Jos¨¦ Gregorio: o preservamos la selva amaz¨®nica o tomar¨¢ venganza
Este colombiano lleva a?os capacitando a j¨®venes para trabajar en labores de protecci¨®n medioambiental. Su historia es la novena de la serie 'Rainforest Defenders', que presenta a l¨ªderes que luchan por la conservaci¨®n de los bosques
Liderada por Jos¨¦ Gregorio V¨¢zquez, una patrulla de la guardia ind¨ªgena ambiental remonta el r¨ªo Amacayacu, en el Amazonas colombiano. Menos ¨¦l, que ya supera los 40, todos los integrantes de la guardia ambiental son ind¨ªgenas muy j¨®venes, aunque demuestran gran serenidad y aplomo cuando alcanzan a interceptar una canoa sospechosa que viaja, sigilosa, r¨ªo arriba.
Se trata de una inspecci¨®n rutinaria, pero no exenta de tensi¨®n. Si bien los dos ocupantes de la embarcaci¨®n, propulsada por un motor Honda peque-peque que parece reci¨¦n salido de la tienda, tienen las respuestas al chequeo bien ensayadas: son cortas, lac¨®nicas. Se les nota que no quieren entablar conversaci¨®n. Est¨¢n nerviosos, con prisa por quitarse a los guardianes de encima.
Medio ocultos tras sus gorras bien caladas y sin descubrir sus caras, los muchachos cuentan que suben a pescar r¨ªo arriba. Argumentan que, en su comunidad, se celebrar¨¢ una minga al d¨ªa siguiente; es decir, una reuni¨®n colectiva para llevar a cabo alg¨²n trabajo comunitario que culmina con una comida celebratoria, seg¨²n la tradici¨®n ind¨ªgena.
Tras varias anotaciones cuidadosas en el cuaderno de control, la guardia ind¨ªgena ambiental los autoriza a seguir su camino, no sin antes advertirles que el territorio est¨¢ bajo su control y que la pr¨®xima vez deben obtener un permiso previo para ingresar al r¨ªo, que fluye dentro del Parque Nacional Natural Amacayacu, que se superpone a la Reserva Ind¨ªgena Tikuna, Cocama y Yagua.
La presi¨®n sobre el medio ambiente es continua y proporcional a la biodiversidad y a los recursos naturales de esta selva amaz¨®nica. Las amenazas son m¨²ltiples, desde la sobrepesca hasta la miner¨ªa ilegal, los madereros, o bien la reinstalaci¨®n de laboratorios de procesamiento de coca, como los que existieron en el pasado, aunque ya hace un tiempo que se desplazaron al otro lado del r¨ªo Amazonas, por la parte del Per¨². Esta combinaci¨®n de riquezas y amenazas han hecho que la creaci¨®n de la guardia ind¨ªgena ambiental haya sido clave en la defensa y la conservaci¨®n de estos territorios vulnerables.
Ya desde antiguo estos territorios y los pueblos que los habitan sufrieron deterioro y fragmentaci¨®n. Una de las aportaciones olvidadas de la extinta Sociedad de Naciones en los convulsos a?os treinta del siglo pasado fue la resoluci¨®n del conflicto con Per¨², cuando Colombia quiso asegurarse un acceso al gran r¨ªo Amazonas. Ese es el origen del ¨¢rea conocida hoy como trapecio amaz¨®nico, dibujada por los diplom¨¢ticos con comp¨¢s y cartab¨®n sobre una mesa de negociaci¨®n, como tantas fronteras que vemos sobre el mapa africano, por ejemplo, fruto de acuerdos de colonizaci¨®n.
Esos cortes a cuchillo sobre un mapa te¨®rico encima de la mesa lo que hacen es fragmentar de manera arbitraria ecosistemas complejos, trazando fronteras que dividen universos culturales y etnias enteras, creando espacios y entornos pol¨ªticos artificiales que la realidad y la selva se encargan casi siempre de impugnar.
As¨ª, esta triple frontera entre Colombia, Brasil y Per¨², a lo largo de los 120 kil¨®metros de soberan¨ªa colombiana sobre el Amazonas, se convirti¨® en una fuente continua de tr¨¢fico de todo tipo de ricas mercanc¨ªas, obtenidas legal o ilegalmente.
As¨ª hoy, sobre el trapecio, mantener el equilibrio no es nada f¨¢cil. Como territorio atravesado por tres legalidades distintas, la presencia del Estado es muy d¨¦bil y queda mucho espacio para la impunidad: existe una vasta regi¨®n que ni las autoridades ni los propios pueblos ind¨ªgenas tienen capacidad de controlar.
Esto lo sabe bien Jos¨¦ Gregorio V¨¢zquez, el curtido l¨ªder de la guardia ind¨ªgena, ¨¦l mismo de etnia tikuna y perteneciente al clan Cascabel. Despu¨¦s de salir de la comunidad para estudiar y trabajar en Leticia, la capital de esta regi¨®n olvidada, ingres¨® en la escuela militar de Bogot¨¢. Pero una inoportuna lesi¨®n en la rodilla y poderosas razones familiares le aconsejaron regresar a su comunidad de San Mart¨ªn, sobre el r¨ªo Amacayacu. Ten¨ªa entonces 25 a?os.
Cuenta que, a su regreso a San Mart¨ªn, inici¨® una conversaci¨®n con los abuelos, reserva cultural y espiritual de la comunidad, y entabl¨® a la vez un di¨¢logo pol¨ªtico con las autoridades. So?aba con hacer valer los valores de la Constituci¨®n colombiana de 1991, que recoge los derechos de las comunidades ind¨ªgenas a organizar pol¨ªticamente el territorio y la comunidad. Era el tiempo de la conformaci¨®n del resguardo ind¨ªgena Tikuna-Cocama-Yagua, y Jos¨¦ Gregorio lo vio claro cuando dijo: ¡°Mi tarea est¨¢ aqu¨ª¡±.
De nada sirven los derechos si no se pueden ejercer y por m¨¢s que, sobre el papel, el Gobierno reconociese a las comunidades, exist¨ªan muchos obst¨¢culos y dificultades en el manejo administrativo y financiero. Pero para ¨¦l lo importante era reconocer que el sistema territorial forma un todo integrado y que, seg¨²n dice, ¡°existe una uni¨®n entre lo espiritual, lo humano, y lo natural¡±.
El trabajo es enorme, los problemas ambientales son grandes, y las consecuencias de la crisis clim¨¢tica sobre el ecosistema se han acelerado
Para Jos¨¦ Gregorio, la clave est¨¢ en tener una mirada muy fuerte sobre el control y manejo del medioambiente, porque siente que ah¨ª est¨¢ el futuro de las comunidades. Para ello hay que manejar tambi¨¦n el turismo (¨¦l mismo regenta un hotel para viajeros europeos en el mismo San Mart¨ªn). Y tambi¨¦n sabe que es crucial ejercer el autogobierno para preservar lo que llama ¡°la propiedad de nuestro conocimiento¡±, porque es muy consciente de que ¡°cada vez que la humanidad cambia de modelo, perdemos mucho conocimiento¡±.
¡°Yo creo ¡ªabunda Jos¨¦ Gregorio en su reflexi¨®n¡ª que todo lo que estamos haciendo es para beneficiar al mundo, no solo a m¨ª. Y esto me da mucha esperanza¡±. De ah¨ª el origen de su gran proyecto: la guardia ind¨ªgena. Capacitando y entrenando a muchachas y muchachos j¨®venes, con el tiempo ha constituido un grupo peque?o pero muy vers¨¢til, que trabaja en labores de conservaci¨®n y protecci¨®n a m¨²ltiples niveles. ¡°Para los hijos¡±, dice, ¡°pero tambi¨¦n para los ancestros que ya murieron¡±.
As¨ª, la conservaci¨®n del entorno y su vigilancia son su ocupaci¨®n principal. Mientras su actual esposa se encarga de que el negocio del hotel genere suficientes ingresos como para mantener a la guardia ind¨ªgena en condiciones, Jos¨¦ se ocupa de planificar sus labores, jornada a jornada.
El trabajo es enorme, los problemas ambientales son grandes, y las consecuencias de la crisis clim¨¢tica sobre el ecosistema se han acelerado, por lo menos desde el a?o 2000. Las comunidades han visto cambios dr¨¢sticos en el ciclo de la floraci¨®n y en el ciclo del agua, y tanto la cosecha como la pesca se est¨¢n viendo seriamente afectadas.
Seg¨²n la percepci¨®n de Jos¨¦ Gregorio, el gran cambio se produjo entre 2000 y 2010: ¡°Los r¨ªos peque?os est¨¢n muertos, los pescaditos chiquitos no est¨¢n preparados, nosotros no estamos preparados. Las cosas caen de un momento a otro y el ritmo anual de las crecidas del r¨ªo, que se manten¨ªa uniforme, ya se perdi¨®¡±.
Es por esto por lo que a Jos¨¦ Gregorio le preocupa ahora que la guardia ind¨ªgena que ¨¦l fund¨® se consolide, que adquiera autonom¨ªa y que, si puede ser, se ampl¨ªe a otras comunidades. Las muchachas y los muchachos han visto en ella una oportunidad para aprender, para aplicarse en la defensa del territorio y permanecer en San Mart¨ªn en vez de emigrar a Leticia o m¨¢s all¨¢, donde las ciudades lo consumen todo.
Para los tikunas, como para la mayor¨ªa de los pueblos ind¨ªgenas amaz¨®nicos, la selva lo contiene todo. ¡°All¨¢ est¨¢ todo lo nuestro. All¨¢ est¨¢ la vida, nuestros dioses, la Yakuruna, el agua. Sin eso todo se perder¨¢, no habr¨¢ m¨¢s vida¡±, dice Jos¨¦ Gregorio. ¡°Todo lo que hay en San Mart¨ªn y en el trapecio amaz¨®nico existe, vive porque nosotros lo hemos cuidado durante milenios, porque es una construcci¨®n de los ancestros¡±.
Jos¨¦ Gregorio mira el r¨ªo Amacayacu y ve un mundo de equilibrio demasiado fr¨¢gil que quiere preservar a toda costa y emplear a cuantos j¨®venes haga falta en su conservaci¨®n. Con ojos algo vidriosos y la mirada perdida m¨¢s all¨¢ de la cortina de agua que cae con estruendo en la selva tropical, Jos¨¦ Gregorio tiene un mensaje para el mundo exterior, aquel que ¨¦l decidi¨® abandonar cuando era joven para venirse a San Mart¨ªn: ¡°A los de all¨¢ les dir¨ªa que se preocupen de mirar su forma de vida. Que reduzcan el consumo masivo. Que piensen en que lo que nos queda ya es muy poco. Que nos estamos quedando sin aire, sin agua limpia. Hay que pensar en lo que viene¡±.
Y cuando por fin, entrada la tarde, amaina el diluvio infinito, Jos¨¦ Gregorio sale a caminar. Va por la trocha, junto a algunos miembros de la guardia ind¨ªgena, ataviado con su camiseta de verde camuflaje, sus botas pantaneras, y su sombrero a juego. Y de pronto, a la ribera del Amacayacu que ya quiere desbordarse, se detiene ante un ¨¢rbol inmenso, monumental.
Como un esp¨ªritu antiguo, consciente de que lo que va a decir es una predicci¨®n que le compromete, fijando la vista en el agua y con voz oracular, vaticina: ¡°En alg¨²n momento, esta naturaleza y el mundo de la espiritualidad va a tomar decisiones por nosotros. Y cuando tome decisiones por nosotros no hay quien diga yo tengo poder. El que va a tomar venganza va a ser el sol, y eso no hay quien lo pare¡±. Pocas semanas despu¨¦s de que pronunciara estas palabras, el mundo entero entr¨® en la profunda crisis de la covid y quiz¨¢s a¨²n hoy mismo Jos¨¦ Gregorio est¨¦ diciendo: ¡°Yo ya lo advert¨ª, que la naturaleza iba a tomar venganza¡±.
A los de all¨¢ les dir¨ªa que se preocupen de mirar su forma de vida. Que reduzcan el consumo masivo. Que piensen en que lo que nos queda ya es muy poco
Las restricciones de movilidad por culpa de la pandemia han hecho que la guardia ind¨ªgena ambiental haya disminuido significativamente sus recorridos por la zona. Adem¨¢s, bajaron dr¨¢sticamente los ingresos disponibles para el combustible de las canoas.
Contactado a principios de agosto, Jos¨¦ Gregorio cuenta que reiniciaron las labores de control ambiental del territorio y que, con relaci¨®n a la enfermedad, all¨ª se cuidan con plantas de la selva que protegen y ayudan a la resiliencia de estas comunidades amaz¨®nicas, determinadas a sobrevivir a todos los males desde los tiempos antiguos de la colonizaci¨®n.
Este reportaje pertenece a?una serie sobre defensores de los bosques que se pueden ver en este enlace. La serie comenz¨® en Brasil?y Ecuador y ahora sigue en Colombia. Es un proyecto de?openDemocracy/democraciaAbierta?y ha sido realizado con el apoyo del?Rainforest Journalism Fund?del Pulitzer Center.
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