o aquellas de las mafias de los pa¨ªses del Este que son amos y se?ores de ese territorio hostil. Es en ese pol¨ªgono donde fue a vender lo ¨²nico de lo que dispon¨ªa, su cuerpo. Un cuerpo ya enfermo por los excesos de una vida que la hab¨ªa maltratado.
La ¨²ltima vez que vieron con vida a Adriana en Marconi fue una tarde del mes de julio, a la hora bruja cuando se pone el sol. Ese momento m¨¢gico donde la luz es horizontal, produce sombras alargadas y est¨¢ fuertemente coloreada. Esa maravillosa luz marc¨® el ocaso de la vida de Adriana. Con esa puesta de sol desapareci¨® para siempre del pol¨ªgono. Nadie la volvi¨® a ver hasta que, cinco meses m¨¢s tarde, el 2 de diciembre hallaron su cuerpo dentro de la funda de un colch¨®n arrojado a un descampado que hac¨ªa las veces de escombrera. Un lugar donde los vecinos tiraban sus basuras, los desechos y las cosas inservibles que les molestaban en sus casas. El cuerpo de la mujer se encontraba en estado cadav¨¦rico y con claros signos de violencia.
Adriana, madre, espa?ola, vecina, amiga y mujer, sufri¨®, mucho, en una vida en la que busc¨® la forma de sobrevivir en una sociedad rival que no le ofrec¨ªa oportunidades. Ojal¨¢ la tierra te sea leve y descanses en paz.
#Aqu¨ªEstamosAdriana
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