La cultura como respuesta a los retos urbanos globales
La Carta de Roma 2020 invita a las ciudades y a la sociedad civil a trabajar para garantizar la participaci¨®n en la vida cultural como derecho humano
La ciudad de Roma ha impulsado un amplio debate sobre la participaci¨®n en la vida cultural de las ciudades, con la presentaci¨®n de la Carta de Roma 2020, un documento sin precedentes promovido por Roma Capitale y la Comisi¨®n de Cultura de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) y que, durante los meses de confinamiento, registr¨® una extraordinaria adhesi¨®n que actualmente involucra a m¨¢s de 45 ciudades de todo el mundo. En los d¨ªas 1, 2 y 3 de octubre de 2020 una conferencia internacional present¨® los resultados de este trabajo.
El poder de las ciudades
M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial vive en espacios urbanos que son tambi¨¦n los centros de mayor innovaci¨®n. En su origen, hace ya diez milenios, las ciudades estaban estrechamente ligadas a la naturaleza. Hemos perdido este v¨ªnculo, y en las soluciones que estamos obligados a darnos, este v¨ªnculo debe regresar, y debe ir acompa?ado de un redescubrimiento y de una reinvenci¨®n de nuestra identidad. Tambi¨¦n en su origen la econom¨ªa estaba al servicio del intercambio, mientras que hoy la financiaci¨®n de la econom¨ªa global llega a extremos incompatibles con los derechos humanos que atesoramos y con la sostenibilidad que necesitamos para sobrevivir en el planeta. Las desigualdades crecen exponencialmente en todas las latitudes y tanto el planeta como la vida que nutre siguen siendo considerados simplemente una fuente ilimitada de materia prima.
Necesitamos cambiar y tenemos que hacerlo r¨¢pidamente. Los tiempos para responder como una sola humanidad a los retos que tenemos son cada vez m¨¢s acuciantes. Los miles de millones de personas cuyo destino es ser parte de este cambio deben ver cumplido sus derechos.
Tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial, y habiendo ponderado las condiciones que los hizo posibles, los ciudadanos, pensadores y l¨ªderes se enfrentaron con desaf¨ªos gigantescos, un cambio de ¨¦poca como el que estamos viviendo, y reconocieron que la protecci¨®n e implementaci¨®n de los Derechos Humanos eran esenciales.
Si la paz y la prosperidad fueron su br¨²jula en aquel cambio de ¨¦poca, hoy la sostenibilidad debe ser la nuestra
Desde nuestra perspectiva, el art¨ªculo 27 de la Declaraci¨®n Universal no es una ocurrencia tard¨ªa: es el derecho que asegura a todos los dem¨¢s: "Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso cient¨ªfico y en los beneficios que de ¨¦l resulten".?
Si la paz y la prosperidad fueron su br¨²jula en aquel cambio de ¨¦poca, hoy la sostenibilidad debe ser la nuestra, lo que implica la dignidad humana para todas y todos y un cuidadoso respeto por la naturaleza.
Nos encontramos hoy tambi¨¦n, debido a otras causas, en un contexto enormemente complejo y con la necesidad de refundar nuestras sociedades alrededor de unos principios y unos valores que nos permitan asegurar las libertades y garantizar que no dejamos a nadie en el camino. La crisis de la covid-19 ha acentuado las dificultades de un modelo de desarrollo agonizante, que no resuelve unas desigualdades profundas y que amenaza la vida humana sobre nuestro planeta. ?Qu¨¦ es el desarrollo y el progreso? ?Qui¨¦n participa en la inclusi¨®n? ?C¨®mo profundizamos en la democracia y de qu¨¦ manera nos reconocemos como ciudadan¨ªa? Si no conseguimos hacernos estas preguntas en el marco de esta crisis que atravesamos, estaremos perdiendo una oportunidad.
El sentido de la Carta de Roma 2020
Esa es la necesidad subyacente y el prop¨®sito de la Carta de Roma 2020 que CGLU y el Ayuntamiento de Roma han impulsado. Las elecciones que tomemos en este momento de transici¨®n impactar¨¢n en las condiciones de vida de todos los seres humanos, as¨ª como en la vida con la que compartimos el planeta. Lo sabemos, pero a menudo miramos hacia otro lado, temiendo asumir la responsabilidad.
El objetivo de la carta es influir en los debates globales sobre desarrollo, ciudadan¨ªa y democracia. Es una invitaci¨®n para fomentar la transformaci¨®n partiendo de un prisma diferente al econ¨®mico y productivo. Es, adem¨¢s, inspirar y comprometer a todas las autoridades locales en la eliminaci¨®n de los obst¨¢culos que impiden el cumplimiento de los derechos culturales, y empoderar a las personas en el desarrollo de su potencial humano y en la contribuci¨®n a las comunidades de las que todos formamos parte.
La carta reconoce que la ciudad es la gente que la habita. Afirma que las ciudades son formaciones sociales, moldeadas por las creencias, los valores y la creatividad de sus habitantes, para bien o para mal. Reconoce que nuestra forma de vida est¨¢ determinada por nuestras culturas porque la cultura es la forma en que las personas transforman la experiencia en significado, y no solo en significados buenos o verdaderos: es un poder que ha sido y es utilizado con malos fines. Es tambi¨¦n una actividad econ¨®mica que requiere investigaci¨®n, competencias, creatividad y trabajo duro, no solo placer.
La cultura es todo lo que hacemos m¨¢s all¨¢ de la supervivencia, y para enriquecer nuestras vidas, afirma la Carta
La Carta llama a la acci¨®n de las instituciones p¨²blicas:
Los gobiernos nacionales y locales tienen el deber legal de garantizar la participaci¨®n en la cultura, consagrado en la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos y dem¨¢s tratados y convenciones internacionales
Una invitaci¨®n a la acci¨®n
El texto de la Carta de Roma 2020 es el resultado de un proceso de consulta que dur¨® varios meses, durante los momentos m¨¢s dif¨ªciles de la primera ola pand¨¦mica, y en el que participaron un grupo de 45 ciudades de todos los continentes, decenas de redes internacionales y expertos de todos los continentes. La carta se ofrece como la base y el inicio de un debate de relevancia mundial, con los auspicios de CGLU y con el apoyo de sus socios. Aseguraremos que este intercambio sea genuinamente global, que incluya todas las voces.
Con los desaf¨ªos que provoca, una crisis conlleva la responsabilidad de pensar m¨¢s all¨¢ de lo existente. Si algo bueno puede venir de la covid-19, ser¨¢ porque hemos sido lo suficientemente valientes como para imaginar formas diferentes, mejores y m¨¢s sostenibles de vivir juntos. Y porque no dejaremos de hacerlo despu¨¦s de que pase la emergencia sanitaria. Los dif¨ªciles meses de confinamiento han hecho evidente en todo el mundo la profunda necesidad de cultura que tenemos: la gente se ha volcado en ella para reforzar el sentido de pertenencia en las comunidades y las ciudades, inventando nuevas formas de participaci¨®n, reconociendo lo que nos re¨²ne y creando significado y solidaridad. La pandemia tambi¨¦n ha evidenciado que los actores culturales necesitan unas mejores condiciones de trabajo, que ya eran precarias y dif¨ªciles en la vieja normalidad. Por ello, promovemos que la cultura se reconozca como la cuarta dimensi¨®n del desarrollo sostenible y, ciertamente, la identificamos como un ant¨ªdoto contra los efectos secundarios de la crisis.
Las ciudades son fundamentales en este desaf¨ªo. Necesitamos que las urbes y las organizaciones de la sociedad civil trabajen conjuntamente para garantizar que el derecho a participar en la vida cultural est¨¦ en el centro de los derechos humanos, de los derechos de la humanidad y del futuro del planeta. La Carta de Roma 2020 es nuestra contribuci¨®n como movimiento municipalista internacional para este esfuerzo hacia un nuevo pacto global para el desarrollo.
Emilia S¨¢iz es la Secretaria General de CGLU.
Luca Bergamo es vice-alcalde de Roma y vicepresidente de la Comisi¨®n de Cultura de CGLU.
Requisitos de una ciudad que quiere una democracia cultural
- DESCUBRIR sus ra¨ªces culturales, para que todas las personas puedan reconocer su patrimonio, identidad y lugar en la ciudad, as¨ª como comprender los contextos de los dem¨¢s.
- CREAR expresiones culturales, para que puedan formar parte de la vida de la ciudad y enriquecerla.
- COMPARTIR culturas y creatividad, para que la vida social y democr¨¢tica avance con el impulso del intercambio.
- DISFRUTAR de los recursos y espacios culturales de la ciudad, para que todas las personas puedan inspirarse, educarse y renovarse.
- PROTEGER los recursos culturales comunes de la ciudad, para que todas las personas puedan beneficiarse de ellos, tanto ahora como en los a?os venideros.
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