Ser madre o padre, el mejor oficio del mundo
Una profesi¨®n que te hace desaprender a diario y te obliga a salir de tu zona de confort. Porque la maternidad o la paternidad se aprende sobre la marcha
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La maternidad es el ¨²nico oficio del mundo que te hace desaprender a diario y te exige tu mejor versi¨®n. Un viaje maravilloso que engrandece tu vida, un vag¨®n compartido para siempre.
- ?A ti qu¨¦ es lo que m¨¢s te gusta de ser mam¨¢?
- Que me susurres al o¨ªdo que me quieres hasta el infinito.
Pocas cosas hay m¨¢s emocionantes que sentir que te has enamorado de alguien al mirarlo por primera vez, al percibir su olor, al sentir su calor cuando lo acurrucas junto a tu piel. Saber que esa persona ha llegado a tu vida para cambiar tu historia, para hacerla mucho mejor. Para recordarte a diario la necesidad de apreciar las cosas cotidianas, para ense?arte a priorizar lo que es realmente importante.
Sentir que acabas de conocer a ese ser que va a tener siempre la capacidad de provocarte una sonrisa, de emocionarte con sus progresos, de contagiarte su risa, de compartir contigo las dudas. Con la que vas a querer compartir los momentos m¨¢s importantes de su vida, comprender lo que le preocupa, ayudarle a encontrar su propia felicidad. Un cruce de caminos para toda la vida, un vag¨®n compartido para siempre.
Esa persona que se va a convertir en el centro de tu existencia, al que amar¨¢s con sus imperfecciones y lograr¨¢ fascinarte con sus ganas de aprender. Al que desear¨¢s mimar, proteger e impulsar para siempre. Al que perdonar¨¢s sin reproches sus errores y tropiezos y alentar¨¢s a so?ar a lo grande.
Dicen que el amor de un padre o una madre es el combustible que le permite al ser humano hacer lo imposible, sin duda yo creo que es as¨ª. Mam¨¢, mama o mami, diga c¨®mo se diga, tiene una musicalidad especial. Nunca olvidar¨¦ el d¨ªa en el que mis hijos pronunciaron ¡°mama¡± por primera vez. Qui¨¦n lo ha vivido, sabe de lo que hablo. O aquella primera vez que estiraron sus brazos hacia m¨ª porque era la ¨²nica que les pod¨ªa consolar.
Yo soy qui¨¦n soy gracias a mis padres. Con sus virtudes y sus defectos, les debo todo. Uno de los regalos de convertirte en madre o padre es que aprendes a valorar mucho m¨¢s a esas dos personas que te cuidaron y lo siguen haciendo y que te protegen a lo largo de la vida y que ahora aprenden a ser abuelos.
M¨¢s de 15 a?os despu¨¦s, sigo pensando que SER MAM? o PAP? es el mejor OFICIO del mundo. La ¨²nica profesi¨®n en la que primero te otorgan el t¨ªtulo y luego cursas la carrera. Un camino lleno de cuestas, de contratiempos, de aprendizajes, muchos de los cuales, aprendidos por ensayo-error.
Una profesi¨®n que te hace desaprender a diario y te obliga a salir de tu zona de confort. Porque a ser mam¨¢ o pap¨¢ se aprende sobre la marcha, a la vez que nuestros hijos crecen y llegan a tener un n¨²mero de pie m¨¢s grande que el nuestro.
El ¨²nico oficio que te regala abrazos, contagia de energ¨ªa y llena de fantas¨ªa lo cotidiano. Ese que abarrota tu vida de primeras veces, que te hace m¨¢s humilde, sensible y comprensiva. Que te cambia la manera de ver el mundo, de concebir el tiempo, los hechos y el sentir. Que me har¨ªa m¨¢s constante, m¨¢s valiente, m¨¢s tenaz.
Que te ayuda a poner orden a tus sentimientos, a ser m¨¢s flexible e instintiva. Que te recuerda que la vida no es tan mala, ni tan intensa, ni tan complicada como te empe?as en ocasiones en creer.
La ¨²nica ocupaci¨®n que a cualquier edad te permite jugar, crear lazos de complicidad y contagiarte de espontaneidad. Que no tiene horarios establecidos, que te exige estar al m¨¢ximo rendimiento las 24 horas del d¨ªa, los 365 d¨ªas del a?o, en cualquier estaci¨®n.
Ojal¨¢ antes de ser mam¨¢ alguien me hubiese explicado que exist¨ªan mil formas de entender la maternidad y que todas eran acertadas. Que ser pap¨¢ o mam¨¢ va mucho m¨¢s all¨¢ de dar el pecho o el biber¨®n o decidir si quieres o no hacer colecho.
Ojal¨¢ me hubiesen asegurado que mis hijos no necesitaban una madre perfecta, solo alguien que les acepte, les quiera con avaricia y les acompa?e sin condici¨®n. Que se sepa cuidar para poderles guiar con calma y reflexi¨®n.
Ojal¨¢ me hubiesen explicado que la culpa y las expectativas equivocadas me har¨ªan tambalearme, que mucho de los d¨ªas acabar¨ªa agotada, que tendr¨ªa que hacer malabarismos para robar tiempo al tiempo para mis aficiones.
Ojal¨¢ me hubiesen repetido una y otra vez que en la educaci¨®n de mis hijos no iban a existir atajos ni f¨®rmulas m¨¢gicas, que las recetas de los otros pap¨¢s o mam¨¢s no me iban a servir. Que la impaciencia, las etiquetas, los gritos y los castigos no servir¨ªan para aprender. Que deb¨ªa pedir ayuda antes de sentirme desbordada sin sentir culpabilidad por ello.
Que se educa con el ejemplo, con grandes dosis de sentido com¨²n y del humor. Acompa?ando sin proteger, respetando ritmos e intereses, contagiando el placer de vivir.
La maternidad o paternidad te ense?a que un helado compartido, un secreto al o¨ªdo, una tarde de pesca o las confesiones en un espig¨®n al atardecer son la verdadera felicidad.
?Puede existir un oficio mejor?
** Sonia L¨®pez Iglesias es psicopedagoga, maestra y formadora de familias y equipos docentes. Experta en educaci¨®n emocional y comunicaci¨®n. Enamorada de la etapa adolescente.
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