Beirut, el tama?o de la desgracia
Cientos de miles de ni?os est¨¢n atrapados en ese c¨ªrculo de haber vivido una experiencia demasiado traum¨¢tica tras la explosi¨®n en el puerto de la capital de L¨ªbano a primeros de agosto
Hiba tiene siete a?os, y cara de cansancio. Mucho cansancio para su edad. Est¨¢ en el parque de Karantina, una de las zonas afectadas por la ¨²ltima tragedia que ha venido a recordarle al L¨ªbano que siempre pueden morir m¨¢s personas por nada, que siempre algo m¨¢s puede venir a reventar almas, que siempre se puede herir o matar, despojar de todo y aterrar a cientos de miles de ni?os para los que esto no va a ser f¨¢cil.
Quiz¨¢s Hiba s¨ª lo consiga. La conoc¨ª en el parque donde trabajamos con ONG en actividades recreativas y apoyo psicosocial, una de las formas de ayudar a los ni?os a extirpar el terror de sus peque?os huesos y evitar que les carcoma para siempre. Es delgada, morena, lleva cola de caballo y un vestido marr¨®n que prolonga su manto de tristeza. O de preocupaci¨®n. S¨ª, se la ve preocupada y a¨²n incapaz de entender qu¨¦ ha pasado ni por qu¨¦. Ha dibujado una casa de muchos colores, le pregunto si es la suya y me dice que s¨ª. Le pregunto c¨®mo est¨¢ su casa y me dice que le falta una pared ¡ªsigue sin entender por qu¨¦. Le pregunto c¨®mo est¨¢ su familia y me dice que su hermana est¨¢ herida, en la cabeza. Le pregunto que si est¨¢ en el hospital ¡ªno, en casa, con ocho puntos en una brecha que cualquier pedazo de cristal asesino le abri¨®. ¡°?Qu¨¦ bien! ?Est¨¢s contenta de que tu hermana est¨¦ en casa?¡± ¡ªparece que va a sonre¨ªr, casi, pero no, su comisura vuelve a caer entre una honda preocupaci¨®n y la incomprensi¨®n.
Cientos de miles de ni?os ¡ªlas estimaciones dicen m¨¢s de 600.000¡ª est¨¢n atrapados en ese c¨ªrculo de haber vivido una experiencia demasiado traum¨¢tica. M¨¢s de 600.000 en este peque?o pedazo de tierra que ocupan 4,5 millones de libaneses y unos dos millones de refugiados, sirios y palestinos. En este pedazo de tierra donde el estruendo de una explosi¨®n apote¨®sica no deja escuchar el silencioso desprecio de una devastadora crisis econ¨®mica por las vidas de quienes siempre tienen menos, mientras la covid-19 afila sus garras en este pa¨ªs de fr¨¢gil desequilibrio institucional.
Parece que podr¨ªa romperse en mil pedazos. Beirut es desgarrador, sangra, grita y llora.
Pero no. La gente no abandona. El mismo d¨ªa que a Hiba, conoc¨ª a Nisrine, una chica de 18 a?os con m¨¢s agallas que un escuadr¨®n curtido en mil batallas. Ella es voluntaria de Al Makassed, ONG que es parte de nuestro programa de desarrollo de la juventud. Los fines de semana coordina a grupos de j¨®venes que se han echado a la calle para ayudar a la gente y para reconstruir su pa¨ªs, blindados con recursos de formaci¨®n, herramientas y suministros que proporciona UNICEF.
Nisrine habla con firmeza, imbatible, con la mirada alta, grande: ¡®creo en el poder de los j¨®venes y creo que tenemos el poder para recuperar Beirut¡¯
Limpian escombros, hacen peque?as reparaciones en viviendas y locales de negocios, cocinan y distribuyen comida a familias afectadas, cosen y distribuyen mascarillas... Son m¨¢s de mil, son emocionantes, son contagiosos. Nisrine habla con firmeza, imbatible, con la mirada alta, grande: ¡°Creo en el poder de los j¨®venes y creo que tenemos el poder para recuperar Beirut¡±.
No es la ¨²nica voz que emerge entre los amasijos retorcidos para ponerse manos a la obra y reconstruir Beirut ¡ªdice Nisrine que por octava vez¡ª. Quiso la coincidencia que d¨ªas despu¨¦s de conocernos, volvi¨¦ramos a vernos junto a un s¨ªmbolo de la reconstrucci¨®n tras la guerra civil (1970-1995), Beit Beirut, tambi¨¦n afectado por este desastre. Tambi¨¦n, como las almas de este pa¨ªs, sea cual sea el tama?o de la desgracia en este peque?o pedazo de planeta. Necesitan ayuda, mucha ayuda.
Raquel Fern¨¢ndez es jefa de comunicaci¨®n y alianzas privadas en UNICEF L¨ªbano.
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