Un puente para atender a los ¡®trabajadores sexuales¡¯ en pandemia
Las medidas estrictas por la covid-19 han dejado a muchas de estas personas sin actividad. Solo en Quito (Ecuador) son 700. Varias asociaciones les ayudan con comida y productos de higiene
Ana Almeida y Marco Bola?os, ambos vinculados al proyecto Transg¨¦nero, llevan en el maletero de su veh¨ªculo las bolsas con pasta, arroz, granos, at¨²n, aceite y salchichas; los protectores faciales; los jabones para manos y la comida para perros que luego entregar¨¢n a dos grupos de transexuales que viven como si fueran dos familias numerosas, aunque no tienen ning¨²n grado de filiaci¨®n. ¡°Las personas trans conviven como en c¨¦lulas, viven juntas, cocinan juntas, son familias alternativas¡±, explica Ana al llegar al primer domicilio, en La Tola, centro de Quito.
Hasta antes de la pandemia, estas hermanas de la calle viv¨ªan de su actividad sexual o de lo que ganaban en alguna peluquer¨ªa. Sus ingresos diarios fluctuaban entre los 25 y 40 euros, pero no ejerc¨ªan todos los d¨ªas. Ana, de 48 a?os, y Marco, de 40, las conocen desde hace 18 a?os, cuando fueron parte de una peque?a ¡°patrulla¡± de defensores de derechos humanos que hac¨ªa recorridos nocturnos para combatir el abuso policial contra las trans e impulsaron el asociacionismo.
La llamada de Johana La Diva, l¨ªder de una zona de prostituci¨®n en La Mariscal, norte de Quito, activ¨® la patrulla durante la pandemia. ¡°Necesitamos ayuda, no podemos salir a trabajar y nos estamos muriendo de hambre¡±, le dijo a Ana por tel¨¦fono. La primera asistencia sali¨® del bolsillo de esta activista. ¡°Con mi plata fui al supermercado y les fui a dejar algo de comida. Luego, ya en Facebook, vino todo¡±. La iniciativa se inscribi¨® en la red social como Puente Solidario?y hasta ahora han repartido una tonelada y media de comida, 200 equipos de aseo y casi 15.000 euros en efectivo que fueron entregados por una ONG.
La visita de este viernes al barrio La Tola ha sido acordada previamente por tel¨¦fono, entonces basta un mensaje al celular de una de las transexuales para que todas salgan a la calle y formen una fila, con los dos metros de distancia que exigen los nuevos tiempos. Todas llevan mascarillas y los vestidos ce?idos que antes usaban para el trabajo en la calle. Tambi¨¦n se pone a la fila una pareja de vecinos de las chicas y tambi¨¦n recibe una bolsa de comida. ¡°No podemos negarles la ayuda¡±, dice Ana.
Ana y Marco dedican dos o tres tardes a la semana para entregar las ayudas, pero en total son seis personas detr¨¢s de esta cruzada solidaria; unas recogen dinero, otras compran la comida y hacen los kits, y otros las entregan a domicilio. Una persona clave es Pamela Torrealba, una trans venezolana, que se ofreci¨® a hacer las compras, usando su experiencia de migrante. ¡°Visito tres cadenas de supermercados, busco sobre todo promociones. As¨ª somos los migrantes, el dinero nos tiene que rendir para comprar la mayor cantidad de comida posible¡±.
Necesitamos ayuda, no podemos salir a trabajar y nos estamos muriendo de hambre Johana La Diva, trabajadora sexual en Quito
Con unos 80 euros arman 20 paquetes de comida que incluyen carbohidratos, grasas y prote¨ªnas. A veces hacen algunos para la poblaci¨®n venezolana y colombiana que incluyen harina para hacer arepas. ¡°Lo hacemos por puro activismo, no hay nadie que nos pague, con la misma donaci¨®n ponemos para la gasolina. Nos gusta ser capaces de ser solidarias en estos tiempos¡±, cuenta Ana.
La mayor parte de donaciones fueron de personas que estuvieron vinculadas al proyecto Transg¨¦nero. Se recibieron 1.800 euros y mayor aportaci¨®n fue de unos 180 euros y la hizo una muchacha desde Estados Unidos. Luego hubo env¨ªos desde ocho euros que llegaron de Quito, Guayaquil y Cuenca, las tres ciudades m¨¢s pobladas de Ecuador.
Al principio, la asistencia era solo para las transexuales, pero se extendi¨® a otros colectivos que tambi¨¦n se dedican a la actividad sexual en Quito, que no est¨¢ permitida, pero es tolerada. Hay m¨¢s de 700 personas en este gremio en la capital ecuatoriana, seg¨²n el Sindicato de Trabajadores Sexuales de Quito, que naci¨® en 2019 y busca la legalizaci¨®n. La mayor¨ªa trabaja en las calles y parques de la ciudad, y con las medidas estrictas de confinamiento no pudieron seguir.
M¨®nica Colob¨®n, 39 a?os, es representante de una organizaci¨®n del centro de la ciudad que existe hace cinco a?os. Usa el t¨¦rmino ¡°dif¨ªcil¡±, para definir su situaci¨®n durante la pandemia. ¡°Todas somos cabezas de hogar. Yo, por ejemplo, mantengo a mis cuatro hijos y dos nietos. Adem¨¢s hay mujeres de la tercera edad, en mi organizaci¨®n tengo a cinco de m¨¢s de 70 a?os, una est¨¢ ciega y as¨ª tuvo que salir a ver qui¨¦n le regalaba comida¡±.
M¨¢s de la mitad de sus 60 socias fueron incluidas en la lista de beneficiarios de los bonos de 100 euros que entreg¨® la organizaci¨®n CARE, por mediaci¨®n del proyecto Transg¨¦nero. Ninguna de ellas hab¨ªa calificado para las ayudas estatales que se dieron durante la pandemia. ¡°Las trabajadoras sexuales no aplicamos para el bono del Estado, siempre nos deniegan, o nos dicen que nos van a llamar y nada¡±, dice M¨®nica.
Hay m¨¢s de 700 trabajadores sexuales en Quito. La mayor¨ªa desarrolla su actividad en calles y parques, y con las medidas de confinamiento no pudieron seguir
El Ayuntamiento de Quito les entreg¨® dosis de alimentos en dos ocasiones, pero tuvieron que ir a recogerlos, hacer una fila de varias horas y, en alg¨²n caso, esperar hasta que la prensa registrara la donaci¨®n. El primer paquete incluy¨® una lata de sardina, media libra de tallar¨ªn, una funda de garbanzos, una leche en polvo y una gelatina; el segundo ten¨ªa un rollo de papel higi¨¦nico, una botella de leche, una gelatina y una libra de arroz.
Los hombres que se dedican a la actividad sexual tambi¨¦n han tenido una situaci¨®n complicada durante la cuarentena. Los miembros de Goover, una asociaci¨®n que existe desde hace 14 a?os, empezaron a intercambiar mensajes de preocupaci¨®n tras dos semanas de confinamiento. ¡°Nos pregunt¨¢bamos '?qu¨¦ te est¨¢ pasando? ?tienes contrataci¨®n?' Ninguno ten¨ªa las entradas de antes. Nosotros trabajamos usando hoteles, pero estos ya no funcionaban, y eso fue un problema. El alquiler se convirti¨® en un dolor de cabeza para todos, se acumularon meses¡±, cuenta el portavoz de la asociaci¨®n, un venezolano, de 36 a?os, que pide ocultar su nombre.
Un total de 20 de los 50 socios activos de Goover fueron incluidos en la lista de los bonos de CARE y tambi¨¦n recibieron cestas de alimentos de la Prefectura de Pichincha, con frutas y verduras, que aguantaron dos semanas. Aparte de esas ayudas, un empresario les don¨® bananos y v¨ªveres, y un cliente fijo del portavoz venezolano les ayud¨® con movilizaci¨®n para llevar las donaciones a los muchachos.
Los ingresos de estos hombres antes de la pandemia fluctuaban entre los 200 y 400 euros. Puede sonar a mucho, pero hay que tomar en cuenta las cargas familiares que tienen. Cuando no son hijos o nietos, est¨¢n los padres, hermanos y parejas. Adem¨¢s, con ese dinero deben pagar sus cuentas de salud, que a menudo se ve resentida.
La segunda parada de Ana y Marco es en el sur de Quito, en el barrio La Santiago, asentado en una de las laderas de la ciudad. Las mujeres trans igual salen a la calle con sus mascarillas para recibir las bolsas de comida y los otros art¨ªculos. Como ya no hay otra entrega que hacer, hay tiempo para una peque?a charla. Laisa, de 31 a?os, cuenta a Ana que una conocida muri¨® de la covid-19. No sabe d¨®nde se contagi¨®, pero asegura que ya estaba d¨¦bil de antes, desde que sufri¨® de una neumon¨ªa. ¡°Es que nosotras estamos muy expuestas, trabajamos siempre de noche¡±.
Antes de marcharse, se hacen una fotograf¨ªa con las trans para colgar en el Facebook y seguir apelando a la solidaridad. ¡°Con 100 d¨®lares [80 euros] podemos dar de comer a 20 personas¡±, insiste Ana. M¨¢s adelante empezar¨¢n a hacer v¨ªdeos con recetas para las personas que son seropositivas que es otro punto que no pueden dejar de lado. ¡°Un 30% de las trabajadoras sexuales tiene VIH y necesitan una alimentaci¨®n especial¡±, sostiene la activista. ¡°Finalmente, esto trata de ayudar a las diversidades sexo gen¨¦ricas que est¨¢n fuera de las ayudas oficiales¡±.
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