Catar los pueblos
Recuperar uvas, vi?edos y vinos olvidados se ha convertido en una forma de vida para muchos j¨®venes. Paisajes embotellados que seducen al paladar y contrarrestan el abandono del campo.
LOS PADRES DE Miguel Mart¨ªnez se trasladaron a vivir a Logro?o desde Sojuela, un pueblecito de la sierra de Moncalvillo situado apenas a 14 kil¨®metros. Convertido en un urbanita m¨¢s, Miguel no se percat¨® de las riquezas de su lugar de origen hasta que pas¨® un verano ayudando a restaurar los viejos neveros (un tipo de pozo) de la monta?a. Una de ellas le obsesion¨® de manera particular. Se trataba del Supurao, un vino dulce elaborado a partir de racimos colgados en los altillos de los pajares para que las uvas se deshidraten y concentren sus az¨²cares. Este trago sedoso y delicado ha sido su puerta de entrada al vino y el preludio de una futura labor de recuperaci¨®n de peque?as parcelas, a menudo aisladas.
Ana Carazo, quien regres¨® hace unos a?os al pueblo familiar de Matanza de Soria, en la zona m¨¢s remota y olvidada de la Ribera del Duero, habla directamente de microparcelas. Trabaja m¨¢s de 100 vi?itas de cepas muy viejas que apenas suman cinco hect¨¢reas. Sus enemigos naturales son la propia dispersi¨®n de los majuelos, depredadores tradicionales de uva como corzos y p¨¢jaros, y la burocracia de poner al d¨ªa todas esas propiedades atrapadas entre herencias y registros casi imposibles de encontrar. Su tinto de referencia, estructurado como todo lo que sale de las orillas del Duero, pero bien fresco, es La Loba, el apodo de su abuela.
A muchos kil¨®metros de distancia, en el paisaje extremo y volc¨¢nico de la isla canaria de La Palma, Victoria Torres Pecis se hizo cargo de la bodega familiar tras la muerte de su padre en 2015. Vive el d¨ªa a d¨ªa de una viticultura al l¨ªmite, especialmente en los vi?edos del sur, donde la sequ¨ªa mata vi?as cada a?o. Los suelos son tan pobres que no admiten otro cultivo y el riego no tiene sentido porque no es sostenible. Pero si se mira a la isla en su conjunto, las grandes variaciones de altitud, la diferencia de microclimas y la diversidad de variedades conforman una riqueza ¨²nica y fascinante. Mientras se plantea desplazar gran parte de su trabajo hacia un norte m¨¢s amable, Vicky se ha ganado el respeto y la admiraci¨®n de la profesi¨®n por reivindicar con tanto esfuerzo (y aunque sea en producciones muy limitadas) sus paisajes y sus uvas.
Julia Casado tuvo que empezar desde cero. Esta violonchelista murciana que se ha reinventado como productora de vino se enamor¨® del paisaje de Bullas y de c¨®mo se comportaba la uva monastrell en una regi¨®n m¨¢s verde y elevada que las m¨¢s conocidas Yecla y Jumilla. Decidida a tener un espacio propio, tir¨® de un cr¨¦dito y mucha imaginaci¨®n para construirse una diminuta bodega modular en el espacio natural protegido (y sin cobertura) de la Venta del Pino. Con una filosof¨ªa de m¨ªnima intervenci¨®n y presente en el circuito europeo de ferias de vino natural, su nombre de batalla y el de su tinto principal es La del Terreno, que es como llaman los viticultores locales a la monastrell.
Otro pueblo tranquilo es Allariz, en Ourense, donde naci¨® Laura Lorenzo. Se fue a trabajar a Dominio do Bibei y se sumergi¨® en las empinadas laderas que miran al r¨ªo del mismo nombre en la zona m¨¢s oriental de la Ribeira Sacra. Desarroll¨® un v¨ªnculo tan fuerte con esta regi¨®n, una de las m¨¢s despobladas y olvidadas de Espa?a, que decidi¨® quedarse para arrancar su propio proyecto en 2014. Pese a los infortunios clim¨¢ticos (ha perdido dos cosechas en poco tiempo) y la dureza del trabajo, ella y su pareja han habilitado una coqueta casa de Manzaneda como bodega y est¨¢n produciendo ya unas 30.000 botellas repartidas entre casi una decena de etiquetas.
Y movi¨¦ndose como pez en el agua en las redes sociales est¨¢ el joven en¨®logo Germ¨¢n R. Blanco. Elabora vinos en Ribera del Duero y Rioja, pero los que este gijon¨¦s tiene m¨¢s cerca del coraz¨®n vienen del pueblo berciano de Albares de la Ribera (Le¨®n), donde se crio con su bisabuela. Aurora Alonso fue una de las primeras mineras de Espa?a y vivi¨® hasta los 106 a?os. Su ¨²nica vi?a era una peque?a parcela situada a gran altitud, por encima de los 900 metros, en una zona boscosa de casta?os y llamada La Galapana, con la que Germ¨¢n R. Blanco elabor¨® su primer vino en la zona en la cosecha de 2013. El viaje sigue en las botellas.
Ojuel Supurao 2017
Tinto dulce. Rioja.
Bodegas Ojuel (Rioja).
Tempranillo.
12%.
20 euros (botella 37,5 cl).
Sutileza frente a concentraci¨®n. Fant¨¢stica textura. Fresas y chocolate.
La Loba 2017
Tinto. Soria.
La Loba (Ribera del Duero).
Tinto fino (tempranillo).
14%.
28 euros.
Vi?as viejas sobre arcillas rojas. La Ribera m¨¢s fr¨ªa, por encima de los 950 metros.
Victoria Torres Negramoll 2018
Tinto. Canarias.
Victoria Torres Pecis. Negramoll (La Palma).
13,5%.
23 euros.
S¨ªntesis isle?a, de 350 hasta 1.400 metros de altitud.
La del Terreno 2018
Tinto. Murcia.
La del Terreno (Bullas).
Monastrell y 5% variedades blancas.
14%.
18 euros.
Hay que darle tiempo en copa y botella. Frescura.
Azos da Vila 2017
Tinto. Ourense.
Daterra Viticultores.
Menc¨ªa, mourat¨®n, sous¨®n, garnacha tintorera, gran negro y otras.
13%.
18 euros.
Herbal, fresco, atl¨¢ntico.
La Galapana 2018
Tinto. Le¨®n.
Casa Aurora.
Menc¨ªa (95%), garnacha tintorera, garnacha.
13%.
23 euros.
Pleno de energ¨ªa. Bayas, bosque, pimienta; expresivo.
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